No se puede luchar durante años con un enemigo poderoso sin terminar por parecerse a él. Este hecho psicológico explica los extraños fenómenos a que estamos asistiendo: a ciertos antinazis no les basta con que los jefes alemanes sean fusilados y ahorcados, añoran formas más crueles y muertes más lentas; no propician la seguridad sino la venganza y el odio; animados de un fervoroso sadismo dan rienda suelta a las pasiones que justamente detestamos en el fascismo. El espíritu fascista renace así, sutilmente, en el alma de sus propios victimarios.
Ernesto Sabato, en Uno y el universo.
Desde hace menos de un mes tenemos presidente electo en Colombia: Iván Duque. Su rival de contienda fue Gustavo Petro, quien desconcertó en la campaña presidencial con el manejo que le dio a las redes sociales y con la forma en que llenó plazas en todo el país con un discurso y unas promesas que cambiaron el discurso y las promesas de los demás candidatos.
Todo fue muy hermoso pero el presidente será Duque y ni Petro ni sus fans en redes sociales parecen haber asimilado esa realidad. Da la sensación de que siguen en campaña y esa campaña se ha vuelto agresiva, es como una especie de jauría de perros rabiosos que atacan en masa o se atacan entre ellos y ya hay varias facciones de lobos o perros petristas que se toman por el jefe de la manada y uno de esos perros rabiosos es precisamente Sara Tufano, nuestro objeto de estudio.
Sara Tufano no existía en internet antes de la campaña de Gustavo Petro, se dio a conocer de forma tímida cuando se discutió sobre el plagio de Catalina Ruiz-Navarro en el trabajo de grado en la Universidad Javeriana; Sara se presentó como feminista académica al lado de otras dos feministas académicas: Isis Giraldo y Vivian Martínez. Las tres estuvieron más o menos de acuerdo en que Cata es un poco deshonesta y rumbera aunque el origen de su causa feminista sea noble. Las tres creían que Cata debía aceptar que incurrió en un delito, que fue deshonesta y que lo justo sería que asumiera el hecho, pidiera perdón, prometiera no volver a copiar ideas de trabajos ajenos y siguiera su carrera como feminista pop. Todavía no sé qué es feminismo académico pero tengo entendido que las feministas académicas practican la sororidad y antes de la campaña de Petro Sara era una feminista divinamente que se llevaba bien con Isis y con Vivian, era el feminismo académico más civilizado practicado por mujeres empoderadas que además de eso tienen títulos y honores académicos.
Todo era perfecto pero ese idilio se echó a perder desde cuando Sara se volvió famosa e influyente y descuidó la amistad virtual con Isis y con Vivian y prefirió ponerse al lado de Carolina Sanín, Luciana Cadahia y sus respectivos novios, maridos, o machucantes: Simón Ganitsky y Juan Cárdenas. Estos cuatro tortolitos también sacaron provecho de la campaña para promocionarse como pensadores sensibles y comprometidos con la Causa junto con otras amigas sin talento que quieren aparecen como sea en la Historia de la Literatura Colombiana, por ejemplo, la niña Gloria Susana Esquivel.
¿Cómo fue el ascenso a la fama de Sara Tufano y por qué está tan crecida?
Veamos:
Sara Tufano es columnista de El Tiempo y en una ocasión escribió un texto sobre el centro que le gustó a papá Petro, le gustó tanto que la replicó en su cuenta de Twitter y mucha gente leyó esa columna y se dieron muchos favs y rts a Sara y la empezaron a seguir y se volvió famosa en Twitter en menos de dos meses y ahora no practica la sororidad con Isis ni con Vivian sino que las humilla en público y sus perros rabiosos salen en manada a atacar sólo porque Sara es famosa y están ciegos y sordos y aunque las otras feministas académicas tengan razón ellos no pueden entrar en razón porque son masas ciegas de imbéciles que se guían por la fama en internet y dan favs y rts de forma automática sin que los mensajes pasen al cerebro sino que llegan directamente a las vísceras.
Como en una telenovela mala y predecible de las que no veo pero me imagino muchos partidarios enceguecidos con favs, rts, fotos con famosos y nuevos contactos de gente influyente que conoce a otra gente influyente y plazas a reventar pensaban que Petro ganaría y ganarían ellos -gracias a la lagartería- un puestico y más seguidores. La pobre Sarita -como la llaman algunos admiradores- parece no saber o da la impresión de que no sabe cómo se cocina en esta cocina, en este gallinero horrible llamado Colombia. No la condeno, la veo como una mujer inocente que nunca había tenido una pizca de poder en la vida y diez mil seguidores en una red social. Con algo tan insignificante como una campaña presidencial y una pizca de poder virtual nos ha mostrado el potencial que podría desarrollar como tirana si llegara a saber lo que es el poder real, el poder que da el dinero, la burocracia o la política.
Sara Tufano se jacta de ser académica y de haber estudiado a fondo a Pierre Bourdieu. Si es cierto que lo leyó podemos concluir que lo leyó mal o que el poder que se gana desde el teclado le hizo olvidar a Sara que Bourdieu es crítico con el poder y con las reacciones irracionales. Si lo hubiera leído sabría que para Bourdieu ella es una víctima del sistema que cree conocer.
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