Archivo | diciembre, 2014

Los seguidores no son nada porque la escritura lo es todo

19 Dic

En las redes sociales reina la gran tontería

La gente quiere muchos seguidores

Eso les da seguridad.

Lo que no saben es que los seguidores no son nada y la escritura lo es todo.

***

Los tuiteros que más me importan

– La gente para la que escribo con toda la pasión que me cabe en las manos-

– La gente a la que quiero seducir con simples palabritas-

Es la gente que me tiene bloqueada pero me lee,

Aquellos seres sensibles que no me siguen pero están leyendo este bello poema.

¡Sí!:

Tú, tú y tú.

***

Hay quien me lee en secreto

Hay quien me admira y sabe que no lo puede decir.

¡Eso me gusta!

Sentirme como una revista pornográfica en un salón de clase de niños de Grado Séptimo en 1976.

***

Me gusta convertirme en una droga para la gente,

Desarrollar sentimientos confusos.

Mi tuitero favorito es una especie de chico bueno en forma de usuario de redes sociales,

Un niño confundido

Un pobre ser que no tiene claro si me odia o si me ama,

Si me teme o si sería capaz de escupirme si se cruzara conmigo en alguna calle,

Si soy la más simple o la más inteligente.

La idea de despertar sentimientos extremos me seduce

No tiene sentido negarlo.

____

Ven, vamos, repitamos con Flaubert. Dime si a veces, cuando me lees en secreto te sientes como este pobre muchacho aunque seas hombre o mujer, joven o viejo, culto o ignorante:

Si alguna vez se enamora de ti un pobre muchacho que te encuentra hermosa, un chico como era yo, tímido, dulce, tembloroso, que te tiene miedo y te busca, te evita y te persigue, sé buena con él, no lo rechaces, dale solamente tu mano a besar; morirá de embriaguez. Pierde tu pañuelo, lo recogerá y dormirá con él; se revolcará encima, llorando.

Cinco autoentrevistas recientes

13 Dic

1.  Una entrevista sobre las entrevistas

Odio la publicidad, sinceramente. He pasado por la piedra de molino de las entrevistas y las considero una pérdida de tiempo. El tipo que encuentro en esas entrevistas haciéndose pasar por mí suele ser un engreído al que no me gustaría conocer.

(Raymond Chandler)

______________________________

a) ¿Alguna vez ha sido entrevistada?

b) No, sólo he sido entrevistada por mí misma.

a) Pero, ¿le han pedido que conceda una entrevista?

b) Ah, sí, varias veces.

a) ¿Y no ha aceptado?

b) No, Chandler me ha puesto sobre aviso, por él sé lo que significan las malditas entrevistas… una engreída que se hace pasar por mí… Eso no me gusta.

a) Se ha visto hablando en público.

b) Sí.

a) ¿ Y cómo se siente hablando en público?

b) Bien, el problema es cuando veo hablando en público a otras personas y descubro que todos los que hablamos en público nos queremos hacer los inteligentes. Hace dos semanas estuve viendo grabaciones de escritores y críticos, incluída yo, y todos asumen más o menos la misma pose y dicen más o menos lo mismo, ver esos videos me sumió en una depresión de la que casi no logro salir.

a) ¿Cree que es más peligroso ser artista o crítico?

b) Artista, no tengo ninguna duda.

a) ¿Por qué?

b) Porque el artista de esta época todavía cree que es tan artista como Flaubert o Kafka y esos artistas son imposibles en este tiempo en el que los artistas están obligados a sentirse del mismo lado de Juanes, Shakira o Héctor Abad Faciolince. Están obligados a ser felices, a sonreir, a ser chistosos, humanitarios, a tomar partido en relación con la política, el deporte, la moda. Firman contratos en los que se incluye que están obligados a responder las misma pregunta obvia todas las veces que de una emisora, un periódico, una revista o un programa de televisión los llamen personas que no han leído sus libros y no saben nada de literatura; están obligados a sonreír en los lanzamientos de sus libros y ferias del libro, tienen que aceptar invitaciones a conversatorios sobre la grandeza de su obra y su vida de artista y, además, tienen que ir a la venta de libros a firmar autógrafos y escribir dedicatorias a gente que no conocen, mientras despliegan una encantadora sonrisa de reina de belleza de pueblo. Eso sería insoportable para un artista porque el artista no es un vendedor de libros. El artista de nuestro tiempo puede escribir las frases más existencialistas, los monólogos más joyceanos, las metáforas metafísicas más convincentes, pero cuando su libro aparece publicado lo escrito por él en éxtasis místico en su estudio se ve nublado porque termina irrevocablemente condenado a ser un vendedor de libros compulsivo.

a) Usted es una persona angustiada, una Pensadora, pasa la mayor parte de su tiempo sumida en la más dolorosa soledad sufriendo por los demás, usted sufre porque hay personas que trabajan mucho. ¿En este momento quién es el hombre más trabajador si pensamos en el campo cultural colombiano?

b) Ricardo Silva Romero.

a) ¿Lo admira?

b) No.

a) ¿Por qué?

b) Porque trabaja mucho.

a) ¿Y acaso el trabajo no dignifica al ser humano?

b) Sí, claro, lo dignifica, pero yo me imagino a este pobre muchacho viendo películas de mala gana todas las semanas para escribir su columna de cine en la revista Semana, me lo imagino escribiendo de manera compulsiva para tres o cuatro revistas más de diverso calibre, me lo imagino viendo Muertos de Susto y Allien Vs Depredador y luego, tal vez por sugerencia del jefe, terminar escribiendo que estas películas son imperdibles y que Harold Trompetero es un director de culto, una especie de Scorsese a la colombiana. Se necesita mucha sangre fría para ejercer este trabajo y seguir viviendo, como si nada. Me lo imagino investigando todos los días en Google para armar sus novelas de más de trescientas páginas y luego, además de ser columnista, consagrarse a la carrera de vendedor de libros, yo creo que esa vida no es digna de ser vivida.

2. Todo lo que quiso saber sobre sexo y no se atrevió a preguntar

¿Por qué le gusta tanto hablar de sexo al aire?

Yo nunca he hablado de sexo al aire, tengo muchas prevenciones con el tema, no soy exhibicionista. No soy capaz ni de fumarme un cigarrillo caminando, lo encuentro vulgar.

¿Su mamá no la regaña por oír Mujeres W?

Ella no sabe que de vez en cuando escucho a esas mujeres con risa de puta hablando de sexo y posando de liberadas sólo para cautivar oyentes necesitados de morbo auditivo.

¿Habla con su mamá de sexo?

No, en mi casa no somos muy amigos de poner de moda un discurso, una práctica, sólo porque una supuesta doctora del sexo lo aconseja en televisión.

¿Qué le dice su novio cada vez que usted escucha Mujeres W?

El no dice nada, yo soy la que le digo que no soporto a esas viejas.

¿Y anda muy enamorada?

Muy es una palabra exagerada para hablar de amor.

¿Usted es virgen?

No

¿A qué edad la perdió?

“Perder la virginidad” es una expresión tan idiota como “hacer el amor”.

¿Cómo fue la primera vez?

Nada del otro mundo, había leído tanto sobre sexo que no parecía la primera vez. Me parece absurdo que haya mujeres que pretendan llegar al sexo como animales indefensos y que confundan pureza con ignorancia.

¿Con qué frecuencia ver porno?

Con mucha frecuencia.

¿A una mujer le parece excitante ver porno?

Yo no puedo hablar por todas las mujeres.

¿Le gusta ver porno sola?

¿Y por qué lo ve?

Porque estoy obesionada con el comportamiento humano, con la relación entre hombres y mujeres, con la sexualidad humana, con el discurso cinematográfico, con diversas formas de violencia y humillación, con los límites de la imaginación, con las adicciones, con la idea del cuerpo como máquina… Mientras veo porno pienso en muchas cosas, nunca lo uso para alegrarme el rato.

¿Qué tanto se masturba?

Nunca, si el sexo es gracioso la masturbación es digna de una película de Todd Solondz.

¿Tiene vibrador?

Esa es otra moda creada por el cine porno. No, yo que voy a tener juguetes como la profesora de piano.

Hablemos de posiciones: ¿Cuál es su favorita?

Ver a dos hombres agotadísimos con una mujer insaciable que se les ríe en la cara.

¿Qué opina del sexo en el agua?

Es otra moda creada por el cine porno.

¿Luz prendida o apagada?

Prendida, apagada y a media luz.

¿Y en sitios raros?

No, me parece idiota, más clichés de cine porno.

¿Entonces sus fantasías son más de hacer cosas raras que de lugares?

No, ¿qué “cosas raras” pueden hacer un hombre y una mujer con dos cuerpos con características particulares? Lo que se hace está limitado por el cuerpo.

¿Y un trío?

No, debe ser horrible pasar la faena y luego mirarse la cara y conversar, no me gusta conversar con dos personas al mismo tiempo.

¿Pero lo haría para complacer a su pareja?

A mí pareja también le asquean los tríos.

¿Qué es lo más lejos que ha llegado con una mujer?

Un beso

¿Por qué cree que dos mujeres es la máxima fantasía masculina?

Porque si no pueden con una mucho menos van a poder con dos, es la gran fantasía masculina.

¿Cuál es la parte más sensible de su cuerpo?

El pelo. Por eso soy intocable.

3. Autoentrevista sobre Virginia Mayer y el matrimonio

A. ¿Cuándo fue la última vez que se autoentrevistó? Si mal no recuerdo usted dijo en tono enfático -como si fuera verdad- que no volvería a hacerlo porque ya no lo encontraba tan divertido.

B. No recuerdo la última autoentrevista pero tengo la sensación de que fue hace menos de un año. Autoentrevista Razonada, creo, es el título pretencioso de nuestra última conversación, dizque para diferenciar esa experiencia de las demás. No recuerdo si dije esa vez que estaba harta de autoentrevistarme, tengo mala memoria y lo peor de todo es que me gusta.

A ¿Definitivamente nunca le va a conceder una entrevista a nadie que no sea usted misma?

B. No.

A. ¿Por qué fue tan dura con Virginia Mayer?

B. Porque ella pensaba que tenía más poder como periodista que yo como Elsy Rosas Crespo y está equivocada, el periodista es la sirvienta de los divos, son los entrevistados los que le dan de comer a esa gente.

A. Yo creería que ella no quería acabar con su imagen, nombre y honra, sino que, muy al contrario, ella quería que todos supieran quién es @ensayista: la twittera que le quita el aliento a medio país. ¿por qué se empeña usted en figurar como una niña grosera o como la estrella de la farándula que nunca será?

B. Porque me divierte, siempre busco pretextos para sonreír y me excito cuando alguien me propone una entrevista y yo primero le digo que sí y luego le digo que no sólo para imaginar cómo cambian los rasgos y los colores de su rostro ante el sí y ante el no. Es un placer inocente, que yo sepa ningún periodista ha muerto porque yo me haya negado a hacerlo sentir inteligente haciéndome preguntas estúpidas, porque estoy segura de que me harían preguntas estúpidas.

A. Defina pregunta estúpida.

B. En este momento no estoy de ánimo para definir.

A. ¿No es un poco vergonzoso que todos y cada uno de los miembros de su honorable familia -enemiga pública de las redes sociales- algún día se enteren de sus pasos y temamos lo peor?

B. Acabas de hacerme una pregunta estúpida ¿cómo se van a enterar ellos de mis aventuras en las redes sociales si las detestan?

A. ¿Es usted consciente de lo ridícula que puede llegar a ser?

B. No

A. Virginia Mayer escribió en Twitter que la propuesta que ella le hizo a usted (nada más ni nada menos que concederle una entrevista a ella -que no es cualquier periodista- para ficcionalizarla luego en Kienyke) es lo mejor que le han propuesto este año. ¿Es cierto semejante esperpento? Hasta donde tengo entendido ese portal es un pasquín hediondo, la síntesis de los errores periodísticos de este pobre país.

B. No

A. ¿Qué es lo mejor que le han propuesto este año?

B. Me han propuesto un ejercicio de convivencia pacífica con un hombre y lo he aceptado.

A. ¿Cómo ha sido esa experiencia?

B. Han sido casi setenta días que ha valido la pena vivir.

A. ¿No es extraño vivir la primera Luna de miel a los cuarenta y dos años?

B. Supongo que sí.

A. ¿Estaba en sus planes devenir en amorosa esposa después de siete años de ser una abnegada novia?

B. No.

A. ¿Por qué aceptó entonces tan dura prueba? Hasta donde tengo entendido usted se jactó hasta hace menos de un año de haber decidido desde que tenía nueve años que JAMÁS se casaría ni tendría hijos ¿así de consecuente es siempre?

B. Acepté porque no tenía más alternativa, mi hermana tuvo que ver mucho en la decisión, ella adora a mi novio devenido en marido. Y como ser humano tengo derecho a cambiar de opinión todas las veces que se me dé la gana.

A. ¿Qué ha sido lo mejor de estrenar marido?

B. Dormir, es cierto lo que dice la leyenda: en tierras frías es mejor dormir de a dos que de a uno porque se calienta uno más rápido.

A. ¿Y qué más la tiene con la boca abierta de esta nueva experiencia?

B. Creo que estoy llegando a la conclusión parcial de que en la convivencia entre un hombre y una mujer el amor es Amor cuando los días transcurren mucho más rápido que antes y hablamos mucho después de cada comida y antes de cerrar los ojos. No es cierto, o por lo menos no lo es en mi caso, que lo más maravilloso sea decir cada mañana con mirada radiante: “Buenos días mi amor”.

4.  Segunda autoentrevista

¿Por qué ha decidido autoentretevistarse de nuevo?

Porque quería escribir dos cuartillas y no se me ocurrió nada original, mientras el agua caía sobre la última taza (el agua me inspira) pensé en la segunda autoentrevista, mi estado de ánimo actual me permite concedérmela. Desde hace varios meses recibo mensajes en los que se me piden juicios sobre temas particulares, creo que esta es una buena ocasión para desarrollarlos.

¿Qué necesita para escribir?

Un estado de ánimo poco usual -muy alegre o muy triste- un tema para desarrollar y música. Para leer siempre escucho la misma música, para escribir también. Leo al son de la música clásica, escribo al ritmo de la popular, música con letra, letras que haya escuchado muchas veces, desde la infancia, música que me haga recordar a mi hermano muerto.

En la primera autoentrevista sus respuestas eran concisas, dice simplemente sí o no, ¿por qué está tan conversadora hoy?

Porque tengo mucho sueño, el sueño y el alcohol me conceden una lucidez poco usual. Me gusta dormir pero también me gusta escribir con sueño y con sueño y con alcohol hablo tanto como en situaciones cotidianas pero siento que soy un poco más explícita.

¿Siempre que bebe es conversadora?

No. Sólo si estoy con personas a las que aprecio mucho, si estoy con personas con las que no me siento cómoda no hablo ni me río. Si una persona no me interesa no me saca una sola sonrisa. Mi manera de decirle a alguien que me gusta estar con él es a través de la risa.

Mientras conversábamos hubo un corte repentino de energía, íbamos comenzando la tercera página y sólo rescatamos una, usted estaba muy sensible, a punto de sentarse a llorar y yo sentía que nos iba a revelar secretos de su personalidad, usted finalmente no lloró, se rió cuando la pantalla quedó en blanco, miró por la ventana, vio a su vecina ofreciéndole el pecho a su hijo y como por arte de magia su estado de ánimo cambió, ya no está triste, está tranquila, no quiere volver a preguntarse lo mismo, su estado de ánimo no se lo permite, ¿cree que estaba escrito que sus lectores no tuvieran el derecho de conocer a la profesora en un estado de lirismo extremo, de los que terminan siendo un poco ridículos, de aquellos que no enternecen sino divierten, tan gratos para usted en las comedias gringas y en la películas de Alex de la iglesia?

Es probable.

¿Usted se cuida de no hacer el ridículo?

Sí.

¿Cree que lo logra?

Sólo en la vida real, la mejor manera de hacer el ridículo sin que lo vean a uno es a través de la escritura, por eso me gusta escribir, porque puedo decir todo lo que se me ocurra sin mirar a quien lee a los ojos, sin dar explicaciones, sin aceptar reclamos, con total libertad; la vida cotidiana no ofrece este placer. La voz y la mirada pueden ser más implacables que un texto que se lee. En las conversaciones siempre interfiere la risa, yo me río mucho cuando hablo, cuando escribo también me río pero tengo pleno control sobre lo escrito, normalmente escribo riendo o llorando y el lector no se entera cuándo río o cuándo lloro, qué me inspira risa y qué llanto.

¿Siempre que escribe ríe y llora?

La mayoría de las veces no lloro, digamos que lloro un 3% pero casi siempre que escribo río.

Dicen que quien ríe se halla en una posición de superioridad en relación con quien no conoce el motivo de su risa o, en el peor de los casos, tratándose de la escritura, el lector llora porque sospecha que usted escribió bajo el efecto de un estado lírico cuando en realidad usted escribió bajo el efecto de un estado de ánimo festivo. ¿Usted quiere que sus lectores lloren o rían cuando la leen?

Yo sólo quiero que lean

¿y cree que la leen?

¿Por qué está tan segura?

Por las estadísticas

¿Cuáles estadísticas?

Las de los blogs

¿Cuáles blogs?

Los virtuales

¿Cuántas personas la siguen diariamente?

2000

¿y a usted le pagan por leerla?

No

Entonces, ¿por qué escribe?

Porque escribiendo he conocido gente que me interesa mucho. En los blogs y en Facebook de vez en cuando aparecen comentarios que me inquietan, confesiones que me estremecen, mensaje privados que me impactan. La virtualidad es algo serio para mí, es parte de mi trabajo, seguir blogs o leer comentarios es un proceso de lectura, no menos rico o serio que la lectura de un libro, esta autoentrevista, por ejemplo, es un proceso de escritura serio y el único fin es que sea leído en internet, no tiene pretensiones eruditas, no aspiro a que aparezca publicado en una revista para intelectuales o para profesionales, cualquier persona se puede encontrar con este texto y lo mas seguro es que se enganche, que lea, se ría un poco, piense un poco, me imagine un poco y le quede una idea vaga de una señora que goza autoentrevistándose porque encuentra muy formales las entrevistas de persona a persona pero, de todas maneras, quiere expresarse, quiere que a quien le interese, sepa un poco sobre la naturaleza de quien escribe, de quien lee y relee lo que escribe con la ilusión de que dos mil personas la lean cada día y sientan que el tiempo de la lectura no fue tiempo perdido, que valió la pena escribir porque valió la pena leer.

5. La hijueputa esa (autoentrevista)

Quiero a este pueblo áspero, vivo, último tipo de las sociedades primitivas y que, al hacer alto a mediodía, tumbado a la sombra, bajo el vientre de sus camellas, se burla, mientras fuma su chibuquí, de nuestra valiente civilización que tiembla de ira.

Gustave Flaubert

****

– ¿Por qué comenzamos con este fragmento de una de las cartas de Flaubert a Louise Colet?

– Porque siempre, cuando camino, recuerdo esa frase y me gusta mucho. Me gusta sentirme como el señor bajo el vientre de sus camellas, aunque no fume. La idea de descanso y de desprecio es lo que más me seduce.

– ¿Disfruta haciendo temblar de ira a la gente civilizada?

– Aquí no hay gente civilizada, recuerde que estamos en Colombia. Me gusta burlarme de la gente exitosa y de la idea que tienen de éxito.

– ¿Está pensando en Virginia Mayer y en las frases desobligantes que escribió ayer sobre usted en su cuenta de Twitter?

– Sí, estoy pensando en ella, todavía trato de entender por qué se descontroló tanto si no es la primera vez que me burlo de sus poses en este blog.

– ¿Será porque la ridiculizó más de la cuenta explicándole por qué no es Bukowski con vagina?

–  Probablemente.

– Hablemos de lo que Virginia Mayer dijo de usted anteponiendo a cada prejuicio el sonoro ¡La hijueputa esa!, una expresión tan colombiana.

–  Dijo que no sé inglés, no he presentado obras en la feria del libro, no he entrevistado a nadie, no tengo una maestría y no he publicado en ninguna revista. Insinuó también que soy ama de casa.

– ¿Es cierto eso que ella dijo de usted? ¿En realidad es usted tan poca cosa? ¿No ha cosechado ningún triunfo? Trate de explicarnos de forma concreta y sin llorar qué piensa de esos juicios.

– Mi vida ha consistido en despreciar todo eso que ella aprecia y usa como carta de presentación. Se supone que sé inglés pero hago lo posible por pensar, escribir y hablar sólo en español. Creo que mi lengua materna es un tesoro y siendo yo hispanohablante no necesito presumir con el inglés o con cualquier otro idioma. Otra sería la historia si yo fuera rumana o japonesa. Mi política lingüística ha sido siempre clara: si quiere hablar conmigo aprenda español. Prefiero explorar el español que balbucear otras lenguas para parecer cosmopolita, globalizada o internacional.

– Ahora hablemos de las obras que usted no ha presentado en las ferias del libro.

– Las ferias del libro no me interesan ni siquiera para comprar libros, prefiero las librerías o las bibliotecas. Formo parte del campo intelectual y, como se podrá imaginar, casi toda la gente que conozco ha publicado por lo menos dos libros. La mayoría de mis amigos y conocidos han presentado sus obras en ferias de libro, bibliotecas, librerías, centros culturales, universidades… La idea de convertirme en vendedora de libros, de autopromocionarme, de hablar de mis procesos de escritura, de invitar a un amigo para que hable ante mí y ante un público inocente de lo inteligente que soy, de lo bien que escribo, de la pureza de mi estilo, de mis influencias, maestros y lecturas fundamentales tampoco me seduce.

Aunque usted no lo crea soy una persona humilde y sencilla y no soportaría sentarme a hablar de  mi cerebro en público; tampoco soportaría que alguien hablara de la grandeza de mi ser, la profundidad de mis ideas y la originalidad de mis palabras en mi presencia, para vender libros. Eso no lo soportaría, lo supe cuando vi a mis amigos pasando por ese espectáculo tan denigrante.

– Usted no ha publicado un libro . ¿Por qué?

– Porque no me interesa, cualquiera publica un libro en Colombia, es muy fácil, además tendría que promocionarlo, venderlo, venderme para vender mis libros. Eso es algo a lo que no estoy dispuesta, sería una experiencia muy fuerte para mí. Me parece más emocionante verme citada en otros libros, que se hable de lo que escribo aquí en las ferias del libro, estar ausente de cuerpo pero presente en la mente de las personas que hablan sobre escritura. Eso me gusta más, me parece un juego muy divertido.

– Virginia Mayer dice que usted no ha entrevistado a nadie. ¿Toma esa acusación precedida de ¡La hijueputa esa! como una gran ofensa?

– No he entrevistado a nadie porque no soy periodista, no me imagino entrevistando a nadie que no sea yo misma. Cuando Virginia me propuso un perfil para KienyKe, cuando me dijo que la gente quería saber quién era Ensayista, sentí lo mismo que siento cada vez que alguien se siente ante mí como ante un ser excepcional o digno de ser entrevistado. Cuando me proponen una entrevista pregunto siempre qué me van a preguntar y cuando me lo dicen quedo todavía más confundida y desilusionada porque los periodistas colombianos hacen preguntas muy estúpidas. No aspiro a entrevistar a nadie que no sea yo y no le acepto entrevistas a nadie que no sea yo, esa es mi política periodística.

– ¿Tampoco tiene una maestría?

– Sí la tengo y es gracioso saber que a la gente le importan ese tipo de cosas. Los títulos académicos significan muy poco para mí, casi nada. Lo que me importa de verdad es lo que he encontrado fuera del sistema educativo, eso ha sido lo mejor.

– ¿Tampoco ha publicado en revistas?

– Si, he publicado en revistas, parece que no es fácil encontrarlas. Eso tampoco me interesa mucho, ni siquiera guardo los ejemplares que me envían por ser la Autora de uno de los textos publicados. La meta es no volver a publicar en ninguna revista impresa, rechazar todas las ofertas que tengan que ver con publicación de libros, participación en ferias y fiestas, columnas de opinión y participación en revistas. Todo está tan degradado que la mejor alternativa sigue siendo internet.  A eso le estoy apostando desde hace unos diez años.

– ¿Es usted ama de casa?

– Supongo que sí, no tengo mucama ni negrita, me ocupo yo misma de todo lo que necesito para vivir.

6. Autoentrevista al estilo Tómbola de la revista Cromos

¿Cuánto dura un rato feliz?

La palabra rato es una palabra fea, es más hermoso pensar en instantes.

Una canción que le levante el ánimo.

Ninguna.

Una motivación para dejar la cama un lunes.

No tengo nada en contra de los lunes.

¿A qué edad regresaría?

Nunca me he ido.

Su mayor acierto en un escenario.

Callar a la gente con la mirada.

Lo mejor de ser irreverente.

No aspirar a serlo.

Un libro de autoayuda para recomendar.

La primera parte de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.

Un espacio para esconderse y olvidarse de todo.

No necesito esconderme ni olvidarme de nada.

¿A quién sueña conocer?

A nadie.

Un tuit para sus enemigos.

No tengo enemigos.

¿Qué está sobrevalorado en la sociedad?

Los seguidores en una cuenta de Twitter.

Un plan para distraer la cabeza.

Mirar por la ventana.

Un remedio para combatir la tristeza.

Caminar.

¿Qué momento de su vida borraría?

Ninguno.

Su mayor embarrada.

Ninguna.

¿Cuándo fue la última vez que lloró de felicidad?

No suelo llorar de felicidad.

¿A quién ha hecho feliz?

A toda la gente que me conoce.

¿Qué la entristece?

Las preguntas estúpidas.

¿Cómo le gustaría que la recuerden?

Como una persona que pasó la mayor parte de su vida descansando.

Una pelea.

La del Bolo y el Gringo. Es muy buena esa pelea.

¿Qué es la felicidad?

No hacer nada pero hacerlo a conciencia.

¿Qué la mantiene alerta?

Mi cerebro.

¿Cuál ha sido la peor crítica que le han hecho?

Que sigo a muy poca gente en Twitter.

¿Qué le saca la piedra?

La expresión que usted acaba de pronunciar. Y es dizque periodista.

¿Qué la aburre?

Una conversación de más de tres personas.

¿Qué la entretiene?

No soy una persona a la que haya que entretener.

¿En qué es aprendiz?

En nada.

¿Qué cambiaría de usted?

Nada.

Una deuda.

No tengo deudas.

Un sueño recurrente.

No suelo soñar.

Lo positivo de morirse un día de estos.

Esa no es una pregunta inteligente.

Una palabra que la defina.

Dulzura.

Lo peor de ser irreverente.

Que tanta gente en Colombia crea que lo es cuando en realidad son imbéciles.

De todas sus opiniones, ¿con cuál se queda?

Con todas.

Un compañero inseparable.

La ropa.

¿Adónde van a parar los secretos?

No tengo secretos.

¿El secreto para reinventarse?

Esa pregunta se la debes hacer a Madonna.

¿Qué la desvela?

Nada.

¿Un episodio que no repetiría?

Volver a estudiar.

Un comentario que vale la pena discutir

8 Dic

Mi ultimo post es una reseña sobre Chicas cerdas machistas. La lucha feminista como idealismo en el siglo XXI. Virginia Mayer y Catalina Ruiz-Navarro son dos de sus traductoras.

Un amable lector dejó este comentario y me gustaría saber qué opinan:

****

Me gustaría plantearle un pequeño ejercicio mental.

Dentro de doscientos años sus textos son de un gran interés académico, pero parte de su trabajo resulta incomprensible para los lectores. No creo que sea algo difícil; algunos de los artículos de su blog poseen un interesante toque de genialidad, pero otros giran en torno a asuntos realmente insignificantes, y puede que dentro de pocos años realmente nada quede de ellos. Como por ejemplo este libro. Es impresionante ver que ímpetu quiere aplastar lo que ya está aplastado, tratando de sacar del barro un montón de objetos sin importancia: tuiteros, libros, textos, columnas, gestos efímeros de nuestras minúsculas estrellas de internet, o de la farándula criolla; de está, al fin y al cabo, vacía cotidianidad. Creo que es un gran esfuerzo, pero en definitiva, es un esfuerzo chocante. Así que ese confuso lector futuro que no conoce a ninguna de las autoras de esta traducción terminará buscando el texto para enterarse de lo que usted está hablando. Y puede que tenga la mala suerte de encontrarlo ¿no se siente culpable? Sé que reniega de la posteridad, pero sus actos dicen lo contrario.

Chicas cerdas machistas en español colombiano

7 Dic

Para escribir este post leí Chicas cerdas machistas. La lucha feminista como idealismo en el siglo XXI y tres reseñas: la de la revista Diners, por Ángela Cruz; la de Estefanía Zárate Angarita / Especial para El Espectador y la de la revista Fucsia, una pequeña nota sin autor.

Para sorpresa mía la reseña más justa es la de la revista Fucsia y la más lamentable la escrita por la invitada especial para El Espectador. Ella no escribe en español, lo balbucea.

Ángela Cruz es @angelaperversa en Twitter y nos queda claro que contactó a otras dos tuiteras: @Virginia_Mayer y @catalinapordios para alimentar su reseña crítica. No menciona la amistad con las autoras pero es evidente que las quiere presentar como Instituciones en el Movimiento Feminista Colombiano.

Virginia y Catalina son dos de las traductoras de libro y son también chicas SoHo. Las dos han posado y han colaborado con textos dignos de chicas cerdas machistas para la revista procaz colombiana por excelencia, la versión criolla del modelo gringo, lo que denuncia Ariel Levy en su libro.

Dice Ángela Cruz en la revista Diners:

«A través de los ejemplos planteados, Chicas cerdas machistas: la lucha feminista como idealismo en el siglo XXI —como se tradujo al español— está pensando nuevas maneras de ser mujer “sin que sean una copia o una reacción a lo que se ha construido como masculino”, dice Catalina Ruiz-Navarro, periodista colombiana, quien participó en la traducción de la obra. “Creo que cuando eso se pierde de vista el entretenimiento y la publicidad empiezan a usar, para venderte cosas, fórmulas que parecen abogar por la liberación y los derechos de la mujer cuando en realidad son los mismos modelos de opresión disfrazados”, agrega».

Con el aporte de Catalina Ruiz-Navarro nos queda claro que su español no es muy fluido y la pregunta es obvia: ¿una persona que no conoce el español puede traducir un libro sin que su mala lengua contamine la obra original? Sí, claro, hay varias palabras de la oralidad de la calle que aparecen en la traducción colombiana, el ejemplo más lamentable es chévere. Chévere no es nada, es una palabra vacía, sin sentido. ¿El libro es chévere? ¿A las autoras les parece chévere que las hayan invitado a ser las traductoras?

Ahora la voz de Virginia Mayer, invitada especial de Ángela Cruz:

«En el país del Sagrado Corazón es común tragar entero, como en cualquier país que se declare laico pero reine en él la ley de la Iglesia Católica. Es bueno que se escriban libros que sin satanizar a personas como Miley Cyrus, le recuerden a la sociedad que la idea original del feminismo no era perder el amor propio emulando a las trabajadoras sexuales”, declara al respecto la periodista Virginia Mayer».

Y continúa con un fragmento resaltado por mí -para que riamos juntos- del Aparato Teórico de nuestras feministas colombianas:

«Según Mayer, su experiencia al traducir parte de esta obra fue transformadora: “Luego de leer a Levy me descubrí feminista. Esa traducción se hizo al tiempo que Miley Cyrus comenzaba a mostrarle la vagina al mundo y yo estaba indignada. El libro de Levy le puso teoría a lo que sentía y ahora me declaro feminista contemporánea. Me identifiqué mucho con todo lo que dice, me vi a mí misma en sus palabras y ahora esa es mi bandera”. Por su parte, Ruiz-Navarro agrega: “Me parece muy importante que este tipo de reflexiones lleguen a Colombia y al español para empezar a abrirle campo a la que es tal vez la lucha más esencial del feminismo».

Ahora veamos la reseña de Estefanía Zárate Angarita / Especial para El Espectador. Como advertí al comienzo la autora no escribe en español sino lo balcucea. Veamos:

«Puedo apostar a que fue un gran reto traer a nuestra lengua los seis ensayos que conforman el libro, porque están llenos de conceptos propios de la cultura pop, que es tan anglo, pero que ya nos toca a los latinoamericanos con fuerza irreversible».

Ahora el chiste con fragmento resaltado para que riamos de nuevo:

Para superar el reto, Rey Naranjo contactó a mujeres periodistas y escritoras, reconocidas en el medio por su postura antisexista y sus plumas irreverentes: Catalina Ruiz-Navarro, Virginia Mayer, Amalia Andrade, Dominique Rodríguez Dalvard y Daniela Serrano.

No sé quiénes son Amalia Andrade, Dominique Rodríguez ni Daniela Serrano, pero el hecho de que aparezcan en la lista después de Virginia y Catalina nos da una idea vaga de lo bien que escriben y de sus ideas sobre feminismo del siglo XXI. Deben ser una completa nulidad.

Conclusión: después de haber leído el libro sólo puedo decir que el feminismo colombiano pasa por una crisis peor que la política y que las reseñas críticas que publican en medios supuestamente respetables están en el mismo nivel del feminismo colombiano.

¿Para reír o para llorar?

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Contra la reproducción y otros contras

6 Dic

1. Contra la ropa de control, las fajas y los brasieres rellenos de espuma de colchón

La conquistadora es la mujer, es ella quien escoge, es ella quien decide por quién quiere ser mirada, por quién quiere ser conquistada, a quién le quiere despejar el camino para que desarrolle su papel de galán: un caballero que conquistará a la dama.

La mujer tiene encantos naturales para atraer al hombre pero también se vale del artificio para hacerse mirar con mayor énfasis. Usa maquillaje, se peina, usa zapatos de todos los colores, diseños y tacones y sobre esos zapatos se inventa formas de caminar y de correr y finge que lo hace de forma natural pero todos sabemos que quiere reafirmarse cada día, quiere seguir vigente aunque tenga doce o aunque tenga ochenta y seis años.

Quiere que la miren, la deseen, quiere amor, quiere llenar el vacío que la invade aunque lo tenga todo. Quiere ser mirada por todos, por hombres y mujeres, quiere escandalizar, quiere devorar el mundo, no intenta estimular la mirada de un hombre en particular sino la de todos, quiere ser modelo o maniquí ambulante. ¡Es todo tan asqueroso!

El colmo del artificio es sacarse la grasa del cuerpo en una sala de cirugía, inflarse o desinflarse las tetas con bombas de caucho dentro de los senos naturales, cortarse las piernas y ponerse extensiones con varillas metálicas para parecer un poco más alta encima de sus tacones. Una cirugía lleva a la otra y hay mujeres adictas a las cirugías que terminan pareciendo monstruos. Llaman la atención, todos las miran, nadie las desea porque esas mujeres inspiran miedo, ellas representan el grito desesperado de millones de mujeres que desean ser miradas pero qué mujer desea ser mirada como si se tratara de un payaso triste, una caricatura de la belleza. La respuesta es sencilla: ninguna desea ser vista como la encarnación de la mujer desesperada, ávida de abrazos, de besos y de palabras llenas de admiración. Pero en el mundo, en los centros comerciales, lo que más abunda son las mujeres desesperadas. Y tanta desesperación espanta a los hombres, los asusta. Muchos de ellos han decidido hacerse homosexuales por miedo a ser devorados por una diosa de centro comercial.

Cuando las mujeres no se atreven o no cuentan con el dinero para transformar el cuerpo con cirugías estéticas recurren a artificios al alcance de su presupuesto: fajas, ropa de control, calzones y brasieres rellenos con espuma de colchón.

Esas prendas son mucho más desagradable que la cirugía estética porque son la caricatura de la mujer que quiere verse como una muñeca inflable, es decir, la que recurre a las cirugías. Las fajas asfixian y afectan la forma de caminar, respirar y hablar. Lo saben las mujeres y lo notan los hombres. La ropa de control es familiar cercana de la faja y en muchas ocasiones no hace ver más delgada a la mujer sino que la convierte en un ser de aspecto grotesco porque la grasa que quiere ser disimulada se concentra en otra parte del cuerpo, casi siempre en el cuello o en la espalda.

Siempre que veo a una muñeca de estas en la calle, sea con cirugías o con ropa falsa me pregunto cómo afrontan la experiencia de la desnudez, cómo enfrentan al macho que han conquistad0 cuando se despojan de sus calzones y sus brasieres rellenos, qué sienten cuando su gordura cae al ser despojada de la faja y la ropa de control, cómo afrontan la celulitis, las estrías y la flacidez, cómo se entregan a los placeres del cuerpo si ese cuerpo desnudo no es el cuerpo que parecía insinuar la ropa de control. Un amigo me dijo que las muñecas inflables y las expertas en tacones y en caminada de pasarela por los pasillos del centro comercial no sienten, no gozan, algunas cobran por dejarse tocar una pierna o una teta, pero se sienten mejor cuando se ven vestidas, desnudas no son nada, piden siempre que todo pase con la luz apagada porque cuando se desnudan desaparece todo lo que habían ofrecido a su galán de turno.

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2. Contra la masturbación

La liberación femenina viene con el combo llamado liberación sexual y masturbación: para liberarte de las garras de la sociedad patriarcal y falocéntrica debes gozar plenamente de tu sexualidad y para lograrlo debes pasar antes por un largo proceso de autoconocimiento de tu propio cuerpo, de tu propia sexualidad, de lo que te gusta, dónde te gusta, a qué velocidad te gusta y durante cuánto tiempo.

Mujer: debes ser consciente de tu propio placer, pasar primero por tus propias manos, abonar el terreno para que luego los demás, tus amantes, sepan cuáles son tus puntos más sensibles y gocen juntos, o cada uno por cuenta propia, hasta llegar al éxtasis.

La sexualidad femenina es un tema complejo y sensible, te lo han hecho saber. La radio y la prensa te han adiestrado para ser diestra con tus manos y con los juguetes sexuales que compraste con la misma seriedad con la que compraste el teléfono y la ropa que llevas puesta.

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Cuando te imagino dispuesta a darte placer, caminando como una gata rumbo al cajón donde guardas tus tesoros, los objetos que te hacen sentir como una heroína salvaje y convencida de que darte placer con tus propias manos es un asunto muy serio, cuando te imagino escogiendo el objeto a la medida de tu deseo, cuando comparas medidas, colores y sabores y te sientes inteligente y liberada porque te liberaste a través de los juegos eróticos que tú misma inventaste te imagino un poco tonta. Sólo una tonta puede ser tan seria con un asunto tan ridículo como el autoplacer. Te sientes diestra y experimentada, entrenada como una máquina con tu  juguetería nacional o importada.

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El amor romántico está sobrevalorado y el placer sexual también, son impulsos vitales relacionados con la reproducción animal y la multiplicación de los seres, trampas de la naturaleza.

Si fueras menos elemental, si dejaras de pensar en sexo y sólo en sexo, si encontraras un novio y dejaras tus juguetes en su caja y pasaras por librerías y bibliotecas babearías de excitación al descubrir que todo está en el cerebro y que es más emocionante leer libros sobre el cerebro que manuales para darte placer con tus propias manos como si no fueras una mujer, un ser humano con un cerebro prodigioso, sino una cerda o una perra que se quiere revolcar y quiere resoplar sola o acompañada.

3. Contra la reproducción

Nací dotada de una inteligencia superior a la de cualquier miembro de mi familia. Cuando tuve conciencia de mis dotes miré a mi alrededor y me pregunté estupefacta: ¿qué hago yo aquí? ¿quiénes son ellos?

Me sentía como si me hubieran abandonado en un país extraño, desarrollé una mezcla de compasión y asco por la humanidad y lo peor de todo es que yo formaba parte de esto, tenía que mezclarme con la podredumbre llamada gente y pensarlos como mi prójimo.  No fue fácil el comienzo, debo reconocerlo. Ahora vivo en estado de resignación.

La primera decisión que tomé en la vida sin haber leído ningún libro y sin haber hablado con ningún sabio fue: la vida no vale la pena. No me voy a reproducir como todos los demás.

Empecé a leer siendo muy joven y descubrí que los autores que más admiraba también despreciaban la multiplicación de los seres. Supe que era un mamífero cuando vi los perros con los ojos desorbitados por su perra y sentí asco. Supe que las mujeres no pueden ponerse en el nivel de las cerdas y las burras porque tienen cerebro y conciencia y  porque un embarazo es un desgaste innecesario de energía, un riesgo para la salud. Y los hijos una inversión económica tirada a la basura.

Al ver el tipo de hija que era yo, los pensamientos que se cruzaban por mi mente, supe que jamás tendría un hijo porque ese pobre ser no me daría la talla, no me merecería. Sin contar con que como mamífero, al haberme “realizado como madre” me hubiera convertido en una idiota más, porque así de “sabia” es la naturaleza y así de triste es la vida.

Además la genética es caprichosa y no vale la pena arriesgarse.

Millones de imbéciles se reproducen desde el comienzo de los tiempos justificando su acto perverso con ideas altruistas del tipo: quiero formar ciudadanos de bien, qué bonito es dar ejemplo, es maravilloso ver crecer a un niño indefenso, este es mi legado, mi apellido, mi herencia, la huella de mi paso por la vida…

Ningún ser humano pidió ser tirado a este mundo miserable y sin embargo este acto tonto se ha realizado de manera automática y no parará hasta cuando la Tierra explote o hasta cuando se cumpla el sueño postapocalíptico que ha presentado el cine y la literatura pero que casi nadie se toma en serio porque todavía sienten que vendrán tiempos mejores y no vale la pena estresarse pensando en tonterías sin importancia. La raza superior justificará su tontería diciendo que esperaban la venida gloriosa de su Salvador o de un ser de otra galaxia y hasta el final dirán que los hijos son la alegría del hogar y que se ven primorosos en sus perfiles de Facebook y de Twitter en compañía de sus padres. Hasta el último día los exhibirán como su gran obra de arte.

De entrada no creo en la humanidad, en su bondad ni en su altruismo, creo que la mayor parte de los seres humanos no saben que son un animal y como no lo saben no se asumen como tal, sienten que nacieron con alma, que fueron creados por un ser superior, que tienen una misión y que los hijos son el fruto del amor y una bendición, un regalo de su creador, de su dios.

4. Contra la desnudez (poema erótico dedicado a una cerda sedienta de carne)

Ver a una persona vestida es agradable,

Imaginar a esa misma persona desnuda es triste.

Exhibir el cuerpo femenino o masculino para sentirse deseado es tonto

Y cambiar cuerpos desnudos por bienes materiales digno de gente sin cerebro, con la bestia a flor de piel.

En tiempos de Schopenhauer era normal pensar que los hombres buscan tetas y culos

Y las mujeres protección, poder, dinero, agresividad y fuerza física, un apoyo para su pobre alma desvalida.

***

Aunque el 98% de los hombres siguen buscando tetas y culos

Y abundan las mujeres que se operan las tetas y el culo para conquistar mejor

Hay seres sensible como tú o como yo que valoramos cualidades menos tangibles y menos tristes también.

Una persona que sólo nos muestra sus ojos, sus manos y su sonrisa es perfecta.

Si nos pone las tetas en la cara o nos muestra su celulitus y sus llantas,

Sus estrías, sus pelos saliendo de la camisa o asomándose por la espalda

recordamos a la bestia y renegamos de semejante vulgaridad:

¡No quiero ser como este animal sediento de carne,

rebosante de grasa, pelos y deseo de miradas lascivas para reafirmarse como bestia!

¡No!

Si es una belleza fabricada sentimos más asco todavía,

Si es belleza natural sentimos compasión:

Cuántos cerdos y cerdas quisieran revolcarse con este ser excepcional, una persona  bella en medio de tanta inmundicia.

Es como para sentarse a vomitar porque no hay salida digna.

***

Hombres y mujeres hieden por igual,

Sólo se salvan los niños menores de doce años

Su inmundicia es menos evidente.

Bendita sea la ropa, los accesorios y los olores fabricados.

Si hay personas que apestan a pesar del baño diario,

Si hay gente vieja, fea y gorda empacada en ropa estrecha,

Si hay gente que se arranca los dedos cuando cuelga de sus accesorios.

A pesar de lo imperfecto de la moda y de los adornos

¿Qué sería de la vida humana sin la ropa?

***

El sexo casual es un acto triste porque involucra el cuerpo desnudo.

Deshacerse de la ropa,

verse desnudo,

ver al otro desnudo también

resoplar como cerdos.

volverse a vestir y salir.

El sexo es tan ridículo  que vale la pena ejercitarse como actor de semejante faena con una persona dispuesta a ser consciente de lo ridículo que puede llegar a ser, con nadie más.

Los demás seres deben quedar excluidos de ese espectáculo.

***

La fidelidad es sexual

y no debemos ser fieles porque nuestro cuerpo le pertenece a alguien sino por puro sentido de la estética

por no exponer nuestros dulces ojos a la triste experiencia de ver a una persona querida convertida en ave desplumada.

El cuerpo humano desnudo es triste

Se trate del cuerpo más hermoso o del más deforme.

¿a quién queremos engañar?

5. Contra la palabra interesante

La palabra interesante no es una palabra fea, pero se abusa de ella, especialmente en los supuestos círculos intelectuales, en las revistas culturales o universitarias, en la televisión, la radio, la prensa y en las universidades, especialmente en las universidades. Todo profesor universitario que se jacte de serlo, ha sido estudiante universitario, ha tenido el privilegio de conocer una variedad divertida de profesores y entre sus profesores el 50% usó en algún momento -con aire de persona inteligente, analítica y profunda- la palabra interesante para referirse a situaciones, personas, ideas, libros y preguntas. El estudiante veía con tan buenos ojos la pronunciación de la bella palabra en labios de sus profesores y ahora los imita, él también es un profesor al que casi todo lo que tiene que ver con su trabajo le parece muy interesante.

Cuando un intelectual usa la palabra interesante parece más interesante, más intelectual, más profundo; decir interesante no tiene el mismo sentido que decir me llamó la atención o me gustó mucho, no, nada de eso, es mejor decir interesante, esa simple palabra se basta a sí misma y no admite explicaciones. Una película es interesante, una clase es interesante, la letra de una canción es interesante, una mujer es interesante, una situación es interesante. Pero por qué es interesante, no sería preferible que en vez de decir interesante la eminencia nos explicara por qué es tan interesante.

Veamos el abuso de la palabra interesante en una novela colombiana. Vera, de Andrés Hoyos:

Se supone que Vera, la protagonista de la novela, es vista y narrada desde tres perspectivas: la del detective, la del columnista y la de ella misma. A pesar de que el escritor se esfuerza por hacerle creer al lector que se trata de tres voces diferentes los tres narradores desprecian lo mismo que desprecia Andrés Hoyos por diferentes razones: la izquierda, los profesores universitarios que seducen a las estudiantes bonitas y desaplicadas del curso, los sociólogos, los pobres, los feos… y los tres se hallan inmersos en situaciones muy interesantes. Veamos varios ejemplos en los que se usa la expresión que, de paso, sirven para plasmar la pobreza del estilo en la escritura del autor:

Examinando con mayor cuidado, noto que varias de las fotos más interesantes son tomadas en una discoteca que yo conozco. (Pág. 20)

Estas últimas, pese a que están hechas para mundos que no existen, no dejan de tener aquí y allá ideas interesantes. (Pág. 73)

Interesante, pero no para lo que nos ocupa. (Pág. 74)

¿No le interesarán a tu amiguito el grafómano ése para que malgaste en cosas más interesantes su mala prosa? (pág. 91)

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Me he tomado el atrevimiento de escribir una sencilla composición abusando de la palabra interesante para comprobar que el uso reiterado de esta bella expresión le concede a la “literatura” un aire renovador, poético, exquisito:

Un cuento metafísico: una experiencia interesante

Una mujer bebe café pensado en una película que acaba de ver sola en una sala casi vacía, una película interesante, sin duda, piensa la mujer mientras bebe. A los cinco minutos aparece un hombre que dice “hola” con mirada pensativa; él se acaba de librar de una situación compleja, extraña, interesante, y pretende compartirla con ella, pero sabe que ella piensa y la deja seguir en sus cavilaciones. A los cinco minutos entra una pareja de enamorados, sus sonrisas cómplices rompen el silencio circundante y con una mirada interesante logran fragmentar el silencio, quebrar la solemnidad del sitio, son jóvenes, no les importa nada. A los cinco minutos las gotas de lluvia rompen el cristal y un sonido interesante, indefinido, nublado, metálico, irrumpe en el salón y todos los comensales saben que esta situación – este instante- es interesante. Un perro entra al bar, contonea su cuerpo, es interesante verlo, es un perro esbelto, un perro hambriento, un perro callejero, qué interesante es ver a un perro callejero. La mujer, el hombre, los enamorados, el vidrio, el perro, el bar, todo en el ambiente le hace saber al lector que él es un lector de historias interesantes, está embebido, absorto, es interesante imaginar su asombro, esforzarse por unir los hilos que tejen esta anécdota.

6. Contra la amistad

Desde hace más o menos cinco años siento que no tengo amigos, conozco a mucha gente, me relaciono con algunas personas graciosas, me divierto conversando con ellas, pero ninguna de esas amistades me entusiasma como me entusiasmaban mis amigos del pasado, los de la lejana juventud. ¿Será la edad? ¿Será el estado civil? ¿Será la pereza de ver cómo todo comienzo termina convertido en nada?

Lo más bello de la vida es el entusiasmo y me entusiasma caminar sola, reírme con Andrés viendo bobear a la gente o masajearme los pies con mucho cariño mientras pienso que ahora no tengo amigos.

No tengo los amigos que me gustan: amigos amados con los que se comparten los mejores momentos durante años, durante más de diez años. Hasta que parezcan mis hermanos aunque sólo sean mis amigos.

Me gustan las amistades largas que se parecen al amor por la emoción que se le concede a cada encuentro, las que se acaban de forma abrupta pero me dejan un bonito recuerdo. Llevo más de cinco años sin vivir esa experiencia, el entusiasmo no me dura más de dos o tres años y ese es apenas el comienzo de la amistad ideal para una persona seria y sensible como yo. Prefiero querer como loca a una persona que tener veinte amigos bobos.

Hace veinte años valoraba más la amistad que el amor, pasaba horas pensando en la plenitud vivida con las dos o tres personas que me hacían sentir dichosa de la vida. Ahora no, ahora prefiero quedarme todo el día en la casa viendo pasar el tiempo, perdida como si no me importara nada. Lo peor de todo es que me gusta.

Me entusiasmaba cuando recordaba cómo quería a esas personas que me daban tanta felicidad. Ahora no. Todo se acabó, el sentimiento llamado amistad está negado para mí.

Lo sexy para Ariel Levy

5 Dic

Para mí, sexy se basa en la inexplicable superposición de carácter y química que sucede entre las personas… la rara sensación de que tienes algo primitivo en común con otra persona a quien, tal vez, amas o puede ser que apenas te guste, que solo puede ser expresada mediante el intercambio físico y psicológico que es el sexo. Cuando estoy en el mundo plástico y erótico de las tetas duras y levantadas, de las uñas largas y el incesante pole dancing… no me siento estimulada, liberada o excitada. Me siento aburrida y un poco tensa.

Ariel Levy, en Chicas cerdas machistas.

Canto al maestro de obra

2 Dic

Nunca he sido la inquilina, siempre he sido la dueña de la casa o la hija del dueño y desde niña me he fascinado con los maestros de obra, con sus materiales, su forma de manipularlos, su forma de ser con las niñas, las jóvenes y ahora con la señora.

Está trabajando en esta casa el tercer maestro y es más silencioso que cualquiera que haya conocido jamás. No fuma, no canta, no usa malas palabras, su mirada es tímida y se concentra en su obra como lo que es: un maestro.

Al maestro de obra le llaman maestro porque casi siempre es un hombre reflexivo que tiene todo el tiempo para pensar, su trabajo repetitivo y pulido lo obliga a meditar.

Yo sólo contrato monjes, tienen que ser hombres respetuosos y sé si les voy a dar el trabajo después de oír su voz, contemplar su  mirada, sentir su mano.

La mano dura del maestro de obra me da más seguridad que la mano que cualquier otro ser humano. Trabajar con las manos siempre será un trabajo digno, pero sólo cuando es un trabajo bien hecho y no quiere el maestro burlarse de quien aprecia la obra.

Contra la amistad

1 Dic

Desde hace más o menos cinco años siento que no tengo amigos, conozco a mucha gente, me relaciono con algunas personas graciosas, me divierto conversando con ellas, pero ninguna de esas amistades me entusiasma como me entusiasmaban mis amigos del pasado, los de la lejana juventud. ¿Será la edad? ¿Será el estado civil? ¿Será la pereza de ver cómo todo comienzo termina convertido en nada?

Lo más bello de la vida es el entusiasmo y me entusiasma caminar sola, reírme con Andrés viendo bobear a la gente o masajearme los pies con mucho cariño mientras pienso que ahora no tengo amigos.

No tengo los amigos que me gustan: amigos amados con los que se comparten los mejores momentos durante años, durante más de diez años. Hasta que parezcan mis hermanos aunque sólo sean mis amigos.

Me gustan las amistades largas que se parecen al amor por la emoción que se le concede a cada encuentro, las que se acaban de forma abrupta pero me dejan un bonito recuerdo. Llevo más de cinco años sin vivir esa experiencia, el entusiasmo no me dura más de dos o tres años y ese es apenas el comienzo de la amistad ideal para una persona seria y sensible como yo. Prefiero querer como loca a una persona que tener veinte amigos bobos.

Hace veinte años valoraba más la amistad que el amor, pasaba horas pensando en la plenitud vivida con las dos o tres personas que me hacían sentir dichosa de la vida. Ahora no, ahora prefiero quedarme todo el día en la casa viendo pasar el tiempo, perdida como si no me importara nada. Lo peor de todo es que me gusta.

Me entusiasmaba cuando recordaba cómo quería a esas personas que me daban tanta felicidad. Ahora no. Todo se acabó, el sentimiento llamado amistad está negado para mí.