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Lectura y escritura en medios digitales

19 Oct

Para escribir sobre escritura es necesario partir de la reflexión sobre oralidad, para escribir y reflexionar sobre procesos de escritura en medios digitales es necesario reflexionar sobre la relación entre oralidad y escritura.

La oralidad y la escritura pueden interrelacionarse en los chats y en los foros (en las conversaciones en tiempo real); en los blogs lo ideal es encontrar textos con característica propias de los textos impresos, puesto que se trata de textos sobre los que es posible volver una y otra vez, se pueden editar y borrar, son escritura en todo el sentido de la palabra, con la particularidad de que están controlados por el autor, no por un editor, y pueden ser modificados o borrados.

La lectura y la escritura son actividades interdependientes, prácticas complementarias y recíprocas, escribir es ejercitar con especial rigor y esmero el arte de la lectura. Para escribir es necesario haber leído antes en una proporción mayor, haber interpretado los textos y encontrado en éstos los argumentos suficientes para ser tenidos en cuenta en el momento de iniciar el proceso de escritura. Los textos son leídos e interpretados dependiendo de la disposición anímica, la edad, las áreas de interés, las experiencias de vida y las lecturas anteriores.

La lectura es de por sí un actividad placentera cuando se ha convertido en un acto casi natural, la escritura, en cambio, es un proceso mucho más complicado ya que en éste entran en juego desde el uso de mínimas bases de redacción y conocimiento de la lengua, hasta complejos procesos de abstracción y transmisión de información. A través de la escritura se le debe presentar el mundo al lector de manera ordenada y clara, no de manera caótica, tal como se representa en la mente o a través de la oralidad en situaciones cotidianas.

Todo texto es una linealidad de signos que puede ser explicada a través de la observación y el análisis de la estructura interna a partir de la cual se ha constituido, como material homogéneo susceptible de ser observado desde sus elementos más mínimos -los fonemas- hasta la concepción del texto como una extensa frase (si se tratara de una novela, por ejemplo) que expresa una intención, como un discurso. El lector se puede conformar con develar la estructura sobre la que se sustenta el texto, tratarlo como un objeto sin mundo y sin autor, sin contexto, dar cuenta del conocimiento del mismo a partir del análisis de sus relaciones internas, de su estructura formal. También se puede emprender el salto a un nivel de lectura más complejo, vital y enriquecedor, se trata del paso de la observación y la comprensión al de la interpretación.

A través de la oralidad se establecen diálogos que giran alrededor de temas de interés común; en este tipo de relaciones la gesticulación, las modulaciones de la voz, la presencia del referente, etc., son aspectos esenciales. En la escritura la ausencia del referente debe ser subsanada y el escritor debe garantizarle al lector la presencia del mundo, al lector se le debe devolver el universo a través de la escritura.

Para adquirir buen dominio de la escritura es necesario haber pasado antes por el dominio de la oralidad. Cuanto mayor sea la comprensión de las palabras que se pronuncian con la certeza de que fluyen lógicamente para ser evocadas luego como reminiscencias y cuanta mayor conciencia se tenga sobre la importancia del sonido y la gestualidad, mayor precisión se tendrá en el momento de acceder a la elaboración escrita, ya que toda teoría del texto escrito parte de la teoría y el dominio de la oralidad.

A través de un número limitado de materiales (los signos tipográficos que tengo ante mis ojos) y de otro tan limitado como yo quiero que sea (el conocimiento consciente que poseo de la realidad), debo generar en el lector lo que en la oralidad logran la gestualidad, la entonación, el contexto; para escribir sólo cuento con mi repertorio léxico, el manejo de los signos de puntuación y la destreza que he desarrollado para sostener la atención del lector a través del uso de recursos técnicos que en un lector desprevenido pueden llegar a representar cualidades casi mágicas. A través de la escritura se pueden subsanar errores que la oralidad corrige a través de gestos que contradicen lo dicho y que difícilmente van a trascender tanto como la escritura, la escritura debe ser determinante porque aspira a ser eterna.

El escrito (a diferencia de la narración o el diálogo oral) conserva el discurso y hace de él un archivo disponible para la memoria individual y colectiva que le permite al lector apropiarse de la escritura con el propósito de realizar nuevas interpretaciones de los textos y de sí mismo. A lo largo del proceso de interpretación, que se empieza a prefigurar a partir de la comprensión, la intertextualidad ocupa un lugar central: si la lectura es posible, es porque el texto no está cerrado en sí mismo, sino abierto a otra cosa; leer es, sobre todo, encadenar un discurso nuevo al discurso del texto, relacionar experiencias anteriores de lectura y de vida y actualizar o activar la lectura de nuevos textos o de textos ya leídos a partir de perspectivas nuevas; la capacidad de reactualización de los textos es lo que garantiza su carácter abierto.

Algunas recomendaciones para tener en cuenta en la elaboración de textos para ser publicados en blogs:

– Los textos deben ser breves, de máximo dos cuartillas. A través de etiquetas o tags el lector irá armando su propio texto de acuerdo con las necesidades y la disposición de tiempo. Los tags no deben ser elegidos al azar, deben estar regidos por una lógica predeterminada, según la orientación que se le quiera dar al blog: literatura, escritura, tecnología, política, deportes…

– Los textos deben escribirse teniendo en cuenta las cualidades del estilo. Si el estilo es sencillo además es preciso, conciso y claro. Si un texto está bien escrito es porque el autor conoce el tema, la claridad en la escritura revela la claridad del pensamiento.

– Se deben evitar las falacias argumentativas y las estrategias persuasivas, en pocas palabras, se debe hacer más alusión a acciones o ideas que a personas. Cuando los blogueros hacen de la virtualidad una experiencia emocional echan a perder el estilo.

Comentarios de matices agonísticos -típicos de las comunidades orales primarias- en mi blog

13 Feb

Hace tres días escribí el post titulado Mis senos, mis manos. Estaba pensando en la historia graciosa entre Nacho Vidal y Franceska Jaimes y en algunos lugares comunes de la pornografía, esperaba que los lectores entendieran el chiste, riéramos juntos y habláramos de machismo, de actrices porno colombianas, que fuera un chiste sobre otros, nada que llevara a pensar directamente en mí, en la señora que escribe, la persona más común que puedan imaginar, una pobre mujer que camina por ahí y no aspira a ser estrella de la farándula ni Figura Pública.

El post tenía que ir más allá de la imagen que el lector tiene de quien escribe, de la señora común detrás del teclado, alguien con quien se puede cruzar en la calle en un momento dado y que no escribe sino habla; esperaba que la categoría llamada El Lector diera por hecho que la escritura construye su propio discurso, su propio narrador, y que quien narra la historia no es necesariamente la persona que mueve los dedos sobre el teclado.

Para darle sentido al texto tenía que publicar algunas fotos. La «modelo» soy yo, aparezco mostrando el brasier puesto, nada más. Ropa interior femenina exhibida como se puede ver exhibida en las imágenes de catálogos de ropa interior o como se vería una mujer en una piscina o en una playa. Nada extraordinario. Esas imágenes son típicas en las redes sociales. No esperaba que generaran tantos comentarios positivos y negativos, tantos mensajes de admiración y tantos comentarios denigrantes como los que voy a copiar a continuación.

Cuando escribí el post no imaginaba que iba a ser más post leído en la historia de un blog que inauguré hace un año. Me acusan de hacer lo que sea para llamar la atención y no puedo dejar de preguntarme qué fue lo que hice, cuál es la gran transgresión que no me perdonan quienes ven las fotografías y leen el texto.

Desde el momento de la publicación del blog hasta hoy me siento como si para algunas personas representara algo parecido a una imagen sagrada, una madre, una santa o una diosa que debe conservar su lugar en el corazón y la mente de sus adoradores. Esa imagen produce risa pero también produce miedo. Me asombra el poder de la escritura,  el empeño de algunos lectores por bajarme de un trono que sólo está en sus mentes. Soy la persona más común sobre la tierra, camino por ahí sin sueños ni ambiciones, soy de placeres simples… pero me gusta escribir. 

Hay momentos en los que me maravillo ante la idea que algunas personas tienen de Ensayista, se refieren a mí a través de esa palabra como si fuera un nombre. Nadie se llama Ensayista, mi nombre es Elsy Rosas Crespo. Pero algunas personas no pueden pensar en un nombre sino en algo que no es un nombre sino un género literario. Hay millones de ensayistas en el mundo pero cuando dicen o piensan en Ensayista piensan en mí. Es una locura total, algo que no esperaba cuando decidí usar esa palabra como nombre de usuario en una red social. Jamás imaginé que mi nombre propio fuera borrado por esa palabra que maravilla a unos, alegra a otros y enfurece a muchos.

¿Por qué insulta la gente de manera tan básica al estilo usted es fea, usted se ve mayor, usted es la persona más desagradable que he visto en la vida…?

¿Por qué tanto énfasis en recordarme lo que soy y lo que no soy?

¿Por qué tanto empeño en usar las palabras exactas para llegar directo a lo más profundo de mis sentimientos y mi sensibilidad con la intención de herirme? No quieren herir a la persona sino a Ensayista, a la idea que han construido  de una construcción virtual hecha de palabras digitadas desde aquí y leídas desde allá.

La única explicación la encuentro en el texto de Walter Ong titulado Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, cuando explica las psicodinámicas de la oralidad en las comunidades orales primarias, en los grupos humanos que no han tenido contacto con la escritura, que no han tenido contacto con esta tecnología o con sus usuarios.

Las redes sociales sintetizan varias tecnologías de la escritura y sorprende mucho que se revise lo agonístico en las comunidades orales primarias, se lean los comentarios insultantes por una tontería sin importancia en este blog, y se encuentren tantas similitudes. 

¿Internet es la nueva oralidad?

¿Se crean figuras espectaculares a través de la escritura en redes sociales y los lectores se sienten agredidos al límite de insultarlas como se insulta a un ser maligno de la talla de los que aparecían en la mente del Hombre Primitivo?

¿Se puede concebir como real, como persona, el ser que se construye a través de la escritura en espacios como un blog o como Twitter?

Son muchas preguntas, son pocas respuestas. Lean los dos comentarios más insultantes y saquen sus propias conclusiones:

 

¿Experimento? ¿lograr que la gente se sienta inteligente?, ésta señora me da un poquito de pesar, ese tipo de personas que busca llamar la atención las hay en todas partes y hay de todas las clases pero esta señora lo lleva a otro nivel, me parece que es masoquista, le gusta que la gente la trate mal pero a ella no le importa con tal de ser el centro de atención (en twitter) por 15 minutos, ella sabe que es fea, que ya tiene sus años (se le notan) sin embargo se pone a hacer este tipo de ridiculeces supuestamente como experimento para que un bobo se sienta inteligente (WTF?), aparte de que le gusta que la traten mal estoy convencido que también buscaba alguno que otro comentario como “uyyy que rico las tetas de ensayista”, solo para sentirse que no es tan fea y que podría llegar a agradarle a unas cuantas personas, no me imagino la juventud tan traumatica de esta señora, tiene el perfil de una persona que ha sido sometida al rechazo social, con sus 15 mil seguidores y sus posts tan absurdos viene su “desquite” para intentar llenar los vacios que habra tenido toda su vida. Señora elvira crespo usted es fea y con ganas, pero eso ya lo sabe, no me sentí más inteligente escribiendo este comentario pero si me divierte imaginar su cara leyendolo, por último déjeme “felicitarla” porque aunque no sea tuitera influyente ha logrado convertirse en el troll más descarado de twitter, para ser un troll hay que andar primero que todo pegado de una red social, andar criticando todo y a todo el mundo, llamar la atención como sea (mostrando las tetas por ejemplo), y por último ser muy miserable. Tu querida eres el troll de trolls!!

Sigo sin entender cuál es el objetivo de este post o más bien cuál es la necesidad de tomarse fotos así y publicarlas. Criticas a las mujeres que se desnudan pero según tú estás muy lejana a eso por que estás dejando a la imaginación. ¡No me imagino que podrá haber debajo de ese brasier! No es que dejes mucho a la imaginación con esas imágenes y el texto que lo acompaña en la que pretendes parecer una diosa y tuvieras el mejor cuerpo. Claramente no es así, buscas compararte con mujeres de 20 años que no tienen nada que envidiarte, ni siquiera el tamaño de los senos ¿por qué alardeas tanto si a tu edad todas tienen los senos grandes? Claro si te comparas con mujeres de 20 o menos, que ahora en su mayoria tienen senos pequeños, obviamente puedes creerte más, pero no olvides que no eres la más linda, así ya haya pasado de moda decirte fea.

Sabías que tu post iba a llamar la atención del hombre vulgar, como bien lo aclaras, lo cual me hace pensar que no tenias intención diferente al de llamar la atención por el simple hecho de mostrar el tamaño de tus senos y que te morboseen como lo han hecho hasta el momento, como no pudiste llamar la atención siendo toda una intelectual, entonces recurriste a mostrar tu cuerpo (supuestamente sin querer parecer mostrona y culpando a a gente de morbosa, cuando usas un lenguaje que solo conlleva a que los vulgares sean así; cualquiera puede vestirse como se le de la gana y mostrar todo lo que quiera y no por eso tiene porqué ser morboseada, pero tu estás mostrandote con esa intención y usando a tu supuesto Andrés, que hasta será inventado.
Con 43 años ya deberías pensar diferente y no buscando ser la más famosa de twitter pelando teta. Buena tarde!!

 

¿Por qué escribo?

24 Dic

En mis planes de infancia no estaba escribir sino hablar, soñaba con ser conferencista, ser hábil en el dominio de la palabra y hacer caer en cuenta a mi público, ávido de oírme, de realidades que ellos no podían apreciar. Desde que nací tengo la sospecha de que veo más y analizo mejor la realidad externa que mi prójimo. No me imaginaba ante un público ávido de oírme por mi aire de suficiencia, como si se tratara de un ser dotado de facultades sobrenaturales, sino como alguien ansioso por presentar su particular punto de vista, por pura generosidad. Y desde niña me preparaba para impactar a la gente con mis palabras.

Empecé a leer pensando siempre en ese futuro, pero siendo estudiante de literatura me di cuenta de que la palabra oral no impactaba tanto como la escrita. No lo supe hablando sino asistiendo a conferencias y contemplando el ego malo de esos intelectuales que casi siempre defraudaban a su público porque más que presentar sus ideas se presentan a sí mismos y esperan ser adorados no precisamente por lo que dicen sino por lo que representan.

Escribiendo trabajos académicos descubrí que me emocionaba más plasmando ideas a través de la escritura que discutiendo en clase con mis compañeros, fui consciente de la fragilidad y la redundancia de la palabra oral al lado del poder que todavía conserva el texto escrito y escribía ensayos para ser entregados a mis profesores con la ilusión de que en el futuro fueran publicados en revistas y libros y los publiqué. Era emocionante ver mi nombre en textos impresos pero fue mucho más emocionante lo que vino después:

Desde hace diez años descubrí la escritura en medios digitales y le aposté a publicar sólo en redes sociales. A medida que ha ido pasando el tiempo e ido definiendo mi estilo, los temas y el impacto que espero por parte de los lectores. Aunque las cosas han resultado como las imaginaba hay momentos en los que me perturba la imagen que la gente se crea de la persona que escribe a partir de su escritura y confunde el texto escrito con la persona que se ejercita a través de la escritura. Les cuesta mucho trabajo entender que la escritura no hace a la persona, que son entidades diferentes y bien definidas. La escritura es resultado del cálculo y un ser humano es mucho más que aquello que se le ocurre escribir en un blog o en Twitter. Así de simple.

Hay quien se desespera más de lo necesario y se le pasa por la mente descuartizar a quien escribe en medios digitales sólo porque la escritura en medios digitales aborda temas sensibles que ocurren en tiempo real y afectan de forma contundente la sensibilidad del lector; si comparamos esa escritura con la escritura del pasado -escritura que podía tardar años hasta por fin llegar a los ojos de lector, un lector sometido por el texto y un total desconocido para el autor; un pobre autor que no podía calcular el impacto ni la reacción del público para pensar en la escritura del futuro- es fácil comprender la reacción de algunas personas que toman como ataque personal, injuria, calumnia, delito informático, manifestación de envidia, amargura, falta de afecto, conflictos de infancia o simple resentimiento fruto del fracaso todo aquello que se escriba en tiempo real si no satisface sus expectativas afectivas y la idea preconcebida que tiene de la  escritura, más si para abordar esos temas tan delicados se usan recursos tan divertidos para ofender a las persona sensibles y delicadas como el humor, la ironía, el pastiche, la parodia y la exageración.

La escritura de hace diez años era diferente a la de quienes nos aventuramos a escribir en espacios como los blogs y Twitter expresando lo que sentimos, no repitiendo las voces del clamor general sino tratando de expresar un pensamiento genuino aunque por el hecho de expresarlo se nos juzgue como si fuéramos seres insensibles y desnaturalizados. Es maravilloso escribir lo que de verdad pensamos, no lo que los demás esperan que pensemos y, en esa medida, mi sueño de ser conferencista me lo confiere la escritura en redes sociales. Es como si se pronunciara un discurso y la plaza fueran los lectores ofendidos, escandalizados o muertos de la risa con lo que se va publicando. Y, yo, claro, como escritora, espero siempre la reacción del público. Ese es el gran propósito de la escritura en redes sociales.

La escritura en redes sociales es escritura con público, como si se tratara de una plaza. Pero sigue siendo en todo caso, construcción, artificio, y lo que se escriba a través de esos medios no debe ser tomado como expresión cabal de ataque directo en contra de alguien sino como escritura. ¿es tan difícil de entender?

Hay personas a las que les cuesta trabajo creer que aunque quien escribe sea una persona, esa persona no es la misma que se construye a partir de las palabras que selecciona para plasmar en un texto con el propósito de producir un efecto en el lector, la escritura no plasma en todos los casos el carácter de quien escribe. Es un juego, yo lo vivo como un juego. Quien escribe no es la misma persona que habla, en la escritura no está la persona que sonríe, una persona tranquila  y de trato cordial, esa soy yo y parte del juego consiste en que mis amigos y familiares leen lo que escribo y juntos sonreímos ante el poder de la escritura consciente y calculada como la mía.

¡Feliz Navidad!

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Celos sin motivo

18 Nov

Este año no ha sido fácil en el campo profesional. De la nada han aparecido personas que se cruzan conmigo y me reclaman como si estuviera tomando algo que les perteneciera y ese algo tiene que ver con el conocimiento y la expresión de la sensibilidad a través de la palabra escrita, contra la expresión oral no me reclaman nada. Debe ser porque casi siempre que habla un intelectual evito abrir la boca en su presencia.

Me han dicho de tres formas diferentes que no sé nada, que no cuento como crítica, como escritora ni como artista, que soy uno de los seres más insignificantes con los que se han cruzado en la vida. Yo los miro con asombro, a punto de echarme a llorar. Ellos me miran con asombro también, un poco avergonzados y confundidos. Caen en cuenta, saben que no soy yo quien busca cruzarse con ellos sino que son ellos quienes buscan cruzarse conmigo. Saben que por mí sería la mujer invisible. Evito los contactos humanos, hago todo lo posible por no existir como persona y si escribo en un blog es precisamente para evitar todo lo que implica publicar un libro y ser amiga y colega de mis amigos los escritores colombianos, los editores y los periodistas.

Quienes se cruzan conmigo son autores, personas que han publicado uno o veinte libros, tienen hermosas biografías en Wikipedia escritas por ellos mismos y están seguros de que figurarán en la Historia de la Literatura Colombiana. Yo no aspiro a semejantes honores, me basta con ser una pobre profesora de Expresión Oral y Escrita y Semiolingüísta para estudiantes de Comunicación Social y Mercadología. No me teman, soy Profesional en Estudios Literarios pero eso no dice nada de mí, terminé enamorada del neuromarketing, el embalaje y los mensajes emocionales de Coca-Cola. Ese me emociona más que construir versos y componer historias. No se preocupen por mí, yo no cuento como La competencia.

 

Contra la palabra interesante

5 Feb

La palabra interesante no es una palabra fea, pero se abusa de ella, especialmente en los supuestos círculos intelectuales, en las revistas culturales o universitarias, en la televisión, la radio, la prensa y en las universidades, especialmente en las universidades. Todo profesor universitario que se jacte de serlo, ha sido estudiante universitario, ha tenido el privilegio de conocer una variedad divertida de profesores y entre sus profesores el 50% usó en algún momento -con aire de persona inteligente, analítica y profunda- la palabra interesante para referirse a situaciones, personas, ideas, libros y preguntas. El estudiante veía con tan buenos ojos la pronunciación de la bella palabra en labios de sus profesores y ahora los imita, él también es un profesor al que casi todo lo que tiene que ver con su trabajo le parece muy interesante.

Cuando un intelectual usa la palabra interesante parece más interesante, más intelectual, más profundo; decir interesante no tiene el mismo sentido que decir me llamó la atención o me gustó mucho, no, nada de eso, es mejor decir interesante, esa simple palabra se basta a sí misma y no admite explicaciones. Una película es interesante, una clase es interesante, la letra de una canción es interesante, una mujer es interesante, una situación es interesante. Pero por qué es interesante, no sería preferible que en vez de decir interesante la eminencia nos explicara por qué es tan interesante.

Veamos el abuso de la palabra interesante en una novela colombiana. Vera, de Andrés Hoyos:

Se supone que Vera, la protagonista de la novela, es vista y narrada desde tres perspectivas: la del detective, la del columnista y la de ella misma. A pesar de que el escritor se esfuerza por hacerle creer al lector que se trata de tres voces diferentes los tres narradores desprecian lo mismo que desprecia Andrés Hoyos por diferentes razones: la izquierda, los profesores universitarios que seducen a las estudiantes bonitas y desaplicadas del curso, los sociólogos, los pobres, los feos… y los tres se hallan inmersos en situaciones muy interesantes. Veamos varios ejemplos en los que se usa la expresión que, de paso, sirven para plasmar la pobreza del estilo en la escritura del autor:

Examinando con mayor cuidado, noto que varias de las fotos más interesantes son tomadas en una discoteca que yo conozco. (Pág. 20)

Estas últimas, pese a que están hechas para mundos que no existen, no dejan de tener aquí y allá ideas interesantes. (Pág. 73)

Interesante, pero no para lo que nos ocupa. (Pág. 74)

¿No le interesarán a tu amiguito el grafómano ése para que malgaste en cosas más interesantes su mala prosa? (pág. 91)

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Me he tomado el atrevimiento de escribir una sencilla composición abusando de la palabra interesante para comprobar que el uso reiterado de esta bella expresión le concede a la «literatura» un aire renovador, poético, exquisito:

Un cuento metafísico: una experiencia interesante

Una mujer bebe café pensado en una película que acaba de ver sola en una sala casi vacía, una película interesante, sin duda, piensa la mujer mientras bebe. A los cinco minutos aparece un hombre que dice «hola» con mirada pensativa; él se acaba de librar de una situación compleja, extraña, interesante, y pretende compartirla con ella, pero sabe que ella piensa y la deja seguir en sus cavilaciones. A los cinco minutos entra una pareja de enamorados, sus sonrisas cómplices rompen el silencio circundante y con una mirada interesante logran fragmentar el silencio, quebrar la solemnidad del sitio, son jóvenes, no les importa nada. A los cinco minutos las gotas de lluvia rompen el cristal y un sonido interesante, indefinido, nublado, metálico, irrumpe en el salón y todos los comensales saben que esta situación – este instante- es interesante. Un perro entra al bar, contonea su cuerpo, es interesante verlo, es un perro esbelto, un perro hambriento, un perro callejero, qué interesante es ver a un perro callejero. La mujer, el hombre, los enamorados, el vidrio, el perro, el bar, todo en el ambiente le hace saber al lector que él es un lector de historias interesantes, está embebido, absorto, es interesante imaginar su asombro, esforzarse por unir los hilos que tejen esta anécdota.

Comprensión y producción de textos

4 Feb

Hasta mediados del siglo XX los especialistas en la Iliada no contemplaron la posibilidad de que esta obra pudiera ser el resultado de la recolección de narraciones orales transmitidas y conservadas gracias al uso de la memoria. Después de realizar estudios juiciosos investigadores como Eric A. Havelock (1994) llegaron a la conclusión (revisada posteriormente por excesiva) de que esta obra se basa en un componente absolutamente oral, es decir, que ha sido creada por una comunidad que la reconstruyó durante varias generaciones a través de transmisiones orales y que luego fue plasmada en el papel por alguien que conocía la escritura. Este es un proceso complicado que difícilmente podríamos comprender o imaginar, acostumbrados como estamos a manifestarlo todo por escrito, y que, sin embargo, todavía permanece en comunidades que no tienen acceso a la escritura y se valen de la oralidad como el mejor recurso para recuperar su pasado o para transmitirlo a las generaciones posteriores, bien sea porque no existen los medios materiales para acercarse a la escritura o porque la comunidad no se interesa en emplearla como medio básico de comunicación y de aprendizaje.

Gracias a los estudios centrados en las tensiones entre comunidades orales y escritas, en los imaginarios que éstas construyen a partir del uso reiterado de una particular forma de expresión, en las estrategias comunicativas, el uso recurrente de la gestualidad y la importancia del sonido y de la memoria -dependiendo de las necesidades, del contexto comunicativo y de la concepción de mundo e individuo que ha interiorizado la comunidad-, se han podido comprender y explicar las razones de la diferencia -no sólo a nivel comunicativo- entre comunidades orales y escritas, anteriormente pensadas, desde la perspectiva de los letrados, en relaciones de superioridad e inferioridad mental. Así como para algunas comunidades indígenes quienes forman parte de la cultura occidental son los hermanos menores, para algunos miembros de las «ciudades letradas» quienes no forman parte de éstas son seres con pocas posibilidades de experimentar procesos intelectuales «superiores».

En contextos en los que existen fuertes tensiones entre comunidades orales y escritas es dífícil establecer contactos comunicativos que satisfagan a ambos grupos debido a que cada colectividad concibe la comunicación de acuerdo con la preeminencia que le conceda a una determinada forma de expresión. Cada individuo asumirá una manera de entender y de interpretar algunas particularidades de sí mismo, del mundo y de los otros y optará por promover y preservar de manera casi automática, como algo natural, los valores de la colectividad en la que nació o permaneció la mayor parte de su vida.

Existen dos formas de comunicación y asociadas a éstas dos maneras particulares de entender y de explicar el mundo: de hombre a hombre, como dos individualidades relativamente autónomas y del hombre en comunión con la naturaleza, como parte de un proyecto que debe realizarse. La primera concepción es la de las comunidades letradas en general, la segunda es la predominante en las comunidades orales. El símbolo que mejor sintetiza la visión de mundo de las comunidades orales es el círculo, el eterno retorno de las ideas y las acciones de la comunidad, orientadas casi siempre hacia la preservación de valores como el orden, la continuidad, la tradición y la memoria. El símbolo que mejor sintetiza la visión de mundo de las comunidades letradas es la flecha, que representa la evolución, el proceso incesante en busca de transformaciones contundentes; este símbolo se puede relacionar con los avances intelectuales y representa no tanto los beneficios comunitarios como la trascendencia del ser a través del conocimiento y la reflexión de sí mismo y del mundo.

Si se piensa en la contraposición entre el círculo y la flecha como símbolos que sintetizan la visión de mundo de las culturas orales y las escritas no es difícil observar cómo la alfabetización y la erudición no garantizan la constitución de una configuración mental de comunidad letrada, en el proceso se involucran aspectos sociales e históricos mucho más complejos que la simple alfabetización.

Para los miembros de las comunidades orales la escritura expresa mensajes directos y unívocos en los que ni la reflexión ni la interpretación juegan un papel fundamental, para ellos el cosmos es un suceso progresivo con el hombre en el centro y los textos escritos no les dicen más de lo que pueden expresar los sonidos y las transformaciones de la naturaleza. En este mundo fundamentalmente oral, comunitario, cíclico y predeterminado, opuesto al impreso, individual, lineal y mediado por la voluntad, la narración y el diálogo juegan un papel fundamental como en su opuesto lo juega la lectura, la escritura y la interpretación de textos.

Lectura, escritura e interpretación de textos

La lectura y la escritura son actividades interdependientes, prácticas complementarias y recíprocas, escribir es ejercitar con especial rigor y esmero el arte de la lectura. Para escribir es necesario haber leído antes en una proporción mayor, haber interpretado los textos y encontrado en éstos los argumentos suficientes para ser tenidos en cuenta en el momento de iniciar el proceso de escritura. Los textos son leídos e interpretados dependiendo de la disposición anímica, la edad, las áreas de interés, las experiencias de vida y las lecturas anteriores.

Ser lector se puede convertir en una práctica gratificante siempre y cuando se realice de manera libre y se tengan claros los propósitos que se persiguen: se lee para comprender el mundo, para comprenderse a sí mismo o simplemente para vanagloriarse de ser un gran erudito; cualquiera de las opciones es válida con tal de que el lector obtenga lo que se propone y acepte que al ejercitar esta actividad se está aislando, ya que la lectura y la escritura exigen absoluta soledad para realizarse plenamente.

La lectura es de por sí un actividad placentera cuando se ha convertido en un acto casi natural, la escritura, en cambio, es un proceso mucho más complicado ya que en éste entran en juego desde el uso de mínimas bases de redacción y conocimiento de la lengua, hasta complejos procesos de abstracción y transmisión de información. A través de la escritura se le debe presentar el mundo al lector de manera ordenada y clara, no de manera caótica, tal como se representa en la mente o a través de la oralidad en situaciones cotidianas.

Todo texto es una linealidad de signos que puede ser explicada a través de la observación y el análisis de la estructura interna a partir de la cual se ha constituido, como material homogéneo susceptible de ser observado desde sus elementos más mínimos -los fonemas- hasta la concepción del texto como una extensa frase (si se tratara de una novela, por ejemplo) que expresa una intención, como un discurso. El lector se puede conformar con develar la estructura sobre la que se sustenta el texto, tratarlo como un objeto sin mundo y sin autor, sin contexto, dar cuenta del conocimiento del mismo a partir del análisis de sus relaciones internas, de su estructura formal. También se puede emprender el salto a un nivel de lectura más complejo, vital y enriquecedor, se trata del paso de la observación y la comprensión al de la interpretación.

Para comprender un texto no es suficiente con explicar a la manera de un sabio naturalista su funcionamiento y las particularidades que lo caracterizan a nivel microestructural (tiempos verbales, pronombres, cohesión lexical, etc.); tampoco es pertinente interpretar los textos sólo en relación con los gustos, percepciones o preferencias actuales del lector, es decir, desde perspectivas plenamente subjetivas; lo ideal, cuando de acceder a textos escritos se trata, es concebir la comprensión y la interpretación como dos aspectos complementarios y recíprocos. Es inadecuado concebir la comprensión como una práctica del dominio de los ciencias naturales y la interpretación como el objetivo de las «ciencias del espíritu», la comprensión como un ejercicio objetivo y desapasionado y la interpretación como un proceso subjetivo y dominado por instancias psicológicas. Lo que el lector debe lograr es la fusión de la interpretación del texto con la interpretación de sí mismo.

Gracias al carácter lineal de la escritura es posible hacer una «traducción analítica y distintiva de todos los trazos sucesivos y discretos del lenguaje, aumentando así su eficacia» (Ricoeur. 1999: 88) y logrando de esta manera una mayor apertura en relación con la interpretación textual, apertura que no se logra a través de la oralidad debido, entre otras cosas, a la fugacidad de los mensajes, a que «en la oralidad, el sentido muere en la referencia y ésta en su señalamiento» (Ricoeur. 1998: 89), mientras que «lo que llega a la escritura es una descripción directa de una intención de decir… y la escritura es una inscripción directa de esta intención» (Ricoeur. 1998: 88).

A través de la oralidad se establecen diálogos que giran alrededor de temas de interés común; en este tipo de relaciones la gesticulación, las modulaciones de la voz, la presencia del referente, etc., son aspectos esenciales. En la escritura la ausencia del referente debe ser subsanada y el escritor debe garantizarle al lector la presencia del mundo, al lector se le debe devolver el universo a través de la escritura.

Para adquirir buen dominio de la escritura es necesario haber pasado antes por el dominio de la oralidad. Cuanto mayor sea la comprensión de las palabras que se pronuncian con la certeza de que fluyen lógicamente para ser evocadas luego como reminiscencias y cuanta mayor conciencia se tenga sobre la importancia del sonido y la gestualidad, mayor precisión se tendrá en el momento de acceder a la elaboración escrita, ya que toda teoría del texto escrito parte de la teoría y el dominio de la oralidad: «la escritura no es más que la institución, posterior al habla, que parece destinada a fijar por medio de un grafismo lineal: todas las articulaciones que ya han aparecido en la oralidad quedan fijadas en la escritura… lo que está fijado por la escritura, es entonces un discurso que hubiéramos podido decir, pero, precisamente se escribe porque no se lo dice» (Ricoeur. 1999: 87).

A través de un número limitado de materiales (los signos tipográficos que tengo ante mis ojos) y de otro tan limitado como yo quiero que sea (el conocimiento consciente que poseo de la realidad), debo generar en el lector lo que en la oralidad logran la gestualidad, la entonación, el contexto; para escribir sólo cuento con mi repertorio léxico, el manejo de los signos de puntuación y la destreza que he desarrollado para sostener la atención del lector a través del uso de recursos técnicos que en un lector desprevenido pueden llegar a representar cualidades casi mágicas. A través de la escritura se pueden subsanar errores que la oralidad corrige a través de gestos que contradicen lo dicho y que difícilmente van a trascender tanto como la escritura, la escritura debe ser determinante porque aspira a ser eterna.

El escrito (a diferencia de la narración o el diálogo oral) conserva el discurso y hace de él un archivo disponible para la memoria individual y colectiva que le permite al lector apropiarse de la escritura con el propósito de realizar nuevas interpretaciones de los textos y de sí mismo. A lo largo del proceso de interpretación, que se empieza a prefigurar a partir de la comprensión, la intertextualidad ocupa un lugar central: si la lectura es posible, es porque el texto no está cerrado en sí mismo, sino abierto a otra cosa; leer es, sobre todo, encadenar un discurso nuevo al discurso del texto, relacionar experiencias anteriores de lectura y de vida y actualizar o activar la lectura de nuevos textos o de textos ya leídos a partir de perspectivas nuevas; la capacidad de reactualización de los textos es lo que garantiza su carácter abierto.

Bibliografía:

Havelock, Eric A. Prefacio a Platón. Madrid: Visor. 1994.

Ong, Walter. Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México: Fondo de Cultura Económica. 1987.

Ricoeur, Paul. Historia y narratividad. Barcelona: Paidós. 1999.

* Elsy Rosas Crespo. Profesional en Estudios Literarios, Universidad Nacional de Colombia; Magister en Literatura Hispanoamericana, Instituto Caro y Cuervo; Profesora, Universidad Central.

© Elsy Rosas Crespo 2005

Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

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