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Zygmunt Bauman y Byung-Chul Han

29 May

En 1985 descubrí a Fernando Vallejo y fue una especie de revelación porque reafirmó varias ideas en las que venía pensando a lo largo de la infancia: la madre no es una santa, casarse es un error, tener hijos es un mal negocio, los médicos no inspiran confianza, los profesores tampoco, Dios es una construcción mental…

Leyendo a Vallejo me reafirmé en mis propias creencias y soñaba con encontrar otro autor de literatura tan contundente, claro y divertido que me educara mientras me mata de la risa y hasta hoy vine a convencerme de que la literatura y la historia murieron y entonces podemos concluir que los profetas de finales del siglo XX acertaron en varios de sus pronósticos: los futuros visionarios serán los sociólogos-filósofos y la literatura, la historia, la familia y la nación dejaron de ser la Respuesta.

No es sencillo tomarse en serio a Bauman después de haber leído a Bourdieu y no es sencillo tomarse en serio a Han después de haber leído a Foucault pero es lo que nos trae el siglo XXI, un siglo que no se parece en nada al siglo XX, el siglo largo, pesado, serio, trascendental, comprometido y difícil de leer.

Los intelectuales del siglo XX eran para expertos, los del siglo XXI son para todos, como los libros de Fernando Vallejo. La pregunta preocupante sería:

¿Todos, la masa ignorante y superficial amante del reguetón y las divas de Instagram, gente que no distingue entre el arte y la basura, entre lo superficial y lo profundo, entre lo divertido y lo ordinario, masas de ignorantes educadas con el meme, el porno, el chiste fácil y las lecturas ligeras alcanzan a entender lo que quieren decir Vallejo, Bauman, Han y un poco antes Ernesto Sabato en La resistencia y Antes del fin?

Vallejo, Bauman, Han y Sabato escriben de forma sencilla, clara y contundente y sus libros podrían exhibirse en el mismo estante con los de Paulo Coehlo, Alejandro Jodorowski y Walter Riso. En el panorama más horripilante los libros de Vallejo, Bauman, Han, Sabato, Coehlo y Jodorowski podrían ser exhibidos al lado de los bodrios de Carolina Sanín, Amalia Andrade y Fat Pandora. En el Último Infierno se acomodarían los libros de feminismo pop, perreo y puterío como empoderamiento y empresariado del cuerpo a cargo de Catalina Ruiz-Navarro y Amarna Miller. Así de confuso es todo en este momento triste del mundo intelectual y el negocio del pensamiento.

Los tiempos cambiaron y las ciencias humanas dejaron de ser complejas para sumirse en el arte de la facilidad y la claridad. El elogio de la dificultad de Estanislao Zuleta dejó de tener sentido en este tiempo triste y es un hecho que pasamos de lo sólido a lo líquido y de los libros de setecientas páginas a los folletos de cien que se leen en un fin de semana o en el avión.

Bauman y Han no son pensadores de la teoría sino de la acción, más Han que Bauman y por eso cultiva su propio jardín para tener contacto con lo real, para experimentar la paciencia y la gratuidad. Los actos de Han son contundentes: no tiene teléfono móvil, no viaja, no tiene redes sociales y no trata a sus estudiantes como clientes. Bauman murió convencido de que las redes sociales son una marea de indignación que no soluciona nada, murió pensando en refugiados, desempleados, abandonados, vidas desperdiciadas, consumo despiadado y acumulación de objetos y de viajes; Han no sabe cuál es la Respuesta pero tiene claro que no está en las redes sociales, en el éxito, el afán, la velocidad, la competencia despiadada, la apariencia, la ostentación, los viajes ni en el trabajo excesivo y la ocupación eterna y sin sentido. Bauman piensa en el amor al estilo Erich Fromm y Han también; los dos piensan en la solidaridad con el vecino, el inmigrante o el abandonado y en la autenticidad como la única salida. Han y Bauman seguramente no leyeron los últimos libros de Ernesto Sabato y no recuerdan mucho la sabiduría de Erich Fromm y es mucho más contundente y está más desesperado Sabato que Fromm, en sus últimos libros se oye el grito de un viejo ciego arrepentido de todos sus errores y triste en medio de la incertidumbre; Sabato era el viejo sabio al que se le acabó el tiempo, el viejo que sufre porque sabe que vamos hacia el desastre, el desbarrancadero de Vallejo, lo sabía sin haber usado internet y sin haber visto lo que estamos viendo muertos de la risa ante la pantalla.

El arte de no saber vivir

28 May

Me recuerdo como quien corriera un tramo por un sendero perdido, y luego volviera hacia atrás, sin hallar el dato definitivo que probara que aquél era un buen camino. Pendulaba a la deriva hasta el momento crucial en que le llegaba la decisión al alma, y entonces avanzaba a ella cualesquiera fueran las consecuencias.

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La risa de los estúpidos

22 May

Cuántas veces les he aconsejado a quienes acuden a mí, en su angustia y en su desaliento, que se vuelquen al arte y se dejen tomar por las fuerzas invisibles que operan en nosotros. Todo niño es un artista que canta, baila, pinta, cuenta historias y construye castillos. Los grandes artistas son personas extrañas que han logrado preservar en el fondo de su alma esa candidez sagrada de la niñez y de los hombres que llamamos primitivos, y por eso provocan la risa de los estúpidos.

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Amar y dominar son dos actitudes complementarias

25 May

La primera actitud del hombre hacia la naturaleza fue de candoroso amor, como en San Francisco. Pero dice Max Scheler, amar y dominar son dos actitudes complementarias y a ese amor desinteresado y panteístico siguió el deseo de dominación, que había de caracterizar al hombre moderno.  De este deseo nace la ciencia positiva, que no es ya mero conocimiento contemplativo, sino el instrumento para la dominación, que había de caracterizar al hombre moderno. De este deseo nace la ciencia positiva, que no es ya mero conocimiento contemplativo, sino el instrumento para la dominación del universo. Actitud arrogante que termina con la hegemonía teológica, libera a la filosofía y enfrenta a la ciencia con el libro sagrado. El hombre secularizado lanza finalmente la máquina contra la naturaleza, para conquistarla. Pero dialécticamente ella terminará dominando a su creador.

Ernesto Sabato, en Hombres y engranajes.

Los límites de la inteligencia

4 Feb

Entender en relacionar, encontrar la unidad bajo la diversidad. Un acto de inteligencia es darse cuenta de que la caída de una manzana y el movimiento de la Luna, que no cae, están regidos por la misma ley.

…. La inteligencia está abierta a todas las posibilidades y por eso debe combatir a cada instante contra la rutina, el lugar común, e dogma y la superstición, que pretenden en cada caso haber aclarado el enigma, ignorando o querido ignorar que la verdad tiene infinitos cómplices e infinitos lugares diferentes.

Porque combate contra todos los dogmas y supersticiones, al inteligencia es capaz de comprender lo que hay de verdad en cada uno de ellos; un hombre inteligente no se caracteriza porque no comete errores sino que está dispuesto a rectificar los cometidos; los hombres que no cometen errores y que tienen todo definitivamente resuelto son los dogmáticos: se caracterizan por tener una Iglesia, una Ortodoxia, un Papa infalible, una Inquisición; no hay que creer que estas organizaciones sólo aparecen para defender a Dios: algunas aparecen para demostrar su inexistencia.

La creación de estas Iglesias es lo que hace tan difícil la búsqueda de la Verdad. Porque entonces no basta la inteligencia: se requiere la intrepidez.

…. Lo difícil de esta tarea está en que la inteligencia debe proceder de forma helada e imparcial en este interminable pleito siendo que a la vez aparece encarnada en forma humana, y por lo tanto, mezclada con la debilidad, la simpatía, la violencia, el fanatismo y la furia, que son nuestros atributos más frecuentes.

Ernesto Sábato. Uno y el universo. Bogotá: Planeta. 1999.

Los límites del dogmatismo

4 Feb

En todas las épocas de la historia, los enemigos mas encarnizados del Dogma se han reclutado entre los partidarios de un Dogma Diferente, quemándose, ahorcándose y crucificándose mutuamente. El auténtico espíritu libre está abierto a todas las posibilidades, incluyendo los dogmas y las supersticiones. Ese espíritu debería ser la esencia del pensamiento científico y filosófico; y lógicamente lo es, pero es raro que psicológicamente o históricamente lo alcance a ser: los hombres de ciencia y los filósofos son hombres de carne y hueso y no están desposeídos de los vicios de los demás mortales; tienen mayor dominio de la inteligencia y más espíritu crítico, pero es una diferencia de grado, no de esencia…

… Si hay algo seguro en nuestro conocimiento es la verdad de que todos los conocimientos actuales son parcial y totalmente equivocados.

Ernesto Sábato, en Uno y el universo. Bogotá. Seix-Barral. 1999.

Los límites del fascismo

4 Feb

No se puede luchar durante años con un enemigo poderoso sin terminar por parecerse a él. Este hecho psicológico explica los extraños fenómenos a que estamos asistiendo: a ciertos antinazis no les basta con que los jefes alemanes sean fusilados y ahorcados, añoran formas más crueles y muertes más lentas; no propician la seguridad sino la venganza y el odio; animados de un fervoroso sadismo dan rienda suelta a las pasiones que justamente detestamos en el fascismo. El espíritu fascista renace así, sutilmente, en el alma de sus propios victimarios.

Ernesto Sabato, en Uno y el universo. Bogotá: Seix-Barral. 1999.

La búsqueda de absoluto en la obra de Ernesto Sabato

4 Feb

¿Qué se puede hacer con ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena.

Uno y el universo

I

A lo largo de su casi centenaria vida Ernesto Sábato se ha consagrado a buscar la experiencia que lo lleve a la compresión de los grandes interrogantes, en cada una de las actividades que ha realizado se ha comprometido con la pasión de quien supone que por fin, a través del camino recorrido, la vida lo conducirá a la experiencia que le revelará las grandes respuestas. Se comprometió con la política, la ciencia, la literatura, la pintura y, finalmente, con la vida; parece haber aceptado que la única forma de vivir y comprender la vida es precisamente a través de la experiencia, a través de la expresión de lo exclusivamente humano, lo que no parece tener sentido trascendente a los ojos de los intelectuales: «En los juegos de los chicos percibo, a veces, los resabios de valores que parecen perdidos para siempre, pero que tantas veces descubro en pueblitos alejados e inhóspitos: la dignidad, el desinterés, la grandeza ante la adversidad, el coraje físico, la entereza moral» (Sábato. 2004: 45).

Su primera novela fue El túnel y su primer libro de ensayos Uno y el universo. Parece que al escribir estos dos libros tenía clara su concepción sobre la literatura, el sentido de ser intelectual y las grandes posibilidades que le puede brindar el conocimiento al ser humano sin que entre estas posibilidades se hallen las respuestas a las grandes preguntas, las relacionadas con la vida, la muerte, el amor, la valentía, la generosidad.

Después de El túnel se consagró a una experiencia literaria que parece haberse salido de sus manos, a medida que avanzaba en la escritura de Sobre Héroes y tumbas y de Abbadón el exterminador su impotencia se hacía latente, es un hecho que estas dos novelas fueron escritas para el goce de los críticos literarios, los amantes de la metaliteratura. El túnel pasará a la historia como una obra clásica, Sobre Héroes y tumbas y Abaddón el exterminador serán leídas y analizadas sólo en las universidades.

La Resistencia y Antes del fin son los dos últimos libros de Ernesto Sábato, en ambos se ratifican los valores exaltados en Uno y el universo. Es un hecho que el pensamiento del autor es coherente, no se ha acogido al «avance» de las ideas ni ha escrito apologías a los milagros de la ciencia y la tecnología, se ha ratificado siempre en presupuestos en los que ha creído desde el comienzo de su carrera como escritor.

Los primeros textos de Ernesto Sábato son claros y contundentes, los últimos también, sólo al final del camino terminó comprendiendo que no era necesario crearse refugios de alta montaña: «Yo había intentado un ascenso, un refugio de alta montaña cada vez que había sentido dolor, porque esa montaña era invulnerable; cada vez que la basura ya era insoportable, porque esa montaña era límpida; cada vez que la fugacidad del tiempo me atormentaba, porque en aquella altura reinaba la eternidad… Cuanto más me acosaban las tinieblas del mundo nocturno, más me aferraba al universo platónico, porque cuanto más grande es el tumulto interior, más nos sentimos inclinados a cerrarnos en algún orden. Y, así, nuestras búsquedas, nuestros proyectos o trabajos nos quitan de ver los rostros que luego se nos aparecen como los verdaderos mensajeros de aquello mismo que buscábamos, siendo a la vez, ellos, las personas a quienes debiéramos haber acompañado o protegido». (Sábato. 2004: 74-75).

Ernesto Sábato es un intelectual polifacético, a lo largo de su vida ha sabido comprometerse sólo consigo mismo y nunca ha temido el desprecio de sus amigos o colegas del momento, tampoco parece importarle mucho la impresión que puedan tener sus lectores cada vez que le da un giro al estilo en su escritura o cambia de manera radical la elección de los temas que aborda. En cada uno de sus textos se encuentra la voz del hombre comprometido, pero el estilo cambia a medida que cambia su perspectiva sobre el tema tratado. Leer Sobre Héroes y tumbas se constituye en una experiencia no precisamente similar a la que nos conduce Uno y el universo; Uno y el universo no nos llevaría a evocar al autor de La resistencia o Antes del fin.

II

En cualquier librería se encuentran textos de autosuperación relacionados con amor, felicidad, curación, santidad, soledad, vejez… cada autor le brinda a sus lectores las claves para lograr el éxito de manera rápida y efectiva si se atreve a seguir una serie de instrucciones, si se aventura a encontrar aquello que está buscando; en estos libros abundan frases estimulantes del tipo: «Si usted ha comprado este libro ha dado el gran primer paso, ¡felicitaciones! Se trata de una frase contundente seguida de otras similares, al terminar el manual el lector se sentirá relajado, probablemente tomará para sí algunos de los consejos.

La resistencia está dedicado a los jóvenes, los jóvenes leen a Ernesto Sábato con reverencia, las reflexiones del sabio no logran calar en la mente de ellos, no deciden cambiar sus hábitos sólo porque un hombre mayor de noventa años les advierte que estamos a punto de perder lo poco de humano que nos queda gracias al desarrollo de la tecnología, el trabajo deshumanizado, la competencia feroz, la masificación, la reverencia a los dioses de la televisión…

La resistencia se lee e impacta, se revalúan algunos valores pero llega un momento en el que se siente la imposibilidad de realizar aquello que allí se propone porque la contemplación de lo bello de la naturaleza, la sabiduría de los viejos, el valor de lo pequeño pueden llegar a ser experiencias tan monótonas como las últimas fases del primer amor, las reflexiones más serias y profundas pueden terminar siendo concebidas como pura cursilería cuando se constituyen en el centro y razón de la vida. En una ocasión, en un foro de jóvenes argentinos, decidí copiar esta reflexión para ver el efecto que causaba en los lectores, los comentarios no se hicieron esperar, estaban cargados de agresividad, se pensaba que quien los había escrito era una mujer joven, soñadora y bastante ridícula, cuando les dije que se trataba de una cita tomada de un libro de Ernesto Sábato, tan amado por los argentinos, nadie se atrevió a seguir acusan al autor del texto pero tampoco justificaron la cita:

«El destino se muestra en signos e indicios que parecen insignificantes pero que luego reconocemos como decisivos. Así, en la vida uno muchas veces cree andar perdido, cuando en realidad siempre caminamos con un rumbo fijo, en ocasiones determinado por nuestra voluntad más visible, pero en otras quizás más decisivas para nuestra existencia, por una voluntad desconocida aun para nosotros mismos, pero no obstante poderosa e inmanejable, que nos va haciendo marchar hacia los lugares en que debemos encontrarnos con seres o cosas que, de una manera u otra, son, o han sido, o van a ser primordiales para nuestro destino, favoreciendo o estorbando nuestros deseos aparentes, ayudando o obstaculizando nuestras ansiedades, y, a veces, lo que resulta todavía más asombroso, demostrando a la larga estar más despiertos que nuestra voluntad consciente». (Sábato. 1999: 28-29).

III

CITAS

Hay por lo menos dos formas de mostrar una erudición irritante: una, acumulando citas, y otra, no haciendo ninguna. La segunda es abundante en los genios. Uno de los aspectos más hirientes de los hombres geniales es su desprecio por la frases conocidas, probablemente causado por una mera cuestión de competencia, ya que ellos mismos son constructores de frases conocidas en el futuro. de este modo, los genios se caracterizan por citarse a sí mismos; con el pretexto de rehuir el brillo de la erudición manifiesta, practican una de sus formas más odiosas: la erudición de sí mismo, una como erudición con signo menos, concluyendo por caer en una pedantería al revés.

DOGMATISMO

En todas las épocas de la historia, los enemigos mas encarnizados del Dogma se han reclutado entre los partidarios de un Dogma Diferente, quemándose, ahorcándose y crucificándose mutuamente. El auténtico espíritu libre está abierto a todas las posibilidades, incluyendo los dogmas y las supersticiones. Ese espíritu debería ser la esencia del pensamiento científico y filosófico; y lógicamente lo es, pero es raro que psicológicamente o históricamente lo alcance a ser: los hombres de ciencia y los filósofos son hombres de carne y hueso y no están desposeídos de los vicios de los demás mortales; tienen mayor dominio de la inteligencia y más espíritu crítico, pero es una diferencia de grado, no de esencia…

… Si hay algo seguro en nuestro conocimiento es la verdad de que todos los conocimientos actuales son parcial y totalmente equivocados.

EDAD

¿Qué se puede hacer con ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena.

FASCISMO

No se puede luchar durante años con un enemigo poderoso sin terminar por parecerse a él. Este hecho psicológico explica los extraños fenómenos a que estamos asistiendo: a ciertos antinazis no les basta con que los jefes alemanes sean fusilados y ahorcados, añoran formas más crueles y muertes más lentas; no propician la seguridad sino la venganza y el odio; animados de un fervoroso sadismo dan rienda suelta a las pasiones que justamente detestamos en el fascismo. El espíritu fascista renace así, sutilmente, en el alma de sus propios victimarios.

HELIOCENTRISMO

… Desde Moisés la gente no quiere abdicar de sus privilegios cósmicos e imaginan que de algún modo la Creación ha sido organizado en su beneficio particular. Berdinand de Saint-Pierre opinaba que el melón tiene rajas para facilitar su consumo en familia.

INTELIGENCIA

Entender en relacionar, encontrar la unidad bajo la diversidad. Un acto de inteligencia es darse cuenta de que la caída de una manzana y el movimiento de la Luna, que no cae, están regidos por la misma ley.

…. La inteligencia está abierta a todas las posibilidades y por eso debe combatir a cada instante contra la rutina, el lugar común, e dogma y la superstición, que pretenden en cada caso haber aclarado el enigma, ignorando o querido ignorar que la verdad tiene infinitos cómplices e infinitos lugares diferentes.

Porque combate contra todos los dogmas y supersticiones, al inteligencia es capaz de comprender lo que hay de verdad en cada uno de ellos; un hombre inteligente no se caracteriza porque no comete errores sino que está dispuesto a rectificar los cometidos; los hombres que no cometen errores y que tienen todo definitivamente resuelto son los dogmáticos: se caracterizan por tener una Iglesia, una Ortodoxia, un Papa infalible, una Inquisición; no hay que creer que estas organizaciones sólo aparecen para defender a Dios: algunas aparecen para demostrar su inexistencia.

La creación de estas Iglesias es lo que hace tan difícil la búsqueda de la Verdad. Porque entonces no basta la inteligencia: se requiere la intrepidez.

…. Lo difícil de esta tarea está en que la inteligencia debe proceder de forma helada e imparcial en este interminable pleito siendo que a la vez aparece encarnada en forma humana, y por lo tanto, mezclada con la debilidad, la simpatía, la violencia, el fanatismo y la furia, que son nuestros atributos más frecuentes.

Bibliografía:

La resistencia. Bogotá: Seix-Barral. 2004.

Uno y el universo. Bogotá: Planeta. 1999.

La resistencia ¿Un libro de autosuperación?

4 Feb

Ernesto Sabato es un intelectual polifacético, a lo largo de su vida ha sabido comprometerse sólo consigo mismo y nunca ha temido el desprecio de sus amigos o colegas del momento, tampoco parece importarle mucho la impresión que puedan tener sus lectores cada vez que le da un giro al estilo en su escritura o cambia de manera radical la eleccion de los temas que aborda. En cada uno de sus textos se encuentra la voz del hombre comprometido, pero el estilo cambia a medida que cambia su perspectiva ante la vida, el arte, Dios, la escritura, la idea de trascendencia o cualquier otro asunto digno de reflexiones profundas. Leer Sobre Héroes y tumbas se constituye en una experiencia no precisamente similar a la que nos conduce Uno y el universo; Uno y el universo no nos llevaría a evocar al autor de La resistencia o Antes del fin.

En cualquier librería se encuentran textos de autosuperación relacionados con amor, felicidad, curación, santidad, soledad, vejez… cada autor le brinda a sus lectores las claves para lograr el éxito de manera rápida y efectiva si se atreve a seguir una serie de instrucciones, si se aventura a encontrar aquello que está buscando, en muchos de ellos dice: «Si usted ha comprado este libro ha dado el gran primer paso, ¡felicitaciones! se trata de una frase contundente seguida de otras similares, al terminar el libro el lector se sentirá relajado, probablemente tomará para sí algunos de los consejos, el asunto que aquí importa no es si los libros de autosuperación se han constituido en una necesidad para la filosofía, si están en sintonía con la sociedad de masas, el consumo, la búsqueda de la felicidad, la crisis actual, la necesidad de volver a la ética y los valores, sino por qué razón un intelectual de la altura de Ernesto Sábato escribe textos que se podría pensar han sido pensados para los lectores de libros de autosuperación?

E libro está dedicado a los jóvenes y es un hecho que los jóvenes leen a Ernesto Sábato con reverencia, pero las reflexiones del sabio no logran calar en la mente de ellos, no deciden cambiar sus hábitos sólo porque un hombre mayor de noventa años les advierte que estamos a punto de perder lo poco de humano que nos queda gracias al desarrollo de la tecnología, el trabajo deshumanizado, la competencia feroz, la masificación, la reverencia a los dioses de la televisión…

La resistencia se lee e impacta, se revalúan algunos valores pero llega un momento en el que se siente la imposibilidad de realizar aquello que allí se propone porque la manifestación de la Humanidad también desgasta y aniquila, la contemplación de lo bello de la naturaleza, la sabiduría de los viejos, el valor de lo pequeño también llega a desgastarse y algunos reflexiones que parecen muy profundas pueden pasar por pura cursilería, en una ocasión, en un foro de jóvenes argentinos decidí copiar esta reflexión para ver el efecto que causaba en los lectores, los comentarios no se hicieron esperar, estaban cargados de agresividad, se pensaba que quien los había escrito era una mujer joven, soñadora y bastante ridícula, cuando les dije que se trataba de una cita tomada de un libro de Ernesto Sabato, tan amado por los argentinos, nadie se atrevió a seguirlo acusando pero tampoco justificaron la cita:

«El destino se muestra en signos e indicios que parecen insignificantes pero que luego reconocemos como decisivos. Así, en la vida uno muchas veces cree andar perdido, cuando en realidad siempre caminamos con un rumbo fijo, en ocasiones determinado por nuestra voluntad más visible, pero en otras quizás más decisivas para nuestra existencia, por una voluntad desconocida aun para nosotros mismos, pero no obstante poderosa e inmanejable, que nos va haciendo marchar hacia los lugares en que debemos encontrarnos con seres o cosas que, de una manera u otra, son, o han sido, o van a ser primordiales para nuestro destino, favoreciendo o estorbando nuestros deseos aparentes, ayudando o obstaculizando nuestras ansiedades, y, a veces, lo que resulta todavía más asombroso, demostrando a la larga estar más despiertos que nuestra voluntad conciente». (Sábato. 1999: 28-29).

Bibliografía:

Sabato, Ernesto. La resistencia, Bogotá: Seix- Barral. 1999.