1. Una entrevista sobre las entrevistas
Odio la publicidad, sinceramente. He pasado por la piedra de molino de las entrevistas y las considero una pérdida de tiempo. El tipo que encuentro en esas entrevistas haciéndose pasar por mí suele ser un engreído al que no me gustaría conocer.
(Raymond Chandler)
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a) ¿Alguna vez ha sido entrevistada?
b) No, sólo he sido entrevistada por mí misma.
a) Pero, ¿le han pedido que conceda una entrevista?
b) Ah, sí, varias veces.
a) ¿Y no ha aceptado?
b) No, Chandler me ha puesto sobre aviso, por él sé lo que significan las malditas entrevistas… una engreída que se hace pasar por mí… Eso no me gusta.
a) Se ha visto hablando en público.
b) Sí.
a) ¿ Y cómo se siente hablando en público?
b) Bien, el problema es cuando veo hablando en público a otras personas y descubro que todos los que hablamos en público nos queremos hacer los inteligentes. Hace dos semanas estuve viendo grabaciones de escritores y críticos, incluída yo, y todos asumen más o menos la misma pose y dicen más o menos lo mismo, ver esos videos me sumió en una depresión de la que casi no logro salir.
a) ¿Cree que es más peligroso ser artista o crítico?
b) Artista, no tengo ninguna duda.
a) ¿Por qué?
b) Porque el artista de esta época todavía cree que es tan artista como Flaubert o Kafka y esos artistas son imposibles en este tiempo en el que los artistas están obligados a sentirse del mismo lado de Juanes, Shakira o Héctor Abad Faciolince. Están obligados a ser felices, a sonreir, a ser chistosos, humanitarios, a tomar partido en relación con la política, el deporte, la moda. Firman contratos en los que se incluye que están obligados a responder las misma pregunta obvia todas las veces que de una emisora, un periódico, una revista o un programa de televisión los llamen personas que no han leído sus libros y no saben nada de literatura; están obligados a sonreír en los lanzamientos de sus libros y ferias del libro, tienen que aceptar invitaciones a conversatorios sobre la grandeza de su obra y su vida de artista y, además, tienen que ir a la venta de libros a firmar autógrafos y escribir dedicatorias a gente que no conocen, mientras despliegan una encantadora sonrisa de reina de belleza de pueblo. Eso sería insoportable para un artista porque el artista no es un vendedor de libros. El artista de nuestro tiempo puede escribir las frases más existencialistas, los monólogos más joyceanos, las metáforas metafísicas más convincentes, pero cuando su libro aparece publicado lo escrito por él en éxtasis místico en su estudio se ve nublado porque termina irrevocablemente condenado a ser un vendedor de libros compulsivo.
a) Usted es una persona angustiada, una Pensadora, pasa la mayor parte de su tiempo sumida en la más dolorosa soledad sufriendo por los demás, usted sufre porque hay personas que trabajan mucho. ¿En este momento quién es el hombre más trabajador si pensamos en el campo cultural colombiano?
b) Ricardo Silva Romero.
a) ¿Lo admira?
b) No.
a) ¿Por qué?
b) Porque trabaja mucho.
a) ¿Y acaso el trabajo no dignifica al ser humano?
b) Sí, claro, lo dignifica, pero yo me imagino a este pobre muchacho viendo películas de mala gana todas las semanas para escribir su columna de cine en la revista Semana, me lo imagino escribiendo de manera compulsiva para tres o cuatro revistas más de diverso calibre, me lo imagino viendo Muertos de Susto y Allien Vs Depredador y luego, tal vez por sugerencia del jefe, terminar escribiendo que estas películas son imperdibles y que Harold Trompetero es un director de culto, una especie de Scorsese a la colombiana. Se necesita mucha sangre fría para ejercer este trabajo y seguir viviendo, como si nada. Me lo imagino investigando todos los días en Google para armar sus novelas de más de trescientas páginas y luego, además de ser columnista, consagrarse a la carrera de vendedor de libros, yo creo que esa vida no es digna de ser vivida.
2. Todo lo que quiso saber sobre sexo y no se atrevió a preguntar
¿Por qué le gusta tanto hablar de sexo al aire?
Yo nunca he hablado de sexo al aire, tengo muchas prevenciones con el tema, no soy exhibicionista. No soy capaz ni de fumarme un cigarrillo caminando, lo encuentro vulgar.
¿Su mamá no la regaña por oír Mujeres W?
Ella no sabe que de vez en cuando escucho a esas mujeres con risa de puta hablando de sexo y posando de liberadas sólo para cautivar oyentes necesitados de morbo auditivo.
¿Habla con su mamá de sexo?
No, en mi casa no somos muy amigos de poner de moda un discurso, una práctica, sólo porque una supuesta doctora del sexo lo aconseja en televisión.
¿Qué le dice su novio cada vez que usted escucha Mujeres W?
El no dice nada, yo soy la que le digo que no soporto a esas viejas.
¿Y anda muy enamorada?
Muy es una palabra exagerada para hablar de amor.
¿Usted es virgen?
No
¿A qué edad la perdió?
“Perder la virginidad” es una expresión tan idiota como “hacer el amor”.
¿Cómo fue la primera vez?
Nada del otro mundo, había leído tanto sobre sexo que no parecía la primera vez. Me parece absurdo que haya mujeres que pretendan llegar al sexo como animales indefensos y que confundan pureza con ignorancia.
¿Con qué frecuencia ver porno?
Con mucha frecuencia.
¿A una mujer le parece excitante ver porno?
Yo no puedo hablar por todas las mujeres.
¿Le gusta ver porno sola?
Sí
¿Y por qué lo ve?
Porque estoy obesionada con el comportamiento humano, con la relación entre hombres y mujeres, con la sexualidad humana, con el discurso cinematográfico, con diversas formas de violencia y humillación, con los límites de la imaginación, con las adicciones, con la idea del cuerpo como máquina… Mientras veo porno pienso en muchas cosas, nunca lo uso para alegrarme el rato.
¿Qué tanto se masturba?
Nunca, si el sexo es gracioso la masturbación es digna de una película de Todd Solondz.
¿Tiene vibrador?
Esa es otra moda creada por el cine porno. No, yo que voy a tener juguetes como la profesora de piano.
Hablemos de posiciones: ¿Cuál es su favorita?
Ver a dos hombres agotadísimos con una mujer insaciable que se les ríe en la cara.
¿Qué opina del sexo en el agua?
Es otra moda creada por el cine porno.
¿Luz prendida o apagada?
Prendida, apagada y a media luz.
¿Y en sitios raros?
No, me parece idiota, más clichés de cine porno.
¿Entonces sus fantasías son más de hacer cosas raras que de lugares?
No, ¿qué “cosas raras” pueden hacer un hombre y una mujer con dos cuerpos con características particulares? Lo que se hace está limitado por el cuerpo.
¿Y un trío?
No, debe ser horrible pasar la faena y luego mirarse la cara y conversar, no me gusta conversar con dos personas al mismo tiempo.
¿Pero lo haría para complacer a su pareja?
A mí pareja también le asquean los tríos.
¿Qué es lo más lejos que ha llegado con una mujer?
Un beso
¿Por qué cree que dos mujeres es la máxima fantasía masculina?
Porque si no pueden con una mucho menos van a poder con dos, es la gran fantasía masculina.
¿Cuál es la parte más sensible de su cuerpo?
El pelo. Por eso soy intocable.
3. Autoentrevista sobre Virginia Mayer y el matrimonio
A. ¿Cuándo fue la última vez que se autoentrevistó? Si mal no recuerdo usted dijo en tono enfático -como si fuera verdad- que no volvería a hacerlo porque ya no lo encontraba tan divertido.
B. No recuerdo la última autoentrevista pero tengo la sensación de que fue hace menos de un año. Autoentrevista Razonada, creo, es el título pretencioso de nuestra última conversación, dizque para diferenciar esa experiencia de las demás. No recuerdo si dije esa vez que estaba harta de autoentrevistarme, tengo mala memoria y lo peor de todo es que me gusta.
A ¿Definitivamente nunca le va a conceder una entrevista a nadie que no sea usted misma?
B. No.
A. ¿Por qué fue tan dura con Virginia Mayer?
B. Porque ella pensaba que tenía más poder como periodista que yo como Elsy Rosas Crespo y está equivocada, el periodista es la sirvienta de los divos, son los entrevistados los que le dan de comer a esa gente.
A. Yo creería que ella no quería acabar con su imagen, nombre y honra, sino que, muy al contrario, ella quería que todos supieran quién es @ensayista: la twittera que le quita el aliento a medio país. ¿por qué se empeña usted en figurar como una niña grosera o como la estrella de la farándula que nunca será?
B. Porque me divierte, siempre busco pretextos para sonreír y me excito cuando alguien me propone una entrevista y yo primero le digo que sí y luego le digo que no sólo para imaginar cómo cambian los rasgos y los colores de su rostro ante el sí y ante el no. Es un placer inocente, que yo sepa ningún periodista ha muerto porque yo me haya negado a hacerlo sentir inteligente haciéndome preguntas estúpidas, porque estoy segura de que me harían preguntas estúpidas.
A. Defina pregunta estúpida.
B. En este momento no estoy de ánimo para definir.
A. ¿No es un poco vergonzoso que todos y cada uno de los miembros de su honorable familia -enemiga pública de las redes sociales- algún día se enteren de sus pasos y temamos lo peor?
B. Acabas de hacerme una pregunta estúpida ¿cómo se van a enterar ellos de mis aventuras en las redes sociales si las detestan?
A. ¿Es usted consciente de lo ridícula que puede llegar a ser?
B. No
A. Virginia Mayer escribió en Twitter que la propuesta que ella le hizo a usted (nada más ni nada menos que concederle una entrevista a ella -que no es cualquier periodista- para ficcionalizarla luego en Kienyke) es lo mejor que le han propuesto este año. ¿Es cierto semejante esperpento? Hasta donde tengo entendido ese portal es un pasquín hediondo, la síntesis de los errores periodísticos de este pobre país.
B. No
A. ¿Qué es lo mejor que le han propuesto este año?
B. Me han propuesto un ejercicio de convivencia pacífica con un hombre y lo he aceptado.
A. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
B. Han sido casi setenta días que ha valido la pena vivir.
A. ¿No es extraño vivir la primera Luna de miel a los cuarenta y dos años?
B. Supongo que sí.
A. ¿Estaba en sus planes devenir en amorosa esposa después de siete años de ser una abnegada novia?
B. No.
A. ¿Por qué aceptó entonces tan dura prueba? Hasta donde tengo entendido usted se jactó hasta hace menos de un año de haber decidido desde que tenía nueve años que JAMÁS se casaría ni tendría hijos ¿así de consecuente es siempre?
B. Acepté porque no tenía más alternativa, mi hermana tuvo que ver mucho en la decisión, ella adora a mi novio devenido en marido. Y como ser humano tengo derecho a cambiar de opinión todas las veces que se me dé la gana.
A. ¿Qué ha sido lo mejor de estrenar marido?
B. Dormir, es cierto lo que dice la leyenda: en tierras frías es mejor dormir de a dos que de a uno porque se calienta uno más rápido.
A. ¿Y qué más la tiene con la boca abierta de esta nueva experiencia?
B. Creo que estoy llegando a la conclusión parcial de que en la convivencia entre un hombre y una mujer el amor es Amor cuando los días transcurren mucho más rápido que antes y hablamos mucho después de cada comida y antes de cerrar los ojos. No es cierto, o por lo menos no lo es en mi caso, que lo más maravilloso sea decir cada mañana con mirada radiante: “Buenos días mi amor”.
4. Segunda autoentrevista
¿Por qué ha decidido autoentretevistarse de nuevo?
Porque quería escribir dos cuartillas y no se me ocurrió nada original, mientras el agua caía sobre la última taza (el agua me inspira) pensé en la segunda autoentrevista, mi estado de ánimo actual me permite concedérmela. Desde hace varios meses recibo mensajes en los que se me piden juicios sobre temas particulares, creo que esta es una buena ocasión para desarrollarlos.
¿Qué necesita para escribir?
Un estado de ánimo poco usual -muy alegre o muy triste- un tema para desarrollar y música. Para leer siempre escucho la misma música, para escribir también. Leo al son de la música clásica, escribo al ritmo de la popular, música con letra, letras que haya escuchado muchas veces, desde la infancia, música que me haga recordar a mi hermano muerto.
En la primera autoentrevista sus respuestas eran concisas, dice simplemente sí o no, ¿por qué está tan conversadora hoy?
Porque tengo mucho sueño, el sueño y el alcohol me conceden una lucidez poco usual. Me gusta dormir pero también me gusta escribir con sueño y con sueño y con alcohol hablo tanto como en situaciones cotidianas pero siento que soy un poco más explícita.
¿Siempre que bebe es conversadora?
No. Sólo si estoy con personas a las que aprecio mucho, si estoy con personas con las que no me siento cómoda no hablo ni me río. Si una persona no me interesa no me saca una sola sonrisa. Mi manera de decirle a alguien que me gusta estar con él es a través de la risa.
Mientras conversábamos hubo un corte repentino de energía, íbamos comenzando la tercera página y sólo rescatamos una, usted estaba muy sensible, a punto de sentarse a llorar y yo sentía que nos iba a revelar secretos de su personalidad, usted finalmente no lloró, se rió cuando la pantalla quedó en blanco, miró por la ventana, vio a su vecina ofreciéndole el pecho a su hijo y como por arte de magia su estado de ánimo cambió, ya no está triste, está tranquila, no quiere volver a preguntarse lo mismo, su estado de ánimo no se lo permite, ¿cree que estaba escrito que sus lectores no tuvieran el derecho de conocer a la profesora en un estado de lirismo extremo, de los que terminan siendo un poco ridículos, de aquellos que no enternecen sino divierten, tan gratos para usted en las comedias gringas y en la películas de Alex de la iglesia?
Es probable.
¿Usted se cuida de no hacer el ridículo?
Sí.
¿Cree que lo logra?
Sólo en la vida real, la mejor manera de hacer el ridículo sin que lo vean a uno es a través de la escritura, por eso me gusta escribir, porque puedo decir todo lo que se me ocurra sin mirar a quien lee a los ojos, sin dar explicaciones, sin aceptar reclamos, con total libertad; la vida cotidiana no ofrece este placer. La voz y la mirada pueden ser más implacables que un texto que se lee. En las conversaciones siempre interfiere la risa, yo me río mucho cuando hablo, cuando escribo también me río pero tengo pleno control sobre lo escrito, normalmente escribo riendo o llorando y el lector no se entera cuándo río o cuándo lloro, qué me inspira risa y qué llanto.
¿Siempre que escribe ríe y llora?
La mayoría de las veces no lloro, digamos que lloro un 3% pero casi siempre que escribo río.
Dicen que quien ríe se halla en una posición de superioridad en relación con quien no conoce el motivo de su risa o, en el peor de los casos, tratándose de la escritura, el lector llora porque sospecha que usted escribió bajo el efecto de un estado lírico cuando en realidad usted escribió bajo el efecto de un estado de ánimo festivo. ¿Usted quiere que sus lectores lloren o rían cuando la leen?
Yo sólo quiero que lean
¿y cree que la leen?
sí
¿Por qué está tan segura?
Por las estadísticas
¿Cuáles estadísticas?
Las de los blogs
¿Cuáles blogs?
Los virtuales
¿Cuántas personas la siguen diariamente?
2000
¿y a usted le pagan por leerla?
No
Entonces, ¿por qué escribe?
Porque escribiendo he conocido gente que me interesa mucho. En los blogs y en Facebook de vez en cuando aparecen comentarios que me inquietan, confesiones que me estremecen, mensaje privados que me impactan. La virtualidad es algo serio para mí, es parte de mi trabajo, seguir blogs o leer comentarios es un proceso de lectura, no menos rico o serio que la lectura de un libro, esta autoentrevista, por ejemplo, es un proceso de escritura serio y el único fin es que sea leído en internet, no tiene pretensiones eruditas, no aspiro a que aparezca publicado en una revista para intelectuales o para profesionales, cualquier persona se puede encontrar con este texto y lo mas seguro es que se enganche, que lea, se ría un poco, piense un poco, me imagine un poco y le quede una idea vaga de una señora que goza autoentrevistándose porque encuentra muy formales las entrevistas de persona a persona pero, de todas maneras, quiere expresarse, quiere que a quien le interese, sepa un poco sobre la naturaleza de quien escribe, de quien lee y relee lo que escribe con la ilusión de que dos mil personas la lean cada día y sientan que el tiempo de la lectura no fue tiempo perdido, que valió la pena escribir porque valió la pena leer.
5. La hijueputa esa (autoentrevista)
Quiero a este pueblo áspero, vivo, último tipo de las sociedades primitivas y que, al hacer alto a mediodía, tumbado a la sombra, bajo el vientre de sus camellas, se burla, mientras fuma su chibuquí, de nuestra valiente civilización que tiembla de ira.
Gustave Flaubert
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– ¿Por qué comenzamos con este fragmento de una de las cartas de Flaubert a Louise Colet?
– Porque siempre, cuando camino, recuerdo esa frase y me gusta mucho. Me gusta sentirme como el señor bajo el vientre de sus camellas, aunque no fume. La idea de descanso y de desprecio es lo que más me seduce.
– ¿Disfruta haciendo temblar de ira a la gente civilizada?
– Aquí no hay gente civilizada, recuerde que estamos en Colombia. Me gusta burlarme de la gente exitosa y de la idea que tienen de éxito.
– ¿Está pensando en Virginia Mayer y en las frases desobligantes que escribió ayer sobre usted en su cuenta de Twitter?
– Sí, estoy pensando en ella, todavía trato de entender por qué se descontroló tanto si no es la primera vez que me burlo de sus poses en este blog.
– ¿Será porque la ridiculizó más de la cuenta explicándole por qué no es Bukowski con vagina?
– Probablemente.
– Hablemos de lo que Virginia Mayer dijo de usted anteponiendo a cada prejuicio el sonoro ¡La hijueputa esa!, una expresión tan colombiana.
– Dijo que no sé inglés, no he presentado obras en la feria del libro, no he entrevistado a nadie, no tengo una maestría y no he publicado en ninguna revista. Insinuó también que soy ama de casa.
– ¿Es cierto eso que ella dijo de usted? ¿En realidad es usted tan poca cosa? ¿No ha cosechado ningún triunfo? Trate de explicarnos de forma concreta y sin llorar qué piensa de esos juicios.
– Mi vida ha consistido en despreciar todo eso que ella aprecia y usa como carta de presentación. Se supone que sé inglés pero hago lo posible por pensar, escribir y hablar sólo en español. Creo que mi lengua materna es un tesoro y siendo yo hispanohablante no necesito presumir con el inglés o con cualquier otro idioma. Otra sería la historia si yo fuera rumana o japonesa. Mi política lingüística ha sido siempre clara: si quiere hablar conmigo aprenda español. Prefiero explorar el español que balbucear otras lenguas para parecer cosmopolita, globalizada o internacional.
– Ahora hablemos de las obras que usted no ha presentado en las ferias del libro.
– Las ferias del libro no me interesan ni siquiera para comprar libros, prefiero las librerías o las bibliotecas. Formo parte del campo intelectual y, como se podrá imaginar, casi toda la gente que conozco ha publicado por lo menos dos libros. La mayoría de mis amigos y conocidos han presentado sus obras en ferias de libro, bibliotecas, librerías, centros culturales, universidades… La idea de convertirme en vendedora de libros, de autopromocionarme, de hablar de mis procesos de escritura, de invitar a un amigo para que hable ante mí y ante un público inocente de lo inteligente que soy, de lo bien que escribo, de la pureza de mi estilo, de mis influencias, maestros y lecturas fundamentales tampoco me seduce.
Aunque usted no lo crea soy una persona humilde y sencilla y no soportaría sentarme a hablar de mi cerebro en público; tampoco soportaría que alguien hablara de la grandeza de mi ser, la profundidad de mis ideas y la originalidad de mis palabras en mi presencia, para vender libros. Eso no lo soportaría, lo supe cuando vi a mis amigos pasando por ese espectáculo tan denigrante.
– Usted no ha publicado un libro . ¿Por qué?
– Porque no me interesa, cualquiera publica un libro en Colombia, es muy fácil, además tendría que promocionarlo, venderlo, venderme para vender mis libros. Eso es algo a lo que no estoy dispuesta, sería una experiencia muy fuerte para mí. Me parece más emocionante verme citada en otros libros, que se hable de lo que escribo aquí en las ferias del libro, estar ausente de cuerpo pero presente en la mente de las personas que hablan sobre escritura. Eso me gusta más, me parece un juego muy divertido.
– Virginia Mayer dice que usted no ha entrevistado a nadie. ¿Toma esa acusación precedida de ¡La hijueputa esa! como una gran ofensa?
– No he entrevistado a nadie porque no soy periodista, no me imagino entrevistando a nadie que no sea yo misma. Cuando Virginia me propuso un perfil para KienyKe, cuando me dijo que la gente quería saber quién era Ensayista, sentí lo mismo que siento cada vez que alguien se siente ante mí como ante un ser excepcional o digno de ser entrevistado. Cuando me proponen una entrevista pregunto siempre qué me van a preguntar y cuando me lo dicen quedo todavía más confundida y desilusionada porque los periodistas colombianos hacen preguntas muy estúpidas. No aspiro a entrevistar a nadie que no sea yo y no le acepto entrevistas a nadie que no sea yo, esa es mi política periodística.
– ¿Tampoco tiene una maestría?
– Sí la tengo y es gracioso saber que a la gente le importan ese tipo de cosas. Los títulos académicos significan muy poco para mí, casi nada. Lo que me importa de verdad es lo que he encontrado fuera del sistema educativo, eso ha sido lo mejor.
– ¿Tampoco ha publicado en revistas?
– Si, he publicado en revistas, parece que no es fácil encontrarlas. Eso tampoco me interesa mucho, ni siquiera guardo los ejemplares que me envían por ser la Autora de uno de los textos publicados. La meta es no volver a publicar en ninguna revista impresa, rechazar todas las ofertas que tengan que ver con publicación de libros, participación en ferias y fiestas, columnas de opinión y participación en revistas. Todo está tan degradado que la mejor alternativa sigue siendo internet. A eso le estoy apostando desde hace unos diez años.
– ¿Es usted ama de casa?
– Supongo que sí, no tengo mucama ni negrita, me ocupo yo misma de todo lo que necesito para vivir.
6. Autoentrevista al estilo Tómbola de la revista Cromos
¿Cuánto dura un rato feliz?
La palabra rato es una palabra fea, es más hermoso pensar en instantes.
Una canción que le levante el ánimo.
Ninguna.
Una motivación para dejar la cama un lunes.
No tengo nada en contra de los lunes.
¿A qué edad regresaría?
Nunca me he ido.
Su mayor acierto en un escenario.
Callar a la gente con la mirada.
Lo mejor de ser irreverente.
No aspirar a serlo.
Un libro de autoayuda para recomendar.
La primera parte de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.
Un espacio para esconderse y olvidarse de todo.
No necesito esconderme ni olvidarme de nada.
¿A quién sueña conocer?
A nadie.
Un tuit para sus enemigos.
No tengo enemigos.
¿Qué está sobrevalorado en la sociedad?
Los seguidores en una cuenta de Twitter.
Un plan para distraer la cabeza.
Mirar por la ventana.
Un remedio para combatir la tristeza.
Caminar.
¿Qué momento de su vida borraría?
Ninguno.
Su mayor embarrada.
Ninguna.
¿Cuándo fue la última vez que lloró de felicidad?
No suelo llorar de felicidad.
¿A quién ha hecho feliz?
A toda la gente que me conoce.
¿Qué la entristece?
Las preguntas estúpidas.
¿Cómo le gustaría que la recuerden?
Como una persona que pasó la mayor parte de su vida descansando.
Una pelea.
La del Bolo y el Gringo. Es muy buena esa pelea.
¿Qué es la felicidad?
No hacer nada pero hacerlo a conciencia.
¿Qué la mantiene alerta?
Mi cerebro.
¿Cuál ha sido la peor crítica que le han hecho?
Que sigo a muy poca gente en Twitter.
¿Qué le saca la piedra?
La expresión que usted acaba de pronunciar. Y es dizque periodista.
¿Qué la aburre?
Una conversación de más de tres personas.
¿Qué la entretiene?
No soy una persona a la que haya que entretener.
¿En qué es aprendiz?
En nada.
¿Qué cambiaría de usted?
Nada.
Una deuda.
No tengo deudas.
Un sueño recurrente.
No suelo soñar.
Lo positivo de morirse un día de estos.
Esa no es una pregunta inteligente.
Una palabra que la defina.
Dulzura.
Lo peor de ser irreverente.
Que tanta gente en Colombia crea que lo es cuando en realidad son imbéciles.
De todas sus opiniones, ¿con cuál se queda?
Con todas.
Un compañero inseparable.
La ropa.
¿Adónde van a parar los secretos?
No tengo secretos.
¿El secreto para reinventarse?
Esa pregunta se la debes hacer a Madonna.
¿Qué la desvela?
Nada.
¿Un episodio que no repetiría?
Volver a estudiar.
Etiquetas: amor, autoentrevista, escritura, literatura, sexo, virginia mayer
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