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Amando a Elsy odiando a Ensayista

16 Jul

Por sugerencia de mi sobrino decidimos recoger “mi obra” digital en volúmenes impresos para que no se roben mis bellas composiciones, para que los lectores del futuro sepan que esos textos fueron escritos por lo que Barthes, Ricoeur y Foucault llaman un Autor.

El primer libro recoge los ensayos publicados en revistas digitales entre 2000 y 2005, el segundo es la selección de los posts más poéticos, eruditos, memorables, graciosos, crueles, erótico-pornográficos, esotéricos, polémicos, los que casi me cuestan la vida, la honra, la dignidad y el trabajo desde 2006 hasta 2012.

Todavía no tengo un volumen en las manos pero se ve muy prometedor y el plan consiste en seguir recogiendo en libros lo más meritorio de aquí hasta el futuro.

Para que quede más claro el asunto vamos a compartir la Idea de mi sobrino de nuevo:

En 1996 -cuando yo tenía 26 años- nació un lindo bebé. Ese niño tiene ahora veinte años y es una de las personas más asombradas ante las dotes de la tía, me admira con locura desde que nació, lo nuestro fue amor a primera vista. Ha tenido el privilegio de compartir su vida entera conmigo aunque nunca hayamos vivido en la misma casa y ha sido testigo de mis procesos y mis cambios. Me lee con la emoción de la gente inteligente y se sorprende ante mi talento innato y mi versatilidad.

Nunca nos hemos dicho cuánto nos amamos porque no somos cursis, pero los dos temblamos de emoción cuando nos vemos y yo le cuento lo que hago, lo que leo, lo que escribo; le hablo de mis amigos y de los que se toman por mis enemigos, le doy consejos sabios, le regalo libros y le resumo con lujo de detalles mis libros favoritos, mis películas favoritas y después le cuento por qué es tan importante aprender a vivir y la forma en que debe ser usado el conocimiento: la ciencia, el arte y la filosofía. Siempre ha confiado en mí porque es una persona inteligente, es mucho más inteligente que yo, mucho más adelantado que yo y seguramente ve mucho más allá de lo que puedo ver yo y porque es un niño prodigio está un poco preocupado.

Está preocupado porque cree que soy muy despreocupada, porque llevo al límite el hecho de no darle importancia a nada, cree que algunos de los textos que he escrito aquí son tan buenos que podrían ser usurpados cuando muera y no es justo que eso pase. Cree que hay que tomar medidas al respecto.

Cuando me entero de estos hechos me siento como Van Gogh ante Teo, como Virginia ante Leonard, como kafka ante Max y debo reconocer que es muy emocionante. Mi sobrino podría llegar a ser mi Quentin Bell y eso sería maravilloso.

La madre de ese niño, es decir, mi hermana, me conoce desde hace mucho más tiempo, desde hace cuarenta y cinco años, para ser precisos; ella sí que conoce la historia de mi vida y es mi más ferviente admiradora, hemos estado juntas siempre aunque hayamos vivido muy poco tiempo en la misma casa y ella también sueña con ver esto que escribo mucho más allá de la pantalla. Durante años me ha pedido que publique un libro porque quiere verlo en su biblioteca, quiere ver mi nombre en el papel.

Le doy todas las razones para no hacerlo y ella siempre termina dándome la razón, pero al ver que el tiempo pasa, el material es mucho más abundante, aparecen más admiradores y algunos crueles detractores que sueñan con verme muerta, loca o perturbada, está decidida a hacer algo: si no lo hago yo lo hará ella, dice. Esta dispuesta a interceder por mí para convertirme en la autora que, según ella, merezco ser.

Mientras pienso en esas preocupaciones y propuestas -que no han sido manifestadas sólo por mi hermana y mi sobrino sino por quince o veinte personas más- pienso también en la gente insensible y descorazonada que me lee no con admiración sino con odio, pienso en esos seres perversos y malvados que sueñan con un final infeliz para mi vida y me ponen todo tipo de trampas y trabas para hacerme desfallecer. Trato de ponerme en su situación y creo entender la naturaleza de sus sentimientos, debe ser extraño encontrarse ante tantos contrastes, sé que algunos textos tienen la fuerza y la furia de la página escrita por un borracho o por un pobre hombre perdido en las drogas; otros son escritos con la claridad y contundencia de un gran erudito, no de una pobre y simple mujer; otros tienen la elegancia y la erudición digna de una dama de alcurnia y no de una simple ama de casa y otros -los más perturbadores- están cargados de un erotismo desbordante y malsano que no parecen hacer juego con el humor que se despliega en otras composiciones. Sospecho que el origen tiene que ver con la confusión, con vivir con la sensación permanente de que nada queda del todo claro y ante la incomprensión la salida más fácil es el odio, el sentimiento más vil y despreciable.

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Si los sueños de mi hermana y mi sobrino se ven truncados deben saber lo siguiente, queridos amigos y enemigos, admiradores y detractores:

Me basta con saber que estos textos han sido leídos con atención por millones de ojos de todos los tipos y colores durante los últimos diez años y han generado todo tipo de reacciones: desde peticiones de matrimonio hasta amenazas de muerte.

Me basta con saber que tengo la libertad absoluta para escribir lo que escribo sin preocuparme porque mis problemas con el alcohol o con las drogas son las que me llevan a escribir como escribo. Quien escribe no es una vieja borracha ni una marihuanera o heroinómana al borde del suicidio, no, lo que me domina siempre es la lucidez.

Me basta con saber que no estoy enferma, que esta “obra” es escrita desde la salud, la plenitud y la vitalidad, no desde la miseria de la vida.

Me basta con saber que mi salud mental es plena, lo que leen no son textos de una persona perturbada por la depresión, la locura y cualquier otra enfermedad de moda en nuestro tiempo.

Me basta con saber que no escribo desde una prisión, que mis gritos no tienen nada que ver con la impotencia ante la crueldad y el abandono al que me tienen sometida mis verdugos.

Me basta con saber que no escribo desde la pobreza, desde la miseria ni desde la ambición. No necesito que me paguen por escribir y tampoco espero enriquecerme a costa de la escritura.

Me basta con saber que soy una persona común que se da el lujo de caminar por cualquier calle, comer cualquier cosa y hablar con cualquier persona porque no tengo la marca del artista ni del intelectual.

Me basta con saber que estoy más cerca de los santos que de los sabios y de los humildes que de los arrogantes y que eso lo saben bien las personas que me conocen, especialmente mi hermana y mi sobrino.

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Si llegara a morir hoy o mañana o pasado mañana, sepa usted querido lector y querido usurpador, que esta obra ya tiene dueño. Hay dos personas que se quieren hacer cargo de ella: mi hermana y mi sobrino. Mi hermana es una mujer con una fuerza y una arrogancia mucho más fuerte que la mía, una mujer admirable y capaz de hacer todo lo que se propone y mi sobrino no es de este mundo, es un joven que todavía no sé cómo describir porque suelo desfallecer ante su simple presencia.

Esas no son penas

12 Sep

La semana pasada tuve una conversación muy erudita con Estefanía Uribe Wolff, una joven promesa de la literatura colombiana que ha publicado un solo libro en el que retumban dos voces de las letras hispanas: Juan Rulfo y Fernando Vallejo:

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Le pregunté a Tefa entre sollozos por qué los ensayistas tienen la bendita manía de posar con libros -para la foto- en vez de aparecer subidos en un rodadero o con una peluca afro y entre las dos concluimos que los grandes intelectuales asumen poses porque tal vez son inseguros y necesitan reafirmarse y ese es el motivo por el cual aparecen (buscando en Google-Imágenes) con sus libros al lado, al frente o atrás:

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Tefa me propuso que fuera más osada: que no sólo usara peluca afro sino que buscara la rosada -la del Pibe- y esta fue la mayor aproximación que encontré en Cachivaches (la tienda de moda), con la ilusión de aparecer en el futuro al lado de los grandes intelectuales y ensayistas del pasado, del presente y del futuro, con los más grandes del mundo y de todos los tiempos, claro:

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Aquí poso con libros y con gafas para parecer un poco más creíble:

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Mientras compraba la fallida peluca del Pibe recordé que siempre soñé con verme un poco como Marina Abramovic,  Terele Pávez y Charlotte Gainsbourg pero el problema es que no soporto el pelo largo.

Compré esta otra peluca para gozar durante media hora con mi fantasía:

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…..

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Profesión ensayista

10 Sep

Buscando Ensayista en Google imágenes aparecemos los más grandes desde tiempos de Montaigne. ¡Soy sensacional!

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Lo era todo

17 Dic

Ya lo sabemos, yo era un conglomerado de mundos diversos. Indefinida. Imposible de encasillar. Podía parecer de izquierda o de derecha, feminista o  un hombre haciéndose pasar por mujer. Podía inspirar asco o admiración, desprecio o ternura, deseo o repulsión. Sólo aquel que me hubiera seguido paso a paso y espiado en todos mis contactos con la gente podría haberse dado cuenta hasta qué punto era una camaleona. Según el lugar, el momento, los individuos, las circunstancias me mostraba

Prudente

Estúpida

Primitiva

Refinada

Taciturna

Locuaz

Inferior

Superior

Anodina

Profunda

Ágil

Pesada

Importante

Una nulidad

Vergonzosa

Descarada

Audaz

Cínica

Tímida

Noble

¡Qué no llegaba a ser!

¡Lo era todo!

¡Y nunca ha sido premeditado!

¡Es algo que está más allá de mi conciencia y nunca ha sido calculado!

Quienes me conocen de verdad tratan de comprenderme y casi siempre ríen ante mis múltiples transformaciones.

Quienes no me conocen y no quieren comprenderme se empeñan en creer que soy un ser dañino y despreciable.

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Autoentrevista sobre autoficción

7 Dic

Esta semana descubrió el término autoficción en un libro sobre Fernando Vallejo. Descubrió que su nombre (Elsy Rosas Crespo) figura en algunos estudios críticos sobre el autor antioqueño relacionados con este enfoque, es decir, que en alguna medida usted estudiaba la estética del autor desde una perspectiva novedosa aunque usted no la llamaba autoficción sino ficcionalización de la oralidad. Descubrió también que usted misma ha llevado la autoficción al límite sin proponérselo, sin ser consciente de que está haciendo literatura en la medida en que ha sido capaz de construir un personaje que suele confundirse con la persona que lo construyó. El personaje es Ensayista, la persona es Elsy Rosas Crespo. Ensayista es el nombre de un usuario que escribe sobre sí mismo y sobre otros y es un poco engreída, nada que ver con la dulzura, la amabilidad y la sencillez de Elsy Rosas Crespo. La gente odia al personaje Ensayista y persigue con un hacha a la pobre Elsy Rosas Crespo. ¿Cómo se siente ante tantos hallazgos?

Confundida.

¿Por qué?

Ahora entiendo mejor por qué he recibido tantas amenazas de muerte, de ataques con ácido,  por qué me han cerrado y suspendida tantas veces la cuenta en Twitter, por qué me han perseguido en la calle y en el servicio público, por qué he tenido que cambiar mis números telefónicos varias veces y por qué he tenido que dar tantas explicaciones que mucha gente se niega a entender.

¿Qué es lo que la gente no entiende?

Quienes dicen que me odian confunden la escritura con la persona que escribe. Ayer escribí precisamente sobre eso. Sobre el hecho de que algunas personas leen lo que escribo y reaccionan con violencia. En vez de responder con un texto escrito que se convierta en puente para establecer un diálogo en torno a un tema concreto que parta, por ejemplo, de un texto publicado en este blog, me dicen que me están buscando para matarme o me dejan comentarios insultantes en el blog. La escritura los hiere, sueñan con aniquilar a la persona que escribe por aquello que escribió. Se toma cada palabra al pie de la letra, no piensan en procesos de escritura sino que sienten que la persona llamada Elsy Rosas Crespo los está atacando y creen que deben reaccionar. Es como cuando Germán Santamaría escribió una columna de opinión titulada «Prohibir al sicario» para referirse a la adaptación cinematográfica de La virgen de los sicarios. El periodista leyó el libro, vio la película, y quedó convencido de que Fernando Vallejo es el personaje de la obra literaria. Confundió al personaje, que también se llama Fernando, con el autor, que es Fernando Vallejo, vive en México desde hace más de treinta años y confiesa conocer las comunas de Medellín a lo lejos.

¿La costumbre de autoentrevistarse formaría parte de la autoficción?

Hasta donde he leído sí. El personaje Ensayista se niega a conceder entrevistas, escribir su autobiografía en Wikipedia, ir a recitales, participar en concursos de cuento, publicar libros, no aspira a ser amiga de escritores colombianos ni de figuras influyentes de las redes sociales  y Elsy Rosas Crespo la apoya, le sigue el juego porque se ha terminado convirtiendo en algo serio lo que comenzó siendo apenas un juego. Cuando me autoentrevisto puedo ejercer bien el papel de periodista y de escritora. Creo que sueno convincente.

¿Cuando se autoentrevista responde Ensayista o Elsy Rosas Crespo?

Hasta donde he leído en la autoficción se terminan fusionando la persona y el personaje. Para algunas personas la que responde es Ensayista, para otras la que responde es Elsy, para otras responde el personaje que ha construido en su mente a partir de la idea generada en el cerebro del espectador  al observar las fotos que he ido publicando desde hace cinco años, a partir de los tuits, de los posts y de los ensayos que publiqué hace quince años cuando era simple y llanamente Elsy Rosas Crespo, cuando no habían aparecido las redes sociales y no tenía la posibilidad de pensar en algo como Ensayista. Me imagino que la imagen del personaje también se nutre con los rumores entre los lectores,  se alimenta de las calumnias y exageraciones de las que he sido víctima. Se han inventado muchas mentiras sobre mí. Los lectores le dan nuevas dimensiones al personaje y los reclamos se los hacen a la persona. Es bastante confuso todo.

¿Se siente orgullosa de su gran descubrimiento?

Más que orgullosa estoy sorprendida.

¿Por qué cree que terminó haciendo autoficción?

Supongo que tiene que ver con el hecho de que estoy obsesionada con la vida de las grandes mentes de todos los tiempos. Me gustan los seres humanos honestos y auténticos, los que no han tenido miedo cuando se trata de  hacer públicos sus puntos de vista, los que han tratado de vivir una vida digna de ser imitada. Busco gente admirable que hable bien de la condición humana, que me motive a ser tan grande como ellos. Es algo que nació conmigo, necesito admirar a vivos y a muertos. Por eso tengo tan pocos amigos y soy desconfiada, porque tengo que estar segura de que admiro a una o dos personas porque son dignas de admiración, porque conversar con ellas se convierte en un gran acontecimiento para mí.

En el caso de los humanos admirables muertos la honestidad brota en las cartas, los diarios, las autobiografías, las memorias, los consejos y las entrevistas más que en las obras de ficción. Lo más sorprendente de los escritores que más admiro no lo encuentro en las obras que los hicieron famosos sino cuando hablaban sin pensar en la fama ni en el arte,  cuando eran un simple ser humano, cuando le escribían una carta a un familiar o a un amigo muy querido.

¿Cómo cree que es el personaje que ha ido construyendo?

Supongo que quiero presentarme como un ser humano digno de ser admirado pero también como una persona arrogante, implacable y desmedida y por eso el personaje puede afectar de manera tan directa y contundente a algunas personas, sienten que están ante un personaje pero saben que en algún momento me pueden ver caminando por ahí, como la persona más común del mundo, porque eso es lo que soy.

 

El desconcierto que crea Elsy

4 Oct

«Es parte del desconcierto que crea Elsy y de lo íntimamente humano que se degusta en el personaje viviente, en el párrafo continuo que es el sentir y el pensar de Elsy».

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Elsy Rosas Crespo, la impenetrable

1 Ago

Si fuese como su personaje (Ensayista), si no hubiese conocido el menor «éxito» en las redes sociales, sería exactamente la misma:

La señora imperturbable.

Da la impresión de no desear en absoluto afirmarse y no es sólo una impresión, ella es así, casi invisible, imperceptible, un cero a la izquierda, más si se encuentra rodeada de gente «importante».

Es tan ajena a la idea de triunfo como a la de fracaso. Qué difícil es descifrar a este personaje (porque la gente tiende ver a Elsy y a Ensayista no como persona sino como personaje) y ella es una simple señora que camina por ahí sin hacerle daño a nadie, un ser insignificante.

En el caso improbable de que no escondiera ningún secreto, seguiría teniendo a los ojos de quienes la conocen, o creen conocerla, la certeza de que es impenetrable.

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La culebra

3 Feb

Del texto que estás leyendo hay tres versiones: la del blog, la de Word y otra en  PDF. La del blog se publica cada vez que termina una parte de la historia larga y cada parte va señalada en la versión de Word con negrilla o negrita, como quieras llamarla, las dos están bien. La versión en PDF será una versión definitiva que revisaré con calma cuando complete las primeras doscientas páginas del Gran Texto, el que estoy redactando en Word. Esa medida será el punto de partida para empezar a revisar y a pulir el estilo del texto final, del que verás la versión definitiva en PDF antes de terminar este año. Recuerda que hoy es 3 de febrero de 2014. Será algo digno de ser leído en un tarde y cuando termines la primera  emprenderás la segunda sin pensarlo mucho. Te tendré en mis manos y te haré mi autómata. Harás exactamente lo que yo quiera.

Serán cien historias de dos páginas y cada historia se enlazará con las demás, pero también podrás leerlas por separado. Puedes disponer de la culebra por la cabeza o por la cola; puedes comenzar con las historias del centro de la narración, todo depende de que te percates a tiempo del juego, porque se trata de un juego.

Si estás leyendo este post después de haber leído los tres anteriores lo más seguro es que comenzaste a jugar desde cuando todo era apenas un proyecto titulado “Proyecto de escritura de una novela de terror: Tentada por siete Demonios” publicado en el blog el 27 de enero y, entonces, puedes llamarte a ti mismo afortunado:

Tendrás la posibilidad de modificar la historia a lo largo de este año interactuando con la protagonista -con la mal llamada Rosa- en Twitter o comentando las entradas en el blog. Todas serán etiquetadas con tres palabras clave: Elsy Rosas Crespo, Ensayista y La mal llamada Rosa, precisamente. Puedes guiarte, navegar por el blog -sólo por el blog-  gracias a estas etiquetas. Te lo digo aquí y no te lo volveré a recordar en las páginas que vendrán.

Una culebra puede ser la imagen grande de un gusano o la imagen pequeña de un dragón, de ti depende que el texto total sea gusano, culebra o dragón. Yo sólo te daré pistas, el resto está en tu cerebro, en tu memoria o en tu imaginación. Puedes pensar en una culebra viva, en una muerta, en una de tela, de caucho o de madera; puedes imaginarte el texto como el esqueleto de la culebra, como piezas parecidas pero diferentes y puedes pensar también que cada una debe encajar en el lugar que le corresponde; puedes forzar las piezas hasta que encajen, incluso hasta que se rompan, o puedes imaginarte una culebra flexible, fabricada con una tela fina de color verde que parece tela pero también parece polvo y que es a veces tela, a veces culebra, a veces dragón.

En estas diez frases de Flaubert puedes tratar de encontrarla a Ella

2 Feb

Elsy, Ensayante, El Cirrosis…  como la quieras llamar según tu aire de superioridad, tu ingenio y creatividad, escribe pensando siempre en estas diez frases de Flaubert.

Si las lees bien -con humildad y con atención- tal vez empieces a encontrar la clave para encontrarla a ella. A partir de estas diez frases inteligentes se armarán las últimas cincuenta historias que componen la cola de la culebra que describiremos cuando termines de leer este post (porque el título de la próxima entrega de esta historia de terror es precisamente La culebra):

1. Quisiera escribir palabras que te hicieran llorar de admiración.

2. Temo ser frío, seco, egoísta, y Dios sabe bien, sin embargo, lo que sucede en estos momentos dentro de mí.

3. Lo que vuelve tan hermosas las figuras de la antigüedad es que eran originales: ahí está todo, el sacar de uno mismo.

4. La comicidad llegada al extremo, la comicidad que no hace reír, el lirismo en la broma es lo que más me seduce como escritor.

5. Lo que constituye la fuerza de una obra es el empalme, como se dice vulgarmente, es decir, una larga energía que corre de un extremo a otro y no flaquea.

6. Porque un imbécil tenga dos pies como yo, en vez de cuatro como un burro, no me creo obligado a quererlo, o al menos, a decir que lo quiero y que me interesa.

7. Soy el hermano en Dios en todo lo viviente, de la jirafa y del cocodrilo tanto como del hombre, y conciudadano de todos los inquilinos del gran caserón amueblado que es el Universo.

8. Es fácil, con una jerga convenida, con dos o tres ideas en boga, hacerse pasar por un escritor socialista, humanitario, renovador y precursor de ese porvenir evangélico soñado por los pobres y por los locos.

9. Todo el talento de escribir no consiste, después de todo, más que en la elección de las palabras. La precisión es la que hace la fuerza. En estilo es como en música: lo más hermoso y lo más raro que hay es la pureza del sonido.

10. Lo que a mí me parece lo más elevado del Arte (y lo más difícil) no es hacer reír ni llorar, ni poner cachondo o enfurecer, sino obrar al modo de la naturaleza, es decir, hacer soñar. Por eso las obras más hermosas poseen ese carácter. Son serenas de aspecto e incomprensibles.

Ella

31 Ene

Ella es el personaje perfecto para crear una horripilante historia de horror como la que vamos a desarrollar aquí, a partir de este momento.

Ella es una especie de tuza de un buen amor, ella, por sobre todas las cosas del mundo y aunque nos duela y nos cueste reconocerlo… Ella sabe escribir. Ella escribe muy bien, es imposible no leerla y pensar  en ella intermediado por un suspiro y mucha confusión:

¿Quién es ella?

Ella nos ha dicho de todas las formas posibles que es una mujer y nosotros seguimos empeñados en imaginárnosla como nos dé la gana, según nuestro estado de ánimo y nuestro coeficiente intelectual, según nuestros deseos de discutir con ella para que nos responda de forma altanera; queremos provocarla, queremos herirla, queremos que nos responda como un ser humano, como una colombiana. Y ella sólo responde con el silencio, como un ser inmisericorde y mudo, o  como sabe responder ella, con escritura, con la mejor escritura. Así es como ella mejor nos explica que ella es ella y que no es él quien se dirige a nosotros. Léanla, lloren de admiración con su estilo característico. Si en algún momento han dudado de esta mujer y de su genio deslumbrante les pido que le pidan perdón de rodillas, llorando:

Los textos escritos, a diferencia de la narración o el diálogo oral, conservan el discurso y se convierten en archivos disponibles para la memoria individual y colectiva, si la lectura es posible es porque el texto no está cerrado en sí mismo sino abierto a otra cosa. Leer es encadenar un discurso conocido al discurso del texto que se está leyendo, relacionar experiencias anteriores de lectura y de vida y actualizar o activar la lectura de nuevos textos o de textos ya leídos a partir de perspectivas nuevas, la capacidad de reactualización de los documentos escritos es lo que garantiza su carácter abierto. En la correspondencia de Flaubert, y especialmente en las Cartas a Louise Colet, esta regla se evidencia en todo su esplendor puesto que al lector se le brinda la posibilidad de encontrar una y otra vez, expresado desde diversas perspectivas y con énfasis diferentes, desde la voz del enamorado que expresa la intensidad de sus sentimientos sólo a través de la escritura y desde la distancia, pasando por los más honestos consejos para emprender una vida menos dolorosa -toda una filosofía de la vida con argumentos lo suficientemente lógicos, sólidos y consecuentes- hasta las reflexiones más lúcidas relacionadas con el arte, la lectura y la escritura, sopesadas por un hombre que se autoproclama como un practicante del misticismo estético.

Para Flaubert el amor loco y las valores de la vida comunitaria como experiencias humanas son inferiores a las que proporciona la relectura de un clásico en absoluta soledad; él necesita de todo su tiempo para volver una y otra vez sobre los autores que más admira: Cervantes, Rabelais, Epicteto… y se empeñó en convertir en realidad la escritura de las obras con las que soñó. Ese fue su gran ideal y lo alcanzó a fuerza de trabajo, soledad y perseverancia, tres valores que enaltece a lo largo de su correspondencia.

Flaubert le escribía a su amante para distraerse del trabajo o para desatar la ira, la felicidad o la impotencia que generaba en él la escritura de su obra literaria más importante: Madame Bovary. La gran paradoja alrededor de la escritura simultánea de estos dos textos está relacionada con el hecho de que a pesar del innegable valor estético de la novela la lectura de las cartas en algunas ocasiones puede llegar a ser más estimulante, actual y universal, este hecho se debe, tal vez, a que son expresión cabal de lo que el mismo Flaubert consideraba sería la gran obra literaria del futuro: un texto autobiográfico escrito con total sinceridad, buen estilo y sin omitir detalles que pongan a salvo la imagen del escritor: “Cualquier hombre que supiera escribir correctamente crearía un libro soberbio al redactar sus Memorias, si las expusiera con sinceridad y de manera completa” (Flaubert. 1989. 95).

El principal objeto de estudio de Flaubert a lo largo de su vida fue él mismo y la experiencia amorosa con Louise Colet se constituyó en el mejor pretexto para profundizar más en su autocontemplación, en algunas ocasiones es asombrosa la convicción de Flaubert para expresar sus sentimientos y otorgarle un lugar preciso o cada pasión, casi siempre de manera racional y calculada, en medio de la placidez que le proporciona el hecho de compartir impresiones sobre la gran pasión de su vida -la lectura y la escritura- con una mujer que además de eso lo ama y estuvo dispuesta siempre a soportar sus cambiantes estados de ánimo y sus ausencias.

Flaubert escribe sobre la vida y la muerte, sobre las pasiones y las flaquezas humanas, sobre el arte, la lectura y la escritura. En vista de que se trata de un hombre tan consecuente consigo mismo y ha constituido su vida de tal manera que cada idea y acción suyas se corresponden de manera plena, sobran más explicaciones.

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