Nuestra mejor acción es la espontánea. Ni tus deliberaciones, ni tu meticulosa observación te acercarán tanto a cualquier cuestión como lo hará tu mirada espontánea.
Emerson
Ayer hice una de las cosas que más me gusta hacer con Juan: ir a la feria del libro de Bogotá.
El plan era simple: el que llegara primero entraba y esperaba adentro. Yo llegué primero y entré como quien no quiere la cosa.
Iba caminando como les gustaba caminar a Emerson, a Goethe, a Benjamin y a Barthes cuando de pronto vi a otra persona a la que es obvio que también le gusta caminar de esa manera.
El hombre por el que la gente haría filas de tres horas para verlo caminaba tranquilamente por Corferias y nadie lo veía porque la mayor parte de la gente camina sin ver.
Yo lo vi, él me vio, me acerqué, se acercó, hablamos un rato muertos de la risa, un traseúnte tomó estas fotos desprevenidas y nos despedimos como quien se despide de una estrella.
Dos horas después me encontré con el fotógrafo no contratado, me preguntó si me acordaba de él, le respondí que sí, me dijo que le diera mi número para enviarme unas fotos y esta mañana las envío vía Whatsapp.
Al Enviado lo vamos a llamar el Ángel porque apareció de la nada y luego volvió a aparecer para enviarme estas dos joyas.
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