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De la pantalla al papel

16 Jul

La mayoría de la gente no sabe por qué usa redes sociales

La mayoría de la gente no sabe para qué sirve crear y nutrir un blog

La mayoría de la gente no sabe quién es, qué quiere, que le gusta, de dónde viene ni para dónde va.

En tiempos de redes sociales y de telefonía móvil todos parecemos nivelados por lo bajo, parecemos parte de la masa y nos confundimos con la masa para poder analizar a la masa de primera mano, sin intermediarios ni intérpretes. Puro trabajo de campo permanente y en pie de lucha no precisamente para adoctrinar sino para educar, educación con látigo hasta que todos entiendan la lección.

Hay quien cree que los lectores, los profesores y los intelectuales no deben estar aquí porque son gente seria y distinguida que no se junta con la masa infame y que sigue investigando a la usanza antigua, como en pleno siglo XX.

¡Ellos son los que se pierden la experiencia!

Desde 1999 publico en internet porque quería saber qué significa ir contra la corriente, no del papel a la pantalla sino de la pantalla al papel.

El papel es del siglo XX y la pantalla es del siglo XXI pero en todo proceso de transición pesa más lo antiguo, que se resiste a morir y a desaparecer como desaparece todo en la vida.

Como lectora de libros en papel que alcanzó a publicar en papel y luego se pasó a la pantalla puedo contarles que pasar de la pantalla al papel es mucho más revelador cuando se trata de seleccionar lo más bochornoso de un blog que lo más selecto de una serie de ensayos eruditos escritos por la intelectual seria y rigurosa que era yo entre 2000 y 2002.

La pantalla cambia los hábitos de lectura y el estilo en la escritura, que no es necesariamente trivial.

Leer en papel los textos que provocaron la ira de la horda produce risa y asombro porque en medio del cinismo hay momentos sublimes llenos de emoción no fingida, humor tan bueno que me hace reír a mí misma porque había olvidado algunos fragmentos sublimes y ahora la Apuesta consiste en pasar de nuevo a la pantalla aquello que pasó por el papel luego de haber pasado por la pantalla.

No voy a escribir cien libros para demostrar que tengo talento porque estoy segura de lo que soy, de lo que tengo y de lo que valgo. Van a ser sólo cinco libros que se devorarán unos a otros.

De Amando a Elsy odiando a Ensayista serán dos volúmenes y van tres con el libro de ensayos que escribí para enseñarme a vivir a mí misma. No me interesa volver a leer ese libro porque aprendí bien, casi de memoria, esas lecciones de vida y de sabiduría que me di a mí misma. Escribí esos textos para enseñarme a vivir y creo que valió la pena.

Los dos libros que faltan espero escribirlos durante los próximos veintidós años. Es un proyecto ambicioso y lograré la meta si empiezo a vivir mucho más despacio a partir del 9 de junio de 2020. Ese es el propósito inicial.

Amando a Elsy odiando a Ensayista

16 Jul

Por sugerencia de mi sobrino decidimos recoger “mi obra” digital en volúmenes impresos para que no se roben mis bellas composiciones, para que los lectores del futuro sepan que esos textos fueron escritos por lo que Barthes, Ricoeur y Foucault llaman un Autor.

El primer libro recoge los ensayos publicados en revistas digitales entre 2000 y 2005, el segundo es la selección de los posts más poéticos, eruditos, memorables, graciosos, crueles, erótico-pornográficos, esotéricos, polémicos, los que casi me cuestan la vida, la honra, la dignidad y el trabajo desde 2006 hasta 2012.

Todavía no tengo un volumen en las manos pero se ve muy prometedor y el plan consiste en seguir recogiendo en libros lo más meritorio de aquí hasta el futuro.

Para que quede más claro el asunto vamos a compartir la Idea de mi sobrino de nuevo:

En 1996 -cuando yo tenía 26 años- nació un lindo bebé. Ese niño tiene ahora veinte años y es una de las personas más asombradas ante las dotes de la tía, me admira con locura desde que nació, lo nuestro fue amor a primera vista. Ha tenido el privilegio de compartir su vida entera conmigo aunque nunca hayamos vivido en la misma casa y ha sido testigo de mis procesos y mis cambios. Me lee con la emoción de la gente inteligente y se sorprende ante mi talento innato y mi versatilidad.

Nunca nos hemos dicho cuánto nos amamos porque no somos cursis, pero los dos temblamos de emoción cuando nos vemos y yo le cuento lo que hago, lo que leo, lo que escribo; le hablo de mis amigos y de los que se toman por mis enemigos, le doy consejos sabios, le regalo libros y le resumo con lujo de detalles mis libros favoritos, mis películas favoritas y después le cuento por qué es tan importante aprender a vivir y la forma en que debe ser usado el conocimiento: la ciencia, el arte y la filosofía. Siempre ha confiado en mí porque es una persona inteligente, es mucho más inteligente que yo, mucho más adelantado que yo y seguramente ve mucho más allá de lo que puedo ver yo y porque es un niño prodigio está un poco preocupado.

Está preocupado porque cree que soy muy despreocupada, porque llevo al límite el hecho de no darle importancia a nada, cree que algunos de los textos que he escrito aquí son tan buenos que podrían ser usurpados cuando muera y no es justo que eso pase. Cree que hay que tomar medidas al respecto.

Cuando me entero de estos hechos me siento como Van Gogh ante Teo, como Virginia ante Leonard, como kafka ante Max y debo reconocer que es muy emocionante. Mi sobrino podría llegar a ser mi Quentin Bell y eso sería maravilloso.

La madre de ese niño, es decir, mi hermana, me conoce desde hace mucho más tiempo, desde hace cuarenta y cinco años, para ser precisos; ella sí que conoce la historia de mi vida y es mi más ferviente admiradora, hemos estado juntas siempre aunque hayamos vivido muy poco tiempo en la misma casa y ella también sueña con ver esto que escribo mucho más allá de la pantalla. Durante años me ha pedido que publique un libro porque quiere verlo en su biblioteca, quiere ver mi nombre en el papel.

Le doy todas las razones para no hacerlo y ella siempre termina dándome la razón, pero al ver que el tiempo pasa, el material es mucho más abundante, aparecen más admiradores y algunos crueles detractores que sueñan con verme muerta, loca o perturbada, está decidida a hacer algo: si no lo hago yo lo hará ella, dice. Esta dispuesta a interceder por mí para convertirme en la autora que, según ella, merezco ser.

Mientras pienso en esas preocupaciones y propuestas -que no han sido manifestadas sólo por mi hermana y mi sobrino sino por quince o veinte personas más- pienso también en la gente insensible y descorazonada que me lee no con admiración sino con odio, pienso en esos seres perversos y malvados que sueñan con un final infeliz para mi vida y me ponen todo tipo de trampas y trabas para hacerme desfallecer. Trato de ponerme en su situación y creo entender la naturaleza de sus sentimientos, debe ser extraño encontrarse ante tantos contrastes, sé que algunos textos tienen la fuerza y la furia de la página escrita por un borracho o por un pobre hombre perdido en las drogas; otros son escritos con la claridad y contundencia de un gran erudito, no de una pobre y simple mujer; otros tienen la elegancia y la erudición digna de una dama de alcurnia y no de una simple ama de casa y otros -los más perturbadores- están cargados de un erotismo desbordante y malsano que no parecen hacer juego con el humor que se despliega en otras composiciones. Sospecho que el origen tiene que ver con la confusión, con vivir con la sensación permanente de que nada queda del todo claro y ante la incomprensión la salida más fácil es el odio, el sentimiento más vil y despreciable.

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Si los sueños de mi hermana y mi sobrino se ven truncados deben saber lo siguiente, queridos amigos y enemigos, admiradores y detractores:

Me basta con saber que estos textos han sido leídos con atención por millones de ojos de todos los tipos y colores durante los últimos diez años y han generado todo tipo de reacciones: desde peticiones de matrimonio hasta amenazas de muerte.

Me basta con saber que tengo la libertad absoluta para escribir lo que escribo sin preocuparme porque mis problemas con el alcohol o con las drogas son las que me llevan a escribir como escribo. Quien escribe no es una vieja borracha ni una marihuanera o heroinómana al borde del suicidio, no, lo que me domina siempre es la lucidez.

Me basta con saber que no estoy enferma, que esta “obra” es escrita desde la salud, la plenitud y la vitalidad, no desde la miseria de la vida.

Me basta con saber que mi salud mental es plena, lo que leen no son textos de una persona perturbada por la depresión, la locura y cualquier otra enfermedad de moda en nuestro tiempo.

Me basta con saber que no escribo desde una prisión, que mis gritos no tienen nada que ver con la impotencia ante la crueldad y el abandono al que me tienen sometida mis verdugos.

Me basta con saber que no escribo desde la pobreza, desde la miseria ni desde la ambición. No necesito que me paguen por escribir y tampoco espero enriquecerme a costa de la escritura.

Me basta con saber que soy una persona común que se da el lujo de caminar por cualquier calle, comer cualquier cosa y hablar con cualquier persona porque no tengo la marca del artista ni del intelectual.

Me basta con saber que estoy más cerca de los santos que de los sabios y de los humildes que de los arrogantes y que eso lo saben bien las personas que me conocen, especialmente mi hermana y mi sobrino.

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Si llegara a morir hoy o mañana o pasado mañana, sepa usted querido lector y querido usurpador, que esta obra ya tiene dueño. Hay dos personas que se quieren hacer cargo de ella: mi hermana y mi sobrino. Mi hermana es una mujer con una fuerza y una arrogancia mucho más fuerte que la mía, una mujer admirable y capaz de hacer todo lo que se propone y mi sobrino no es de este mundo, es un joven que todavía no sé cómo describir porque suelo desfallecer ante su simple presencia.

Debemos estar dispuestos a despojarnos de nuestra voluntad

28 Oct

Si queremos ingresar con confianza a un campo donde cambia de manera radical el significado de las palabras y el poder concedido a los objetos, debemos estar dispuestos a despojarnos de nuestra voluntad, reemplazándola por una atención flotante que pueda captar la diversidad de perspectivas anímicas e imágenes corporales que emergen bajo el efecto del psicoactivo. Esta pluralidad de representaciones puede presentarse en un primer momento con el rostro de la locura, situación que debemos manejar con delicadeza para no terminar identificando la pérdida de control con una vivencia psicótica. Pues la enfermedad mental no se configura sólo por las sensaciones de ruptura o la disminución en la capacidad de síntesis del yo, sino por la combinación de esta dispersión vivencial con la respuesta defensiva de quien intenta mantener el autocontrol, disparándose niveles de ansiedad y pensamientos persecutorios que se incrementan cuando tratamos de interpretar la exaltación alucinada con las técnicas acumulativas y teleológicas de la voluntad.

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La pluralidad como esencia de lo democrático

18 Oct

El país se modernizó en lo económico sin ingresar a la modernidad política, sin que se abrieran las compuertas hacia la secularización, donde las funciones del Estado y la Iglesia están separadas, y sin asumir la pluralidad como esencia de lo democrático. Nuestra historia presenta altas dosis de enfrentamiento y escasa deliberación, sobredosis de represión y ausencia de capacidad normativa del Estado, mucho de moralismo y poco de ética, superávit de negaciones culturales y déficit en la conformación de un espíritu nacional que incluya lo diverso.

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Sacrificio sagrado

13 Oct

Nuestro ego -poco importa el nombre que le demos a ese factor de alienación- no es más que una copia pálida, una aproximación de nuestro ser esencial. Nos identificamos con ese doble tan irrisorio como ilusorio. Y de pronto aparece «el Original». El amo del lugar vuelve a tomar el sitio que le corresponde. En ese momento, el yo limitado se siente perseguido, en peligro de muerte, lo que es totalmente cierto. Porque el Original acabará por disolver el doble. En cuanto humanos identificados con nuestro doble, tenemos que comprender que el invasor no es sino uno mismo, nuestra naturaleza profunda. Nada nos pertenece, todo es del Original. Nuestra única posibilidad es que aparezca el Otro y nos elimine. No sufriremos de ese crimen, pero participaremos en él. Se trata de un sacrificio sagrado en el cual uno se entrega entero al amo, sin angustia.

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¿Por qué el adicto a las drogas se aísla?

6 Oct

¿Qué sería de los demás? ¿Qué de las relaciones humanas? En la conversaciones de aquella mañana , hallo constantemente repetida esta pregunta:» ¿Qué hay acerca de las relaciones humanas? «. ¿Cómo se podría conciliar esta bienaventuranza sin tiempo de ver como se debería ver con los deberes temporales de hacer lo que se debería hacer y sentir lo que se debería sentir? «Deberíamos ser capaces de ver estos pantalones como infinitamente importantes y a los seres humanos todavía como más infinitamente importantes», dije. Deberíamos… Pero, en la práctica, esto parecía imposible. Esta participación en la gloria manifiesta de las cosas no dejaba sitio, por decirlo así,  a lo ordinario, a los asuntos necesarios de la existencia humana, y, ante todo, a los asuntos relacionados con las personas. Porque las personas son ellas mismas y, en un aspecto, por lo menos,  yo era ahora un No-mismo, que simultáneamente percibía y era el No-mismo recién nacido, el comportamiento, la apariencia, la misma idea del sí mismo habían dejado momentáneamente de existir y, en cuanto a los otros sí mismos, sus antes semejantes, no parecían desagradables -el desagrado no era una de las categorías en función de las que estaba pensando-, sino enormemente ajenos.

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Un mundo de belleza visionaria

2 Oct

Cuando el cerebro se queda sin azúcar, el desnutrido ego se siente débil, se resiste a emprender los necesarios quehaceres y pierde todo su interés en las relaciones espaciales y temporales que tanto significan para un organismo deseoso de ir tirando por el mundo.  Cuando la Inteligencia Libre se cuela por la válvula  que ya no es hermética, comienzan a suceder toda clase de cosas biológicamente inútiles. En algunos casos, se pueden tener percepciones extrasensoriales. Otras personas descubren un mundo de belleza visionaria. A otras más se les revela la gloria, el infinito valor y la plenitud de sentido de la existencia desnuda, del acontecimiento tal cual, al margen del concepto. En la fase final de la desaparición del ego -y no puedo decir si la he alcanzado tomando mescalina- hay un «oscuro conocimiento» de que Todo está en todo, de que Todo es realmente cada cosa. Yo supongo que esto es lo más que una inteligencia finita puede acercarse a «percibir cuanto  esté sucediendo en todas las partes del universo».

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Séneca, Pascal y Bourdieu

13 Sep

Las grandes ideas se me pasan por la mente mientras camino y las grandes sensaciones ocurren mientras lavo ropa a mano. Tengo pensado cambiar de casa antes de cumplir cincuenta años, no vivir más de quince en el mismo lugar para que el cambio de espacio me modifique la red neuronal. No creo que encuentre una casa nueva con lavadero, creo que estaré obligada a comprar una lavadora y eso sí que es una verdadera pena porque tendré que renunciar a una gran sensación, casi la mejor de todas. Supongo que la sensación que experimento, el éxtasis, está relacionado con el hecho de oír y ver correr el agua. Supongo que el movimiento del cuerpo activado por la vista y el oído, por el hecho de hacer algo que he disfrutado siempre, hace que se me active el cerebro, que experimente el vuelo sin salir de la casa y que me pregunte en medio del viaje por qué me siento tan bien.

Esta mañana en medio del éxtasis recordé que hace veinte años tenía pensado escribir un ensayo muy erudito de veinte páginas titulado «Séneca, Pascal y Bourdieu», recordé que estaba segura de que había una relación total, una secuencia lógica y misteriosa entre estos tres autores y que al haberlos leído en orden: primero a Séneca, después a Pascal y finalmente a Bourdieu, un día caminando descubrí que estaba casi obligada a escribir, a compartir mi hallazgo con la humanidad entera. El tiempo pasó y el ensayo no fue escrito, pero todavía estoy segura de que ellos son los grandes sabios del mundo occidental y sé también que para mí ha sido muy fácil vivir, jugar con la escritura y ser una crítica rigurosa porque la suma de estos tres autores da todas las pistas, todos los trucos para vivir y para escribir.

¿Qué es lo que vale la pena leer porque el ensayo no lo pienso escribir?

¿Cuáles son los libros fundamentales de los tres sabios que es preciso leer en secuencia para descubrir el misterio de la vida, lo fácil y placentero que puede llegar a ser cada momento?

Podría seguir formulando preguntas y decir cuáles son los títulos de los libros, lo complicado es que el lector sepa comprender esos libros porque los tres pueden llegar a parecer lo que no son. El más complicado es Pascal, no es fácil hacerle a entender a la gente que no se fije en el creyente, en el Cristo de Pascal sino en lo demás.

Así como hay cinco predisposiciones para leer la Biblia, hay tres o cuatro formas de leer a Séneca, a Pascal y a Bourdieu, especialmente a Pascal. No es casualidad que Pierre Bourdieu hay escrito este libro:

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Mi sueño es que usted intente leer estos libros con la seguridad de que está leyendo a tres sabios y pueda llegar a la esencia del ser de estos tres libros:

1.

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2.

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3.

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Esas no son penas

12 Sep

La semana pasada tuve una conversación muy erudita con Estefanía Uribe Wolff, una joven promesa de la literatura colombiana que ha publicado un solo libro en el que retumban dos voces de las letras hispanas: Juan Rulfo y Fernando Vallejo:

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Le pregunté a Tefa entre sollozos por qué los ensayistas tienen la bendita manía de posar con libros -para la foto- en vez de aparecer subidos en un rodadero o con una peluca afro y entre las dos concluimos que los grandes intelectuales asumen poses porque tal vez son inseguros y necesitan reafirmarse y ese es el motivo por el cual aparecen (buscando en Google-Imágenes) con sus libros al lado, al frente o atrás:

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Tefa me propuso que fuera más osada: que no sólo usara peluca afro sino que buscara la rosada -la del Pibe- y esta fue la mayor aproximación que encontré en Cachivaches (la tienda de moda), con la ilusión de aparecer en el futuro al lado de los grandes intelectuales y ensayistas del pasado, del presente y del futuro, con los más grandes del mundo y de todos los tiempos, claro:

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Aquí poso con libros y con gafas para parecer un poco más creíble:

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Mientras compraba la fallida peluca del Pibe recordé que siempre soñé con verme un poco como Marina Abramovic,  Terele Pávez y Charlotte Gainsbourg pero el problema es que no soporto el pelo largo.

Compré esta otra peluca para gozar durante media hora con mi fantasía:

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…..

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El cerebro es capaz de producir cualquier estado producido por drogas

24 Ago

La dependencia psíquica se relaciona con las propiedades reforzadoras de los opioides: positivas al principio (los efectos placenteros), negativas después (evitar la aparición del síndrome de abstinencia). La influencia del ritual de la inyección de la morfina desempeña un papel fundamental en la dependencia psíquica del adicto. Algunos lo llaman el «hábito de la aguja», aunque en animales se ha visto que no sólo el piquete participa en el efecto. Dos interesantes experimentos nos ofrecen las pruebas.

En uno de ellos se investigaba el efecto de un antagonista de narcóticos el cual se administraba a todos los sujetos. A éstos se les dividió en tres grupos: uno de ellos se inyectaba una solución salina, otro de ellos se administraba una dosis baja de morfina, y el otro grupo se inyectaba una dosis elevada. Para hacer que los voluntarios se sintieran en confianza se trataron de recrear las condiciones de la administración habitual, en la que el adicto se inyectaba la droga en el baño. Así, se acondicionó un baño donde los morfinómanos, usando su propio equipo y ritual, se inyectaban una de las tres soluciones.

Al principio todos ellos reportaban efectos placenteros, a pesar de estar bajo los efectos del antagonista. Fue sólo después de tres a cinco sesiones cuando empezaron los reportes subjetivos de ausencia de efectos. Un sujeto, sin embargo, mostraba los efectos típicos de los opiáceos, ¡incluyendo la característica constricción pupilar! hasta la sesión 26, a pesar de que pertenecía al grupo que se inyectaba solución salina. Estos experimentos demostraban que el cerebro es capaz de reproducir cualquier estado producido por drogas, en ausencia de ellas. El dicho: «Nos ponemos como queremos», tendría que ver con ello, y se aplicaría también a cualquier estado de ánimo.9789681666613