Desde que tengo uso de razón (1979) me ha gustado pensar en la memoria,
Rememorar los grandes momentos de la vida y hacer las cuentas de cinco en cinco o de uno en uno.
Cuando tenía 19 sentía que había vivido mucho y tenía suficientes recuerdos acumulados para jugar con ellos.
En esos tiempos hacía mis cuentas de recuerdos de uno en uno:
A los 5, a los 6, a los 7, a los 8, a los 9… hasta llegar a 19.
Y jugaba con mis recuerdos mientras caminaba porque siempre me ha gustado caminar.
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Cuando tenía 30 pensaba que 19 eran muy pocos para evaluar bien una vida
Y empecé a organizar los recuerdos a partir de sucesos definitivos.
Mientras caminaba trataba de recordar qué había sido lo más importante a los 5, a los 10, a los 15, a los 20…
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Desde los 40 estoy tratando de vivir según el mandato de Séneca y de Schopenhauer hasta llegar al vacío absoluto, a la perfecta Nada con N mayúscula, a la muerte en vida, a la plenitud total:
Ese es el mandato de los sabios y creo que lo estoy cumpliendo a cabalidad.
Lo único real es el tiempo presente porque el pasado es una interpretación y el futuro nunca llega.
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Tengo quince años de experiencia jugando ese juego y esta mañana – mientras caminaba- traté de jugar con mis recuerdos de cinco en cinco, de diez en diez
Y descubrí con asombro que no encontré nada que destacar. Ni bueno ni malo.
Como si no hubiera vivido.
Puedo decir en este momento que soy una mente sin recuerdos.
¿Dónde puedo reclamar el premio?
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