Archivo | agosto, 2015

Claudia de Colombia en Fredonia

31 Ago

ALVARO VILLEGAS: Sola quería escuchar a Claudia de Colombia y después de regresar de México donde contraté a Miguel Aceves, fui a Bogotá y firmamos contrato con ella. Pero la víspera de la inauguración, la señora dijo que no iba si no le ponían un helicóptero para que la transportaran de Medellín a Fredonia y que tampoco iba si el camerino no era tapizado, con cuatro espejos donde se pudiera ver de cuerpo entero y lleno de flores. Entonces Jaime dijo: «¿Qué estará pensando esa remamada? ¡Que se vaya pa la mierda! ¡Ahora no me la traigan que no la quiero ver».

Germán Castro Caycedo, en La bruja.Bogotá: Planeta. 1996: 105.

As__me_gusta

El norte la ha trastornado

Poesía pura escrita para esta reina

29 Ago

Pensaba en usted, y deseé volver a clase, porque sacar a pasear las palabras sin llevar tras de sí las cosas se ha vuelto un trámite fácil en la fragilidad de gente fragmentada que escribe en retazos. Entonces pensé en usted, con la máscara corrida y envuelta en un tufo de anís, riendo mientras todos se le quedan viendo sin saber qué hacer, sin saber que es precisamente ese no saber lo que los hizo del montón.

Un admirador

Las carticas que me enviaba @contextualista

29 Ago

Hay personas que me tratan como a una condesa y luego quedan mudos. Nunca he entendido por qué. Me dicen cuánto me admiran, tratan de describir cómo funciona mi red neuronal, me comparan con los grandes y me escriben extensas cartas para lograr que la admiración brote de mis dulces y carnosos labios.

Hoy quiero compartir con ustedes una pequeña muestra de las decenas de mensajes zalameros de un tuitero que juró no volver jamás a esta desagradable red social. Enmudeció para siempre en mi cuenta de Gmail (porque le sugerí que me escribía demasiado y me halagaba más de lo este pobre corazón sencillo puede soportar) y regresó a Twitter en forma de @contextualista. Nunca jamás me volvió a dirigir la palabra. Creo que herí sus sentimientos.

¿@contextualista es un homenaje sincero a la pobre @ensayista? ¡Quiero pensar que sí!

Los dejo con los profundos aportes de Un admirador y les quiero pedir un favor:

Si soy digna de admiración díganmelo con confianza pero sin asfixiarme:

… Ayer cuando le dije que disfrutaba la forma como entraba al baile con las manos por delante quitando máscaras, pensaba en una mujer que en estrépito interrumpe cualquier baile veneciano, o mejor, que entraba gritando al set de grabación de Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick gritando

“¡¡¿¿Qué es esta maricada??!!”

Entonces pensé en esa chispa que hemos perdido, entonces pensé en cómo la falta de arrojo se remplaza por los moldes que elegimos, pretendiendo salir positivos luego de ser vaciados. Y todo se vuelve una pose de adolescentes refinados. Entonces aparecen los niños y las niñas genio que necesitan aplauso y que corren frenéticos a él; entonces aparecen los vergonzantes que lastimeros hacen de la miseria de los pobres su bandera y su experiencia de orden superior. Entonces aparecen todos los perros de mercado de pueblo viejo queriendo un pedazo del gomelo del que nadie sabía que era menos que nadie.

Pensaba en usted, y deseé volver a clase, porque sacar a pasear las palabras sin llevar tras de sí las cosas se ha vuelto un trámite fácil en la fragilidad de gente fragmentada que escribe en retazos. Entonces pensé en usted, con la máscara corrida y envuelta en un tufo de anís, riendo mientras todos se le quedan viendo sin saber qué hacer, sin saber que es precisamente ese no saber lo que los hizo del montón.

Debo concederle por homonimia varias razones, pero la principal de ellas es mi fragilidad. No quiero hacer de mi resistencia una premisa dramática, debo solo insistir en que una duda es esa que hecha manifiesto, tal vez encuentra eco en geografías exteriores, como la suya. Tal vez me puedo volver un sociópata por cuenta y riesgo de la náusea que me produce esa gente que quiere a toda costa salvar a los demás a la fuerza, pero no más que de aquellos con superioridades morales chuecas que criticaron a la universidad de la Sabana por un solo médico, etiquetándola desde sus propias etiquetas.

Esto de la red también se ha vuelto un inventario de soliloquios victimizados.

Frente a el asunto de “esa gente es la peor”, y la consecuencia material de “…lo mejor es hacer de cuenta que no existen”,debo decir en mi favor que lo intenté con las estratagemas propias de Twitter, silenciándolos o bloqueándolos, pero algunos de ellos son como las moscas que espantas pero que vuelven revoloteando de distintas formas. Esto de los divos y las divas contraculturales me produce inquietudes existenciales frente a esa opinión disfrazada de libertad de expresión. No es un secreto que todos parecen dominar los temas en razón de las agendas noticiosas, y terminan condenando sin distinguir los valores éticos, de los morales, los jurídicos y los políticos. Todo se establece desde el marco de discusiones estériles y sin contexto.

A alguien le gusta una película que a otro podrá no gustarle, al uno podrá interesarle el tema del fútbol como a otros no. A muchos les importará debatir si Santos entrega al país como a otros solo les interesa esa paz a como dé lugar en oposición a esos que les interesa la guerra del mismo modo. No habría inconveniente en el intercambio de las opiniones desbordadas, si las mismas no estuvieran soportadas en ideas desajustadas.

Frente a aquello de “la soledad no se cura con nada”, no me queda otro recurso que decirle que esta plataforma que viene y va en el ejercicio de escribir, me revela en todo como alguien que ya estaba solo aun en medio de la ruidosa interacción virtual.

Encuentro que demasiadas coincidencias entre nuestros puntos parecería suspicaz, pero no debo hacer otra cosa que reírme y ratificar aquello de la formación de las personas en el uso de Objetos Virtuales de Aprendizaje. Una suerte de aparatosas maniobras para reflexionar sobre asuntos resueltos y obvios. Hablan de prosumidores mientras se contradicen en gimnasias de gurus cibermediales para enseñarle a la gente a usar una tecnología que ya de por sí usan. Alguna universidades hasta contratan talleristas para enseñarle a algunos docentes las maneras de usar una red social como Twitter. Perdón, pero todavía soy de los que cuando oye el concepto Nativo Digital piensa en una persona perteneciente a una minoría étnica indígena usando Tablet o Smartphone.

Ese forzado traslado de los paradigmas propios de las ciencias básicas al terreno de las humanidades, me ha hecho reír tanto o más que el maniqueado concepto de tejido social.

Por ahora me reporta un poco más de beneficio no dármelas de multitask, por el momento me siento en otro centro de gravedad al destetarme de las interacciones parciales y forzar mis neuroconectores a asuntos de mayor complejidad, como ampliar estas ideas.

Vuelvo al comienzo, a manera de peroratio pues como verá me es imposible desligarme de mi oficio en la retórica: gracias por el digno de él, lo recibo de manera humilde, legítima y auténtica, por este nuevo placer de escribir sin firmarme.

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Alguna vez coincidí como jurado de una convocatoria “cultural” con la señora que fuera directora de la revista “cultural” llamada Arcadia, resma de papel entintado de lugares comunes a la celebración de los eruditos que aun creen que la cultura es una experiencia refinada sobre bienes distinguidos.

No dejé de observar con atención a aquella mujer que alguna vez gastó tiempo y neuroconectores en una columna sobre por qué no salir con las amigas a comprar un bluyín. No encontré en sus posturas algo ajustado al motivo de la evaluación, permitir que publicaciones “culturales” emergentes recibieran un apoyo institucional.
Lejos de esa, nuestra meta, la encontré fiel a esa segregación ilustrada que divide al que mucho sabe del que sabe poco, como si de nuevo, la acumulación enciclopédica fuera un lugar de celebración. Desde ese día, aumentó mi gusto por eso que antes le anotaba, es mejor la intuición. Lo particular de aquel día es que estaba vestido de rosado, y no pude evitar intertextualizarla con otra columnista que a su vez gastó tiempo en una diatriba feminista sobre el rosado. Mi conclusión, con mi tratado sobre la Opinión Chatarra en ciernes, es que finalmente también hay que celebrar la pendejada de leerlas y la pendejada de criticarlas, es en esas diferencias que algo puede pasar, aunque sea una pedrada que nos acabe como a los dinosaurios.

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En relación a Vladdo, mi sospecha recae en esa extraña aura de “mujer con pipí” que busca a toda costa redimirse y/o congraciarse con el género femenino. Recuerdo que fue materia de varios chistes entre Alba, Lucero, Yolanda, Gloria e Ivón. Mis hermanas mayores. Todas ellas, al lado de hombres maravillosos, padres de sus hijos, discutían sobre la “estrechez sexual” y la etiqueta que este malparido hacía crecer en una sociedad hecha a la medida del chiste ligero sobre lo que supuestamente somos los hombres. Creo con sinceridad que este celebrador de la mujer carga sobre su espalda la ligereza del hombre mal tratado y mal querido, que en el ánimo de ese ego herido del aplauso, hizo carrera con una mujer caricatura, victimizándola en tal grado que lo único que ha creado es un tamiz de fantasías aterradas sobre los hombres. Hombres, somos de todos los tipos, mujeres que ríen con Vladdo una sola: aquella con la destreza de repetir el patrón de hombre que está habituada a cargar para no sentirse anulada o incómoda en un escenario en el que sería incompetente, el de un hombre distinto.

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La indignada: “¿Te gusta lo que hace Elsy?”.

@contextualista: Y entonces tuve que resolver en un giro dramático al estilo de la mierda que se comería al final el coronel cuando vio que no le escribían:

“Todos tenemos facetas, y no en todas las facetas caben todos los afectos”.

Mi compañera de mesa apuró un insípido jugo de mora, hizo la pausa y respondió:

La indignada: “O sea, celebras lo que hace al escribir sobre otras personas”.

@contextualista: Perdonen la hondura de esto que diré, pero entonces pensé en cómo la pobre sin querer condenó a la humanidad entera por ser una humanidad llena de humanos hablando de otros humanos. Pensé en las lágrimas de Homero al saber que esta sujeta (para ser incluyente y que después Florence no me calumnie) lo condenaba por hablar de Telémaco, la calienta güevos de la mamá y el viajero de negocios de su padre.

Como bien pude haberme equivocado en mi percepción, pedí algo de ruta, y entonces me encontré sancionado por leer a alguien supuestamente sancionable. Y tuve que pensar en qué era la sanción. Pero en particular, tuve que pensar de nuevo en esta horda de celebradores de la sanción que no separa asuntos, que se unge de análisis pero que carece de capacidad relativa a los contextos. Lo que haga Elsy con las celebridades, es asunto de Elsy. Lo que haga usted leyendo tales diatribas, es su asunto. Mientras no separen cada cosa en la libre administración de su ocio, no dejarán de ser morbosos y aguapaneleros que se divierten y después se confiesan. Porque de eso está hecha hoy esta trama de la red.

La patria desde la mirada de dos personas inteligentes

25 Ago

Todo el que posee méritos personales distinguidos, reconocerá más claramente los defectos de su propia nación, puesto que siempre la tiene presente a la vista. Pero todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de lo que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad; en eso se ceba, y, en su gratuidad, está dispuesto a defender (con manos y pies) todos los defectos y todas las tonterías propias de esta nación.

Schopenhauer

En cuanto a la idea de la patria, es decir, de cierta porción de terreno dibujada en el mapa y separada de las demás por una línea roja o azul, ¡no! La patria es para mí el país que quiero, es decir, con el que sueño, aquel en que me encuentro bien. Soy tan chino como francés, y no me alegro nada de nuestras victorias frente a los árabes, porque me entristecen sus reveses. Quiero a este pueblo áspero, persistente, vivo, último tipo de las sociedades primitivas y que, al hacer alto a mediodía, tumbado a la sombra, bajo el vientre de sus camellas, se burla, mientras fuma su chibuquí, de nuestra valiente civilización que tiembla de ira

Flaubert

Diatriba contra la convivencia en pareja

24 Ago

A seis meses de haber disuelto mi vínculo familiar con Andrés tengo la autoridad moral para decir que vivir con la pareja es matar el amor. A continuación voy a enumerar una serie de razones por las cuales la peor decisión que puede tomar una pareja que se ama es compartir domicilio.

  1. La dormida.

Hay muchas canciones relacionadas con pasar una noche junto a ti, compartir contigo hasta el amanecer, qué alegría verte despertar… Eso es agradable los dos o tres primeros meses. Después de un tiempo la cama parece más pequeña de lo que era el comienzo y se comparte semejante objeto erótico para dormir más que para recrearse; sin contar con que hablo de una pareja sin hijos. Me imagino que la pareja con tres o cuatro ven la cama como sofá o como comedor familiar. Debe ser una experiencia desagradable en grado extremo.

2. La comida.

Como los hombres comen más que las mujeres las mujeres soportar en silencio y terminan comiendo como hombres. Uno de los mayores placeres de mi nueva soltería consiste en volver a comer sólo lo que me gusta, cuando se me antoja, en la medida que me apetezca y sin sentirme culpable por haber despreciado los gustos de mi amor. Me imagino que muchas parejas soportan en silencio los experimentos culinarios de su pareja y se tienen que tragar en silencio no sólo muchas situaciones incómodas sino muchas recetas exóticas.

3. Los sentimientos.

Hay diferentes formas de amor y amar al novio no es lo mismo que amar al esposo. Aunque la vida en pareja es más auténtica porque se conocen a cabalidad todos los defectos de la pareja es un hecho que los sentimientos cambian, se acaban las citas, se hacen listas de mercado y se reparten oficios y deberes, se hacen cuentas y se sacan cálculos, todo es muy serio y formal, como debe ser una familia. Todo eso es muy aburrido. Mi hermana tiene razón, el marido se convierte en una nueva hermana o en un socio capitalista

4. La soledad.

En el noviazgo los enamorados cuentan las horas para volver a verse, en la convivencia cuentan las horas que faltan para que se vaya porque la presencia del ser amado se vuelve asfixiante. Cada uno de los miembros de la pareja planea con emoción lo que hará cuando recobre de nuevo la tan anhelada soledad.

***

Podría seguir enumerando hasta llegar a 12 todas las desventajas de vivir en pareja pero no quiero desmotivar a quienes siguen viviendo con una persona a quien no aman por diferentes razones: miedo a desconcertar a los vecinos, miedo a desconcertar a la familia, miedo a desconcertarse a ellos mismos, miedo a vivir solos y plenos.

Notas para comprender mejor el fenómeno social llamado Natalia Marlene Lizarazo Tocarruncho

24 Ago

[1] “Los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen habitus, sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos objetivamente… Historia incorporada, naturalizada y, por ello, olvidada como tal historia, el habitus es la presencia activa de todo el pasado del que es producto: es lo que proporciona a las prácticas su independencia relativa en relación con las determinaciones exteriores del presente inmediato. Esta autonomía es la del pasado ya hecho y activo que, funcionando como capital acumulado, produce historia a partir de la historia y asegura así la permanencia en el cambio que hace el agente individual como mundo en el mundo” (Bourdieu. 1991: 92-98). “Una de las funciones de la noción de habitus estriba en dar cuenta de la unidad de estilo que une las prácticas y los bienes de un agente singular o de una clase de agentes… el habitus es ese principio generador y unificador que retraduce los características intrínsecas y relacionales de una posición en un estilo de vida unitario, es decir un conjunto unitario de elección de personas, de bienes y de prácticas” (Bourdieu. 1997A: 108); “siendo producto de la historia es un sistema abierto de disposiciones, enfrentado de continuo a experiencias nuevas y, en consecuencia, afectado sin cesar por ellas: es perdurable mas no inmutable… la mayoría de las personas están estadísticamente destinadas a encontrar circunstancias similares a las cuales originalmente moldearon su habitus; por tanto, a vivir experiencias que vendrán a reforzar sus disposiciones…; es menester concebir el habitus como una especie de resorte en espera de ser soltado… que no opera plenamente sino mediante la inconsciencia, con la complicidad del inconsciente…; si los agentes han de tener alguna oportunidad de convertirse en algo así como “sujetos” ello sólo será en la medida en que dominen de manera consciente la relación que mantienen con sus propias disposiciones, optando por dejarlas “actuar” o, por el contrario, inhibiéndolas…; según los estímulos y la estructura del campo, el mismo habitus puede generar prácticas diferentes e incluso opuestas” (Bourdieu-Wacquant. 1995: 92-94).

[2] Se trata de un método que parte de “una ontología no cartesiana que rehúsa separar u oponer objeto y sujeto, intención y causa, materialidad y representación simbólica. Bourdieu se esfuerza en trascender la reducción mutilante de la sociología, ya sea a una física objetivista de las estructuras materiales, ya sea a una fenomenología constructivista de las formas cognoscitivas, mediante un estructuralismo genético, capaz de englobar una y otra. Lo hace postulando un método consistente en cierta manera de plantear los problemas, así como un parsimonioso conjunto de instrumentos conceptuales que permiten construir objetos y transferir el saber adquirido de un campo de investigación a otro” Löic J.D. Wacquant, en (Bourdueu-Wacquant. 1995: 17).

[3] “En todo momento, el estado de las relaciones de fuerza entre los jugadores es lo que define la estructura del campo. Podemos imaginar que cada jugador tiene, frente a sí, pilas de fichas de diferentes colores, correspondientes a las diferentes especies de capital que posee, de manera que su fuerza relativa en el juego, su posición en el espacio de juego y, asímismo, sus estrategias de juego, sus jugadas, más o menos arriesgadas, más o menos prudentes, más o menos subversivas o conservadoras, dependen del volumen global de sus fichas y de la estructura de las pilas de fichas, al mismo tiempo que del volumen global de la estructura de su capital.

Dos individuos poseedores de un capital global aproximadamente equivalente pueden diferir, tanto en sus posición como en sus tomas de posición por el hecho de que uno tiene (relativamente) mucho capital económico y poco capital cultural (por ejemplo, el propietario de una empresa privada), y el otro, mucho capital cultural y poco capital económico (como un profesor).

Mejor dicho, las estrategias del “jugador” y todo lo que define su “juego” dependen, de hecho, no sólo del volumen y de la estructura de su capital en el momento considerado y de las posibilidades de juego que aquellas le aseguran, sino también de la evolución en el tiempo, del volumen y de la estructura de su capital, es decir, de su trayectoria social y de sus disposiciones (habitus) que son constitutivas de la relación prolongada con cierta estructura objetiva de posibilidades.

Y esto no es todo: los jugadores pueden jugar para incrementar o conservar su capital, sus fichas, conforme a las reglas tácitas del juego y a las necesidades de reproducción tanto del juego como de las apuestas. Sin embargo, también pueden intentar transformar, en parte o en su totalidad, las reglas inmanentes del juego; por ejemplo, cambiar el valor relativo de las fichas, la paridad entre las diferentes especies de capital, mediante estrategias encaminadas a desacreditar la subespecie de capital en el cual descansa la fuerza de sus adversarios (v. gr. el capital económico) y evaluar la especie de capital que ellos poseen en abundancia” (Bourdieu-Wacquant. 1995: 66).

Bibliografía

Bourdieu, Pierre. Cosas dichas. Barcelona: Gedisa. 2000.

_________ La distinción. Criterios y bases sociales el gusto. Madrid: Taurus. 1998.

_________ La dominación masculina. Barcelona: Anagrama. 1999.

__________ Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción. Barcelona: Anagrama. 1997A.

_________ Las reglas del arte. Barcelona: Anagrama. 1997B.

_________ El sentido práctico. Madrid: Taurus. 1991.

__________Sobre la televisión. Barcelona: Anagrama. 1997C.

__________ Sociología y cultura. México: Grijalbo. 1990.

_________- Wacquant, Loïc J. D. Respuestas. Por una antropología reflexiva. México: Grijalbo. 1995.

Eso queda para los santos y los locos

21 Ago

Cuando se ha sido pobre durante mucho tiempo se adquiere cierto respeto por el dinero. No se quiere volver a estar nunca  más sin nada en absoluto. Eso queda para los santos y los locos. Uno de mis éxitos en la vida era que, a pesar de todas las locuras que había hecho, yo era perfectamente normal: yo elegí hacer esas cosas, ellas no me eligieron a mí.

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No se asuste, profe

19 Ago

A continuación voy a compartir con ustedes un mensaje que me hizo sonreír:

Usted, o mas bien su cara nunca me asustó, su voz me hizo pensar en que era bien «machorra» inicialmente, pero vea que no,hasta muy hembra me parece luego de leerla, el espejo donde se mira le juega malas pasadas, usted no asusta, profe.

¿Por qué escribo?

19 Ago
  1. Para matar el tiempo.
  2. Para divertirme mientras mato el tiempo.
  3. Para comprender mejor las ideas que se me pasan por la mente mientras mato el tiempo.
  4. Para burlarme del prójimo.
  5. Para imaginarme la cara (o jeta) del lector mientras lee lo que escribo.
  6. Para reírme sola.
  7. Para volver una y otra vez sobre lo escrito y tratar de recordar lo que escribí y por qué lo escribí.
  8. Para aprender de mí misma (los textos que escribí hace más de quince años me han enseñado mucho).
  9. Para que me quieran y me admiren más (sí, como a García Márquez).
  10. Para ejercitar la mente.
  11. Para hacer ejercicios de estilo.
  12. Para divertir a la gente (hay gente que se divierte mucho leyendo lo que escribo).
  13. Para demostrarme que no nací por casualidad ni soy un adorno para alegrar las calles de la ciudad.
  14. Para demostrarme de qué está hecho mi cerebro.
  15. Para ver a través de la escritura cómo transcurre mi vida (por eso tengo blog, no libros).
  16. Para que me lean mis sobrinos del futuro.
  17. Para no aburrirme (la ventaja de escribir es que no necesito alcohol, drogas, televisión, radio, comida chatarra, amistades estúpidas ni sexo casual para hacer de la vida algo digno de ser vivido).
  18. Para recordar lo que leo.

Puro amor

19 Ago

Quisiera mandarte únicamente palabras dulces y tiernas, de esas suaves como un beso que algunos saben decir pero que, en mi caso, se quedan en el fondo del corazón y expiran al llegar a los labios. Si yo pudiera, cada mañana tu despertar se vería perfumado por una olorosa página de amor.

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