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El amor es un fenómeno de campo

15 Feb

Sufriré por lo tanto con el otro, pero sin exagerar, sin perderme. A esta conducta, a la vez muy afectiva y muy controlada, muy amorosa y muy pulcra, se le podría dar un nombre: es la delicadeza: es como la forma “sana” (civilizada, artística) de la compasión. (Até es la diosa del extravío pero Platón habla de la delicadeza de Até: su pie es alado, apenas toca el suelo.

Roland Barthes, en Fragmentos de un discurso amoroso

E. Ella. La protagonista de esta triste historia.

A. Una relación de diez años con E. Tres de convivencia (que acabaron con el amor).

B. Una amistad de cuatro años con E. que parecía amor no manifiesto. Una especie de amor platónico fruto de la mutua admiración desmedida que jamás llegó a convertirse en discurso amoroso por exceso de timidez y respeto excesivo de los participantes. Una amistad nerviosa, casi como la de Carlota y el pobre Werther.

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C. Una declaración de admiración desmedida durante un mes que terminó sumida en el silencio y sin que los participantes se hayan visto cara a cara (¿porque el Destino no lo quiso?). C. logró desplazar de la mente de E. a A. y a B. porque es un absoluto amante latino: conquista con dibujos, canciones, conversaciones de índole intelectual con alto contenido sexual (vía telefónica, mensajes privados en Twitter y conversaciones de cuatro horas vía Whatsapp). Es lo que llamaríamos en un texto de biología un macho dominante.

E. sufre porque está obsesionada con los procesos de observación, comprensión e interpretación de textos de toda índole y el discurso amoroso y las acciones e intenciones de los participantes no le son ajenas. Después de una cadena de hechos que superan su entendimiento no ha podido llegar a comprender cuál era la intención de C. A veces se pregunta si no se trató de una conquista de venganza. Si hay porno de venganza puede haber conquista de venganza, pero, entonces surge otra pregunta: ¿A quién estaba vengando C.? ¿Por qué tanto despliegue de talento, memoria, tiempo y energía con el único propósito de que E. terminara locamente enamorada de C. si la única intención consistía en dejarla aturdida y abatida ante el más aplastante Silencio?

¿Por qué? Si se trata de un juego es muy divertido y si se trata de una venganza es una dulce venganza, tan dulce que puede ser narrada sin lágrimas y sin suspiros.

A. era recordado con cierta nostalgia y aunque no se abrigaba el deseo de reanudar el idilio amoroso se vivía a su lado una especie de «bonita amistad», recuerdo del viejo amor que se tuvieron y que C. destruyó para siempre porque durante un mes trastornó la mente de la protagonista de esta triste historia, se insertó de tal modo en lo más íntimo de su ser hasta el límite de convertir a  A. en un amigo lejano y B. en un amigo más.

Renuncio a mi carrera

12 Sep

Para renunciar es preciso estar facultado, tener talento y vitalidad para realizar una tarea. Se renuncia para emprender un nuevo camino, porque las pruebas han sido superadas o porque ha dejado de ser emocionante eso que tanto nos motivaba al comienzo, cuando sentíamos que eso que hacíamos era lo mejor que habíamos hecho en la vida, lo que nos hacía sentir plenos y felices. No vale la pena seguir haciendo algo sólo porque es lo que debemos hacer, porque todos lo hacen, porque así es el comportamiento de las personas normales y porque debemos dar una buena impresión, parecer felices, plenos y realizados.

No estoy hablando del trabajo sino del amor. Después de 23 años de pasión intacta, después de haber disfrutado plenamente primero durante trece años y luego durante diez con dos hombres encantadores creo que el amor es una prueba superada para mí y no me interesa volver a experimentar porque no sé lo que es actuar, porque no puedo hacer nada sin entusiasmo y porque tengo otros planes para mí, planes acordes con mi edad, mis deseos y lo que he ido cultivando a lo largo de la vida. El amor entre un hombre y una mujer es una prueba superada para mí, con lo vivido hasta ahora me sobra y me basta, no me apetece más. Estoy satisfecha.

El primer amor es el amor para siempre, el segundo amor es el verdadero y no quiero saber nada del tercer amor porque lo más seguro es que se trata de otra nueva ilusión muy persistente, otra interpretación de la realidad que me hará creer que llegó aquello que había estado soñando durante tanto tiempo sin esperarlo ni buscarlo. No quiero saber cómo es el tercer amor, no quiero saber cómo es el amor en la vejez, siempre tuve claro que el amor apasionado y el ejercicio de la sexualidad son experiencias dignas de la gente joven; después de los 45 no vale la pena soñar con grandes amores y con grandes pasiones porque a esa edad uno ya sabe qué es lo que de verdad le apasiona y la gran pasión de mi vida es la lectura: comprar libros, leerlos, recordarlos y escribir sobre esos libros. Descubrí la lectura hace treinta y cinco años y desde el primer día no he podido parar de leer. A eso me voy a dedicar durante el tiempo que me queda de vida.

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Carta abierta a los amigos de mis hermanos y a los amigos de mis sobrinos

20 May

Gracias a la suspensión de la cuenta de Twitter  (debido a que fue reportada  de forma masiva entre el lunes y el martes de la semana pasada según acuerdo definido por un líder a quien no le simpatizo y no me quiere ver escribiendo allá pero probablemente me lee aquí y deja comentarios desobligantes en algunas entradas), gracias a que cientos de personas decidieron ejercer la censura sobre mí, supe que me lee más gente de la que imaginaba y que muchos de esos lectores fieles y anónimos están dispuestos a ayudarme de alguna manera.

Me han hecho sentir como una noble damnificada.

Gracias a esa lamentable experiencia -la suspensión de mi cuenta de Twitter- vi cumplirse de manera palpable la frase popular que dice No hay mal que por bien no venga. La cuenta fue suspendida pero he recibido el apoyo y el afecto de muchas personas sobre las que no sabía nada. Apareció, por ejemplo, un compañero de bachillerato de uno de mis hermanos menores. El me lee en Twitter y leyéndome llegó a pensar si no sería yo la hermana de uno de sus compañeros de clase del lejano 1999. Gracias a sus conversaciones con mi hermano sobre las conversaciones que yo tenía con él en la casa y que luego él compartía entusiasmado con sus compañeros de colegio, el actual lector tuitero de esta pobre señora pensó si no podría ser la hermana de él, me dijo el nombre de mi hermano y, claro que sí, soy yo. Su compañero de clase  recuerda esas conversaciones, recuerda y aprecia todavía a mi hermano aunque lleva muchos años sin verlo y me aprecia un poco a mí gracias a la admiración que mi hermano manifestaba ante sus compañeros cuando era un joven estudiante de bachillerato. Él y yo, el amigo de la juventud de mi hermano, terminamos hablando a través de mensajes privados -precisamente en Twitter- con mi nueva cuenta  @ennsayista sobre esa bonita coincidencia.. Eran conversaciones sobre libros, claro, los mismos libros de que los suelo hablar en mi cuenta de Twitter. ¿No es eso hermoso y conmovedor?

Mi vida no está hecha de tragedias, pero este triste incidente -la suspensión de la cuenta de Twitter- me llevó a comprometerme más con la gente que me lee y confía en lo que escribo. Mis enemigos -si es cierto que tengo enemigos- me hicieron ver que también hay mucha gente que disfruta con lo que escribo y no creen que sea tan peligrosa como algunas personas pretenden creer que soy. Yo me veo como una persona más bien inofensiva.

Esas personas nobles, el amigo de mi hermano, por ejemplo, me han pedido que no me deje callar, que siga escribiendo en Twitter con otra cuenta, consideran que no voy por ahí dañando vidas sino desinflando egos, eso me han dicho varias personas de diferentes formas y es reconfortante saber que interpretan de ese modo la valoración que he hecho de algunos personajes públicos, escritores, periodistas, expertos en social media y emprendedores colombianos en la red en un tono que puede molestar a algunos, ilustrar a otros y divertir a muchos.

Nos separó la risa

7 Mar

Hace diez años tuve la fortuna de conocer a Andrés

Como tenemos muchos rasgos comunes nos sorprendimos al coincidir en un instante concreto de tiempo y espacio con alguien tan parecido a nosotros mismos.

Sin pensarlo mucho confiamos el uno en el otro.

Sentíamos que teníamos una misión y que no podía ser casualidad que dos personas -como él y como yo- se conocieran por casualidad, como quien no quiere la cosa.

Porque nos conocimos por casualidad el 5 de mayo de 2005.

¡Sí!

5 – 5 – 5.

El día en el que el Universo prometió que ocurrirían cosas maravillosas a quienes estuvieran preparados y él y yo estábamos preparados para lo mejor.

Y fue maravilloso conocernos como si nos conociéramos desde mucho tiempo antes y descubrir hasta el último día que no nos habíamos equivocado al confiar desde el primer momento (es importante anotar que nos conocimos a través de la escritura en una sucia sala de chat cuando la mayoría de los usuarios de esos espacios virtuales eran maricas desesperados que buscaban a alguien con quien pasar un aburrido fin de semana en un sucio cuarto de motel). ¡Ahí, en un contexto sórdido y banal, nos conocimos él y yo!

Nos escribimos menos de media hora, nos vimos cara a cara un poco después y así comenzó la historia:

Dos persona que no confían en la condición humana decidieron confiar ese día sin saber por qué y no se equivocaron.

¿No es maravilloso?

Y nos sentimos en el mundo de la Fantasía desde el primero hasta el último día.

En alguna medida el Universo nos cumplió.

***

Pasó el tiempo y aunque nos divertíamos como locos no ocurría nada realmente extraordinario aparte de la dicha de estar juntos, que no era poca cosa.

Pero nosotros queríamos mucho más, pasamos diez años esperándolo y eso que esperábamos, que no sabíamos exactamente qué era, no llegó.

Andrés es trece años menor que yo

A veces pensábamos que yo le robaba la vida mientras alargaba mi juventud de manera desproporcionada,

Con mucha avaricia.

Mucha gente lo pensaba con una mezcla de envidia y de recelo (especialmente los hombres y las mujeres, a los perros y a los gatos -en cambio- les simpatizábamos mucho cuando íbamos al parque en pareja o cuando saludábamos a la perra de la vecina).

***

Durante diez años hicimos más o menos lo mismo

Y eso no es sólo sabio sino afortunado.

Nuestras rutinas nunca nos agotaron

Nunca deseamos abandonarnos a nuestra suerte.

Como nos gusta jugar y como nuestra vida ha consistido en sonreír a costa de la tontería ajena

Ahora vamos a jugar a que paramos el juego justo de diez años

Con la ilusión de volvernos un poco serios.

Nos vamos a poner de nuevo en manos del Destino

Con la ilusión de conocer a otras personas,

Vivir otras vidas con otras personas que nos hagan ver el mundo de otra manera porque nos lo merecemos,

Mucho más él que yo porque yo he vivido más y me quedan menos años de vida si es que llegamos a morir de viejos.

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¿Por qué las feministas también son animales? Dedicado a Catalina Ruiz-Navarro y Carolina Sanín

24 Nov

Cuando una mujer ve a una perra, a una gata o a una burra extasiada frente a sus bebés recién nacidos queda maravillada ante la pasión de esas madres para hacerse cargo de sus crías, para amarlas con amor incondicional, desinteresado, gratuito… como sólo una madre puede amar a sus hijos.

Lo que la señora no sabe es que ella es hermana de la burra, la rata y la cerda porque son mamíferos, animales que se reproducen gracias al intercambio genético de una hembra y un macho a través del apareamiento, que las señoras llaman de forma «romántica» – para olvidar que son animales- Hacer el amor.

Hacer el amor como Dios manda para que dentro de nueve meses nazca un bebé gordo y llorón al que llamaremos El milagro de la vida.

¿Milagro de la vida?

Pero si somos siete mil millones de seres humanos. Una especie de virus que se inventó el amor para justificar la reproducción irracional y despiadada que vulnera los derechos fundamentales de las demás especies. Hombres y mujeres son responsables de semejante acto irracional. Hombres y mujeres participan del crimen de seres vivos mucho más hermosos y discretos que los hombres y las mujeres.

Si el milagro de la vida es varón será recibido como un rey, si es una niña será recibida con desprecio, lástima y consideración porque esa pobre criatura no sabe que llegó a una sociedad patriarcal y falocéntrica, piensa la madre feminista de la hipotética recién nacida que sólo ha leído libros de Ciencias Humanas y no sabe que también existe la biología, la genética y la neuorociencia y que cuando se aborda la vida desde estas perspectivas la hembra no sale muy bien librada porque la naturaleza no es precisamente feminista, a la naturaleza no le interesa la felicidad humana ni la liberación de la mujer, sólo le interesa crear estrategias para conservar especies.

Las feministas no saben que entre las hembras en general la mujer es una de las que mejor ha desarrollado armas para seleccionar al macho y para ejercer control sobre él. El cuerpo de la mujer es una trampa exquisita para seducir al pobre hombre presa del deseo y la pasión loca. ¡Por eso somos siete mil millones de milagros de la vida!

La feminista militante educará a su hija para que sea una mujer emancipada como ella, pero cuando la niña descubra que tiene tetas, culo, cintura, cadera, piel, voz y naturaleza de mujer descubrirá, sin saberlo, que es una máquina de seducción y correrá a buscar a su macho para reproducirse como todas las demás, como el animal más irresponsable de la tierra.

Deseará ser modelo SoHo como Catalina Ruiz-Navarro o verá maltrato a las pobres criaturas llamadas mujeres en los detalles más insignificantes, como Carolina Sanín.

Es difícil encontrar feministas en un rango de edad entre los 12 y los 20 años, esa es la edad de la reproducción y el animal joven no racionaliza la naturaleza de su deseo, sólo busca, como cualquier gata o perra en celo, a lo que ella llamará El amor de su vida para hacer el amor, pero todos sabemos que esos bellos sentimientos, esas búsquedas metafísicas son máscaras que la criatura inventa para no sentirse hermana en el deseo de la rata o de la gata.

Cuando el hombre ve a la mujer como un objeto, cuando la mira con deseo y babea como un perro porque quiere compartir sus genes con ella también se convierte en objeto, en objeto del deseo, no es más objeto la mujer que el hombre porque ella sea la deseada y él el deseoso, es la naturaleza manifestándose en ellos.

Feministas fanáticas: los hombres también sufren, los hombres también son tratados como objetos. ¿Quién defenderá a James y a Falcao? ¿No se dan cuenta de que esos dos pobres hombres son tratados como putas y son mucho más rentables que una puta?

Esta historia continuará….

Twitter y Facebook

16 Oct

Twitter es para genios y Facebook es para chismosos imprudentes.

Twitter se lee y Facebook se mira.

La mayoría de la gente con una cuenta en Twitter la usa para leer;

La mayoría de la gente con una cuenta en Facebook la usa para mirar.

El que lee sufre y el que mira también sufre.

El que lee sufre porque algunos tuits hieren

El que mira sufre porque la imagen hiere más que la palabra.

Twitter y Facebook sirven para presumir.

En Twitter se presume con humor, ironía, conocimiento, inconformidad, denuncia, falsa denuncia….

En Facebook se presume con fotografías. La vida privada, la felicidad compartida sin decoro para ser envidiada por quienes ven esas fotografías.

En Twitter se exhiben fotografías y en Facebook se anotan estados y frases para pensar, para poner a pensar a la gente envidiosa mientras mira fotografías, reflejo de felicidad, de plenitud total.

Mirar fotografías en Facebook es una forma de envilecerse al contemplar la vida de los imprudentes que publican fotografías de su vida privada.

Leer tuits no sé qué pueda llegar a significar.

No hay que jactarse nunca del menor éxito

24 Jul

No hay que jactarse nunca. La gente prefiere sentir compasión. Eso es lo que provoca su simpatía. En los ricos y en los pobres es igual. Ya lo he dicho, el hombre es un animal condenado. Para empezar, no hay que jactarse nunca del menor éxito. Eso es capital. Incluso en una sociedad muy refinada. Durante algunos años frecuenté la sociedad parisiense, gente bastante fina, inteligente. Y advertí una cosa: en una cena, por ejemplo, había quienes no podían quedarse hasta el final. En cuanto salían, eran el blanco de quienes se quedaban, por eso yo salía siempre el último. Eso me llamó la atención, en personas cultas, muy sutiles: en particular, en casa de una señora muy rica, que me invitaba a menudo, comprendí que toda la gente es igual, rica o pobre. Ni siquiera se trataba de maldad personal, pero el hombre detesta al hombre. Eran hipócritas. Se cenaba bien, era muy agradable, pero liquidaban a la gente en cuanto salía. Todas aquellas personas no eran profundamente malvadas, pero conservaban ese espíritu en el alma, esa necesidad de hacer daño, de disminuir al otro. No hay nada que hacer. Creo que ha sido siempre así. Tal vez sea menos fuerte en los monjes… Así, pues, el hombre está habituado a su maldad y sobre todo a su necesidad de calumniar al otro y eso en la llamada alta sociedad. Para mí fue una revelación, naturalmente había visto perrerías en Rumania, pero no me imaginaba eso en Francia y en semejantes sociedad. Pero puede uno perder todas las ilusiones y, no obstante, vivir.

Cioran

Andrés sí existe (autoentrevista)

12 Jul

– ¿Cuándo fue la última vez que se autoentrevistó?

– No recuerdo, supongo que fue hace más de dos años.

– ¿Recuerda el tema de su última autoentrevista?

– No, no lo recuerdo.

– ¿La autoentrevista es un género literario?

– No sé.

– ¿Por qué se autoentrevista?

– Porque soy la única persona que podría hacer las preguntas que de verdad me interesan.

– ¿Cuál es el tema de la autoentrevista de hoy?

– Andrés sí existe.

– ¿Andrés sí existe?

– Sí, claro, es real.

– ¿Si existe por qué el énfasis en decir que sí existe?

– Es un juego inventado por él, le parece gracioso que tanta gente lo haya visto y sigan diciendo que no existe, que yo me lo inventé.

¿Desde hace cuánto tiempo conoce a Andres?

– Desde el 5 de mayo de 2005

– Casi diez años

– Sí.

– ¿Y son novios o esposos?

– Desde 2012 vivimos juntos, aunque la palabra esposos no es la más adecuada para nosotros.

– ¿Por qué?

– Estamos juntos porque queremos, no estamos esposados, no estamos obligados a estar uno al lado del otro.

– ¿Andrés qué hace?

– Trabaja por temporadas y descansa por temporadas.

¿Y por qué?

– Porque se hastía de toda la porquería que significa trabajar, se desespera, renuncia, vuelve a descansar, vuelve a trabajar, vuelve a renunciar…

¿En este momento está trabajando o está descansando?

– En este momento está descansando, durante este mes pasamos la vida viendo partidos del fútbol.

– ¿Y usted qué piensa de eso?

– Lo entiendo, lo comprendo y lo apoyo. Yo no podría trabajar en una oficina con un contrato indefinido, de lunes a viernes, de 8 a 5, haciendo más o menos lo mismo todos los malditos días de la vida, sólo por plata, sólo por eso. La mayor parte de la gente trabaja por la remuneración económica y eso no es justo. La mayoría de la gente tiene que soportar esa miseria, Andrés se puede dar el lujo de renunciar cuando no aguanta más, cuando está a punto de enloquecer porque no quiere formar parte de todo esto, de esta miseria de vida que vive la mayor parte de la gente.

¿Qué es lo que más admira de Andrés?

Su nobleza, su admiración hacia mí, su forma de hacerse querer y su forma elegante de descansar.

Hablemos de su nobleza.

Si yo soy noble él es mucho más noble que yo, él a mi lado y yo al suyo somos la nobleza total, somos indefensos el uno ante el otro, somos compasivos y nos tratamos muy bien, podemos estar juntos todos los minutos de muchos días en silencio, cada uno rumiando sus propios pensamientos, sin herirnos, sin hartarnos, nos divertimos con placeres simples: salimos a almorzar cerca de la casa, tomamos café, vamos a cine, tomamos el sol en el parque, caminamos en silencio mirando el sufrimiento de la gente, tanta inocencia, tanta desesperación. El tiempo compartido junto a él nunca es una tortura, un suplicio al que estamos condenados, es extraño, supongo que pocas parejas pueden vivir así y sentirse muy bien.

Hablemos de la admiración de Andrés hacia usted.

Una persona como yo necesita público y necesita ser querida para hacer las cosas bien. Sin público no soy nada, por eso soy profesora y por eso escribo en este blog. Mucha gente me quiere, me lo dicen todos los días, lo manifiestan de muchas formas, pero creo que nadie me quiere como me quiere Andrés y eso es maravilloso porque él no está obligado a quererme, nos conocimos por casualidad, no está obligado a estar aquí conmigo y sin embargo está ahí, nos escogimos el uno al otro.

Hablemos de su forma de hacerse querer

Eso es lo más misterioso de todo, no sé cuál es la fórmula que usa para que yo lo quiera tanto, para hacerse aceptar como es, para lograr que una persona como yo pueda terminar aspirando a ser como él.

¿Aspira a ser como él?

.- No, eso es imposible, él encarna el deseo de algunos autores a los que admiro, personas que han soñado con una vida como la que vive Andrés pero la diferencia entre él y ellos es que ellos la sueñan y él la vive.

– ¿Cuál es esa aspiración?

– Tiene que ver especialmente con el placer de dormir y de acostarse a pensar, a pasar las horas de cada día sin hacer nada. Yo aspiro a eso pero no puedo, quisiera dormir más de lo que duermo y vivir la vida como si no tuviera sentido porque no lo tiene, pero yo trato de buscárselo, me empeño en eso, paso la vida buscando libros, leyendo, escribiendo, pensando en lo que leo, en lo que escribo y en lo que leeré. Casi todo tiene que ver con la estupidez, con la falta de sentido, con la muerte como único destino. Yo quisiera vivir en la inactividad total como Andrés, no sé qué piensa, no sé cómo puede pasar la vida sin leer, sin metas, sin grandes aspiraciones. El encarna el sueño de muchos filósofos, no necesita escribirlo, lo vive. Eso es admirable. Es admirable porque se siente bien, es una persona plena, tranquila, sospecho que se siente muy bien, lo manifiesta a través de su sonrisa franca.

– Usted se jactaba de su soltería pero ahora se ve muy satisfecha viviendo con Andrés. ¿El no afecta su vida como intelectual, no interfiere en sus procesos mentales, en su vida premeditada desde cuando tenía nueve años?

– No, al contrario, ahora siento que escribo mejor y leo más y de paso estoy comprobando que hay muchos lugares comunes sobre los intelectuales. Puedo hacer lo que hacía hace diez años viviendo con Andrés, puedo leer y escribir mientras él duerme, habla por teléfono, cocina, oye música o ve televisión, ni su presencia ni sus actos interfieren en mis procesos de pensamiento, de lectura o de escritura. Gracias a él me he reconciliado un poco con la televisión y he aprendido a ser menos rígida porque él es un poco desordenado. Somos diferentes, muy diferentes y esa diferencia ha modificado un poco mi cerebro, lo ha hecho más adaptable.

– ¿Por qué hay tanta gente diciendo que Andrés no existe?

– No sé, nunca lo he sabido, sospecho que esta creencia tiene que ver con lugares comunes sobre las mujeres que escriben. Un hombre que escribe es neutro, es un hombre. Si una mujer escribe debe haber algo anormal en su vida: debe estar enferma, se debe sentir muy sola, su vida debe ser una vida miserable, debe ser virgen, muchos gatos deben acompañar su miseria…

¿Le molesta tanto el asunto hasta el límite de aclararlo en una autoentrevista?

Lo aclaro porque es divertido hacerlo, porque es un pretexto para hablar extensamente de Andrés, porque quiero que quede constancia del tipo de hombre que es y del bien que le ha hecho a mi vida durante los últimos diez años. Más que molestarme me intriga, me sorprenden todas las leyendas que se siguen construyendo alrededor de las mujeres que escriben a pesar de que cada día sean más, me sorprende que los ataques personales vengan en su mayoría de mujeres, precisamente de mujeres.

– ¿Andrés sabe qué usted está escribiendo esta autoentrevista?

– Sí, claro, esta mañana, antes de salir a caminar, le conté que iba a escribir sobre él, sobre su existencia. Mientras caminaba pensaba en la estructura del texto. Al final, aquí sentada, se me ocurrió que lo mejor sería una autoentrevista.

– ¿Andrés dónde está?

– Salió para el parque, caminamos cada uno por su lado, cada quien tiene su propio recorrido, cuando regrese leeré este texto en voz alta y sonreiremos juntos, me fascina leer en voz alta para él, leer y sonreír, eso es muy divertido para los dos, otro de nuestros placeres simples.

Amor a primera vista

25 Abr

Son las 4.55 y debo salir a las 5:00. Soy una persona puntual.

Lo último que hago antes de salir es coger la sombrilla, bajo, me pongo la chaqueta y eso es todo.

Tenía la sombrilla en la mano y sonó el timbre. El timbre en esta casa es un adorno

Sólo se activa cuando Andrés quiere hacerme una broma y como los perritos sé que si suena el timbre es él o alguien que se equivocó de casa.

***

– ¿Quién es?

– Venimos a hacer la revisión del gas.

– ¿Ya?

– ¡Sí! ¡Ya!

Bajé corriendo, abrí la puerta y, ¡Oh! ¡Cuánta amabilidad!

– ¿Cuál es su nombre?

– Elsy Rosas Crespo.

– Elsy, qué nombre tan bonito.

– Sí, lo más bonito es que no soy Elsy María, sólo Elsy. Aquí todas se llaman María porque quieren ser vírgenes por siempre.

– Los esperaba el lunes.

– Pensé que no la íbamos a encontrar.

-¡Qué cocina tan bonita!

– ¡Qué casa tan bonita!

– Ojalá todas las estufas estuvieran tan limpias como la suya y todas las casas a las que vamos fueran tan bonitas como la suya.

Ay, Dios, cuánta amabilidad.

Todo está perfecto, ojalá no llegue tarde.

***

Son las 5:15, la revisión duró apenas quince minutos, si tengo suerte llego a tiempo.

Subí corriendo al segundo piso, me miré en el espejo como todos los días antes de salir y descubrí el motivo de tanta amabilidad:

Se me olvidó ponerme la chaqueta.

Tenía una blusa apretadísima que me dejaba ver bien la forma de las tetas y, claro, ese fue el motivo de tanta amabilidad, de tantos elogios a mi nombre, a la limpieza de mi estufa, a la belleza de mi cocina, a lo bien acogido que se sintió en  La casa de la fantasía.

Imagen

Le narré la historia a Andrés y sonreímos juntos, recordamos lo complicado que es para los hombres contenerse ante un par de buenas tetas muy apretadas dentro de una blusa, más si la señora es una señora muy seria. Esas tetas son sólo para mí porque nunca me quito la chaqueta aunque esté muerta de calor si tengo puesta una blusa muy apretada. No soporto las miradas.

Hasta un simple muchacho que revisa si hay fugas de gas se convierte en el más caballero de los hombres de todo el Universo por algo que está más allá de su entendimiento. La caballerosidad nacida así -sin la chaqueta puesta- no me gusta. Me gustan los caballeros que lo son siempre, los que quieren navegar en mis ojos o tratan de leer mis pensamientos,  esos caballeros son los más inteligentes.

 

 

La mujer más hermosa del mundo

27 Feb

Desde hace doce años conozco a un hombre que me ama como no me ha amado nunca nadie jamás.

¿Por qué se enamoró?

Porque es un actor consagrado, un experto en el cuerpo, un intelectual competente, un hombre que siempre hace la cuenta de todas las mujeres que se quieren acostar con él. Quiso darme lecciones de erotismo y cuando me vio desnuda y sospechó lo apasionada que puedo llegar a ser se desplomó como un muñeco de trapo y se sintió humillado como actor y como hombre. El no sabía que soy tan apasionada dando un beso como escribiendo un post y entonces no pudo estar a la altura de mis encantos, se vistió y se fue. Me había prometido una tarde de pasión y locura, se iba a convertir en mi Maestro esa tarde de ese día  y nada salió como lo imaginaba.

Yo me reí un poco narrándole el asunto a mis amigos y para él me convertí en su reto sexual.

Doce años de insistencia lo han convertido en un enamorado dulce, persistente, humillado y ofendido. Me llama en las fechas especiales para decirme que me recuerda, me envía mensajes especiales en las fechas especiales, me invita a tomar café, a beber cerveza, me sorprende con frutas y me pide que seamos amantes.  Cuando está muy enamorado me mira a los ojos y me besa las manos como si fuera una princesa sacada de un cuento de hadas. Y, claro, yo me siento ridícula, estos tiempos no dan para semejante cursilería, sin contar con que no soy una niña de doce años y no tengo cara ni cuerpo de princesa.

Yo lo rechazo casi siempre, le digo que estoy muy ocupada, le respondo en tono altanero, me río en su cara para que se olvide de mí porque no quiero nada de él. Le digo que soy una señora casada y fiel. El dice que sí, que lo sabe, pero dice también que no lo puede evitar, que me quiere, me admira y le parezco la mujer más talentosa del mundo. No sabe si ama más mi escritura o mi cuerpo. ¡Qué locura!

Hoy llamó, estaba segura de que no lo volvería a hacer, la última vez que hablamos lo traté con mucho desprecio para que me dejara en paz. No es divertido hacer sufrir a un hombre, no, no soy ese tipo de mujer. Llamó, me  encontró de buen humor, con espíritu festivo. Nos vimos una hora y durante esa hora me declaró su amor como nunca antes lo había hecho, me hizo sentir como Marguerite Duras cuando recibió la llamada de su amante chino después de muchos años, me dijo que me admiraba como a nadie, que esa tarde, aquella tarde, fue una de las tardes más bellas de su vida con una mujer, que le parecía hermosa, divina, casi una diosa. Ah, esas frases me hicieron reír mucho, como una niña y sospecho que esa risa lo enamora todavía más. ¡Pobre hombre!

Hoy lo traté con dureza pero con alegría, llevaba años sin sacar a flote la faceta de mujer que se expresa de forma ruda y no le hablaba de amor ni de sexo sino de la agobiada que estoy con tanto admirador interesado en sacar provecho mío de alguna manera. Me dijo de nuevo que publicara un libro, que soy grande, inmensa, que la gente se merece que yo dé todo lo que tengo. Tenía el pelo sucio, estaba vestida como una loca, salía de la biblioteca y hasta allá fue, iría a donde yo quisiera sólo porque hoy se me dio la gana verme con él  y lo dejé tirado a la hora porque tenía otra cosa que hacer y me acompañó hasta la puerta.

¿Lo disfruto un poco?

Sí, claro

¿Soy consciente de mis encantos?

No, claro que no, soy la persona más común del mundo

¿Qué pienso de este hombre?

Pienso que es un machista asqueroso que quiere demostrarme que me puede hacer gemir y cree que algún día le voy a conceder semejante dicha.

¿Estaría dispuesta a volver a tener un encuentro sexual con él sólo con el propósito de comprobar si es el mal amante que conoció hace doce años?

No, claro que no, soy una señora casada y fiel.