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Corrección política y autocensura

16 Jul

En tiempos de desempleo escandaloso y de crisis general en todos los aspectos de la vida es imposible encontrar gente directa dispuesta a decir lo que de verdad piensa porque el miedo no les permite semejante lujo y privilegio aunque se trate de decir algo tonto y simple que todos sabemos pero no se puede decir porque estamos todos muy asustados y debemos parecer gente digna de ser contratada o lo suficientemente informada y consciente como para defender una Causa que nos abra puertas y amplíe nuestra lista de contactos de gente divinamente.

¿Carolina Sanín está buscando trabajo?

¿Por qué está tan desesperada y quiere demostrarnos que Petro es el que es?

Hay gente que hace dos meses era indiferente ante la política, después eran de izquierda, de centro o de derecha y ahora son de centro y van a votar por el candidato de derecha aunque se suponía que el centro está más cerca de la izquierda pero, bueno. Así es el Nuevo Mundo, todo cambia muy rápido.

Es tendencia ser de izquierda y nuestra Carolina Sanín es la nueva líder de la manada mamerta. Está de moda ser de izquierda como en otro tiempo estuvo de moda fumar marihuana, andar con mochila y sandalias o ser gay, bisexual o amante de los animales sin mucha convicción sino porque estaba de moda, porque era tendencia entre la gente sensible y buena.

El fanatismo de Caro hacia Petro ha desencadenado fanatismo hacia ella porque la pasión desencadena más pasión: si ella lo adora a él yo la adoro a ella y olvido toda su tontería acumulada durante años. No importa que la niña mimada y malcriada de más de cuarenta años siga posando de profesora autoritaria en programas de televisión con gente de derecha que parecía de centro, esa actitud no nos saca de la modorra a los nuevos súbditos de la nueva mamerta porque definitivamente es cierto que Gustavo Petro es tratado como un Mesías y yo también lo adoro y soy ciega y sorda y se observa mejor el asunto cuando se leen cuentas de gente que dice ser de izquierda, de derecha y de centro.

Ante un paisaje tan enrarecido y convencida de que la política es la filosofía y el arte de los tontos, viendo a Las feministas luchando por demostrar quién convoca más mamertos llego a la conclusión de siempre: lo que de verdad vale la pena es la literatura y la lectura, la política nos deja ver la faceta más infantil de los seres humanos y en estas elecciones ha sido tanto lo que hemos visto que no estamos seguros de si como dicen los verdaderos sabios: a veces es mejor no saber, no reconocer, no llegar al fondo de las cosas y no ver la verdad revelada de la gente que pensábamos que era inteligente y resultó ser la más tonta de las tontas o de la gente tonta que resultó ser más tonta de lo que habíamos imaginado.

Héctor Abad Faciolince y el desastre llamado Colombia

30 Mar

Dicen que uno está viejo cuando ya no le importa nada o cuando pierde la capacidad de asombro y si es así el asunto entonces yo tengo la edad mental de una niña de catorce años porque lo que ocurre en Colombia me sigue sorprendiendo hasta el límite de dejarme con la boca abierta aunque casi todo el tiempo sienta que más bajo no podemos caer y sí, sí podemos caer más bajo.

Héctor Abad Faciolince es uno de los escritores, intelectuales y artistas más reconocidos en Colombia y seguramente en América Latina. Lo fue hasta ayer cuando después de una suma de errores se convirtió en el pelado bonito, bien vestido, con plata, prestigio y amigos influyentes que busca pelea en el colegio convencido de que va a ganar y de que el culpable siempre será el otro por su condición social, económica o racial aunque ese otro haya querido evitar a toda costa el conflicto, aunque no haya caído en el juego de la provocación.

El muchacho pobre, sin amigos y sin estilo es Gustavo Petro, el político que tiene seducida a la gente más brillante de Colombia no tanto porque aparezca o no en fotografías con Hugo Chávez o con Fidel Castro sino porque sorprende en intervenciones públicas, en entrevistas y en debates; sus ideas son tan sorprendentes, tan coherentes y tan de avanzada que uno no sabe si reír o llorar al saber que es compatriota nuestro y además sueña con ser presidente pero nació en el país más inviable del planeta por razones que no voy a explicar aquí porque tendría que recrear la Historia de Colombia que -como bien sabemos- está marcada a partir de la vergüenza ancestral (yo no quiero ser como ese indio) y la falsa hidalguía (vivo en Bosa Palestina pero me siento como si viviera en Chapinero Alto porque lo que importa y se impone siempre es la actitud y la apariencia y yo con esta ropa, con esta forma de hablar y con este estilo me siento de la oligarquía, soy una persona elegante y de buen gusto).

En el país de los enanos arrogantes que sobreviven con salarios miserables todos son reyes, todos se sienten parte de la oligarquía porque algunos miembros de la oligarquía les hacen creer que es mejor admirar al rico por rico que al pobre por ordinario y si el rico colombiano aparece en la revista Forbes todos somos un poco ricos porque vivimos en el país de ese rico que se enriqueció gracias a que trabajamos duro para que él se siga enriqueciendo más y se posicione mejor en la siguiente medición, en la siguiente lista, en el siguiente ranking donde vemos cómo los dueños del mundo se lo reparten en porciones cada vez más grandes a medida que transcurre el tiempo.

El niño malcriado Héctor Provocó al niño educado Petro y los Grandes Intelectuales, los Grandes Medios, las Grandes Mentes, la gente divinamente de este pobre país sin esperanza se puso de parte de Héctor Abad Faciolince porque Petro puede ser inteligente, puede tener buenas ideas, puede hacer buenas propuestas pero no se impone por su estilo, no tiene estilo, no inspira confianza porque no se esmera en el vestir y en el hablar, no merece estar al lado de gente como ellos y el sueño de Héctor y de sus amigos es que todo un país comparta ese sentir aunque se esté muriendo de hambre y tenga que atravesar la ciudad para trabajar por un salario miserable en la empresa que seguramente tiene algo que ver con Luis Carlos Sarmiento Angulo, Carlos Ardila Lülle o una multinacional cualquiera.

Las imágenes que Rafael Pardo no quiere que veas en Bogotá

29 Mar

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Tomadas de http://www.whatareyouandewandoing.com/2014/02/16/the-brighter-side-of-bogota/

Un día de mi vida

29 Mar

Anoche estrenamos las sábanas más grandes, suaves y coloridas que hayamos visto en la vida.

Dije Hasta mañana mi amor, di media vuelta y dormí hasta las 6.

Andrés amaneció muy serio y yo desperté hecha un pequeño payaso.

Le hice dos o tres bromas, me llevó el desayuno a la cama y y se fue.

Di media vuelta en la cama y dormí hasta las 9.

Entre sueños oí a Julito zalamero con Rafael Pardo.

Oí a Rafael Pardo celebrando proyectos que son de Gustavo Petro.

Oí cuando dijo que limpiarían las paredes en Bogotá para quitarle la sensación de inseguridad a los transeúntes de la Calle  26.

Me levanté a las 10, me puse mi bata de reina, me preparé un café y dije para mí:

«Hoy me quedo todo el día en bata»

Y en bata todo el día me quedé.

A las 12 vi en qué iban las quejas de don Francisco Cerón:

Ahora le envió una carta al presidente de Colombia.

¡Dios!

Lo único que deseo es que el proceso no llegue al despacho del Procurador, este buen hombre es capaz de destituirme e inhabilitarme durante quince años para que yo no cumpla con mis funciones de Ama de Casa y para mí ese sería un golpe bajo puesto que uno de mis pequeños placeres es pasar un día en bata viendo cómo fluyen los segundos, los minutos y las horas.

 

Twitter y el odio

17 Nov

Twitter se impuso como medio de comunicación gracias a los medios tradicionales. En televisión, radio y prensa se habla de lo que la gente dice en Twitter casi como si Twitter fuera el medio por excelencia y los medios tradicionales sólo hicieran eco de lo que se dice allí. ¿qué tipo de plan es este? Todavía no logro descifrarlo. No puede tratarse de un ejercicio inocente. ¿por qué tendría que interesarle a Caracol y a RCN que su público se fije en lo que es tendencia o escándalo en Twitter y no que se queden viendo su programación habitual y se olviden de las redes sociales?

En Twitter se presencian fuertes disputas entre personas influyentes -o que se toman por influyentes- con la ilusión de que el hecho se mencione en los medios tradicionales y, de esa manera, ganan más seguidores y más fama ¿pero a costa de qué tipo de sacrificios? ¿a costa de qué tipo de presiones psicológicas empezando por la adicción a estar mirando el teléfono para saber qué se dice de ellos en las redes sociales y qué beneficios le reportará semejante hecho, en qué terminará tanta fama virtual?

Hay personas que se han hecho famosas gracias a Twitter pero preocupa que gracias a esta fama se asuman a partir de un momento dado como pertenecientes a un grupo, como partidarios de unas ideas que casi siempre tienen que ver con política y aunque los tuiteros no se pueden matar a través de tuits sí es evidente que se unen y se admiran gracias al odio que comparten por una persona, porque lo que los une casi siempre es el odio.

Es más claro el odio hacia un usuario o contra un grupo de personas que la admiración hacia una persona en particular o hacia una idea. Eso es muy preocupante y valdría la pena saber si esos odios virtuales se materializan en venganzas reales, en daños personales o en enfermedades psicológicas de personas que sienten que Twitter es el mundo y la vida y la construyen a partir de esa idea.

En Twitter Colombia lo que más crea disputas tiene que ver con política. Con Uribe y contra Uribe, con Petro y contra Petro. No se admiten términos medios. Me gusta o no me gusta, lo amo o lo odio y pocos usuarios están dispuestos a cambiar su postura o a hacerla menos fuerte y menos radical.

Esta mañana tuve una conversación pública vía Twitter con Leszli Kálli  y lo que más me sorprendió fue la idea que tiene de mí y de «mis amigos». Parece que no ha notado que no trabajo para una organización política y que si apoyo una causa no lo hago motivada por un grupo de tuiteros sino que todas mis opiniones son fruto de mis reflexiones personales. No tengo nada en contra de ella, no la odio ni la amo, como no odio ni amo a casi ningún ser humano porque el amor y el odio me distraen de actividades que me interesan mucho más que mis amigos virtuales o mis amores de sala de chat.

Leszli Kálli publicará un libro a partir de un escándalo en la Alcaldía de Bogotá que se «destapó» gracias a Virginia Mayer, una periodista que trabaja para Kien y Ke y que es respaldada por Julio Sánchez Cristo desde W radio y por Andrés Hoyos, desde El Malpensante. Parece como si los medios adoctrinaran a sus periodistas para que tomen partido a través de sus cuentas de Twitter y para que a través de tuiteros sin mucha relevancia expresaran sus ideas en libros o en artículos publicados en internet.

Diana Valencia tuvo una fuerte disputa con Leszli Kálli y gracias a la sugerencia de Claudia Morales (periodista de La Luciérnaga y colaboradora de Semana) escribió un post sobre una experiencia muy dolorosa que vivió en la vida real pero que repercutió en su vida como tuitera gracias a algunos comentarios desafortunados de Leszli Kálli. Diana Valencia es partidaria de Gustavo Petro y el libro de Leszsli Kálli se titula En las entrañas del poder. Acoso laboral en la Alcaldía de Bogotá. Lo más seguro es que detrás de la escritura de ese libro hay un grupo de antipetristas que asesoran a  Leszli Kálli. Como los antipetristas casi siempre son uribistas ella termina siendo una especie de neouribista gracias al destape del escándalo y la publicación del libro.

Los periodistas de los medios tradicionales casi nunca toman partido con su nombre sino que buscan personas menos relevantes que ellos para que ataquen con libros y artículos. Son los tuiteros ávidos de fama quienes terminan poniendo la cara y respondiendo por ideas que seguramente no tienen muy claras sino que simplemente se dejan asesorar con el sueño de que este puede ser el comienzo de una carrera brillante como destapador de escándalos a través de libros. Todos sabemos que la mayoría de esos libros se compran por morbo y que, en últimas, quienes se llevan la mayor parte de la ganancia son las editoriales. Un escándalo es tapado con un escándalo nuevo. En eso se ha convertido el periodismo.