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Convertida en una rosa

3 Ago

Nuestra mejor acción es la espontánea. Ni tus deliberaciones, ni tu meticulosa observación te acercarán tanto a cualquier cuestión como lo hará tu mirada espontánea.

Emerson

Soy consciente de mi propia bondad

Yo misma suelo asombrarme

Esa bondad es interpretada a veces como masoquismo o estupidez. Se me pide que no sea tan buena y después de los consejos sobre por qué no debo ser tan buena -porque no parezco de este mundo y porque este mundo no me merece-, me dicen que merezco ser amada por un ser que no parezca de este mundo, por alguien que sea un poco como yo-. Yo respondo siempre que no busco amor sino comprensión y gente admirable para idolatrar (porque tiendo a la idolatría). Mi admiración desmedida puede parecer un defecto, para mí es una cualidad. La admiración me llena de energía y de ideas para escribir y la emoción ante el encuentro con la persona admirada siempre es una experiencia vital, todo un Acontecimiento. Una simple conversación (no necesariamente cara a cara)  casi siempre termina convertida en escritura y escribir es lo que más me interesa en la vida. Así de simple.

No me muero por ser amada sino por amar,  más por admirar que por amar; mi vida consiste en encontrar almas de élite, gente deslumbrante que me entusiasme con su elegancia, su erudición, su talento, su bondad, su naturalidad, su inteligencia… algo que se salga del lugar común, gente que no sea otro muerto en vida, alguien que no esté resignado a cargar con el peso de la existencia.

Esta semana tuve dos conversaciones de este tipo: usted es muy buena, una mujer muy buena, la más buena… y anoche ocurrió algo extraño y asombroso:

Me acosté a dormir pensando que soy la mujer más buena que conozco y sin saber cómo ni saber por qué tuve una experiencia zen.

Siempre he esperado una experiencia mística,  sueño con sentir lo que sentía esta dama

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No sueño con verme así

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Sino así

Marguerite Duras (1914-1996), écrivain français, chez elle. Paris, 1955.

Marguerite Duras (1914-1996), écrivain français, chez elle. Paris, 1955.

Y lo extraño fue que no me sentí como una santa ni como una princesa ni como una escritora tanto o más apasionada que yo sino como una rosa. No estaba dormida, estaba bien despierta y sentí como si no tuviera cuerpo humano sino como si fuera una rosa. Podía sentir como siente una rosa. Era una rosa rosa y lo que sentía con más claridad eran los pétalos. Yo era una rosa y podía sentir como si fuera una rosa. Recordé que todos los días recorro el mismo camino y siempre me detengo con atención en todas las flores que veo, pero mis favoritas son las rosas, las rosas de color rosa. Me gusta ver todo el proceso, desde que nacen hasta que no queda nada de la rosa y luego vuelven a aparecer otras rosas que no son la misma rosa sino rosas nuevas. Mientras me sentía rosa y sentía como siente una rosa recordé este poema y supe que lo mío fue una experiencia zen. No sé si sea más poderoso que vivir la experiencia de la santa pero fue algo que no había vivido nunca y valió la pena sentir.

Las frases enaltecedoras de mis buenos amigos sobre mi bondad, la conciencia de mi propia bondad (casi santidad), mi experiencia con las rosas durante tantos años y quién sabe qué más… me llevaron hasta la dimensión desconocida.

Para quienes no saben este es un poema zen:

A través de la contemplación amorosa
de la transformación y mutabilidad
recibo una anticipación de la eternidad
y vi con certeza luminosa
que la rueda dio vueltas y no las dio.

Pintando diez años una hoja de rosa
fluí por fin en la hoja;
me estremecí ante el tacto de la gota de lluvia
hasta que me hice gota y salpiqué:
entonces perfectamente pinto la hoja de rosa.

Irving Layton

Soy consciente de mi propia bondad

11 Jul

No se nace bueno, la bondad es una construcción mental.

Es más sensato reír que llorar

Y dormir que conceder entrevistas, presentar libros, ir a congresos de literatura…

Es más reconfortante construirse a partir de la bondad y la sencillez

Es más reconfortante que construirse a partir de la maldad y el engreimiento.

Decidí ser buena gente porque estoy cerca de la santidad, lo natural, la autenticidad y muy lejos de la codicia y  la vanidad.

Ser buena gente me produce placer y me he construido para disfrutar la vida a partir de mi propio placer.

Pero hablo con muy pocas personas: dos o tres.

Decidí hacerlo porque la mayoría de las conversaciones son conversaciones estúpidas y el hecho de que sea un ser rebosante de bondad no me quita que también sea de gusto exquisito y no soporte las conversaciones insulsas. Mi bondad es real, no es una simple pose para ganar amigos o sentirme querida. No es un espectáculo para los demás sino para mí misma. Me gusta tener dos o tres amigos y un amor, me gusta que esas tres o cuatro personas y ese amor gocen del privilegio de ser amigos míos, me gusta entregarles toda la naturaleza de mi ser, me gusta que se sientan amados por alguien como yo: un ser auténtico y rebosante, una energía superior que se desborda sólo cuando estoy con esas personas a las que he elegido para darles todo mi cariño y toda mi bondad.

Mística erótica

5 May

Un sencillo pero sentido homenaje a Juan Rulfo:

Me acuerdo bien de la clase de literatura. Fue la mejor parte de la conversación.

Gracias.

Sí, me apasiono.

La borrachera intelectual.

Es más apasionado que yo.

Pero claro, por lo menos no hay que beber tanto como esa vez, era un día especial.

Me gusta bastante el vino tinto.

Y es más propicio para ese tipo de noches.

Por eso estuve tanto tiempo de rodillas.

Me gusta mucho la seducción con palabras y más si es sobre temas eruditos.

Si es un hombre más joven que yo y con un pene tan bello me entusiasmo todavía más.

Sí, lo creo.

Tenemos que ver El amante. Me gustaría saber qué piensa de esa historia.

Creo que nuestro mutuo cariño, la energía que sentimos es muy bonita.

Algo muy espiritual.

Sí. El amor es engañoso y dura menos.

Sí, las relaciones de pareja son aburridas y terminan peleando.

Dura tres meses y después todo es drama, compromisos y reclamos.

Es más chévere una buena amistad, una complicidad, que incluya la sexualidad cuando los dos queramos.

Fue muy apasionado el sexo.

Lo disfruté mucho.

Puede tener muchas ventajas de un noviazgo, cariño, ver películas, tomar vino, tener sexo, pero sin la parte aburrida.

El compromiso, las rutinas.

La obligación.

Sí.Yo también quiero eso. Que no seamos falsos, los novios son muy falsos. Lo mejor de nosotros es que somos amigos. Eso está por encima del amor.

Exacto.

Me gustaría ver películas, oír música, hablar de libros y tener sexo pero sin ser novios y sin hacer drama ni reclamos de ningún tipo.

Solo hay que vivir el presente.

Como dicen los orientalistas rebajados.

El poder del ahora.

Así es.

Me gusta mucho la libertad.

Me parece que la vida de oso y de león es coherente.

Estar solo buen tiempo es muy bueno.

Que la compañía sea algo especial.

Que la pasemos muy bien.

Lo que más quiero evitar es hacer promesas, dramas, decir que será para siempre…

Quiero evitar todas las cursilerías del amor.

El sábado la pasé muy bien.

Sí, es una pendejada.

De melodrama.

Siempre estoy bien con usted. Lo quiero mucho, es mi mejor amigo y no quiero perder la amistad, el sentimiento de amistad.

El sexo puede ser mucho mejor porque es cariño de verdad, no ilusiones y ceguera.

Exacto.

Me pasa igual.

Lo que estamos viviendo vale la pena, es muy excitante porque involucra el cuerpo, el alma, el intelecto y la amistad.

Somos bendecidos y afortunados.

Sí.

Seres del luz.

El ser total.

El orgasmo sagrado.

Algo como eso.

Ver a Dios.

Sentirlo.

Verlo.

El abismo de Pascal.

Saberlo.

Probar los límites.

Usted no es miedoso.

Sí.

No.

Nunca había quedado tan agotada y nunca había estado tan lúcida.

Todavía estoy en el proceso de regeneración.

Yo igual.

Me siento agotado.

Un pene erecto toda la noche da como para una medalla.

Lo que sé es que disfruté mucho la noche, un momento libre.

No me sentí presionado sino muy en paz.

Sí. Yo también.

Sí.

Sí.

El amor es un fenómeno de campo

15 Feb

Sufriré por lo tanto con el otro, pero sin exagerar, sin perderme. A esta conducta, a la vez muy afectiva y muy controlada, muy amorosa y muy pulcra, se le podría dar un nombre: es la delicadeza: es como la forma “sana” (civilizada, artística) de la compasión. (Até es la diosa del extravío pero Platón habla de la delicadeza de Até: su pie es alado, apenas toca el suelo.

Roland Barthes, en Fragmentos de un discurso amoroso

E. Ella. La protagonista de esta triste historia.

A. Una relación de diez años con E. Tres de convivencia (que acabaron con el amor).

B. Una amistad de cuatro años con E. que parecía amor no manifiesto. Una especie de amor platónico fruto de la mutua admiración desmedida que jamás llegó a convertirse en discurso amoroso por exceso de timidez y respeto excesivo de los participantes. Una amistad nerviosa, casi como la de Carlota y el pobre Werther.

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C. Una declaración de admiración desmedida durante un mes que terminó sumida en el silencio y sin que los participantes se hayan visto cara a cara (¿porque el Destino no lo quiso?). C. logró desplazar de la mente de E. a A. y a B. porque es un absoluto amante latino: conquista con dibujos, canciones, conversaciones de índole intelectual con alto contenido sexual (vía telefónica, mensajes privados en Twitter y conversaciones de cuatro horas vía Whatsapp). Es lo que llamaríamos en un texto de biología un macho dominante.

E. sufre porque está obsesionada con los procesos de observación, comprensión e interpretación de textos de toda índole y el discurso amoroso y las acciones e intenciones de los participantes no le son ajenas. Después de una cadena de hechos que superan su entendimiento no ha podido llegar a comprender cuál era la intención de C. A veces se pregunta si no se trató de una conquista de venganza. Si hay porno de venganza puede haber conquista de venganza, pero, entonces surge otra pregunta: ¿A quién estaba vengando C.? ¿Por qué tanto despliegue de talento, memoria, tiempo y energía con el único propósito de que E. terminara locamente enamorada de C. si la única intención consistía en dejarla aturdida y abatida ante el más aplastante Silencio?

¿Por qué? Si se trata de un juego es muy divertido y si se trata de una venganza es una dulce venganza, tan dulce que puede ser narrada sin lágrimas y sin suspiros.

A. era recordado con cierta nostalgia y aunque no se abrigaba el deseo de reanudar el idilio amoroso se vivía a su lado una especie de «bonita amistad», recuerdo del viejo amor que se tuvieron y que C. destruyó para siempre porque durante un mes trastornó la mente de la protagonista de esta triste historia, se insertó de tal modo en lo más íntimo de su ser hasta el límite de convertir a  A. en un amigo lejano y B. en un amigo más.

Escribir un correo es un asunto muy serio

23 Jun

Tengo una dificultad en la vida y es que a la gente que conozco cara a cara sólo puedo tratarla con dulzura y amabilidad y cuando escribo soy otra, una persona muy diferente, una especie de monstruo implacable y despiadado dominado por la prepotencia y el orgullo. Sé que produzco la sensación de tomarme por omnipotente y sabia. Es escritura, no soy yo, la persona que habla con tranquilidad, la del trato amable, la sonrisa franca y los modales suaves. La señora de pocas palabras que quiere pasar desapercibida en una conversación de más de tres personas.

Cuando escribo pensando en un texto público que será leído por mucha gente los dedos vuelan en el teclado y me domina la risa, cuando voy a escribirle a una persona a la que conozco cara a cara, a los que me conocen de verdad, los que saben el tipo de persona que soy en el trato personalizado (la persona más indefensa y confiada que pueda existir sobre la tierra)  tengo que esforzarme, cambiar muchas palabras, revisar el texto varias veces, redactar varias versiones hasta encontrar la que mejor plasma la verdadera esencia de mi ser.

Cuando escribo mensajes privados no me gusta dar la impresión de ser la señora que escribe sino la señora que habla y como la escritura y la oralidad no son la misma cosa me cuesta mucho trabajo escribir de tal manera que mi interlocutor no sienta que es Ensayista sino que es Elsy, la persona, la señora amable y de muy pocas palabras la que le está enviando el mensaje.

Hoy tuve que enviar dos mensajes de ese tipo dirigidos a dos personas tan amables como yo, el problema es que esas personas también leen lo que escribo en este blog. Creo que no herí a ninguno de los dos, las respuestas fueron inmediatas y quedé con la sensación de que les quedó bien claro que puedo escribir mensajes privados que me hagan ver como soy, no como lo que se refleja a través de la escritura pública.

Si el afecto vale algo, siempre tendrás el mío

22 Jun

Creo que puedo emerger menos egoísta y convencida que antes y con mayor comprensión para las dificultades de los demás. La aflicción, como la que siento ahora por mi padre, es confortante y natural, y hace que la vida valga la pena aunque sea más triste. No puedo decir lo que has sido para mí todo este tiempo, porque no lo creerías, pero, si el afecto vale algo, siempre tendrás el mío.

Virginia Woolf a Violet Dickinson

9788426413383

A las relaciones humanas las sostiene la mentira

20 Jun

Al único amigo que me quedaba

No es la aversión a este mundo donde todos traicionan, venden y engañan, la que convierte a muchas personas en raros y solitarios. Es el temor de no tener fuerzas suficientes para desconfiar continuamente, para timar, para saquear.

Walter Serner

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La mentira, la falsedad y el disimulo son cualidades humanas que descubrí siendo niña, en una conversación familiar hace mucho tiempo.

No podía creer que esto pasara: que unas personas hablaran mal de otras y que luego, al verlas venir de nuevo, a esas mismas personas a las que acababan de despellejar con críticas implacables, a las mismas que acababan de criticar y juzgar sin ningún tipo de contemplación, las recibieran como a gente de élite, como a las personas más apreciadas, y se dispusieran, entonces, a destruir con nuevas palabras a los nuevos ausentes, que también aparecerían de nuevo en cualquier momento para volver a repetir la triste hazaña.

En eso consiste la vida, ese día me lo explicaron con risa y pesar ante mi inocencia. Ese día también me explicaron, entre risas ante mi cara perpleja, que a la gente le pagan por trabajar porque todos odian el trabajo, si lo amaran no les pagarían, lo harían gratis, es una lógica muy sencilla; la recompensa por el sacrificio es monetaria, así ha sido y será siempre y no se puede pensar la vida de otra manera.

Dos grandes verdades reveladas sin compasión que me resisto a convertir en verdades para mi vida porque vivir de esa manera no vale la pena. Sigo pensando en la amistad pura y en el amor al trabajo no como abstracciones sino como realidades, pero debo reconocer que es más fácil amar el trabajo que gozar a fondo los frutos de la amistad; esa bonita palabra sólo puede ser pensada como un ideal, un sueño que no podrá alcanzar la perfección porque quienes aspiran a la amistad son seres humanos dominados por la ambición, la desconfianza y el miedo a ser burlados. Casi ningún ser humano confía en otro ser humano, ese el origen del gran drama barroco alemán.

A pesar de saberlo siempre creo en la gente, siempre inicio una nueva conversación con la idea de que esa persona no va a mentir, de que nuestra conversación va a ser transparente y que la suma de varias conversaciones podría terminar convertida en una linda amistad.

Casi nunca se realiza el sueño, pronto descubro una frase, un gesto, una actitud, un movimiento de manos, de labios o de ojos que me llevan a pensar que esa persona miente, oculta o disimula y me alejo con cautela. Si la relación con esa persona debe continuar porque estamos condenados a seguir viéndonos sigo hablando con ella pero sin confiar, la trato como a un ser humano más, no como al elegido al que decidí entregarle lo mejor de mí, que no son regalos costosos ni amigos influyentes, sino algo mucho más simple: mi amistad.

Hoy descubrí que tenía un amigo y lo supe porque me falló, porque quebrantó nuestro pacto no firmado que consistía en que él y yo parados en un trono como un par de dioses satisfechos contemplábamos el mundo y podíamos burlar a otros pero jamás nos mentiríamos entre nosotros. Y anoche él me convirtió en el objeto de su burla, se olvidó de nuestro trono y me trató como se trata a la gente común, no a las almas de élite como yo.

Carta abierta a Estefanía Uribe Wolff

6 Jun

En su cuenta de Twitter enlazó hoy uno de mis posts y ha escrito en tono zalamero: «Sea lo que sea, tengo que decirlo, esto me gustó mucho. Es lúcido y ameno». También ha mostrado con orgullo una foto que me tomé con usted cuando vino a Bogotá y tuve la desgracia de conocerla.

Me parece de muy mal gusto que siendo usted una de las personas que más se ha ensañado en contra mía en los últimos meses decida compartir ahora esas joyas con sus amigos y seguidores. Tenga en cuenta que yo le ofrecí mi amistad de forma auténtica y desinteresada y usted decidió en un momento de su vida que lo mejor era prescindir de mí.

Yo me tomé en serio la ruptura de esa amistad y creo que lo más sensato es que usted haga lo mismo.

La única persona con la que he cometido el error de tomarme una foto ha sido usted, a nadie más le he aceptado ese tipo de payasada, veo que tanta insistencia no era gratuita: usted colecciona fotos con gente famosa para luego presumir con sus allegados, con sus nuevos amigos.

No se confunda conmigo, no soy una figura pública, no merezco formar parte de su álbum para mostrar con orgullo. Veo que se siente famosa al tomarse la foto con los famosos pero se equivocó usted de persona, no soy escritora, reina, cantante ni candidata a la alcaldía, soy la persona más común del mundo y me molesta mucho que haya abusado usted de mi confianza de esa manera.

No se engañe más conmigo, no aspire a que vuelva a congraciarme con usted, parece que no llegó a conocerme ni siquiera un poco. ¿Cree que soy otra de esas personas que le siguen la corriente para que no beba o no se deprima? ¿Cree que al exhibir esos trofeos a costa de mi nombre y de mi imagen lo justo es que sienta pena por usted porque está enferma y es alcohólica? ¿Cree que también le voy a ofrecer mi lástima como se la ofrece el 90% de la gente que la conoce?

No, no lo voy a hacer.

Le escribo este mensaje en público para que me deje en paz de una vez por todas y para siempre, para que se convenza de algo: yo confié en su amistad y le ofrecí lo mejor que tengo como ser humano y usted me usó hasta el momento en que se le dio la gana. Ese tipo de actos no merecen ningún tipo de consideración.

Haga el favor de ignorarme, deje de presionarme, sea más cuidadosa con las personas que le ofrecen cualquier tipo de cariño, no use sus problemas personales para abochornar a los demás.

Gracias por enseñarme que en el futuro debo ser mucho mas precavida cuando decido conocer a alguien, gracias por hacerme entender que la próxima vez que alguien me pida una foto tengo que gritar que me dejen en paz, que no me gusta que me tomen fotos para luego ser exhibida como trofeo por gente como usted.

Carta abierta a los amigos de mis hermanos y a los amigos de mis sobrinos

20 May

Gracias a la suspensión de la cuenta de Twitter  (debido a que fue reportada  de forma masiva entre el lunes y el martes de la semana pasada según acuerdo definido por un líder a quien no le simpatizo y no me quiere ver escribiendo allá pero probablemente me lee aquí y deja comentarios desobligantes en algunas entradas), gracias a que cientos de personas decidieron ejercer la censura sobre mí, supe que me lee más gente de la que imaginaba y que muchos de esos lectores fieles y anónimos están dispuestos a ayudarme de alguna manera.

Me han hecho sentir como una noble damnificada.

Gracias a esa lamentable experiencia -la suspensión de mi cuenta de Twitter- vi cumplirse de manera palpable la frase popular que dice No hay mal que por bien no venga. La cuenta fue suspendida pero he recibido el apoyo y el afecto de muchas personas sobre las que no sabía nada. Apareció, por ejemplo, un compañero de bachillerato de uno de mis hermanos menores. El me lee en Twitter y leyéndome llegó a pensar si no sería yo la hermana de uno de sus compañeros de clase del lejano 1999. Gracias a sus conversaciones con mi hermano sobre las conversaciones que yo tenía con él en la casa y que luego él compartía entusiasmado con sus compañeros de colegio, el actual lector tuitero de esta pobre señora pensó si no podría ser la hermana de él, me dijo el nombre de mi hermano y, claro que sí, soy yo. Su compañero de clase  recuerda esas conversaciones, recuerda y aprecia todavía a mi hermano aunque lleva muchos años sin verlo y me aprecia un poco a mí gracias a la admiración que mi hermano manifestaba ante sus compañeros cuando era un joven estudiante de bachillerato. Él y yo, el amigo de la juventud de mi hermano, terminamos hablando a través de mensajes privados -precisamente en Twitter- con mi nueva cuenta  @ennsayista sobre esa bonita coincidencia.. Eran conversaciones sobre libros, claro, los mismos libros de que los suelo hablar en mi cuenta de Twitter. ¿No es eso hermoso y conmovedor?

Mi vida no está hecha de tragedias, pero este triste incidente -la suspensión de la cuenta de Twitter- me llevó a comprometerme más con la gente que me lee y confía en lo que escribo. Mis enemigos -si es cierto que tengo enemigos- me hicieron ver que también hay mucha gente que disfruta con lo que escribo y no creen que sea tan peligrosa como algunas personas pretenden creer que soy. Yo me veo como una persona más bien inofensiva.

Esas personas nobles, el amigo de mi hermano, por ejemplo, me han pedido que no me deje callar, que siga escribiendo en Twitter con otra cuenta, consideran que no voy por ahí dañando vidas sino desinflando egos, eso me han dicho varias personas de diferentes formas y es reconfortante saber que interpretan de ese modo la valoración que he hecho de algunos personajes públicos, escritores, periodistas, expertos en social media y emprendedores colombianos en la red en un tono que puede molestar a algunos, ilustrar a otros y divertir a muchos.

Mi amistad fallida con Estefanía Uribe Wolff

4 May

Para comenzar citemos a uno de los escritores más nobles, justos y sencillos que he tenido el gusto de leer. Un hombre que le concedía un valor especial a la amistad y a partir de quien me guío para buscar, encontrar, tratar y apreciar a mis mejores amigos. No he logrado consolidar una amistan tan perfecta como la del buen hombre pero sigo caminando en busca de ese ideal, supongo que soñar también tiene su mérito y no tiene sentido perder la fe.

Estas son las palabras del sabio:

Soy muy capaz de hacer y conservar amistades raras y exquisitas. Como me ato con tanto apetito a las uniones que son de mi gusto, me muestro, me abalanzo tan ávidamente que no puedo dejar de ligarme fácilmente y de dejar huella cuando me doy. A menudo he hecho la prueba con felicidad. Para las amistades comunes soy algo estéril y frío pues mi andar no es natural si no es a toda vela; aparte de que la fortuna, al haberme acostumbrado y engolosinado desde mi juventud con una amistad única y perfecta, en verdad que de algún modo me ha hecho perder el gusto por los demás y me ha grabado en el cerebro que soy animal de compañía y no de tropa, como decía aquel clásico. También porque por naturaleza me cuesta comunicarme a medias y con disimulo, y con esa servil y desconfiada prudencia que se nos ordena en el trato con esas amistades numerosas e imperfectas; y se nos ordena principalmente en esta época en la que no se puede hablar del mundo sin peligro o falsedad.

Montaigne

***

Estefanía Uribe Wolff no ha sido una de mis grandes amistades, no fui yo quien se engolosinó con ella sino que fue ella quien no sé cómo ni de qué manera terminó ganándose mi afecto. Ella supo cultivar la amistad en una persona tan esquiva y desconfiada como yo. ¿Cómo lo hizo? No lo sé, muy pocas personas lo han conseguido, casi todas mis grandes amistades se han consolidado porque el entusiasmo parte de mí, soy yo la que tiendo a idolatrar a otro ser humano cuando descubro una particularidad suya en medio de millones de personas comunes y sin gracia.

Ella se hizo querer, me motivó a leer su libro, me escribió mensajes llenos de afecto, me convirtió en su confidente y varias veces me llamó para compartir sus momentos felices o sus momentos de tristeza. Siempre estuve dispuesta a oírla y creo que la traté con respeto y consideración. Esa es la sensación que me queda.

Un día cualquiera ella decidió renunciar a mi amistad y a medida que pasa el tiempo se pone más agresiva. Con las injurias que me envió ayer por escrito y en público trataré de componer un poema que sintetice el tipo de persona que soy ante sus ojos. Lamento de verdad haber causado tanto desprecio en una persona a la que llegué a ver en algún momento como una buena amiga:

Elsy, una persona totalmente boba, tal y como es, manejada a mi antojo.

A mí me causa profunda conmiseración.

Jura que la atacaré y que soy su enemiga.

Cotitas. No es nada. Pobre. 

Le tengo gran lástima por eso a la pobre y, aunque siga, una criatura de esas solo merece. Pura conmiseración, y pecao, ¡qué pecao de Elsy! 

Le tengo gran lástima por eso a la pobre y, aunque siga, una criatura de esas solo merece. a misma Elsy que, qué pecao, ya cayó en bajezas que solo hablan mal de ella.

 Tan poquita cosa, predecible, débil, desesperada. 

Nunca esperé en mi vida que se pusiera en la posición de víctima mía, ¡y todo por un unfollow! Me da muchísima risa esto… 

Porque Elsy necesita mucho amor y ahora siento que se lo debo entre la lástima y la vergüenza que me causa.

Eso.  Estamos gozando con tu «inteligencia».