En tiempos de desempleo escandaloso y de crisis general en todos los aspectos de la vida es imposible encontrar gente directa dispuesta a decir lo que de verdad piensa porque el miedo no les permite semejante lujo y privilegio aunque se trate de decir algo tonto y simple que todos sabemos pero no se puede decir porque estamos todos muy asustados y debemos parecer gente digna de ser contratada o lo suficientemente informada y consciente como para defender una Causa que nos abra puertas y amplíe nuestra lista de contactos de gente divinamente.
¿Carolina Sanín está buscando trabajo?
¿Por qué está tan desesperada y quiere demostrarnos que Petro es el que es?
Hay gente que hace dos meses era indiferente ante la política, después eran de izquierda, de centro o de derecha y ahora son de centro y van a votar por el candidato de derecha aunque se suponía que el centro está más cerca de la izquierda pero, bueno. Así es el Nuevo Mundo, todo cambia muy rápido.
Es tendencia ser de izquierda y nuestra Carolina Sanín es la nueva líder de la manada mamerta. Está de moda ser de izquierda como en otro tiempo estuvo de moda fumar marihuana, andar con mochila y sandalias o ser gay, bisexual o amante de los animales sin mucha convicción sino porque estaba de moda, porque era tendencia entre la gente sensible y buena.
El fanatismo de Caro hacia Petro ha desencadenado fanatismo hacia ella porque la pasión desencadena más pasión: si ella lo adora a él yo la adoro a ella y olvido toda su tontería acumulada durante años. No importa que la niña mimada y malcriada de más de cuarenta años siga posando de profesora autoritaria en programas de televisión con gente de derecha que parecía de centro, esa actitud no nos saca de la modorra a los nuevos súbditos de la nueva mamerta porque definitivamente es cierto que Gustavo Petro es tratado como un Mesías y yo también lo adoro y soy ciega y sorda y se observa mejor el asunto cuando se leen cuentas de gente que dice ser de izquierda, de derecha y de centro.
Ante un paisaje tan enrarecido y convencida de que la política es la filosofía y el arte de los tontos, viendo a Las feministas luchando por demostrar quién convoca más mamertos llego a la conclusión de siempre: lo que de verdad vale la pena es la literatura y la lectura, la política nos deja ver la faceta más infantil de los seres humanos y en estas elecciones ha sido tanto lo que hemos visto que no estamos seguros de si como dicen los verdaderos sabios: a veces es mejor no saber, no reconocer, no llegar al fondo de las cosas y no ver la verdad revelada de la gente que pensábamos que era inteligente y resultó ser la más tonta de las tontas o de la gente tonta que resultó ser más tonta de lo que habíamos imaginado.
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