Bogotá es una ciudad inmensa que cada día crece más. Algunas personas deben recorrer trayectos diarios de más de dos horas para ir de su casa al trabajo y del trabajo a la casa y desde hace un buen tiempo surgió la moda de sentirse moralmente superior porque se llega al trabajo en bicicleta (y tiene gato).
Moda es moda y millones de personas se toman por los nuevos héroes de la vía porque soportan sol y lluvia, humo negro y vías desastrosas.
Yo los veo desde la ventana de mi buseta y me pregunto asombrada:
¿Son bobos a conciencia o nacieron para sufrir?
A medida que pasa el tiempo crece el número de personas masoquistas que se exponen diariamente a este tormento físico con la pretensión de que son humanos conscientes, amantes del planeta, ciudadanos ejemplares y como las masas tienden a imitar los comportamientos aunque sepan que son errados ahora ir en bici es casi que una cualidad intelectual. Los que vamos a pie somos tontos.
En vez exigir que mejore el transporte público los amigos de la bici incentivan a sus congéneres para que hagan deporte en ropa de trabajo antes de llegar a la oficina. Cualquier persona que haya practicado el ciclismo con cierta regularidad sabe que después de media hora de trayecto el ciclista no sueña con llegar a trabajar sino con darse un baño, cambiarse de ropa y descansar un buen rato.
Pura mentalidad de subdesarrollo, por si no lo ha notado los paises desarrollados impulsan el uso de la bicicleta por todos los aspectos positivos que esta conlleva. Y no es una cuestion de egos, es la manera mas lógica de desarrollo de una sociedad encaminada a la sobrepoblación.