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Mi afán de santidad

19 Mar

Siendo apenas una niña soñaba con ángeles y arcángeles.

Mi familia no es nada religiosa

Ese deseo surgió de forma espontánea en mí.

Me gustaban los cementerios y la catedrales

Y sin haber leído ningún libro

Pensaba ya en el cielo y en el infierno,

En la salvación y en la Caída.

He pasado por periodos de búsqueda desesperada de santidad.

Y, como buena creyente y apasionada con el mundo de la fantasía, si no veo resultados abandono la búsqueda y me concentro en otra cosa.

Han sido tres los momentos:

El primero ocurrió en 1979, cuando intenté volar para comprobar que era inmortal. Mi sospecha estaba bien fundada: caí parada. Esa Caída fue una Revelación. Ese día comencé a ser la Elsy que todavía soy.

El segundo ocurrió cuando supe que el amor romántico no existe. Mi primer amor era sólo un hombre y yo aspiraba a compenetrarme con la Divinidad. Entonces me entregué a una nueva búsqueda desesperada: leía la Biblia, rezaba todas las noches y leía a Pascal. Tampoco hubo manifestación de Divinidad y pasé a convertirme en una creyente invertida. Concluí que Dios no existe, que es una proyección de nuestra mente infantil. Así pasé la vida durante los últimos diez años.

El tercero está ocurriendo en este momento, desde hace unos tres o cuatro meses. Han ocurrido varios Milagros Inesperados: profundicé en la amistad con un hombre al que ahora llamo Maestro y estoy por conocer a otro con el que conversamos sobre diferentes niveles de pasión vía WhatsApp. Los dos ardemos de deseo por vernos y entrar en un tipo de contacto más profundo para invocar a la Divinidad, pero el ente es un poco esquivo y cada vez que intentamos vemos algo se interpone de nuevo.

Cuando cesé en mi intento de entrar en contacto con la Divinidad (los diez años de intervalo durante la segunda y la tercera Búsqueda), soñé con convertirme en abeja para hablar con las flores y con otras abejas y también quise ser amiga de las hadas, por eso caminaba buscando rosales y soné con tener ni propio jardín.

Creo que esa búsqueda ha despertado en mí un deseo nuevo: el deseo de volar. Pero no sueño con un vuelo simple, como el de 1979, sueño con un vuelo de altura. Cuando camino sintiéndome abeja y buscando hadas en medio de las rosas siento que me elevo. Con mi Maestro estamos ideando estrategias nuevas para lanzarme desde la torre Colpatria.

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Plegaria de agradecimiento a Dios Todopoderoso por los favores recibidos en el año 2013

28 Dic

Esta mañana me desperté y le pregunte a Andrés: ¿Dormiste bien? Y él respondió: Sí, claro, como siempre. Entonces yo dije: Si uno duerme bien, come bien y folla con ganas todo está bien y es un motivo para estar agradecido, pero también tenemos salud, trabajo, alegría, optimismo y nos sentimos muy bien estando juntos. ¡Esto es maravilloso! Vale la pena escribir sobre eso, sobre lo bonito que fue el 2013 y eso me dispongo a hacer.

Voy a enumerar los motivos de alegría para sentir que el 2013 también fue un buen año como todos los anteriores.

1. Salud. Puedo jactarme de visitar durante el año -todos los años- sólo a dos profesionales de la salud: el odontólogo y el optómetra. El odontólogo me limpia los dientes y me felicita siempre y el optmómetra verifica la fórmula -que es la misma desde hace más de veinte años- y me felicita también porque todo está perfecto. La salud ocupa el primer gran lugar del estado por el que debo estar agradecida puesto que este cuerpo soy yo y si este cuerpo funciona bien, a la perfección, como una máquina de movimiento satisfecha con ella misma, todo está bien. ¡Gracias por otro año de salud y bienestar!

2. Dinero. El dinero no me interesa y nunca me ha hecho falta y ese es también un gran privilegio, un motivo para estar agradecida y satisfecha. Cuando recibo más dinero del que necesito me asusto y me agobia la sensación de vacío. Este fue un buen año y el dinero recibido, fruto del trabajo, que me entusiasma mucho más, en todo caso, que contar plata y excitarme viendo números en la pantalla de un cajero no me hizo falta, viví otro maravilloso año de mi hermosa existencia con la sensación de que el dinero es una ilusión persistente que no logra agobiarme ni imponerse. ¡Gracias por otro año vivido sin tener que pensar en dinero y sólo en dinero!

3. Amor. Estoy completando el segundo año de convivencia con Andrés después de siete años de noviazgo. Todo es perfecto también con ese hombre maravilloso. No es mi jefe ni mi subalterno, no es mi amo ni soy su esclava, no me ve como una estúpida y no lo concibo como a un rey, no vivimos la triste lucha de los sexos y cada quien respeta la manera del vivir del otro. No vivimos nuestro amor con dramas y nada ocurre de manera forzada. ¡Es maravilloso! Sospecho que él se siente tan feliz como me siento yo viviendo a su lado. Sé que en estos tiempos confusos muchas personas tienen salud y dinero pero falla el amor porque es difícil encontrar personas dispuestas a entregarse a la experiencia con transparencia y compromiso, con respeto y aceptación, tratando al otro y amándolo como si fuera parte de uno mismo sin quitarle, gracias a ese amor, la posibilidad de sentirse libre y autónomo en su vida profesional y en la realización de sus sueños, poder vivir juntos sin depender -como seres desvalidos y asustados- de una mano amiga que nos dé ánimo para seguir viviendo. No, nada de eso. Este es un mundo perfecto. ¡Gracias por tanto amor!

4. Amistad. Desde hace dos años tenía una linda amistad que se acabó la semana pasada. Lo conocí en Twitter y hablando de Twitter y de tuiteros terminó enfurecido conmigo por una tontería. Tontería para mí, un asunto de mucha trascendencia para él. Esa es la vida. Es un hombre culto, inteligente, amable, consciente, preocupado por la política, la justicia social y la economía, una persona digna de respeto y admiración pero, bueno, no hay marcha atrás, se acabó. El consuelo es que esa amistad duró dos años y puedo cerrar el 2013 con la alegría de haber compartido con él varios grandes momentos. Ya aparecerá alguien que me entusiasme tanto como me entusiasmaba este hombre maravilloso. Mis amistades son intensas, no acepto en mi vida a cualquier persona y no le doy mi cariño a nadie por lástima ni por soledad sino por pura admiración. Si llegaras a leer este post, querido examigo, quiero agradecerte por todos los bellos momentos compartidos en este maravilloso 2013.

5. Familia. Aunque nunca he estado muy cerca de mi familia hay dos miembros que me cortan el aliento: mi hermana y mi sobrino el genio. Con mi hermana parecemos siameses y somos inseparables desde que nacimos aunque no vivamos juntas desde hace más de veinte años. Nuestra conexión la brinda especialmente el teléfono y hablamos horas y horas todas las semanas. Con mi sobrino el genio, que es uno de los hijos de ella, la mutua admiración se transfiere de cerebro a cerebro. El me admira a mí -por la forma de usar mi cerebro y por mi amor desmedido al conocimiento, al pensamiento y la expresión de ideas- y yo lo admiro a él porque nunca me había cruzado en la vida con un niño tan pleno, de esos que me hacen pensar que no todo es tan oscuro, que el futuro puede ser prometedor y que hay seres que nacieron dotados de habilidades escasísimas en la mayoría de los demás miquitos.

6. Trabajo. Ser profesora es uno de los grandes placeres de mi vida. Si el conocimiento vale algo es por el placer de compartirlo. Si escribir vale algo es por el placer de ser leído y algunas veces los estudiantes que se cruzan conmigo también son mis lectores y entonces la experiencia es todavía más emocionante. Leo pensando en la clase del futuro y hablar en público todos los semestres para personas cada vez  más jóvenes es una experiencia muy estimulante para alguien como yo.

7. Lectura y escritura. Salud, dinero, amor, amistad, familia, trabajo. Esos seis factores que se fusionan tan bien, en perfecta sincronía, son los que hacen tan plena la experiencia de vida que más disfruto: el trabajo intelectual, el placer de leer, escribir, hablar, pensar, discutir… siempre pensando en el libro que buscaré para leer y comprender mejor el asunto y en la escritura que vendrá después por el puro placer de compartir con un público mucho más amplio que el de un salón de clase y sin ningún tipo de retribución económica, por puro y simple amor al placer de compartir e interactuar después con las personas que van leyendo eso que voy escribiendo.

Conclusión: 2013 fue un año maravilloso. Gracias a todas las personas que contribuyeron para que se lograra ese gran deseo humano: vivir plenamente cada faceta con la sensación de que el tiempo pasado no fue tiempo perdido y se puede dejar constancia de esa plenitud a través de la escritura.

¡Feliz Año 2014!

Entrevista a Rodolfo Llinás sobre el cerebro, Dios y el amor

5 Feb

El científico colombiano asegura que hoy ve a los colombianos con más ganas de sobrevivir.

Cada vez que visita el país, a Rodolfo Llinás se lo ve rodeado de una pequeña tempestad de gente que lo reconoce como uno de sus más grandes investigadores.

De ese séquito que no le da un respiro hacen parte estudiantes, artistas, políticos, admiradores, funcionarios y, sí, uno que otro lagarto que se muere por una foto con él. Y Llinás responde en su tono acachacado con frases amables en las que, curiosamente, siempre falta algo: el nombre de las personas.

«Es que sufro de anomia», confiesa en tono confidencial uno de los neurocientíficos más reconocidos del mundo, hoy a cargo de la jefatura de ciencias de la Universidad de Nueva York.

«Reconozco a las personas, su vida y milagros, por sus caras, pero nunca me acuerdo de los nombres», dice. Y para dejar bien claro el alcance de su condición, cuenta que hace ya casi 50 años, en Australia, tuvo que preguntarle a su novia cómo se llamaba para poder presentársela a uno de sus maestros.

Volvió a Bogotá para asistir a la inauguración de la sala ‘Movimiento: la energía del pensamiento’, en Maloka. Con un reconocible sentimiento positivo Llinás asegura que «hoy veo a los colombianos con más ganas de sobrevivir».

¿Los humanos tenemos el mismo cerebro o hay diferencias entre razas, entre hombre y mujer, entre ricos y pobres…?

La similitud de los cerebros es como la de la nariz: todas las personas la tienen, pero no hay dos iguales. El cerebro es el mismo para todos, pero se diferencia en la organización de los circuitos, que se da al azar; aquí la variabilidad es infinita. Hay personas con mayor capacidad para ver los colores, para interpretar música o para ser parlanchinas… Y eso depende de las propiedades intrínsecas de las neuronas, no del color de la piel o del tamaño del bolsillo.

¿Qué nos hace distintos entonces?

Una neurona es como una maraca que suena por su lado, y nunca deja de sonar. Frente a un estímulo externo, o de manera automática, todas las neuronas entran en un estado de ‘maraquismo’ y suenan a la par, después vuelve cada una a lo suyo… Esa capacidad para cambiar sus ritmos es distinta. Eso nos hace diferentes, pero la gente tiende a exagerar esas diferencias.

¿Para qué las exageramos?

Para sentir que los Rodríguez, son distintos a lo Pérez. Ese tiene las uñas largas y yo las tengo redondas. Eso es importantísimo en los humanos para la supervivencia, porque hay mayor variedad y eso garantiza mayores posibilidades de evolucionar.

¿Qué es la conciencia y donde está?

Es un estado funcional del cerebro, que está en continuo movimiento y donde los valores y las implicaciones de lo que se está pensando forman parte de las mismas cosas. Yo veo una línea azul y puedo decir al mismo tiempo «qué color tan feo». Por supuesto que esto no tiene un lugar específico en el cerebro, está disperso en él.

¿Qué son cerebralmente los valores?

Son patrones de acción fijos que nos impulsan a actuar por un proceso de negociación que se hace desde que se nace. Le pegaron a él y a mí no. Él debe ser culpable…

¿En qué parte del cerebro se elaboran el amor y las emociones?

El cerebro emocional es muy viejo. Es el cerebro truhán, el de los reptiles, donde no existen más que patrones de acción fijos; por eso ellos se acercan o se van si quieren comida; atacan si quieren defenderse, y tienen sexo si quieren reproducirse. Así mismo es el amor…

Si es tan simple, ¿entonces por qué se le da tanta importancia?

Porque el sexo, que es vital para la reproducción, está involucrado. En el afán de controlarlo, por razones sociales, se ha modulado ese patrón cerebral de acción fijo al punto de convertirlo en algo vital para todos.

En definitiva, ¿qué es el amor?

Es un estado funcional, como una golosina, y los enamorados son golosos («que me ame, que me ame»). Eso hace que se sienta rico y que se activen los sistemas de gratificación. Por eso gusta. Claro, eso es indistinto de lo que se ame o a quién se ame. Amar la plata o a alguien del mismo sexo es, funcionalmente, la misma vaina. Eso sí, nunca es demasiado, nadie se muere por exceso de amor. No es como la epilepsia.

¿Y el odio y la envidia?

Son estados funcionales automáticos de los núcleos de la base del cerebro. Como todos los pecados capitales, no son negociables: el señor se enamoró y, como el que se va de rabo, no hay nada que hacer. Ahora, como todos los patrones de acción fijos, se pueden modular con otros. Por ejemplo, en el caso de la señora que ama a su marido y luego lo odia por infiel, hay un cambio de patrón de acción fijo, que era el amor, por otro, que es el odio… ¡Simple!

¿Y el amor a primera vista?

Funciona como en el cerebro de los pájaros: el patrón de acción fijo estaba activado, disponible y listo cuando apareció la persona que le gustó, y listo.

¿Y el amor eterno?

Ese es de inteligentes que estructuran y modulan los patrones de acción fijos sobre la base de ver al otro como la mano de uno. Cuidarla es mi responsabilidad y viceversa. Saber que no habrá puñalada trapera es la norma. ¡Nunca, primero me matan tres veces! Esa es la clave neuronal del amor eterno, la que mantiene el estado funcional activo y bloquea cualquier cosa que le sea contraria. Es una calidad de estado mental. Si se entiende no hay otra posibilidad que amar al otro; en cambio, querer acostarse con otro y pasarla rico no es amor. Amor es compromiso y cerebralmente está en el cerebro truhán. Uno no se enamora de una mujer porque tiene unas tetas buenísimas, uno se enamora de su cerebro, porque con él se interactúa y se avanza, con las tetas no. Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Amar es bailar, no hacer gimnasia. Encontrar eso es muy difícil; hallarlo es un tesoro.

¿Cerebralmente qué es Dios?

Es un invento del hombre. Y como todos los inventos humanos, se parece a él. Dios tiene dos razones de ser: a los inteligentes les sirve para gobernar a los demás y a los menos inteligentes para pedirle favores. A todos para explicar lo que no entendemos de la naturaleza. Es una lógica de un primitivismo náuseo.

¿Qué es la inteligencia?

Cerebralmente es la capacidad de abstraer para simplificar y actuar sobre esa simplificación. Cerebralmente está entre un oído y el otro, es decir en todas partes… Y claro, existen diferentes tipos de inteligencia.

¿Qué es un tipo malo, neuronalmente?

Esa no es una condición cerebral, es una condición social. Los ladrones y asesinos son sociales: ¿Por qué roba? «Por mis hijos, los ladrones son ustedes, porque me quitan y luego me castigan por querer recuperarlo».

¿El subdesarrollo es un patrón cerebral?

El país puede estar subdesarrollado, pero yo no. Eso no es contagioso. Ah, no hay cerebros subdesarrollados.

Se dice que solo usamos el 10 por ciento del cerebro…

Esa es una forma estúpida de pensar. Lo usamos todo y nunca se detiene. El cerebro actúa todo siempre; lo que sí sucede es que unas funciones se inactivan para que otras puedan marchar. Eso es necesario.

¿Las nuevas generaciones serán más inteligentes?

No hablen caca…

¿Cómo define a una persona inteligente?

La que es capaz de poner en contexto el mundo externo.

¿Se puede ejercitar el cerebro?

Sí, la labor intelectual genera más labor intelectual…

¿Quién es genio?

Aquél al que no le cuesta trabajo.

¿Y nace o se hace?

Nace con patrones cerebrales específicos: por ejemplo, el que es buen matemático, no es bueno bailando; el que es bueno pintando, se puede enredar haciendo una cuenta.

¿Por qué los científicos no son políticos?

Porque la política es un arte, no una ciencia.

¿Cree que este país debe seguir siendo manejado por esos artistas?

Desgraciadamente no hay más remedio.

¿Tenemos buenos artistas de la política?

No son artistas de la política pura. La mayoría son fracasados de otras disciplinas.

¿Por qué usted pudo y otros no?

Por suerte. Sea lo que sea, no me hice a mí mismo. Si en el momento en que uno nace las narices grandes son favorables, y uno viene con ellas, ¡de buenas! El valor que uno tiene es el problema de los demás, uno no se juzga, lo juzgan los demás.

¿Cómo se sentiría si mañana encuentra la cura de una enfermedad?

¡Colombianísimo!

Usted es un referente, de los pocos para el país. ¿Qué le significa eso?

Una cantidad de entrevistas como ésta, la cosa más jodida…

CARLOS F. FERNÁNDEZ
ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPO

http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/salud/doctor-llinas-que-son-el-cerebro-dios-y-el-amor_8929060-4

La religiosidad cósmica

5 Feb

La Religiosidad Cósmica es más evidente en el Budismo, como nos lo muestra Schopenhauer. Los mayores genios religiosos fueron y son admirables por no admitir dogmas ni dioses con similitudes humanas. Por eso, no puede existir una Iglesia que se defina como cósmica, y también serán los herejes de siempre quienes se acerquen más a lo cósmico. Con frecuencia, éstos fueron considerados santos o sabios idealistas, por sus contemporáneos.

Los hombres de la Religión Cósmica, que no tienen un concepto de Dios ni una teología ¿pueden comunicarse? Mi explicación es que, para esa comunicación, están el arte y la ciencia. Ellos despiertan el sentimiento de quienes se encuentren dispuestos a recibirlo.

Albert Einstein.

La idea de Dios de Albert Einstein

5 Feb

Mi idea de Dios consta de un gran sentimiento relacionado con la convicción de que hay una razón expresándose en la Naturaleza. Según el modo como se exprese, podría llamársele «fantástica».

Dios es complicado, pero no es malo. Me basta con aceptar que la vida eterna es un misterio, con estar consciente e intuir la arquitectura magnífica del mundo existente y tender a comprender la parte más pequeña de la religión que se evidencia por medio de la Naturaleza.

Todo trabajo científico tiene en sus cimientos una parte delicada, el convencimiento de que la razón es base para el mundo y sólo por ella puede comprendérselo. Esa convicción se vincula con el sentido más profundo de la existencia de una mente superior que encuentra su expresión en el campo de la experiencia. Yo lo llamo la idea de Dios, pero corrientemente se denomina panteísmo.

Me maravilla pensar en la fe profunda que Newton y Kepler tuvieron en la racionalidad estructural del mundo y qué deseo inmenso de conocer aunque más no sea un atisbo de razón mostrada del mundo.

Hay en la Naturaleza una gran armonía interior. Es una característica tan fantástica que quizás, a partir de hechos aparentemente desconocidos, se pueda llegar a descubrir fenómenos que jamás se observaron antes; todo con la certeza de que se puede esperar sin miedo y sin curiosidad en el momento de enfrentar la experiencia.

El ateo que grita

4 Feb

¿Qué es Dios?

¿Un amigo imaginario, un fantasma, un meme, un aliciente o un cuento contado por nuestros padres antes de los cinco años con extrema seriedad y creído por nosotros con absoluta ingenuidad?

Puede ser todo esto o nada de esto o parte de esto, pero el hecho es que Dios, el Onmipotente, el Grande, el Sabio, el que todo lo sabe, el que todo lo ve, sigue ocupando un lugar privilegiado y en vez de gritar: «Dios no existe», debemos preguntarnos por qué hay tanta gente que todavía sigue creyendo en Dios.

Dios, el grande, está hecho a la medida del hombre, un ser pequeño.

Dios, el sabio, está hecho a la medida del hombre, un ser ignorante.

Dios, el Salvador, está hecho a la medida del hombre, un ser perdido.

Dios, el onmipotente, está hecho a la medida del hombre, un ser débil y corto de miras.

Dios, el eterno, está hecho a la medida del hombre, un ser fugaz.

Dios, el silencioso, está hecho a la medida del hombre, un charlatán.

Dios, el casto, está hecho a la medida del hombre, un glotón.

Dios, el serio, está hecho a la medida del hombre, un gracioso y amigo de la diversión.

Podríamos continuar alargando la lista para llegar a la misma conclusión:

El hombre no fue hecho a imagen y semejanza de Dios, es sólo un invento útil del hombre para controlar el impulso de su deseo, para decir no cuando se quiere decir sí, para cometer errores y luego decir que lo hecho no fue hecho por él sino que fue obra del Diablo, del Demonio, del Maligno.

Hay dos tipos de ateos: el que grita y el que no grita.

¿El que grita por qué grita?

Grita porque el creyó, grita porque él se confeso, grita porque él se dio golpes de pecho, grita porque él hizo penitencia, grita porque cuando se masturbaba se sentía sucio, grita porque oraba en silencio con fe, grita porque en Semana Santa materializaba lo que venía planeando desde el Miércoles de Ceniza, grita porque sus padres y abuelos todavía rezan como le enseñaron y al verlos no siendo niño sino siendo un hombre, al recordar el lavado de cerebro del que fue víctima en la niñez no le queda otra alternativa que gritar. «Dios no existe, la religión es el opio del pueblo, Dios es para los ignorantes».

Uno no se vuelve ateo en un fin de semana, en una borrachera, leyendo a Sartre o a Nietzsche,

es todo un proceso de disintoxicación que empieza con La Primera Comunión y la familia es de gran ayuda en el proceso, siempre y cuando ellos también sean bastante escépticos y le hayan dado al niño la religión sólo para que luego no fuera a quejarse de que él la necesitaba en sus momentos de soledad, desemparo, miedo, desesperación, convalescencias, viajes en avión, partidos de fútbol de la selección, entrevistas laborales, citas a ciegas, copulación con el propósito de concebir, exámenes de admisión a la Nacional, cirujías, funerales, sida, cáncer, gonorrea, sífilis, impotencia, eyaculación precoz…

 

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De 1 a 7 ¿cuánto crees en Dios?

4 Feb

1. Yo no creo, yo sé.

2. No puedo asegurar que sea cierto, mas creo firmemente en Dios y vivo mi vida en la suposición de que El está ahí.

3. Estoy muy dudoso, pero me inclino a creer en Dios.

4. La existencia y la inexistencia de Dios son exactamente equiprobables.

5. No sé si Dios existe, aunque me inclino más a ser escéptico.

6. No estoy totalmente seguro, mas pienso que es muy improbable que Dios exista y vivo mi vida en la suposición de que El no está ahí.

7. Sé que no hay Dios, con la misma convicción con la que Jung «sabe» que hay uno.