Hace tres días escribí el post titulado Mis senos, mis manos. Estaba pensando en la historia graciosa entre Nacho Vidal y Franceska Jaimes y en algunos lugares comunes de la pornografía, esperaba que los lectores entendieran el chiste, riéramos juntos y habláramos de machismo, de actrices porno colombianas, que fuera un chiste sobre otros, nada que llevara a pensar directamente en mí, en la señora que escribe, la persona más común que puedan imaginar, una pobre mujer que camina por ahí y no aspira a ser estrella de la farándula ni Figura Pública.
El post tenía que ir más allá de la imagen que el lector tiene de quien escribe, de la señora común detrás del teclado, alguien con quien se puede cruzar en la calle en un momento dado y que no escribe sino habla; esperaba que la categoría llamada El Lector diera por hecho que la escritura construye su propio discurso, su propio narrador, y que quien narra la historia no es necesariamente la persona que mueve los dedos sobre el teclado.
Para darle sentido al texto tenía que publicar algunas fotos. La «modelo» soy yo, aparezco mostrando el brasier puesto, nada más. Ropa interior femenina exhibida como se puede ver exhibida en las imágenes de catálogos de ropa interior o como se vería una mujer en una piscina o en una playa. Nada extraordinario. Esas imágenes son típicas en las redes sociales. No esperaba que generaran tantos comentarios positivos y negativos, tantos mensajes de admiración y tantos comentarios denigrantes como los que voy a copiar a continuación.
Cuando escribí el post no imaginaba que iba a ser más post leído en la historia de un blog que inauguré hace un año. Me acusan de hacer lo que sea para llamar la atención y no puedo dejar de preguntarme qué fue lo que hice, cuál es la gran transgresión que no me perdonan quienes ven las fotografías y leen el texto.
Desde el momento de la publicación del blog hasta hoy me siento como si para algunas personas representara algo parecido a una imagen sagrada, una madre, una santa o una diosa que debe conservar su lugar en el corazón y la mente de sus adoradores. Esa imagen produce risa pero también produce miedo. Me asombra el poder de la escritura, el empeño de algunos lectores por bajarme de un trono que sólo está en sus mentes. Soy la persona más común sobre la tierra, camino por ahí sin sueños ni ambiciones, soy de placeres simples… pero me gusta escribir.
Hay momentos en los que me maravillo ante la idea que algunas personas tienen de Ensayista, se refieren a mí a través de esa palabra como si fuera un nombre. Nadie se llama Ensayista, mi nombre es Elsy Rosas Crespo. Pero algunas personas no pueden pensar en un nombre sino en algo que no es un nombre sino un género literario. Hay millones de ensayistas en el mundo pero cuando dicen o piensan en Ensayista piensan en mí. Es una locura total, algo que no esperaba cuando decidí usar esa palabra como nombre de usuario en una red social. Jamás imaginé que mi nombre propio fuera borrado por esa palabra que maravilla a unos, alegra a otros y enfurece a muchos.
¿Por qué insulta la gente de manera tan básica al estilo usted es fea, usted se ve mayor, usted es la persona más desagradable que he visto en la vida…?
¿Por qué tanto énfasis en recordarme lo que soy y lo que no soy?
¿Por qué tanto empeño en usar las palabras exactas para llegar directo a lo más profundo de mis sentimientos y mi sensibilidad con la intención de herirme? No quieren herir a la persona sino a Ensayista, a la idea que han construido de una construcción virtual hecha de palabras digitadas desde aquí y leídas desde allá.
La única explicación la encuentro en el texto de Walter Ong titulado Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, cuando explica las psicodinámicas de la oralidad en las comunidades orales primarias, en los grupos humanos que no han tenido contacto con la escritura, que no han tenido contacto con esta tecnología o con sus usuarios.
Las redes sociales sintetizan varias tecnologías de la escritura y sorprende mucho que se revise lo agonístico en las comunidades orales primarias, se lean los comentarios insultantes por una tontería sin importancia en este blog, y se encuentren tantas similitudes.
¿Internet es la nueva oralidad?
¿Se crean figuras espectaculares a través de la escritura en redes sociales y los lectores se sienten agredidos al límite de insultarlas como se insulta a un ser maligno de la talla de los que aparecían en la mente del Hombre Primitivo?
¿Se puede concebir como real, como persona, el ser que se construye a través de la escritura en espacios como un blog o como Twitter?
Son muchas preguntas, son pocas respuestas. Lean los dos comentarios más insultantes y saquen sus propias conclusiones:
¿Experimento? ¿lograr que la gente se sienta inteligente?, ésta señora me da un poquito de pesar, ese tipo de personas que busca llamar la atención las hay en todas partes y hay de todas las clases pero esta señora lo lleva a otro nivel, me parece que es masoquista, le gusta que la gente la trate mal pero a ella no le importa con tal de ser el centro de atención (en twitter) por 15 minutos, ella sabe que es fea, que ya tiene sus años (se le notan) sin embargo se pone a hacer este tipo de ridiculeces supuestamente como experimento para que un bobo se sienta inteligente (WTF?), aparte de que le gusta que la traten mal estoy convencido que también buscaba alguno que otro comentario como “uyyy que rico las tetas de ensayista”, solo para sentirse que no es tan fea y que podría llegar a agradarle a unas cuantas personas, no me imagino la juventud tan traumatica de esta señora, tiene el perfil de una persona que ha sido sometida al rechazo social, con sus 15 mil seguidores y sus posts tan absurdos viene su “desquite” para intentar llenar los vacios que habra tenido toda su vida. Señora elvira crespo usted es fea y con ganas, pero eso ya lo sabe, no me sentí más inteligente escribiendo este comentario pero si me divierte imaginar su cara leyendolo, por último déjeme “felicitarla” porque aunque no sea tuitera influyente ha logrado convertirse en el troll más descarado de twitter, para ser un troll hay que andar primero que todo pegado de una red social, andar criticando todo y a todo el mundo, llamar la atención como sea (mostrando las tetas por ejemplo), y por último ser muy miserable. Tu querida eres el troll de trolls!!
Sigo sin entender cuál es el objetivo de este post o más bien cuál es la necesidad de tomarse fotos así y publicarlas. Criticas a las mujeres que se desnudan pero según tú estás muy lejana a eso por que estás dejando a la imaginación. ¡No me imagino que podrá haber debajo de ese brasier! No es que dejes mucho a la imaginación con esas imágenes y el texto que lo acompaña en la que pretendes parecer una diosa y tuvieras el mejor cuerpo. Claramente no es así, buscas compararte con mujeres de 20 años que no tienen nada que envidiarte, ni siquiera el tamaño de los senos ¿por qué alardeas tanto si a tu edad todas tienen los senos grandes? Claro si te comparas con mujeres de 20 o menos, que ahora en su mayoria tienen senos pequeños, obviamente puedes creerte más, pero no olvides que no eres la más linda, así ya haya pasado de moda decirte fea.
Sabías que tu post iba a llamar la atención del hombre vulgar, como bien lo aclaras, lo cual me hace pensar que no tenias intención diferente al de llamar la atención por el simple hecho de mostrar el tamaño de tus senos y que te morboseen como lo han hecho hasta el momento, como no pudiste llamar la atención siendo toda una intelectual, entonces recurriste a mostrar tu cuerpo (supuestamente sin querer parecer mostrona y culpando a a gente de morbosa, cuando usas un lenguaje que solo conlleva a que los vulgares sean así; cualquiera puede vestirse como se le de la gana y mostrar todo lo que quiera y no por eso tiene porqué ser morboseada, pero tu estás mostrandote con esa intención y usando a tu supuesto Andrés, que hasta será inventado.
Con 43 años ya deberías pensar diferente y no buscando ser la más famosa de twitter pelando teta. Buena tarde!!
Etiquetas: blogs, comunidades orales primarias, desnudez, erotismo, escritura, oralidad, oralidad y escritura, pornografía, psicodinámicas de la oralidad, redes sociales, twitter, Walter Ong
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