El discurso contemporáneo sólo admite la diferencia en la medida que no comprometa ni enfrente los intereses del mercado. Sólo a partir del momento en que la comunidad gay muestra su potencia en el concurso general del consumo, comienza a ser reconocida por el discurso dominante. De este modo, cualquier disimetría es bienvenida siempre y cuando se asimile a la normativización del sistema global, convirtiéndose así en un nuevo producto.
Gustavo Dessal
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