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¿Por qué Carolina Sanín no es graciosa?

14 May

Carolina Sanín se presenta como una mujer divertida ante su público y asume que es la maestra del humor negro y la ironía (partamos del siguiente principio: el humor no se explica y, además, su público está en Facebook). Dice sin vergüenza que la verdad duele y que ella dice la verdad y para ella decir la verdad es hablar de los lugares comunes más manoseados usando palabras dignas de un mecánico de motos borracho después de haber ingerido muchas cervezas Poker en una tienda de borrachos tristes de barrio popular de la peor calaña, de esos que ella seguramente no conoce porque es una señora muy distinguida que no se junta con la chusma.

Ella dice que su humor es fino y que nosotros no lo entendemos porque somos provincianos. Asume que su humor es una mezcla del mejor humor inglés y norteamericano y que a nosotros nos falta mundo y formación académica para comprenderlo. No entendemos sus chistes porque no estamos a su altura, no somos dignos de su inteligencia y creatividad desbordante.

Carolina Sanín debería repasar las ideas fundamentales sobre lo que significa la verdad y sobre el miedo natural a enunciarla porque puede ser peligroso. Que lo digan Sócrates, Sade, Flaubert, Baudelaire y yo. Tuve que autocensurarme porque me amenazaron de muerte, con ácido, me suspendieron la cuenta de Twitter, inventaron todo tipo de mentiras y calumnias para enlodar ni nombre y mi honra por el simple hecho de haber dicho algunas pequeñas verdades, por ejemplo, sobre Carolina Sanín y sobre otras estrellitas del mundo de la farándula y de la alta intelectualidad colombiana. Ricardo Silva Romero es intocable, eso ya lo sé, es el niño mimado de los medios y de algunas universidades. Doña Marianne Ponsford se indignó cuando leyó una breve remembranza que escribí hace un tiempo sobre su adorada Margarita Posada. Quienes dicen la verdad se exponen al odio de la masa y que yo sepa a Carolina Sanín nadie la odia, la ven como a una señora ridícula y sobreactuada convencida de que es chistosa cuando sólo es sería, amargada, arrogante, sin sentido del humor y víctima del autoengaño. Eso la convierte en un ser patético.

Carolina Sanín debería hacerse el favor de  leer, por ejemplo, a Nietzsche y a Étienne de La Boétie para que aprenda a distinguir la verdad de la grosería y la vulgaridad, que es lo que ella practica. Debería tomarse el trabajo de leer «Sobre verdad y mentira en sentido extramoral» y «Sobre la servidumbre voluntaria» y reflexionar profundamente y con humildad sobre el hecho de si vale la pena seguir exponiéndose al ridículo de forma deliberada en Facebook y en YouTube.

El gran error de nuestra señora mayor de cuarenta años que asume la actitud de una niña mimada y malcriada -una humorista que no hace reír sino que da pena ajena en su papel de irreverente-es que parece no conocer las cualidades del humor y la ironía. Para que entienda de una vez por todas y para siempre en qué consiste este bello arte vamos a explicarle brevemente y de forma clara (1,2,3,4…) en qué consiste y por qué se requiere no sólo el deseo de hacer reír sino que también hay que contar con algunas cualidades escasas en ella y abundantes en mí: libertad, convencimiento, honestidad, inteligencia, estilo y creatividad, cualidades que nuestra señora de alcurnia no posee, entre otras cosas, porque no se ha untado de pueblo y porque cree que la verdad está en los libros y sólo es chistoso lo que le causa gracia a ella y a su perra salchicha, animal con el que come en el mismo plato y con el que comparte el lecho. ¡Qué asco!

Mientras explico en qué consiste el arte de hacer reír al inteligente y llorar al tonto daré ejemplos detallados para que el lector comprenda por qué la feminista más ofendida de Colombia, la señora indignada que cree que todos la odian sólo porque es mujer, no es una señora graciosa sino una señora seria, afectada, convencida, amargada y engañada. Se empeña en ser divertida y logra el efecto contrario.

  1. Carolina Sanín no posee la vis comica, está poseída por la indignación y un feminismo malsano, el que suele envenenar a tantas mujeres:

Quien por ejemplo sepa dejar en ridículo a un hipócrita, también podrá aplastarlo con su indignación. En cambio, el que quiera emplear la indignación y no posea la correspondiente vis comica sucumbirá fácilmente a la declamación y resultará cómico él mismo. Soren Kierkegaard.

2. Carolina Sanín no sabe reír, está demasiado llena de ella misma. Aunque parezca convencida no está segura de su propia valía y de su propio poder, es una señora indignada que gruñe y se muerde a sí misma porque está muy ofendida:

Si el crítico gruñe o no sonríe es porque todavía no hay apropiación cabal de posición dominante o simplemente el portador del rostro -la máscara, la personalidad- no ha descubierto los beneficios que aporta el hecho de desplegar una amplia sonrisa. El hombre indignado, y todo aquel que con sus propios dientes se despedaza y se desgarra a sí mismo (o, en sustitución de sí mismo, al mundo, a Dios, o a la sociedad), ése quizá sea superior, según el cálculo de la moral, al sátiro reidor y autosatisfecho, pero en todos los demás sentidos es el caso más habitual, más indiferente, menos instructivo. Y nadie miente tanto como el indignado. Nietzsche.

3. Carolina Sanín es una señora seria y amargada:

El humor es una herramienta crítica de gran eficacia, manifestación de grandeza que pareciera revelar que en última instancia todo es absurdo y por lo tanto la mejor alternativa consiste en reír, es una afirmación de dignidad, declaración de superioridad ante los acontecimientos. Carecer de humor es carecer de humildad, es estar demasiado lleno de uno mismo. Elsy Rosas Crespo.

4. Carolina Sanín es muy trascendental:

El sentido del humor es el término medio entre frivolidad y seriedad: para el frívolo nada tiene sentido, para el serio todo es trascendente. El frívolo se ríe siempre, es insípido y molesto, no se preocupa por evitar herir a otros con sus comentarios, para el serio todo es profundo. El serio confía en que el camino que recorre lo conducirá hacia el lugar con el que sueña, cree que podrá descubrir algo nuevo sobre la faz de la tierra y suele concebirse como centro y fin del universo aunque no lo manifieste. Elsy Rosas Crespo.

5. ¿A qué aspira un sátiro reidor y autosatisfecho? Al sueño de Baudelaire:

Una amplia sonrisa en un hermoso rostro de gigante.

Lo que existe de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de disgustar. Pero hay que disgustar a los grandes, a los poderosos, a tus amigos y colegas, querida Carolina, no a la gente que comenta tus chistes malos y tus insultos llenos de insolencia y mala educación en Facebook.

Es un poco como ser profesor

3 Abr

Juan: los grandes comediantes son personajes trágicos por supuesto.

Yo: Woody Allen y Groucho Marx son los mejores.

Juan: me gusta Lenny Bruce, aquí lo representa el actor Dustin Hoffman

Yo: vea esta conversación

Juan: está muy bueno, tengo el mismo gusto sexual de Woody Allen, preferiblemente que sea una mujer negra. Este señor es un campeón:

Yo: mi desgracia es que no me gustan los monólogos, prefiero las entrevistas.

Juan: dele la oportunidad a este, es muy bueno.

Yo: bueno. Lo voy a oír hasta el final.

Yo: sí, es cierto, tiene razón, este viejo despiadado es muy chistoso.

Juan: ese del suicidio es genial, mire el de los niños por favor:

Yo:  eso es un poco como ser profesor. Por eso me gusta tanto mi trabajo.

Juan: así es, que belleza un profesor así, que hable con esa gracia y sea un realista, que no engañe.

Yo: sí.

Juan: del del suicidio me dio mucha risa dizque «el miércoles no me suicidio, debo llevar a Timmy al circo…».

Yo: sí es bueno. ¿En Colombia hay gente que haga algo parecido?

Juan: no. Los buenos comediantes son cultos y se fundamentan en la crítica al poder, lo establecido, lo políticamente correcto.

Yo: y en Colombia eso es muy escaso.

Juan: para mí usted es una muy buena humorista tuitera.

Yo: para mí usted es la mejor compañía los miércoles y los jueves. Este es un buen año.

Juan: sí, hablamos sabroso.

Yo: sí.

Nocturno

22 Feb

Alrededor y alrededor de la plaza desierta

Paseamos del brazo con el Diablo.

Ningún sonido, salvo el golpetear de sus cascos

Y el eco de su risa y la mía.

Habíamos bebido el negro vino.

Grité: «¡Corramos una carrera, Maestro!».

«¿Qué importa», gritó, «Cuál de nosotros

Corra más esta noche?»

Nada hay que temer esta noche

A la impura luna».

Entonces lo miré a los ojos,

Y me reí de su mentira

Y del temor constante que trataba de disimular.

Era cierto lo que habían dicho y repetido:

Estaba viejo – viejo.

Enoch Soames

 

 

Carolina Sanín por ella misma

12 Dic

En la revista Shock (una revista de farándula o juvenil, supongo) entrevistaron a Carolina Sanín y ella se autodefinió. Es asombroso, no es una broma, ella se siente inteligente,  rebelde, despierta, sin pelos en la lengua, contestataria, libre, valiente… En Facebook, donde se ha convertido en una Institución porque insulta a la gente que no está de acuerdo con sus brillanteces. Su fama se debe a que es una especie de Doña Gloria con doctorado. ¿Para reír o para llorar? ¿Sigue convencida de que es la versión femenina de Fernando Vallejo? Lo más asombroso de todo es que hay gente convencida de su inteligencia y su estilo. ¿A dónde hemos llegado? El subrayado es mío.

Veamos:

¿Por qué crees que la gente salta a criticar en Internet cada crítica que publicas? Como la de tu columna sobre Bogotá, o ahora esto de lo de los polvos del moderno.

Veo que son tantas las personas que celebran mis críticas, y que entran en diálogo conmigo a raíz de ellas, como las que las deploran y me atacan por ellas. En cuanto a las personas que las deploran, supongo que se debe a que en esta sociedad colonial sujeta a la hipocresía, la franqueza es sinónimo de impertinencia. A nadie le gusta ver que otro es libre de decir lo que quiera, pues le señala que él también es libre y que, si ejerciera esa libertad, tendría que asumir una responsabilidad mucho mayor que la que asume al contentarse con su sujeción. Por otra parte, en esta sociedad acostumbrada a las fórmulas y al sainete, el ingenio resulta escandaloso. Y en esta sociedad acostumbrada a que las mujeres sean indolentes y uniformes, que una mujer sepa que sabe pensar muy bien en algunas cosas —y que no sea falsamente modesta al respecto— constituye una amenaza. Adicionalmente, aquí se cree que «hay que respetar» y se abusa de la palabra respeto, como si el respeto por cualquier cosa que alguien dice o hace, o por cualquier persona, fuera un deber. No saben que el respeto a la constitución y a las leyes es un deber y que, más allá de eso, uno solo debe respetar a quien le inspira respeto; lo otro es servidumbre. Por último, la de mi columna sobre Bogotá y la contenida en el chiste sobre los polvos del Moderno no son “cada opinión que se hace pública”; son dos ejemplos de chistes y opiniones entre muchos chistes y opiniones que he hecho públicos (en mis libros, en mis columnas de prensa, en facebook, en entrevistas, etc.), y, de hecho, están entre los ejemplos más banales y flojos. Lo que pasa es que a twitter llega lo más flojo, fácil y banal, si es a eso a lo que te refieres.

(Mea culpa: le pregunté por lo más flojo, fácil y banal)

Desde luego, a Carolina Sanín no se le puede discutir su trayectoria académica, ni que “sabe pensar”, ni le estamos pidiendo falsa modestia, pero no sabíamos que deplorar alguna de sus opiniones era no reconocer su ingenio. Tampoco nos escandalizó, queríamos seguir con la cadena de chistes flojos.

En realidad, acá a nadie que piense se le reconoce el ingenio, no solo por ser mujer que saben. Prueba de ello es que cuando a ella la invitaron a hablar sobre un tema social (el reinado) la pusieron a discutir con un comentarista de chismes.

Seguramente nuestro interés por las categorías sexuales de su comiquísima broma le pareció una mierda, lo más flojo.  Como la mierda que los perros dejan en los prados del Gimnasio Moderno, y que fotografió después en cuenta de Facebook. Pero, “no hay nada que temer, señores: es simple mierda”. Claro, no estamos acostumbrados al sofisticado humor libertario sobre mamás. 

http://www.shock.co/cultura/articulos/le-preguntamos-carolina-sanin-por-los-polvos-cachacosos-e-ignorantones-78198

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Que dizque yo voy a mandar matar a @jeringa42

13 Sep

Twitter es perfecto para informarse pero también es perfecto para ver cómo se desfigura la información. Como por arte de magia  dejé de ser la víctima, la persona que ha sido agredida de todas las formas posibles, y ahora soy la victimaria.

Esta es la historia:

Hay un humorista colombiano llamado Jeringa, en Twitter @jeringa42. En un video -disfrazado de payaso- se burla de Juan Manuel Santos, a mí me parece gracioso y le dejo este comentario: «Este payaso se va a ganar una muerte pendeja». La expresión Se va a ganar una muerte pendeja es una expresión muy popular en Bogotá para decirle a alguien que se está arriesgando mucho y no se toma como amenaza de muerte; es una frase que se usa entre amigos y se acompaña de risas. A mí varias veces me han dicho la bendita frase y no me he sentido amenazada.

El humorista hace un chiste muy pesado sobre el presidente de Colombia, yo pienso que al presidente podría llegar a molestarle, pero en ningún momento le estoy diciendo que yo lo voy a matar, no tengo nada en contra del humorista y no he matado a nadie ni pienso hacerlo, soy una persona absolutamente inofensiva.

Señor Jeringa: si lo ofendí le ofrezco mis más sinceras disculpas y le digo además que me pareció gracioso el video, me parece muy arriesgado lo que hace, burlarse de manera tan directa del presidente de Colombia. En este país pocas personas se han atrevido porque saben lo peligroso que puede llegar a ser burlarse de los poderosos. Muchos humoristas han muerto gracias a sus chistes.

Es importante tener en cuenta el contexto en el que escribí el comentario: no me estaba refiriendo a la persona que encarna al payaso sino al personaje, a la representación a través del maquillaje, la peluca y la frase que pronuncia.

Parece increíble pero tengo que explicarle todo esto a un humorista. El debería saberlo.

¿Será que voy a terminar en la cárcel por semejante confusión?

En Colombia vamos de mal en peor.

Ian Schnaida y el periodismo con carácter

12 Jun

Hace menos de seis meses recibí una propuesta de Ian Schnaida, el director y jefe supremo de Con la oreja roja, el medio que revolucionaría el periodismo en Colombia. Ian me invitaba a ser una de sus columnistas.

¿Pero por qué yo? Hice la pregunta entre admirada y confundida, se supone que no necesito publicar en ningún medio porque tengo este blog, el más leído de Colombia. El blog que leen los periodistas más prestigiosos de este pobre país, el blog que tanta gente lee temblando de ira e indignación.

Me dijo Ian que como Con la oreja roja pretendía hacerle poner la oreja roja a la gente ridícula, presumida y convencida de nuestra pobre patria yo era la persona más indicada para formar parte de este proyecto tan original en Colombia, el país de los payasos y los irreverentes. No sería la nueva bobada literaria ni la nueva actualidad panamericana, sería algo mucho más ambicioso.

Sin nombrarme a ninguno de estos ilustres me dijo que yo era la columnista ideal para tan ambicioso proyecto porque era una mezcla explosiva, porque poseía las cualidades intelectuales más exquisitas de gente como Groucho Marx, Charles Bukowski, Thomas Bernhard, Howard Phillips Lovecraft y Ambroce Bierce. Lo más seguro es que Ian no conoce a ninguno de estos autores pero a través de sus palabras me dio a entender que yo era La elegida para humillar y ofender a las grandes personalidades de Colombia desde su nuevo medio de expresión. Ian casi me hacía un favor al concederme el privilegio de publicar allí, me daba la posibilidad de existir, publicar en su página sería el trampolín a la fama que había estado esperando durante tanto tiempo.

¡No sabía de qué forma agradecerle a Ian el gesto tan hermoso de haberse fijado en mí!

No sé por qué le dije que sí, cada semana recibo propuestas similares a la de Ian y siempre digo que no sin pensarlo. A Ian le dije que sí y le dije que comenzáramos a trabajar ya, que quería ser famosa cuanto antes. Le dije que no sé escribir por contrato ni por encargo, que lo poco que podría ofrecerle son los pobres perfiles de nuestros personajes ilustres que he publicado en este blog, que sólo podría hacerle sugerencias. Ian aceptó. Le propuse que comenzáramos con Luis H. Aristizábal, el maestro del aforismo en Twitter. Ian no lo pensó mucho, dijo que le parecía perfecto.

A los dos días recibí algunas sugerencia de Ian y de uno de sus asesores (había olvidado decir que el equipo de Ian es muy nutrido y al parecer todos se toman muy en serio su trabajo), cuando sus colaboradores se ponían en contacto conmigo imaginaba que así se debe sentir la gente que recibe instrucciones de grandes personalidades que trabajan en la NASA o en el Fondo Monetario Internacional.

Una de las asesoras o colaboradoras de Ian me pidió en tono respetuoso que cambiáramos algunas palabras ofensivas que había usado para referirme al maestro Luis H. y yo les dije que no, que no aceptaba. Se suponía que ellos abogaban por la libertad de expresión, iban a revolucionar el mundo a través de la irreverencia y la verdad en la cara. Publicaron el perfil sobre uno de los hombres más cultos, amados y admirados de Colombia sin cambiar ninguna palabra y todo fue paz y amor hasta cuando llegamos al segundo texto.

El segundo texto fue sobre Carolina Sanín: La situación de Carolina Sanín es complicada, un texto que hizo llorar hasta a Dios. El gran problema con este texto fue que tardaron demasiado tiempo en publicarlo, el texto estaba siendo municiosamente estudiado por el comité de asesores de Con la oreja roja y el gran Ian me pedía que tuviera paciencia, que probablemente pasaría a edición. Después de varios días de tormentosa espera por fin el texto vio la luz, pero publicaron mal el título, escribieron Carolina Salín.

Cuando vi semejante despropósito le pedí al gran Ian que me sacara de su grupo de columnistas, me parecía el colmo que cometieran un error tan estúpido y me daban motivos para no volver a aceptar nunca más en la vida invitaciones de gente tan mediocre o tan convencida.

Cuando renuncié al medio que revolucionaría el periodismo en Colombia Ian se convirtió en mi enemigo público. Desde ese día cree que no soy digna de sus ojos, que Con la oreja roja merece invitar a personas con más valía.

El periódico El Colombiano busca estrellitas de Twitter para entrevistar y el gran Ian recluta grandes mentes -también de Twitter- para que vomiten hasta hacerle poner morada la oreja al objeto de su burla.

El sueño frustrado de Javier Moreno, en Twitter @infrahumano

3 Jun

Javier Moreno es uno de los grandes pensadores colombianos a quien no le interesa disimular que no le simpatizo. Tiene cuenta en Twitter y cada cierto tiempo lanza un insulto para hacerme saber que le resulto despreciable.

Hoy se está cumpliendo un aniversario más de la muerte de Rosa Elvira Cely, una mujer que fue violada y cuya violación terminó en muerte. Lo más probable es que Javier también manifestó repudio ante este hecho tan despreciable de violencia contra la mujer.

Una persona inteligente y sensible no debería hacer chistes con este tipo de hechos, Pero Javier los hace y los comparte con sus amigos en público.

¿Cómo serán sus comentarios en privado?

No me los quiero ni siquiera imaginar.

Por tratarse de una fecha tan especial Javier recordó de nuevo los deseos que tiene reservados para mí. No le bastó con pensarlo, le pareció divertido compartir su deseo con otros tuiteros que le celebraron «el chiste».

infrahumano

Un post sobre la suspensión de mi cuenta en Twitter

13 May

Quiero compartir con ustedes un post escrito por dos tuiteros sobre la suspensión de mi cuenta por quienes ejercen la censura en las redes sociales:

Esta entrada es diferente de las que suelo escribir en este blog respecto a dos cosas. Primero, no concierne los temas usuales (análisis de medios, cultura y política) sino que trata de la muy reciente suspensión de la cuenta de Elsy Rosas Crespo (@ensayista), famosa pero aparentemente impopular en Colombia. Segundo, está escrita a cuatro manos con un invitado especial: Homo antonymum (@heterosinonimo).

Ayer (12 de mayo de 2015) la cuenta de la tuitera colombiana Elsy Rosas Crespo (@ensayista) fue suspendida. Después de la suspensión, @ensayista utilizó otra cuenta (@diganmeandres_, rebautizada temporalmente @suensayista) para explicar el asunto y decir adiós. Nos habría gustado participar en el debate que se armó, pero era tarde para nosotros. Esta mañana la discusión había llegado a su fin.

No es nuestro objetivo montar una defensa incondicional de @ensayista, pues no conocemos suficientemente ni la cuenta ni la persona detrás de ella. En efecto, a pesar de saber de su existencia desde hace más de un año, apenas la empezamos a seguir hace algunos días. Hay ciertas cosas que hemos leído que definitivamente nos molestan: los comentarios sexistas, misóginos, anti-feministas y clasistas son recurrentes, y el uso del insulto es desmedido. (Por cierto, cuentas así pululan en Colombia y no por ello son reportadas). A pesar de lo anterior, la cuenta sobresale en su diferencia en un país donde la opiniones son normalizadas y uniformes. Ciertas entradas del blog de Elsy ponen el dedo en la llaga porque la autora osa decir cosas que nadie más dice en Colombia, y aunque muchas veces la burla desdibuja la crítica, ésta no deja de ser válida. En efecto, criticar a través de la burla y el insulto personal hace parte de la cultura hegemónica colombiana. La prueba es que un Daniel Samper Ospina (@DanielSamperO) ha hecho de ella su profesión, con la diferencia que en la crítica de Samper Ospina –burda, sexista y clasista– no hay nada ni de original ni de profundo. Cabe anotar que, contrariamente a Daniel Samper, Elsy Rosas no tiene un ápice de poder.

Pasemos a la cuestión de los mecanismos para la suspensión en Twitter. Leyendo las reglas de uso de la red vemos que cuando se reporta una cuenta hay que señalar la razón. Suponemos que ésta fue la última de las opciones listadas (“Están siendo abusivos o perjudiciales”). Sin embargo, observando la dinámica tuitera colombiana se puede fácilmente llegar a la conclusión de que muchas de las cuentas son abusivas y perjudiciales. Basta ver las cosas que escribe María Fernanda Cabal (@MariaFdaCabal), el abuso que recibe Piedad Córdoba (@piedadcordoba), o las barbaridades de tanta macabra cuenta uribista que no nombramos por puro miedo. Entonces ¿por qué se hace suspender la cuenta de @ensayista? ¿No basta simplemente con bloquearla? Esto muestra una vez más que en Colombia la idea de callar a la gente que nos fastidia –sean cuales sean las razones al origen del fastidio– sigue siendo vigente. Lo curioso es que, como lo hizo notar @jalexanderg, muchos de los defensores de la libertad de expresión en el contexto de los ataques a Charlie Hebdo probablemente están detrás de la masa de tuiteros que decidieron callarla.

A pesar de que no compartimos muchos de sus puntos de vista, nos parece una lástima su suspensión. Gracias a esa cuenta conocimos joyas de la sátira, como la entrada de blog “Emprendedores colombianos en la red — El caso Catalina Alba” y esa frase clave de la cultura económica colombiana (“No nos dan plata pero nos dan cositas”) con las cuales estuvimos a punto, literalmente, de estallarnos de la risa.

La suspensión de @ensayista

Sábados Felices después de diez años

30 Mar

Hace doce años decidí no volver a ver televisión y lo hice, me felicité por tomar la decisión, estaba orgullosa de mi cerebro ante semejante acto de rebelión; ahora, también por un acto de rebelión, decidí pagar por ver televisión. ¿por qué lo hice? Quiero saber en qué va la basura y, después de dos semanas, he aquí mi primer análisis de tan dolorosa experiencia.

Sábados Felices es el programa más antiguo de la televisión colombiana, nació con ella, lleva 42 años al aire sin interrupción y es uno de los programas con mayor rating en todo el país. Por ahí tenía que comenzar.

El programa sigue siendo más o menos el mismo de hace diez, veinte, treinta y cuarenta años: una burla burda a los defectos de la gente, a las manías de las mujeres, a las chismosas, a los viejos, a los enfermos, a los tontos, a las gordas… y hay en algunos humoristas una clara posición política manifiesta de manera no velada, no se trata de un chiste que el televidente deba interpretar sino que son mensajes directos. Se olvida uno mientras oye el «chiste»  de que está ante un programa de humor.

El televidente de  Sábados Felices es el mismo de Noticias Caracol y la conclusión que debe sacar es simple: Venezuela está muy mal comandada por Maduro. Ahora en Sábados Felices se sienta una posición clara sobre la política en Venezuela y sobre lo que pensamos los colombianos de lo que está pasando allá. A través del humor se sintetiza la ideología de un pueblo, nos definimos por aquello que nos hace reír, esa es la gran novedad: el programa más visto de la televisión colombiana presenta la posición política que coincide con la de Noticias Caracol. No es poca cosa, es un asunto digno de estudio, un asunto serio y preocupante.

Mi recuerdo más claro de Sábados Felices tiene que ver con la agresión persistente hacía la mujer; ese recurso sigue intacto en el programa pero se refuerza mucho más con la publicidad. Hace ochos días me impactó la cantidad de comerciales sobre pañales desechables para las primeras etapas del bebé y me parecía muy bien elegido el eslogan para manipular mejor a las pobres señoras que tienen que ver todos los fines de semana Sábados Felices con el esposo o los hijos al lado, el eslogan dice así: «un amor para toda la vida», algo como: «si no quieres o no tienes a un hombre al lado -para hacerte sentir más mujer-, tienes a tu hijo, consuélate, mujer, es peor estar sola». Parece que ese fuera el mensaje directo que se quiere dirigir a la teleaudiencia femenina, que además de ser agredida por los cuentachistes debe sentirse encantada de la vida porque tiene un hijo, un amor para toda la vida.

Esta semana me impactó más la publicidad sobre «protección femenina», hace diez años no era tan persistente la idea de que el cuerpo de la mujer produce malos olores que se deben eliminar como se eliminan -de forma radical- los malos olores del hogar con los productos de aseo y de desinfección profunda. Estoy asombrada con la cantidad de productos que ofrecen en los intermedios de Sábados Felices para que la mujer sienta que su cuerpo es el cuerpo de los malos olores y que esos malos olores deben ser erradicados de raíz, como si ese fuera el comienzo del arte de ser mujer. Esa obsesión es nueva, no la conocía, y me parece infame. ¿por qué los publicistas y los fabricantes de productos para el aseo dejaron en paz al hogar y se ensañaron contra las mujeres? Me imagino el nivel de histeria al que deben llegar algunas mujeres con la sensación de que huelen mal y por más que usen todos los inhibidores de olores que ofrecen en el mercado siguen viviendo con la sensación de que sus cuerpos son asquerosos. Supongo que esa locura tiene que ver con el hecho de que tantas mujeres padezcan «enfermedades de mujeres», sospecho que el desprecio que la publicidad hace del cuerpo femenino lleva a algunas mujeres a enfermarse, a sentirse culpables por tener ese cuerpo que alberga la inmundicia, a sentir que el hecho de ser mujer la condena a estar enferma y a oler muy mal, a pesar de que use todos los productos que ofrecen en el mercado. Esto no es justo, estamos tocando fondo.

Conclusión:  el asunto es más complejo de lo que había imaginado cuando decidí volver a ver televisión.

 

Prefiero ser ama de casa que humorista

22 Mar

Esta semana me encontré con una amiga hastiada de tanto trabajar, de la realización de proyectos que no colman sus expectativas aunque desde la mirada ajena parezcan grandes realizaciones personales e intelectuales. Estaba cansada, agotada.

«¿Y tú qué?» Me preguntó.

«Nada, bien» -dije yo- «Descansando mucho como siempre, feliz con mis horitas, mis lecturas, mis caminatas y mis siestas de la tarde. Pero tengo un capricho, una idea que estoy gestando en mi mente: el sueño femenino de ser una feliz ama de casa gorda y despreocupada. Andrés está dichoso con su trabajo y como dicen las abuelas Donde come uno comen dos, sin contar con que no somos dos bolas de sebo que sólo trabajan para comer».

Ella dijo: «Ojalá yo pudiera conseguirme también un hombre que me mantuviera».

«Tengo otras dos ofertas», dije yo: «Deconstruirme en humorista o escribir telenovelas, eso da plata, me dijeron» Y le resumí la idea que un magnate de las telenovelas y del humor colombiano me presentó y desea presentar en el futuro como obra de teatro para plasmar lo fracasados que pueden llegar a ser los profesores universitarios y los intelectuales en general:

Una exitosa escritora de telenovelas vive con un escritor fracasado que también da clases en una universidad, el pobre hombre sueña con ser tan exitoso (tener mucha plata) como su esposa y siente envidia cuando ve las telenovelas que ella hace. Ella lo encuentra un día viendo la telenovela -de la que tanto reniega el intelectual mamerto que odia la televisión- y él le reclama porque ella lo toma a él como personaje para las historias que hacen llorar a las amas de casa gordas.

Mi amiga palideció y me dijo con voz temblorosa: «¡No lo hagas!, entre realizarte como ama de casa gorda y ser humorista o escribir telenovelas escoge lo primero, no vayas a perder la dignidad». Y, claro, mi amiga tiene razón, si yo fuera un hombre preferiría vender aguacates en una carreta que ser humorista colombiano o escribir telenovelas para terminar de embrutecer a este pobre pueblo.

Espero que haya quedado claro que a mi amigo el magnate del humor le importa la plata y sólo la plata.