Archivo | agosto, 2020

Educación presencial, educación a distancia, educación en línea y consejera espiritual

20 Ago

Mi primera experiencia como profesora fue cuando tenía dieciocho años, era profesora de un grupo de niños de quinto de Primaria. Cuando tenía veintidós fui profesora de grado once y luego retomé la docencia cuando tenía treinta y dos años;  desde 2002 he sido profesora universitaria sin pausa y me he divertido tanto como cuando tenía dieciocho años.

La experiencia con los niños de quinto de Primaria fue reveladora porque supe en qué consiste la seducción, el poder de la palabra y de la risa, yo era una especie de niña jugando con veinte niños más pequeños que yo y la mejor clase era educación física porque me los llevaba a un parque grande y la única disposición de la Maestra era: ¡A jugar! Jueguen a lo que quieran, disfruten el uniforme de educación física para ser absolutamente libres y no se vayan a matar porque yo sería la responsable de lo que les pase. Esos niños corrían como locos y me adoraban porque los dejaba hacer lo que les daba la gana como niños de diez años una vez por semana.

Mi experiencia con los estudiantes de grado once fue muy graciosa porque yo a los veintidós años parecía una señora rancia con la gente de mi edad, lo que más deseaba era tener treinta porque la juventud me parecía superficial y de risa fácil; en esa época era cuando más leía y era un poco arrogante con esos muchachos y muchachas que tenían dos o tres años menos que yo. No soportaba a las niñas con su maquillaje ni las parejas de enamorados del salón, eso me fastidiaba mucho. Una vez le dije en tono altanero a una niña con su espejo en mano: ¡Usted puede ser mayor que yo pero guarda el espejo y oye lo que estoy diciendo porque yo sé más que usted! Un día me cansé de ese colegio y renuncié para seguir descansando durante varios años más.

En 2002 -después de haber terminado la maestría en el Caro y Cuervo- una amiga me preguntó si me gustaría trabajar en la Universidad Central, eso fue hace dieciocho años. Allá soy profesora de hora cátedra porque sólo aspiro al ascenso espiritual y lo que más valoro de la vida es el tiempo libre. Ser profesor catedrático no da prestigio pero ha sido el trabajo perfecto para mí. Una de las grandes ventajas de ser profesora de la Universidad Central es que he pasado por diferentes dependencias: Humanidades y Arte, Creación Literaria, Cursos de Contexto, Departamento de Ciencias Sociales y ahora estoy en la Escuela de Estudios Transversales. Mi especialidad son las Electivas, me gustan mucho esos retos. Durante todo este tiempo he podido conocer estudiantes de todas las ingenierías, Música, Contaduría, Economía, Derecho, Comunicación Social, Publicidad, Mercadología y otras carreras que en este momento no recuerdo. Soy persona de retos y en la Central mis jefes siempre han confiado en mí, hay libertad de cátedra, cero censura y total respaldo al profesor; he navegado por los temas más sorprendentes especialmente en Publicidad y Mercadología y son estas dos carreras las que me han brindado las revelaciones más sorprendentes como profesora y como aprendiz porque en mi larga carrera he conocido gente muy diversa y he aprendido mucho más de lo que hubiera podido aprender si fuera una profesora de literatura que siempre da la misma materia.

En 2012 una amiga me preguntó si me gustaría trabajar en la Universidad Pedagógica Nacional y encantada dije que sí porque tenía curiosidad sobre cómo sería la experiencia en una universidad pública. Esa ha sido mi segunda gran experiencia como profesora porque me ha permitido contrastar, ver ventajas y desventajas en la educación pública y en la privada. Después de ocho años de experiencia sé que son universos diferentes. En la Pedagógica he pasado por la carrera de Lenguas y por algo llamado Núcleo Común que encierra el área de lenguaje para cuatro carreras: Educación Infantil, Educación Especial, Educación Comunitaria y Psicopedagogía. De esa experiencia lo más gratificante fue todo lo que aprendí con los estudiantes de Educación Comunitaria, es la gente más apasionada que he conocido en mi carrera como profesora. Desde hace un año y medio trabajo en la Pedagógica en Educación a Distancia y esa experiencia fue el mejor tránsito para acceder a la obligada educación en línea a la que nos condenó a todos los profesores del mundo la pandemia. En Colombia más del 80% de los profesores eran profesores de educación presencial, yo era una de las pocas privilegiadas que conocía la teoría y un año de práctica en Educación a Distancia, esa maravillosa experiencia me dio la posibilidad de hacer nuevos experimentos con estudiantes de educación presencial que no esperaban terminar hablando con su profesor a través de una llamada sin video.

El semestre pasado fue un poco caótico para muchos pero este brilla con mucho resplandor, empezamos hace dos semanas y estoy gratamente sorprendida porque he descubierto que una clase en línea con estudiantes de educación presencial puede ser más emocionante que en un salón de clase si es el tipo de materias de las que me ocupo. Todo es muy hermoso pero la pandemia no termina todavía y la economía colombiana está pasando por su peor momento. Muchas universidades van a quebrar y se van a perder más de cinco millones de empleos en 2020. Los profesores universitarios están en alto riesgo de perder su carrera si se llegan a derrumbar instituciones enteras.

En vista de que las universidades públicas y privadas están en riesgo de terminar en bancarrota y dependo de mí misma desde 2002 he creado mi primer emprendimiento como si fuera una bendecida y afortunada cuyo trabajo es su motor y estoy absolutamente sorprendida porque ahora siento que no soy solo una profesora sino una consejera, confidente, mujer que oye y está dispuesta a imaginar lo que mi interlocutor espera para poder complacerlo. Usamos Google Meet sin cámara y entonces termino haciendo una de las cosas que más me gusta hacer en la vida desde que tengo uso de razón: hablar por teléfono. Hablo con grupos de 45 estudiantes, con grupos de 17, con grupos de 2 y hablo con una sola persona. Estando con cuarenta y cinco me siente tan realizada como hablante como cuando hablo con una sola persona porque esa es mi gran especialidad. En tiempos de pandemia mi vida consiste en hablar casi la mitad de cada día por teléfono con gente que aprecio y conozco desde hace mucho tiempo, familiares y amigos. He estado en el teléfono hasta la una de la mañana y he hablado durante cuatro horas sin pausa.

Ahora soy La oyente, la conversadora, la voz amiga, con gente que no conozco ni me conoce y todavía no sé hacia dónde me llevará esta experiencia que me tiene absolutamente fascinada.

Hoy más que nunca puedo decir con orgullo que nunca como antes en la vida hago lo que me gusta y me pagan. Ir a la universidad, disfrazarme de profesora, soportar el transporte público y las miradas lastimeras de los transeúntes es algo que no deseo recuperar. Mi sueño es que si las universidades no se derrumban las Autoridades académicas decidan que las materias que me ocupan puedan ser ofrecidas en línea y yo seguiré feliz y realizada sentada en mi silla favorita con mis babuchas favoritas, mi sudadera favorita y mi ruana favorita tan fascinada como si estuviera en un salón de la universidad y encantada de compartir mi conocimiento y dar un poco de consuelo y palabras de aliento a personas que nunca veré a través de una cámara pero con las que nos podremos comunicar a través de la manifestación humana más pura y franca que existe: el sonido.

Daniel Mendoza y Carolina Sanín

20 Ago

A Daniel Mendoza lo conozco desde hace unos seis o siete años y a Carolina Sanín la convertí en mi objeto de estudio después de haber terminado la exaltación de la obra de Fernando Vallejo, es decir, desde hace unos diez años. Estudio a Carolina Sanín porque es divertido y porque no hay nadie más a quién estudiar para aplicar el modelo de análisis que tanto me gusta.

Para exaltar a Fernando Vallejo tuve que aplastar a Ricardo Cano Gaviria porque así funciona el modelo de análisis propuesto por Pierre Bourdieu, que es el modelo perfecto para hacer análisis literario desde la perspectiva de la sociología de la literatura. No basta con ver los textos y el estilo de los escritores, hay que ir un poco más allá para desnudar sus verdaderos intereses, lo más íntimo de su ser. Uno de los rasgos que más me han llamado la atención de Carolina Sanín es que quiere parecer de izquierda pero es de derecha y quiere mostrar sensibilidad social pero siente asco por la gente común. Con la detención domiciliaria de Alvaro Uribe Vélez se está evidenciando de manera mucho más clara la verdadera naturaleza de su ser y el Ser es lo que hace que una obra literaria sea arte o embuste.

Ricardo Cano Gaviria pensaba que lo odiaba y había mancillado una bella amistad sólo por haber escrito que él y su obra son una pésima copia de la sensibilidad y el estilo de  José Asunción Silva; Carolina Sanín nunca ha mencionado mi nombre pero sé que dice que siente asco por mí, me lo han dicho varias personas. No odio a nadie, hablaba con Ricardo Cano Gaviria y esta flor delicada hizo un escándalo desde España porque según él lo traicioné y eso no es cierto, yo sólo fui una crítica haciendo su trabajo de manera juiciosa. La indiferencia y el asco que Carolina Sanín profesa por mí termina siendo una ventaja porque puedo trabajar con tranquilidad, no tengo motivos para pensar que estoy traicionando a una amiga. De la experiencia con Ricardo Cano Gaviria supe que es un error como crítico ponerse en contacto con el escritor si vamos a estudiar su obra.

Para rematar a Carolina Sanín la pondré en contraposición con Daniel Mendoza. El “estudio” que el lector verá a continuación no es riguroso porque no hay obra para contraponer sino que se trata de una pelea que inició hace dos meses Carolina Sanín porque detesta a Daniel Mendoza y su serie documental Matarife, con un grupo de amigos iguales a ella pensó que tenía suficiente poder en Twitter para aplastarlo y ahora resulta que con cuatro tuits y después de haberla soportado con paciencia y tolerancia  Daniel renunció al silencio resignado y la desnudó, la mostró en todo su esplendor.

El falso feminismo que profesan las mujeres más débiles de nuestro tiempo promueve el silencio de los hombres, los hombres deben soportar resignados los peores insultos y descalificaciones de parte de las mujeres y si el hombre se atreve a responder, como por arte de magia se convierte en un maldito macho opresor al que es preciso denunciar en público y luego cancelar.

Un autor sólo puede ser estudiado en contraposición a otro y lo que se gesta en la literatura es una lucha por el poder. Gana la pelea el auténtico y el renovador. Fernando Vallejo es en este momento el más grande escritor colombiano y vendrán nuevos escritores dispuestos a luchar como en su momento lucharon otros el puesto que en otro momento ocuparon José Asunción Silva y Gabriel García Márquez.

Mientras escribía este post hubo una nueva disputa entre Daniel Mendoza y Carolina Sanín y creo que Daniel la volvió a azotar de nuevo, un abogado experto en ganar y una “escritora” que no despega después de más de diez intentos.

¿Por qué es tan absurdo corregir la ortografía en Twitter?

20 Ago

La ortografía es un aprendizaje técnico, nadie nace sabiendo ortografía, y saber ortografía no nos convierte en genios, sabios ni eruditos. La ortografía es una especie de código no muy diferente al código matemático y la diferencia entre las matemáticas y la ortografía es que la ortografía se aprende leyendo con atención y con un buen libro de gramática y estilo, mientras que aprender matemáticas es un proceso mucho más complejo y nadie se jacta de saber matemáticas en Twitter porque es un código usado y comprendido por pocos mientras que la lengua es un código común del que podemos hacer uso todos aunque no sepamos escribir.

En las redes sociales prevalece el mensaje sobre el código, puedo escribir la ortografia no nos comvierte en jénios y nadie se hiso savio porque sabia la diferencia entre v de burro y b de vaca y cualquier persona puede entender el mensaje que quise expresar de forma cabal.

Hay gente que presume de sabia porque sabe varios idiomas y escribe de forma correcta; lo que esas personas no saben -precisamente porque no son genios- es que existen correctores de estilo y traductores, personas con un conocimiento específico que se constituyen en auxiliares de los verdaderos sabios, las personas con ideas originales y talento. El talento es genético y la ortografía es un aprendizaje técnico, la gente que se jacta de saber escribir porque sabe ortografía es gente sin talento y para fingir que lo tienen humillan a quienes se equivocan para consolarse de alguna manera con la idea errada de que son superiores a los demás.

El hambre se quita comiendo, la sed se quita bebiendo y el estilo se pule escribiendo. Si una persona inteligente aprende a escribir puede convertirse en artista y el más tonto de los tontos puede conocer la lengua a la perfección pero si no tiene talento para escribir, si no tiene nada original que decir, si no sabe de ritmo ni de gracia, terminará convertido en un simple profesor de español, en una persona que conoce el orden en que se van encadenando las palabras y nada más. Cuando una persona sabe escribir pero no tiene talento termina escribiendo textos que saben a beso de boba, puras babas.

En Twitter pocas personas escriben de forma correcta y se jactan de ese aprendizaje técnico, esas personas casi nunca brillan por sus ideas sino por su actitud, por la forma en que persiguen y humillan a quienes cometen errores. Pensemos en Carolina Sanín matoneando a Gustavo Petro por una coma para pensar en un enano agrandado tratando de derribar a un gigante. Este tipo de actitud provoca en la gente una mezcla de risa, pena ajena y ternura porque Petro puede cometer todos los errores de ortografía que se le antojen y se los perdonaremos de aquí a la Eternidad porque se trata de una mente brillante,  un hombre valiente, arriesgado y divertido que no vive de la apariencia sino que tiene fondo.

El discurso del abogado del Río cuando terminó la primera temporada de Matarife

20 Ago

Los amigos son esa familia que a diferencia de la imposición de la naturaleza uno  escoge de manera voluntaria y estoy absolutamente convencido de que aquí tengo a grandes amigos: Juan Trujillo, Daniel Mendoza, Augusto Ocampo, el mismo Levy; de alguna manera hemos podido integrarnos de una manera absolutamente coordinada y creo que el verdadero impulso que nos une es la necesidad de una sociedad mejor, una sociedad además que destruya ese penoso materialismo democrático que estamos viviendo donde todo, absolutamente todo, tiene un valor mercantil y debemos empezar a destronar ese criterio y darle en realidad a las cosas su verdadera esencia, saber distinguir entre valor y precio, que además es una diferencia fundamental y que las palabras y los hechos vayan de la mano porque casi siempre las palabras van por un lado y los hechos por el otro, como dice Eduardo Galeano, a veces nunca se encuentran. Es una invitación a eso fundamentalmente, a renovarnos como sociedad, a renovarnos como seres humanos y agradecer la amistad fundamental de un hombre como Daniel Mendoza, que lo considero un verdadero rebelde, un hombre que de alguna manera desde su corazón, porque además estoy convencido de que es un hombre que por más poder, valentía y rudeza, habita una gran nobleza en su corazón y eso de alguna manera lo hace un amigo fervoroso y leal con las causas y para mí es un privilegio estar rodeado no sólo de Daniel sino de Juan y de Augusto.

Levy Rincón y las redes sociales en tiempos de pandemia

20 Ago

Después de cinco meses encerrados, en espera del pico de la pandemia y la segunda ola, los colombianos estamos resignados a trabajar desde la casa y a comunicarnos con familiares y amigos a través de llamadas telefónicas. La universidad ahora es en línea, la revista Semana se convirtió en un programa permanente en YouTube, Caracol instaló las cámaras de televisión en la casa de los periodistas y muchos internautas interesados en política ven todas las noches debates de las figuras más renombradas y los escándalos más deliciosos.

Nadie puede quejarse ahora de que no tiene tiempo libre, lo cogió el trancón o le dio pereza salir porque estaba lloviendo. Tenemos la mejor programación en línea en vivo y en diferido desde el lugar más acogedor para cualquier ser humano que se jacte de serlo: la casa, el  lugar donde somos nosotros mismos porque no estamos acosados por el juicio de la mirada ajena, el aliento putrefacto del intelectual con el que nos podríamos cruzar en el espacio público o la persona impertinente que aparece de la nada y nos daña la tarde. Para las personas sensibles y delicadas es la actitud de los demás la que nos saca corriendo espantados de los eventos multitudinarios tan propicios para la mentira, el engaño, la falsedad y la zalamería.

La caída de Aída Merlano y su confesión desde Venezuela no fue nada al lado de la Ñeñepolítica, la detención domiciliaria de Alvaro Uribe Vélez y el fenómeno de redes llamado Matarife. Esos eventos y otros han sido ampliamente debatidos en las redes sociales y gracias a la generosidad del tiempo libre podemos solazarnos todas las semanas viendo al abogado del Río, al abogado Cancino, a Petro, a Morris, a Cepeda y ahora a  Fernando Vallejo en Los Danieles. Nuestra educación política se está forjando con altura y de forma relativamente barata gracias a las delicias de las redes sociales que se han convertido en una excelente oportunidad para que  brillen las ideas y los valores más que las formas y la influencia. Es tan propicia la pandemia para ser dueño de su propia educación que estoy tentada a ofrecer cultura para todos, Bourdieu y Bauman al alcance de los niños. La pandemia es el pretexto perfecto para experimentar nuevas formas de aprendizaje y transmisión de información.

Después de cinco meses de confinamiento dejó de importar el sitio a donde llegas, si llegas en carro, en taxi o en buseta, la marca y el color de tus zapatos, la ropa que llevas puesta y los amigos que frecuentas. En ese desvanecimiento de las formas está brillando una joven promesa del periodismo que vine a conocer apenas hace unos cuatro meses, se trata de Levy Rincón. Levy está totalmente sintonizado con Daniel Mendoza, Julián Martínez, Gonzalo Guillén y Miguel Ángel del Río Malo, estos señores están en una especie de cruzada contra la injusticia y la ceguera en la que vive este pobre país desde su fundación y todos coinciden en que el gran artífice del desastre reciente es Alvaro Uribe Vélez. Ninguno de ellos sabe lo que es el miedo y están obsesionados con la verdad, la equidad y la justicia.

Levy tiene un canal en YouTube llamado Notiparaco y en cuatro meses logró lo que ningún youtuber colombiano ha logrado en diez años. Sus debates y sus entrevistas son vistas de forma masiva en vivo y en diferido y lo que más seduce es la forma en que trata a sus invitados, es uno de los pocos periodistas sin formación como periodista que deja hablar a la gente y además crea el ambiente propicio para que se expresen con tranquilidad. En Twitter escribe poco pero de forma contundente, estamos acostumbrados al cierre de sus tuits con un ¡Gran hijueputas! o un ¡Malparidos!, aquí le  va tan bien como en YouTube y sospecho que también le va muy bien en Facebook. Levy es una absoluta revelación, el influencer que estaba esperando desde hace mucho tiempo, estaba a punto de perder la esperanza.

La  intelectualidad más rancia de este pobre país sin esperanza lo atacó pero el tiro les salió por la culata porque hoy es mucho más grande que hace un mes. Este joven sin formación académica y sin amigos influyentes invita a su programa a los políticos, abogados y analistas más prestigiosos del país y ellos aceptan encantados; cuando el programa es en vivo hay hasta 22.000 personas conectadas a las 11 de la noche. Nunca nadie en Colombia logró convocar en un espacio físico a las tres de la tarde a más de quinientas personas teniendo dos doctorados, veinte viajes y quince libros publicados. Lo de Levy es una bofetada a nuestra rancia intelectualidad colombiana. Mi sueño es que aparezca más gente como él porque Colombia merece otras voces y otras estéticas.

Claridad mental en tiempos de oscuridad

20 Ago

Soy una observadora natural del comportamiento humano y varias veces he pensado que no debí estudiar literatura sino psicología para ver mejor, para saber cómo ayudar a las personas que sufren, aunque también sé que cada quien se salva a sí mismo y  mucha gente es su propio verdugo.

Desde hace unos quince años he visto personas derrumbarse. El desastre que estamos viviendo en 2020 desencadenó la caída en la que veníamos desde hace ya bastante tiempo, desde 1970 para quienes conocen temas relacionados con todo tipo de crisis. La peor pesadilla consiste en que a pesar del desastre -incluso en tiempos de pandemia- le piden a la gente que sonría, sea feliz, se llene de optimismo y cree empresa desde un computador porque todos podemos llegar a ser el millonario del año aunque se hayan perdido millones de empleos en el mundo y mucha gente no tenga qué comer ni dónde vivir.

Además de ser una observadora natural soy una nadadora natural pero me gusta ir contra la corriente, desde niña si me dicen que me vaya por la izquierda escojo la derecha, si me dicen que estudie dejo de estudiar, si me dicen que sonría escojo la peor cara y si todos lloran yo decido sonreír y hacer chistes.  No es algo que haya escogido ser o hacer, es una marca, un sello de fabricación genético que ha sido de gran utilidad en tiempos de pandemia y desempleo masivo porque si la gente se hunde yo me levanto, si se preocupan yo paso el día entero hablando por teléfono y riendo, si rezan e imploran yo oigo la misa de la vecina con curiosidad, me gustaría saber por qué canta todas las mañanas como si su casa fuera un templo y Dios fuera su Salvador.

Completamos cinco meses de cautiverio y todavía hay gente en mi bello país escondida como un ratón esperando la llegada del gato que siempre pasa de largo. El miedo al virus se apoderó de los cuerpos y las mentes y una de mis grandes curiosidades es ver a esa gente escondida afrontando los problemas del futuro que se vislumbra mucho peor que el presente porque se destruyó la economía, la educación y el contacto humano. No poder ir a cine es uno de los actos que más he lamentado durante estos cinco meses, extraño los ruidos incómodos de las personas viejas y enfermas que van a una sala oscura a dormir mientras matan las últimas horas de vida.

Después de cinco meses más y más personas se terminan de hundir en su propio miedo mientras que yo después de cinco meses siento que me levanto en una especie de delirio, producto de mi claridad mental, como si fuera una iluminada, una esquizofrénica, una habitante de calle, una comedora de hongos o una marihuanera avezada. Me gusta caminar por calles desiertas como de después del fin de los tiempos, me gusta disponer de tanto tiempo para perderlo en el simple pasar de las horas y sentir que estos cinco meses han sido una especie de retiro, unas vacaciones de otras formas de descanso y diversión.

Si Schopenhauer estuviera vivo estaría absolutamente orgulloso de mí porque llevé al límite su sueño dorado, lo que llaman ahora el poder del ahora. Con la pandemia descubrí que no tenía nada que matar, nada de lo que tuviera que despojarme, nada que perdonar, dejar ir, saber perder, no he perdido nada porque no tenía nada y tampoco dependo del ayer ni del mañana. Lo más sorprendente de todo es que este Camino no me costó ningún esfuerzo. Siempre soñé con ser una especie de mendiga, un cero a la izquierda, una persona digna de risa y de lástima porque no tengo sueños ni aspiraciones, porque no me gusta viajar, ir a conciertos ni conocer gente influyente en lugares influyentes. Todo ese mal gusto mío, toda esa mediocridad, se han convertido en una especie de tesoro en un momento en el que todos los valores estaban invertidos y lo que de verdad importaba no era ser sino parecer.

Precariedad laboral en profesores universitarios colombianos

20 Ago

Desde 2002 trabajo en una universidad privada y desde 2012 trabajo en una universidad pública, en la universidad pública y en la privada he visto los mismos vicios y muy pocas virtudes. El profesor de la universidad privada tiene más estatus, o cree que lo tiene, pero el profesor de la universidad pública sabe más y es más apreciado por los estudiantes.

Los estudiantes de las universidades privadas tampoco son como los estudiantes de las universidades públicas: en las universidades públicas hay muchos estudiantes privados de las necesidades básicas y las universidades privadas son espacios sociales en los que la gente se mide por el precio de la matrícula, la ropa que lleva puesta, el sitio en el que bebe y en el que baila; los libros que ha leído o la elegancia del estilo en sus textos escritos y  sus presentaciones orales carecen de importancia y en eso se parecen los estudiantes de las universidades públicas y privadas: lo que menos importa es el conocimiento o la investigación porque estudiar es un estilo de vida, una especie de cultura urbana, y por la misma razón no hay compromiso y no es una elección consciente, mucha gente no sabe por qué estudia en la universidad y la mayoría de la gente que estudia lo hace pensando en sembrar para recoger, piensan en la futura remuneración económica y aspiran a ganar mucho más de lo que uno podría llegar a imaginar.

Hace quince años los profesores universitarios todavía eran arrogantes y presumidos, desde hace siete años sólo sé de dramas y frustración porque la universidad colombiana está en una especie de derrumbe y de esta situación no se escapa la universidad pública ni la privada. La pandemia está sacando a flote todos los problemas de la Nación y lo que se estaba derrumbando amenaza con desaparecer para siempre. Lo más trágico de todo es que muchos profesores universitarios tienen hijos, pagan arriendo, se hacen cargo de los padres, tienen deudas y están en el mismo riesgo de llegar a la pobreza extrema como la empleada doméstica que perdió su empleo de mierda en la pandemia.

En la universidad privada no he visto nunca reclamos ni manifestaciones porque la universidad privada es por sobre todas las cosas una empresa y si un profesor se pone muy crítico ese profesor no vuelve a ser visto en la universidad; en la universidad pública sí hay protesta y descontento pero cada semestre es más dramático que el anterior, las condiciones laborales son peores a medida que avanza el tiempo y todos lo tenemos bien claro.

La mayoría de los profesores universitarios colombianos tienen un carrera profesional y una maestría y a medida que pasa el tiempo trabajan más y ganan menos, el trabajo se ha convertido en una especie de reality y cada semestre son despedidos de sus puestos de trabajo una cantidad mayor de profesores porque se matriculan menos estudiantes y aparecen nuevas tecnologías que hacen prescindible la contratación de más seres humanos porque la inteligencia artificial llegó también a las universidades colombianas.

¿Por qué en Colombia los hombres tratan a las mujeres como si fueran niñas tontas?

20 Ago

La falsa feminista llamada Vanessa Rosales escribió en su cuenta de Twitter estos dos reclamos y le voy a dar las Respuestas.

Dice Vanessa:

“Toda una generación de mujeres harta y hastiada de varones heterosexuales que no les conceden la cortesía de la honestidad; que se desvanecen; que no las tratan como pares. La misoginia y el machismo afectivo: otro tema que es preciso desglosar. Respetar al otro es considerarle”.

Nací en Bogotá-Colombia en 1970 y desde 1979 los hombres me han tratado como iguales, a veces como si yo fuera superior a ellos. Conversando conmigo se borra el género y el sexo, somos seres humanos conectados de cerebro a cerebro y de sentimiento a sentimiento; la comunicación, la comprensión y la camaradería siempre han sido plenas y por eso adoro a los hombres, porque siendo aparentemente diferentes nos podemos comunicar de forma efectiva y divertida.

Cuando tenía nueve años, cuando tenía treinta y ahora que tengo cincuenta me he sentido admirada por los hombres. Ni siquiera siendo una anciana puedo decir que los hombres me tratan con condescendencia o se ofrecen a llevarme las bolsas del mercado o a preguntarme cómo amaneció la abuelita Elsy porque me ven como un ser débil, no, los hombres con los que trato conocen mi fortaleza y los que comparten el vecindario conmigo también, los vecinos saben que no me pueden mirar y que no los voy a saludar nunca porque no se me da la gana.

Cuando tenía nueve años podía matar de la risa a un señor de cincuenta y ahora que tengo cincuenta puedo hacer que se desvivan con mi conversación jóvenes de veinte o de treinta años. Eso es un absoluto privilegio y no soy blanca, bella ni burguesa. ¿Usted de verdad cree que el Privilegio es masculino?

Muchas veces a lo largo de la vida los hombres me han dicho emocionados como si se tratara de un gran descubrimiento: ¡Hablar con usted es como hablar con un hombre, con usted me siento libre, puedo decir lo que quiera, puedo ser yo, con usted es con la única mujer con la que puedo hablar..!

Señora Vanessa Rosales, sepa usted que la honestidad no es una cortesía, la honestidad y la autenticidad no son batallas ganadas, uno es honesto o no lo es y punto, uno no aprende a ser honesto y en Colombia los hombres no pueden ser honestos con las mujeres porque aquí las mujeres son educadas en el artificio, la apariencia y la mentira,  son educadas para cazar, para hacerse pagar, sepa usted que las mujeres en Colombia son entrenadas para agradar aunque tengan siete años y educadas para ser bellas y llamativas como si fueran un carro de lujo al que es preciso engallar para que luzca mucho mejor, para que todos se den cuenta de que es un carro de lujo. Los hombres serán honestos con las mujeres en la medida en que las mujeres sean menos artificiales. Cuando las mujeres dejen de arreglarse como si fueran para un carnaval los hombres las empezarán a ver y a tratar como seres humanos, no como actrices o payasos.

Este es el segundo reclamo de Vanessa Rosales:

“Al varón heterosexual promedio: una muestra de paridad hacia una mujer, un despliegue de cortesía mínima, de reconocimiento respetuoso, es la honestidad. Tratar a una mujer así como tratan a los amigos – con la paridad de la sinceridad. Actualícense”.

Si quiere que los hombres la traten como amigos quítese el disfraz de payaso, los zapatos de tacón alto, despójese del maquillaje, deje de caminar como su estuviera en una pasarela, use un tono de voz que no haga pensar en una muñeca complaciente y sin carácter y verá que ellos la empiezan a tratar como a un ser humano y se empiezan a fijar en lo que usted piensa y siente. Los hombres son grandes lectores de signos y las mujeres son grandes productoras de signos, las mujeres se disfrazan todos los días de su maldita vida para convertirse en un espectáculo ambulante y los hombres se mueren de risa y de asombro ante semejante carnaval. En la medida en que las mujeres sean más artificiales los hombres las seguirán tratando como actrices y como payasos.

Las mujeres son mucho más hermosas que los hombres y ante la belleza es casi imposible pensar en inteligencia y por eso mismo para poder hablar con los hombres como hombres y como amigos es mejor ser fea que bonita y es mucho mejor tener las tetas bien escondidas y usar ropa suelta y relajada.

La casa en tiempos de pandemia

20 Ago

Lo que más he disfrutado a lo largo de la vida es estar en la casa descansando. Cuando era joven (entre los 12 y los 26 años) pasé la mayor parte de ese tiempo viendo pasar las horas sin preocupación ni sueños para el futuro, estaba haciendo simplemente lo que más me gustaba: nada. No estudiaba ni trabajaba y era mi mundo perfecto. Después estudié y empecé a trabajar pero he trabajado muy poco y el trabajo siempre ha sido divertido porque consiste en hablar con gente joven y reírnos en grupo.

Desde 2002 trabajo algunas horas durante cuatro meses y luego descanso dos meses más, el descanso siguió siendo la prioridad, el descanso es el centro y fin último de mi vida.

Salir de la casa era un poco tortuoso cuando iba rumbo al trabajo pero me divertía mucho en la calle viendo gente, trabajando, comiendo, en cine… El momento perfecto era llegar a la casa y muchas veces estando en el mundo perfecto de la calle, el trabajo, la familia o los amigos me imaginaba que estaba allá, sola, descansando.

No me gusta viajar porque viajar implica estar hablando casi todo el tiempo con alguien y me gusta pasar muchas horas en silencio y soledad. No es lo mismo estar en silencio al lado de alguien y en otra casa.

Completé cuatro meses encerrada en la casa en la que vivo desde hace quince años en soledad absoluta y creo que  he dejado de ser una persona y me convertí en un  caracol.

He estado pensando en la nostalgia de la casa cuando estaba fuera de la casa y ese recuerdo dejó de ser idílico, el idilio de ahora es buscar la manera de no volver a salir de aquí porque lo que más he disfrutado es el descubrimiento de las dos siestas diarias: desayunar y dormir un rato, almorzar y dormir otro rato.

Si retomo mi vida de antes tendré que renunciar a ese nuevo descubrimiento que terminó convertido en Revelación Divina.

Si el insomnio se apodera de tus noches

20 Ago

Si el insomnio se apodera de tus noches y en medio de las sombras ves figuras de perros flacos y mujeres ahogadas, no desfallezcas, el insomnio también tiene solución: búscate un amante que te deje tan agotado que olvides por completo las penas que acongojan tu triste corazón. No te preguntes mucho si será o no será el amor de tu vida, si la vida tiene sentido o no lo tiene, si el fin del mundo llegará pronto. Goza el momento como te enseñé en el primer apartado y en tus noches de insomnio dedícate a recordar pero sin darle mucha importancia a los recuerdos, hazlo por el simple placer de ejercitar el cerebro y no cuentes las horas que faltan para que amanezca, en cuanto te sea posible no vuelvas a mirar el reloj.