Archivo | noviembre, 2013

A Virginia Mayer le sobran 50 kilos

30 Nov

La última columna de Virginia Mayer se titula «Gordos, calvos y peludos exigiendo mujeres flacas». Comienza explicando por qué le  dolieron tanto las críticas que le hicieron a ella por criticar el reinado nacional de la belleza, enfatiza que las mujeres gordas también tienen derecho a apreciar la belleza de una reina porque las gordas también conocen los ideales estéticos de la belleza femenina como cualquier otro ser humano. Por increíble que parezca el origen de la indignación es el reinado nacional de la belleza, sí, esa banalidad creada para divertir masas embrutecidas, las mismas masas que gozan viendo, telenovelas, realitys y partidos de fútbol. Las predilectas de los políticos, los dueños de los medios y los anunciantes.

Nuestra adorada Virginia Mayer ve reinados de belleza y nos cuenta por qué los reinados de belleza son patéticos. ¿una persona con dos neuronas ve reinados de belleza? No. ¿una persona con dos neuronas se detiene a pensar en el coeficiente intelectual de una reina de belleza? No. ¿una persona con dos neuronas trata de explicarnos por qué los reinados de belleza son patéticos? No. Pero Virginia Mayer sufre y llora porque los reinados de belleza son machistas y refuerzan ideas tontas como que las mujeres altas, delgadas, esbeltas y de sonrisa diseñada son las mujeres deseadas por los hombres calvos, gordos y peludos.

Virginia Mayer: no seas tonta. Todos sabemos que la belleza es escasa y que por ser tan escasa nos sobrecogemos de emoción ante una cara hermosa, un cuerpo equilibrado, una voz divina, una forma de caminar elegante. Hombres y mujeres admiramos la belleza femenina porque las formas equilibradas llaman la atención y los cuerpos grotescos nos invitan a mirarlos con rechazo o con burla, es parte de nuestra triste condición humana, no somos ángeles, somo miquitos burlones.

El cuerpo de los demás y el cuerpo propio dan pistas sobre la salud, la edad, el estado de ánimo y la condición física; el cuerpo y la forma en que cargamos con ese cuerpo es nuestra carta de presentación ante los demás nos guste o no. Los animales también se seleccionan así y aunque te cueste creerlo las perras, las gatas y las cerdas no saben de feminismo ni de machismo, son animales y ya. Debes saber que tú, yo y el resto de los seres humanos descendemos de otros animales, no somos creación divina ni nos modelamos a nuestro antojo, conservamos intacto el deseo inconsciente de copular con los ejemplares mejor dotados aunque no queramos reproducirnos o hayamos superado la edad para realizar semejante hazaña. La belleza tiene que ver con la biología, no es una creación humana, está en la naturaleza.

Te invito a que superes la inocencia y la ignorancia, sumérgete en los libros de Desmond Morris, Richard Dawkins y Rodolfo Llinás, no leas sólo basura feminista de mujeres viejas, feas y resentidas porque la vida no las ha tratado bien, no armes tanto alboroto porque las masas embrutecidas se emocionan viendo tetas y culos, en esos seres el miquito está más latente que en los seres privilegiados que renunciamos desde hace mucho tiempo a ver programas de televisión.

***

Virginia Mayer escribió en tono indignado: «Mientras mis médicos en Nueva York me decían que hiciera ejercicio y controlara mi sobrepeso, aquí me han dicho que soy obesa mórbida. Los obesos mórbidos del primer mundo son los que andan en sillas eléctricas al no poder moverse por sus propios medios. Aquí la obesa mórbida soy yo. Sociedad enferma». Ahí también te equivocas. En Colombia la mayor parte de la gente no tiene problemas de obesidad como los que tú padeces, pocas personas tienen 50 kilos de sobrepeso como tú. En Nueva York podrías pasar por una persona normal pero Bogotá no es Nueva York. En Bogotá podemos gozar de una alimentación balanceada y hay cierta conciencia sobre el cuidado del cuerpo con fines relacionados con salud y bienestar más que con obsesiones sexuales y complacencia ante la mirada ajena, esas obsesiones tuyas no son las obsesiones de la mayoría de las mujeres en Bogotá ni en Colombia.

Continúa Virginia Mayer con esta joya: «Tengo un amante, un hombre que a pesar de asegurar que estoy entre el top tres de los mejores polvos de su vida, me ha dicho que si me adelgazo podría penetrarme más profundamente». Ay, Dios mío, qué niveles alarmantes de superficialidad.

«Es cierto que estoy gorda, y mi salud se está viendo comprometida por los 50 kilos que me sobran. La artritis degenerativa que tengo en la espalda no se ve beneficiada por mi sobrepeso. Subo dos pisos de escaleras y llego ahogada. No me puedo quedar dormida si no me empepo. Me sobran los motivos para adelgazar, es verdad. Pero esta sociedad no me condena por no estar sana, me condena porque no soy flaca». Ay, Dios mío, Virginia Mayer necesita con urgencia un psicólogo y un nutricionista que la asesore. Si aspira a ser nuestra Virginia Woolf o nuestra Marguerite Duras es preciso que, para comenzar, aprenda a leer y a escribir y no use su condición física para inspirar la lástima de este público morboso acostumbrado a ver expuesta la miseria de la gente común en Laura en América o El show de Cristina.

«Vivir en Colombia con sobrepeso es tóxico para el alma. Aquí es pecado ser gorda. La gorda siempre podría ser diferente. A la gorda no la aceptan como tal, ¡siempre está la posibilidad de que haga dieta! Y yo, hasta el momento, me he negado. Es mí opción». Ay, Dios mío, estas pataletas insoportables las llamas periodismo en KienyKe.

«Deliro con mujerones como Monica Bellucci, Scarlett Johansson, Marcela Mar y Carolina Guerra». Ay, Dios mío. Parece que Virginia no sabe que estas mujeres son mujeres diseñadas para hacer películas y armar revistas.

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Necesito un editor que quiera trabajar conmigo por una causa noble: los lectores de la biblioteca Luis Angel Arango

29 Nov

Un día por bromear busqué mi nombre en el catálogo de la biblioteca Luis Angel Arango y encontré dos registros. Quería pedir esos documentos para préstamo externo con la intención de saber qué trato le dan los lectores a esos textos, el nivel de deterioro de las páginas y los comentarios anotados al margen. Me encontré con una agradable sorpresa: estaban prestados. Llevo más de un año tratando de verlos y siempre están prestados. 

¿Cuáles son esos textos tan deseados por los lectores de la bloguera más famosa y leída de Colombia?:

La monografía que escribí para graduarme en la Universidad Nacional de Colombia y la monografía que escribí para graduarme en el Instituto Caro y Cuervo. ¿Cómo llegaron esos trabajos a la biblioteca? No sé. Fueron requerimientos académicos para ser Profesional en Estudios Literarios y Magíster en Literatura Hispanoamericana. El primero es sobre Luvina, un cuento de Juan Rulfo, y el segundo es sobre Fernando Vallejo y Ricardo Cano Gaviria. Ninguno de esos trabajos fue escrito por placer, los escribí como requisito para graduarme. Yo quería ser autodidacta, mi Universidad será siempre la biblioteca Luis Angel Arango, es allá donde he pasado la mayor parte de mi vida, el sitio con el que he sido más constante y fiel, es una de las grandes ventajas de vivir en Bogotá: ir a esa biblioteca y no a otra cada quince días para pedir tres libros en préstamo externo.

Estudié porque es más fácil vivir la vida con títulos académicos de instituciones prestigiosas pero en ninguno de esos dos trabajos encontrarán la pasión que me caracteriza, el estilo y la erudición de los ensayos que escribí después y  publiqué en revistas de circulación nacional e internacional.

Esos dos trabajos los escribí bajo la supervisión de Fabio Jurado y Hélène Pouliquen, dos pesos pesados en el arte de dirigir trabajos de grado. Ellos y yo hicimos lo posible por escribir algo digno de nuestro jurado, nada pretencioso, nada digno de ser leído en el futuro por admiradores de la autora; cuando los escribí no los imaginaba en el catálogo de la biblioteca Luis Angel Arango, esa es la verdad pura y simple. Lo que imaginaba mientras escribía era el diploma para guardar luego en la bolsa de manila gigante. Ahí están guardados esos dos diplomas y las actas de grado.

La  redacción de las monografías fueron la base para aprender a escribir textos extensos y rigurosos, pero lo más bello, lo mejor, es lo que viene después. Los ensayos están publicados en revistas digitales, revistas chilenas, mexicanas, españolas… lo demás está todo en el blog que empecé a usar como medio de expresión desde 2007. A partir de ese año no volví a publicar en otro medio que no fuera ese, es una apuesta arriesgada pero ha valido la pena. Más de 1000 visitas diarias no son poca cosa, es imposible que mil personas pasen los ojos diariamente por el mismo libro. Esa es una de las grandes ventajas de publicar sólo en internet.

Me gusta publicar sólo en el blog y compartir lo escrito en Facebook y en Twitter, pero me siento culpable con los lectores de libros, que son los lectores más apasionados. Parece que los lectores fieles de la biblioteca Luis Angel Arango piden a gritos leer un libro mío y al no encontrarlo se conforman con un tonto trabajo de grado, eso es triste y conmovedor. No es justo con ellos.

Si usted es editor y quisiera publicar una selección de ensayos, poemas, pastiches, parodias, o un poco de todo eso, espero su propuesta. Pensemos en los lectores, sólo en los lectores. Por ellos me animo a exponerme al público, a ferearme en la vitrina de cualquier librería al lado  de los autores mediocres que abundan hoy más que en cualquier otro momento de la historia. Los lectores de libros merecen subrayar los textos, mirar el índice, ilusionarse con los títulos. Yo todavía lee más libros que textos en versión digital, todavía voy cada quince días a la biblioteca con la ilusión de perderme en las páginas de un libro.

Si le interesa complacer a ese público ávido no dude en escribirme a esta cuenta de correo: elsyrosas@gmail.com. No lo haga por mí, hágalo por ellos (y de paso se puede ganar una buena plata). Sospecho que mi nombre es vendible.

 

Celos sin motivo

18 Nov

Este año no ha sido fácil en el campo profesional. De la nada han aparecido personas que se cruzan conmigo y me reclaman como si estuviera tomando algo que les perteneciera y ese algo tiene que ver con el conocimiento y la expresión de la sensibilidad a través de la palabra escrita, contra la expresión oral no me reclaman nada. Debe ser porque casi siempre que habla un intelectual evito abrir la boca en su presencia.

Me han dicho de tres formas diferentes que no sé nada, que no cuento como crítica, como escritora ni como artista, que soy uno de los seres más insignificantes con los que se han cruzado en la vida. Yo los miro con asombro, a punto de echarme a llorar. Ellos me miran con asombro también, un poco avergonzados y confundidos. Caen en cuenta, saben que no soy yo quien busca cruzarse con ellos sino que son ellos quienes buscan cruzarse conmigo. Saben que por mí sería la mujer invisible. Evito los contactos humanos, hago todo lo posible por no existir como persona y si escribo en un blog es precisamente para evitar todo lo que implica publicar un libro y ser amiga y colega de mis amigos los escritores colombianos, los editores y los periodistas.

Quienes se cruzan conmigo son autores, personas que han publicado uno o veinte libros, tienen hermosas biografías en Wikipedia escritas por ellos mismos y están seguros de que figurarán en la Historia de la Literatura Colombiana. Yo no aspiro a semejantes honores, me basta con ser una pobre profesora de Expresión Oral y Escrita y Semiolingüísta para estudiantes de Comunicación Social y Mercadología. No me teman, soy Profesional en Estudios Literarios pero eso no dice nada de mí, terminé enamorada del neuromarketing, el embalaje y los mensajes emocionales de Coca-Cola. Ese me emociona más que construir versos y componer historias. No se preocupen por mí, yo no cuento como La competencia.

 

Matrimonio y presión social

18 Nov

Hasta los 42 años viví sola y el hecho de vivir sola formaba parte de mi plan de vida: era una mujer emancipada, había leído todos los tratados de la feminista elegante, sabía lo que hacía y me sentía bien pensando en el pasado y en el futuro. Estaba orgullosa de mi inteligencia y de mi carácter para tomar decisiones de tal envergadura en una asquerosa sociedad en la que todavía se considera que la mejor carrera para una mujer sigue siendo el matrimonio y la maternidad.

Antes de los treinta la presión más fuerte de parte de mi prójimo consistía en convencerme de que tuviera un hijo, aunque sea un hijo en vista de que no desea un hombre. Una mujer sola parece no valer nada ante la mirada de mucha gente.

En vista de que me negaba a ser una devota esposa, podría darme el lujo de tener un hijo, de realizarme como mujer, de ser una madre ejemplar, una hermosa madre cabeza de hogar que sacrificó su vida y su juventud por amor, por sacar a su hijo adelante, sola. ¡Pobrecita! 

Voy a cumplir dos años durmiendo todas las noches con un hombre al lado, no permanecemos como siameses porque él tiene su vida y yo tengo la mía, no me cuida ni me protege porque no necesito que me cuiden ni me protejan puesto que no tengo problemas de déficit cognitivo, porque trabajo y tengo definido el rumbo de mi vida desde hace mucho tiempo.

¡Pero qué peso tan grande me quité de encima sólo por dormir todas las noches con un hombre al lado!

Mi familia ha dejado de llamarme por teléfono y ahora son más escasas las invitaciones para divertir a la tía. Si la tía no iba a algún festejo lo tomaban como que la tía es un poco amargada; si la tía se divertía más de la cuenta debe ser porque su vida es tan miserable que se pasa de divertida cuando se reúnen con ella.

Los vecinos también me tratan con más respeto ahora, las señoras casadas han dejado de mirarme con recelo y los señores han dejado de mirarme con mirada pícara de soltera sin compromiso. De mujer necesitada de macho para que la caliente en estas noches tan frías.

Pero lo más cómodo de mi nuevo estado es la reacción de los lectores en Twitter. Hace dos años casi todo lo que escribía, el tono en que lo escribía se debía a que vivía sola, así interpretaban mi supuesta agresividad. Lo del novio es irrelevante: una mujer de 42 años no debe tener novio sino esposo o «compañero sentimental», novio no, si tiene novio sigue siendo solterona. Por tener 42 años y vivir sola se daba por hecho que era depresiva, amargada, loca, sola, sin vida sexual, con dos o más gatos y muchas matas para consentir… Nada de eso es cierto, mi vida es más o menos igual a  la de hace dos años, la gran diferencia consiste en que jugamos a la casita con Andrés y ha sido muy divertido, no es nada serio porque aquí no hay niños que le puedan poner seriedad, no somos una familia feliz. 

Andrés y yo hemos sigo testigos de los dos tipos de trato durante nueve años. El ha estado ahí viendo cómo él es neutro, él no existe, él sólo es un hombre y su condición no cambia si está solo, si tiene novio, si vive con una mujer y si tiene gato. Pero una mujer de 42 años sin marido es un asunto muy particular.

Dos años de convivencia con un hombre me han puesto a pensar en la presión social tan fuerte que tienen las mujeres, en el sentimiento de valía que recae sobre ellas a partir de su estado civil. No importa si una mujer se siente bien estando casada o si se siente bien compartiendo su vida con un hombre, lo que importa es que viva con un hombre. Parece que no importara nada más.

Andrés es un hombre bueno, dulce y noble. No es celoso, agresivo, infiel, alcohólico ni depresivo. No afecta mi vida personal ni intelectual de ninguna manera y eso es maravilloso. Pero pienso en todas las mujeres que soportan hombres desagradables y malos, agresivos y machistas, hombres que saben que viven con mujeres que soportan todo tipo de malos tratos y saben que las mujeres soportarán hasta el último momento porque es más respetable una mujer con un hombre que una mujer sola, aunque la mujer sola viva en las mejores condiciones, aunque se sienta muy bien viviendo sola y no tenga necesidad de justificarlo.

¿Por qué es así de triste la vida?

Richard Dawkins para feministas empoderadas y ofendidas

17 Nov

Un hombre encuentra el balbucear y el hacer pucheros atractivos en una mujer adulta.

Diversos insectos y arañas también presentan dicho fenómeno de alimentación a la hembra durante el periodo del galante.

Un macho viril no sólo debe tener la apariencia de ser un macho con buenas cualidades: realmente debe serlo, de otra forma no será aceptado como tal por las hembras escépticas.

Una de las cualidades más deseables que un macho puede tener ante los ojos de una hembra, es, simplemente, atractivo sexual.

Trato a la madre como a una máquina programada para que haga todo lo que está en su poder para propagar copias de los genes que porta en su interior.

La suerte, buena o mala, golpea al azar, y un gen que permanentemente se encuentra en el lado de los perdedores no es que sea desafortunado: es un mal gen.

Aun en especies monógamas aparentemente fieles, una hembra puede estar unida al territorio de un macho más que a él personalmente.

A menudo es posible representar a los machos como jugadores de altas apuestas que afrontan un elevado riesgo, y a las hembras como inversoras seguras.

Un compromiso de larga duración puede también beneficiar al macho en las situaciones en que existe el peligro de ser engañado para que cuide a los hijos de otro macho.

Los rituales de galanteo incluyen, a menudo, una considerable inversión previa a la copulación por parte del macho. La hembra puede negarse a copular hasta que el macho le haya construido un nido.

Podemos considerar a los animales como jugadores. La mejor estrategia para un jugador puede, en ocasiones, ser una estrategia de aguardar y esperar, más que una estrategia similar a la de un toro frente a un portón.

En una sociedad con un alto índice de infidelidad conyugal, los tíos maternos debieran ser más altruistas que los “padres” ya que ellos tienen más base de confianza en su parentesco con las criaturas.

De igual forma que el programador de ajedrez, los genes deben “dar las instrucciones” a sus máquinas de supervivencia no de manera especificada sino en términos de estrategias generales y trucos válidos para el oficio de vivir.

Si en una población hay hembras que no tienen compañero y que se encuentran listas para dar la bienvenida a aquellos machos que han abandonado a sus esposas, compensará a un macho abandonar a su esposa, no importa cuánto haya invertido ya en sus hijos.

Aún cuando la relación entre padres e hijos no es más próxima, genéticamente que la relación entre hermano y hermana, su certeza es mayor. Normalmente es más posible estar seguro de quiénes son nuestros hijos que de quiénes son nuestros hermanos. Y aún se puede estar más seguro de saber quién es uno mismo.

Un macho que espera a una hembra esquiva para que al fin copule con él, está pagando un costo: está renunciando a la oportunidad de copular con otras hembras y está gastando bastante tiempo y energía en cortejarla. Cuando, por fin, se le permite copular con dicha hembra determinada, se verá, inevitablemente “comprometido” con ella. Tendrá pocas tentaciones de dejarla, si sabe que cualquier hembra que escoja en el futuro obrará con dilación, de igual forma que la anterior, antes de consentir.

Los individuos no son elementos estables, son efímeros. Así, también, los cromosomas se entremezclan hasta quedar relegados al olvido, al igual que una partida de naipes después de ser barajadas las cartas. Pero las cartas mismas sobreviven a la barajada. Las cartas, en este caso, representan los genes. Los genes no son destruidos por el cruzamiento, se limitan a cambiar de compañeros y seguir adelante. Por supuesto que siguen adelante. Ese es su negocio. Ellos son los replicadores y nosotros somos sus máquinas de supervivencia. Cuando hemos servido nuestro propósito somos descartados. Pero los genes son los habitantes del tiempo geológico: los genes permanecerán siempre.

La versión más simple de la estrategia de la felicidad conyugal es la siguiente: la hembra examina a los machos y trata de descubrir signos de fidelidad y de domesticidad por adelantado. Tiende a haber variaciones en la población de machos en cuanto a su predisposición a ser maridos fieles. Si las hembras pudieran detectar tales cualidades de antemano, se podrían beneficiar escogiendo a aquellos machos que poseyeran tales características. Una de las maneras que tiene la hembra de de probar al macho es no ceder a los requerimientos de éste durante un largo periodo, ser esquiva. Cualquier macho que no tenga bastante paciencia para esperar hasta que la hembra, al fin, consienta en copular, no tiene muchas posibilidades de resultar una buena apuesta en lo referente a que sea un marido fiel. Al insistir en prolongado periodo de compromiso, una hembra elimina a los aspirantes informales y finalmente sólo copula con un macho que ha demostrado de antemano sus cualidades de fidelidad y perseverancia.

La anticoncepción es, en ocasiones, atacada como algo “artificial”, “desnaturalizado”. En efecto, es muy inhumana. El problema radica en que también lo es el Estado benefactor. Pienso que muchos de nosotros creemos que un Estado benefactor es altamente deseable. Pero no puede tenerse un Estado benefactor artificial y desnaturalizado a menos que también se cuente con un control de natalidad igualmente desnaturalizado, de otra forma el resultado final será una calamidad aún mayor que la que se alcanza en la naturaleza. El estado benefactor es, quizá, el sistema más altruista que el reino animal jamá ha conocido. Pero cualquier sistema altruista es, inherentemente, inestable, ya que está sujeto al abuso por parte de sujetos egoístas, dispuestos a explotarlo. Los individuos humanos que tienen más hijos que los que son capaces de criar son probablemente demasiado ignorantes en la mayoría de los casos para ser acusados de una explotación malévola consciente. Las instituciones poderosas y los líderes que deliberadamente los estimulan a actuar así, me parecen menos libres de sospecha.

Richard Dawkins. Barcelona: Salvat. 1985. 303 páginas

Twitter y el odio

17 Nov

Twitter se impuso como medio de comunicación gracias a los medios tradicionales. En televisión, radio y prensa se habla de lo que la gente dice en Twitter casi como si Twitter fuera el medio por excelencia y los medios tradicionales sólo hicieran eco de lo que se dice allí. ¿qué tipo de plan es este? Todavía no logro descifrarlo. No puede tratarse de un ejercicio inocente. ¿por qué tendría que interesarle a Caracol y a RCN que su público se fije en lo que es tendencia o escándalo en Twitter y no que se queden viendo su programación habitual y se olviden de las redes sociales?

En Twitter se presencian fuertes disputas entre personas influyentes -o que se toman por influyentes- con la ilusión de que el hecho se mencione en los medios tradicionales y, de esa manera, ganan más seguidores y más fama ¿pero a costa de qué tipo de sacrificios? ¿a costa de qué tipo de presiones psicológicas empezando por la adicción a estar mirando el teléfono para saber qué se dice de ellos en las redes sociales y qué beneficios le reportará semejante hecho, en qué terminará tanta fama virtual?

Hay personas que se han hecho famosas gracias a Twitter pero preocupa que gracias a esta fama se asuman a partir de un momento dado como pertenecientes a un grupo, como partidarios de unas ideas que casi siempre tienen que ver con política y aunque los tuiteros no se pueden matar a través de tuits sí es evidente que se unen y se admiran gracias al odio que comparten por una persona, porque lo que los une casi siempre es el odio.

Es más claro el odio hacia un usuario o contra un grupo de personas que la admiración hacia una persona en particular o hacia una idea. Eso es muy preocupante y valdría la pena saber si esos odios virtuales se materializan en venganzas reales, en daños personales o en enfermedades psicológicas de personas que sienten que Twitter es el mundo y la vida y la construyen a partir de esa idea.

En Twitter Colombia lo que más crea disputas tiene que ver con política. Con Uribe y contra Uribe, con Petro y contra Petro. No se admiten términos medios. Me gusta o no me gusta, lo amo o lo odio y pocos usuarios están dispuestos a cambiar su postura o a hacerla menos fuerte y menos radical.

Esta mañana tuve una conversación pública vía Twitter con Leszli Kálli  y lo que más me sorprendió fue la idea que tiene de mí y de «mis amigos». Parece que no ha notado que no trabajo para una organización política y que si apoyo una causa no lo hago motivada por un grupo de tuiteros sino que todas mis opiniones son fruto de mis reflexiones personales. No tengo nada en contra de ella, no la odio ni la amo, como no odio ni amo a casi ningún ser humano porque el amor y el odio me distraen de actividades que me interesan mucho más que mis amigos virtuales o mis amores de sala de chat.

Leszli Kálli publicará un libro a partir de un escándalo en la Alcaldía de Bogotá que se «destapó» gracias a Virginia Mayer, una periodista que trabaja para Kien y Ke y que es respaldada por Julio Sánchez Cristo desde W radio y por Andrés Hoyos, desde El Malpensante. Parece como si los medios adoctrinaran a sus periodistas para que tomen partido a través de sus cuentas de Twitter y para que a través de tuiteros sin mucha relevancia expresaran sus ideas en libros o en artículos publicados en internet.

Diana Valencia tuvo una fuerte disputa con Leszli Kálli y gracias a la sugerencia de Claudia Morales (periodista de La Luciérnaga y colaboradora de Semana) escribió un post sobre una experiencia muy dolorosa que vivió en la vida real pero que repercutió en su vida como tuitera gracias a algunos comentarios desafortunados de Leszli Kálli. Diana Valencia es partidaria de Gustavo Petro y el libro de Leszsli Kálli se titula En las entrañas del poder. Acoso laboral en la Alcaldía de Bogotá. Lo más seguro es que detrás de la escritura de ese libro hay un grupo de antipetristas que asesoran a  Leszli Kálli. Como los antipetristas casi siempre son uribistas ella termina siendo una especie de neouribista gracias al destape del escándalo y la publicación del libro.

Los periodistas de los medios tradicionales casi nunca toman partido con su nombre sino que buscan personas menos relevantes que ellos para que ataquen con libros y artículos. Son los tuiteros ávidos de fama quienes terminan poniendo la cara y respondiendo por ideas que seguramente no tienen muy claras sino que simplemente se dejan asesorar con el sueño de que este puede ser el comienzo de una carrera brillante como destapador de escándalos a través de libros. Todos sabemos que la mayoría de esos libros se compran por morbo y que, en últimas, quienes se llevan la mayor parte de la ganancia son las editoriales. Un escándalo es tapado con un escándalo nuevo. En eso se ha convertido el periodismo.

El origen de la luna

14 Nov

Un enorme meteorito  colisiona sobre la superficie de esa Tierra primitiva y debido al impacto grandes fragmentos salen proyectados hacia el espacio. Esos restos giran alrededor de la Tierra y lentamente pasan a ocupar una misma órbita, formando un único anillo alrededor del planeta. Después se condensan y adoptan forma de esfera: así nace la Luna. Con el paso del tiempo la Luna se irá alejando progresivamente de la Tierra hasta ocupar su posición actual.

Eduardo Punset, en Por qué somos como somos. Madrid: Santillana. 2008: 19.

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Contra la reproducción

10 Nov

Nací dotada de una inteligencia superior a la de cualquier miembro de mi familia. Cuando tuve conciencia de mis dotes miré a mi alrededor y me pregunté estupefacta: ¿qué hago yo aquí? ¿quiénes son ellos?

Me sentía como si me hubieran abandonado en un país extraño, desarrollé una mezcla de compasión y asco por la humanidad y lo peor de todo es que yo formaba parte de esto, tenía que mezclarme con la podredumbre llamada gente y pensarlos como mi prójimo.  No fue fácil el comienzo, debo reconocerlo. Ahora vivo en estado de resignación.

La primera decisión que tomé en la vida sin haber leído ningún libro y sin haber hablado con ningún sabio fue: la vida no vale la pena. No me voy a reproducir como todos los demás.

Empecé a leer siendo muy joven y descubrí que los autores que más admiraba también despreciaban la multiplicación de los seres. Supe que era un mamífero cuando vi los perros con los ojos desorbitados por su perra y sentí asco. Supe que las mujeres no pueden ponerse en el nivel de las cerdas y las burras porque tienen cerebro y conciencia y  porque un embarazo es un desgaste innecesario de energía, un riesgo para la salud. Y los hijos una inversión económica tirada a la basura.

Al ver el tipo de hija que era yo, los pensamientos que se cruzaban por mi mente, supe que jamás tendría un hijo porque ese pobre ser no me daría la talla, no me merecería. Sin contar con que como mamífero, al haberme «realizado como madre» me hubiera convertido en una idiota más, porque así de «sabia» es la naturaleza y así de triste es la vida.

Además la genética es caprichosa y no vale la pena arriesgarse.

Millones de imbéciles se reproducen desde el comienzo de los tiempos justificando su acto perverso con ideas altruistas del tipo: quiero formar ciudadanos de bien, qué bonito es dar ejemplo, es maravilloso ver crecer a un niño indefenso, este es mi legado, mi apellido, mi herencia, la huella de mi paso por la vida…

Ningún ser humano pidió ser tirado a este mundo miserable y sin embargo este acto tonto se ha realizado de manera automática y no parará hasta cuando la Tierra explote o hasta cuando se cumpla el sueño postapocalíptico que ha presentado el cine y la literatura pero que casi nadie se toma en serio porque todavía sienten que vendrán tiempos mejores y no vale la pena estresarse pensando en tonterías sin importancia. La raza superior justificará su tontería diciendo que esperaban la venida gloriosa de su Salvador o de un ser de otra galaxia y hasta el final dirán que los hijos son la alegría del hogar y que se ven primorosos en sus perfiles de Facebook y de Twitter en compañía de sus padres. Hasta el último día los exhibirán como su gran obra de arte.

De entrada no creo en la humanidad, en su bondad ni en su altruismo, creo que la mayor parte de los seres humanos no saben que son un animal y como no lo saben no se asumen como tal, sienten que nacieron con alma, que fueron creados por un ser superior, que tienen una misión y que los hijos son el fruto del amor y una bendición, un regalo de su creador, de su dios.  

Oscuro paciente pescador de perlas

4 Nov

Yo soy el oscuro y paciente pescador de perlas que bucea en los bajos fondos y vuelve con las manos vacías y la cara azulada. Una atracción fatal me empuja hacia los abismos del pensamiento, me lleva al fondo de esos precipicios interiores que jamás se agotan para los fuertes.

Gustave Flaubert

¿Qué es la mujer desde la perspectiva del hombre?

3 Nov

Un mal necesario.

Un hombre inferior.

El Satán del hombre.

Un hombre más blando.

Una esfinge sin secretos.

La confusión del hombre.

El lugar de la mujer es la cocina.

El lugar de la mujer es el dormitorio.

Un animal al que le encantan los adornos.

Si las esposas fueran buenas Dios tendría una.

Es casta la que nunca se ha preguntado si lo es.

El silencio da a las mujeres la gracia apropiada.

Las mujeres, en el mejor de los casos, son malas.

Que una mujer estudie indica confusión en el reino.

La mujer llora antes de la boda y el hombre después.

Las mujeres y los elefantes jamás olvidan un agravio.

Es mejor ser macho por un día que hembra por diez.

En ausencia de hombres, todas las mujeres son castas.

Hay muchas mujeres buenas, pero todas están muertas.

Educar a una mujer es como darle un cuchillo a un mono.

Las mujeres malas fastidian; las mujeres buenas aburren.

El hombre que confía en una mujer confía en un estafador.

Bandejas de plata en las que ponemos manzanas de oro.

Vale más la maldad del hombre que la bondad de la mujer.

Las mujeres, en su mayoría, son un ganado de difícil manejo.

Si no eres un hombre, no eres más que un cero a la izquierda.

El que cuenta noticias a su esposa es que está recién casado.

Es ley natural que la mujer esté sometida al dominio del hombre.

Las mujeres y los pollos se pierden deambulando de casa en casa.

Gracias, Señor, porque no me has creado pagano, esclavo o mujer.

Una mujer, un asno y un nogal dan más fruto cuanto más les pegas.

Una mujer es como un caballo: el que puede manejarla es su amo.

La mujer está hecha para el hombre, el hombre está hecho para la vida.

Un caballero es quien se quita el sombrero antes de golpear a su esposa.

Una mujer no es más que un animal, y no un animal del orden más elevado.

Un cordero blanco como la leche que pide con su balidos la protección del hombre.

Una mujer que silba y una gallina que cacarea no sirven ni para Dios ni para los hombres.

Lo que se busca es una esposa, como en un perro, es la reproducción de la raza.

Una mujer no es una persona, de la misma manera que un pollo no es un pájaro.

En el hombre los pecados mortales son veniales; en la mujer los pecados veniales son mortales.

Una esposa que espera tener buena reputación está siempre en casa, como si fuera paralítica.

Las almas de las mujeres son tan pequeñas que según algunos carecen por completo de alma.

El hombre es el mundo entero y el aliento de Dios; la mujer es la costilla y el fragmento torcido del hombre.

Unos hombres se entregan al placer y otros a su profesión, pero en el fondo de toda mujer hay una libertina.

La diferencia principal entre las mujeres llamadas decentes y las putas es que estas últimas son menos deshonestas.

Las niñas empiezan a hablar y a tenerse en pie antes que los chicos porque los hierbajos siempre crecen más de prisa que los buenos cultivos.

A toda mujer le encanta la idea de un jeque que se la lleva en su caballo blanco y la viola en su tienda. Es un instinto femenino básico.

Toda mujer preferiría ser hombre, de la misma manera que todo infeliz deforme preferiría estar intacto y ser hermoso, y todo idiota y necio preferiría ser instruido y sabio.

El hombre puede obtener una experiencia de Dios; la mujer sólo puede obtenerla a través del hombre. Por lo tanto, cada mujer debería tratar a su marido como a Dios.

Un animal que suele vivir en la proximidad del hombre y tiene una susceptibilidad rudimentaria a la domesticación… la mujer es ágil y de movimientos airosos, es omnívora y se le puede enseñar a callarse.

Tomado de:

La inferioridad natural de la mujer. Tama Starr. Buenos Aires. Alcor. 1993. 222 páginas.