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Contra la solemnidad

9 Feb

El conocimiento está en los libros

A la información se llega sabiendo buscar bien en Google y en Wikipedia

Una memoria prodigiosa no sirve para nada

Y conocer al pie de la letra la  vida de los personajes ilustres tampoco.

Lo que importa es lo que hacemos con los libros que leemos,

Con la información que encontramos.

De nada sirve saber mucho, lo que importa es lo que hacemos con ese saber.

Si el conocimiento sólo sirve para repertirlo pierde el sentido.

Si cuando conversamos con la gente nos ponemos en escena como eruditos

-Porque hemos leído muchos libros y sabemos muchas cosas-

Si nos sentimos orgullosos porque manejamos mucha información

Hemos perdido de vista el verdadero sentido de saber leer y escribir

De haber convertido el conocimiento en trabajo y sustento.

La gente no quiere información ni memorias prodigiosas

Citas en latín ni recuerdos de encuentros con otros grandes eruditos.

La gente quiere pistas para aprender a vivir

Divertirse un poco oyendo hablar a alguien que «sabe mucho».

Si el conocimiento vale la pena es porque lo podemos poner en contexto

Porque nos podemos valer de las experiencias de otros para sufrir menos,

Para tratar de comprender la vida.

Si una persona sabe mucho debe publicar un libro

No debe hablar como su estuviera leyendo un libro

No debe ponerse en escena cada vez que abre la boca

No debe buscar la admiración del público cada que vez le pagan por abrir la boca.

Nietzsche al alcance de los niños

17 Abr

No es sino humano, y solamente su poseedor y creador lo toma tan patéticamente como si en él girasen los goznes del mundo.

Si pudiéramos comunicarnos con la mosca, llegaríamos a saber que también ella navega por el aire poseída de ese mismo pathos, y se siente el centro volante de este mundo.

Creemos saber algo de las cosas mismas cuando hablamos de árboles, colores, nieve y flores y no poseemos, sin embargo, más que metáforas de las cosas que no corresponden en absoluto a las esencias primitivas.

Cómo, no obstante, podríamos decir legítimamente: la piedra es dura, como si además captásemos lo “duro” de otra manera y no solamente como una excitación completamente subjetiva!

Todo lo que eleva al hombre por encima del animal depende de esa capacidad de volatilizar las metáforas intuitivas en un esquema; en suma, de la capacidad de disolver una figura en un concepto.

Se ha inventado una designación de las cosas uniformemente válida y obligatoria, y el poder legislativo del lenguaje proporciona también las primeras leyes de verdad, pues aquí se origina por primera vez el contraste entre verdad y mentira.

Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal.

El mentiroso utiliza las designaciones válidas, las palabras, para hacer aparecer lo irreal como real; dice, por ejemplo, “soy rico” cuando la designación correcta para su estado sería justamente “pobre”.

El hombre descansa sobre la crueldad, la codicia, la insaciabilidad, el asesinato, en la indiferencia de su ignorancia y, por así decirlo, pendiente en sus sueños del lomo de un tigre! ¿De dónde procede en el mundo entero, en esta constelación, el impulso hacia la verdad?

El hombre desea la verdad en un sentido análogamente limitado: ansía las consecuencias agradables de la verdad, aquellas que mantienen la vida; es indiferente al conocimiento puro y sin consecuencias e incluso hostil frente a las verdades susceptibles de efectos perjudiciales o destructivos.

La omisión de lo individual y de lo real nos proporciona el concepto del mismo modo que también nos proporciona la forma, mientras que la naturaleza no conoce formas ni conceptos, así como tampoco ningún tipo de géneros, sino solamente una x que es para nosotros inaccesible e indefinible.

Se encuentran profundamente sumergidos en ilusiones y ensueños; su mirada se limita a deslizarse sobre la superficie de las cosas y percibe “formas”, su sensación no conduce en ningún caso a la verdad, sino que se contenta con recibir estímulos, como si jugase a tantear el dorso de las cosas.

¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes.

Mientras que toda metáfora intuitiva es individual y no tiene otra idéntica y, por tanto, sabe siempre ponerse a salvo de toda clasificación, el gran edificio de los conceptos ostenta la rígida regularidad de un columbarium romano e insufla en la lógica el rigor y la frialdad peculiares de la matemática.

Así como los romanos y los etruscos dividían el cielo mediante rígidas líneas matemáticas y conjuraban en ese espacio así delimitado, como en un templum, a un dios, cada pueblo tiene sobre él un cielo conceptual semejante matemáticamente repartido y en esas circunstancias entiende por mor de la verdad, que todo dios conceptual ha de buscarse solamente en su propia esfera.

Los diferentes lenguajes, comparados unos con otros, ponen en evidencia que con las palabras jamás se llega a la verdad ni a una expresión adecuada pues, en caso contrario, no habría tantos lenguajes. La “cosa en sí” (esto sería justamente la verdad pura, sin consecuencias) es totalmente inalcanzable y no es deseable en absoluto para el creador del lenguaje.

El intelecto, como medio de conservación del individuo, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo, puesto que éste es el medio, merced al cual sobreviven los individuos débiles y poco robustos, como aquellos a quienes les ha sido negado servirse, en la lucha por la existencia, de cuernos, o de la afilada dentadura del animal de rapiña.

El intelecto, como medio de conservación del individuo, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo, puesto que éste es el medio, merced al cual sobreviven los individuos débiles y poco robustos, como aquellos a quienes les ha sido negado servirse, en la lucha por la existencia, de cuernos, o de la afilada dentadura del animal de rapiña.

Del mismo modo que el astrólogo considera a las estrellas al servicio de los hombres y en conexión con su felicidad y con su desgracia, así también un investigador tal considera que el mundo en su totalidad está ligado a los hombres; como el eco infinitamente repetido de un sonido original, el hombre; como la imagen multiplicada de un arquetipo, el hombre.

Le cuesta trabajo reconocer ante sí mismo que el insecto o el pájaro perciben otro mundo completamente diferente al del hombre y que la cuestión de cuál de las dos percepciones del mundo es la correcta carece totalmente de sentido, ya que para decidir sobre ello tendríamos que medir con la medida de la percepción correcta, es decir, con una medida de la que no se dispone.

Si cada uno de nosotros tuviese una percepción sensorial diferente, podríamos percibir unas veces como pájaros, otras como gusanos, otras como plantas, o si alguno de nosotros viese el mismo estímulo como rojo, otro como azul e incluso un tercero lo percibiese como un sonido, entonces nadie hablaría de tal regularidad de la naturaleza, sino que solamente se la concebiría como una creación altamente subjetiva.

No sabemos todavía de dónde procede el impulso hacia la verdad, pues hasta ahora solamente hemos prestado atención al compromiso que la sociedad establece para existir: ser veraz, es decir, utilizar las metáforas usuales; por tanto, solamente hemos prestado atención, dicho en términos morales, al compromiso de mentir de acuerdo con una convención firme, mentir borreguilmente, de acuerdo con un estilo vinculante para todos.

Nada hay en la naturaleza, por despreciable e insignificante que sea, que, al más pequeño soplo de aquel poder del conocimiento, no se infle inmediatamente como un odre; y del mismo modo que cualquier mozo de cuerda quiere tener su admirador, el más soberbio de los hombres, el filósofo, está completamente convencido de que, desde todas partes, los ojos del universo tienen telescópicamente puesta su mirada en sus obras y pensamientos.

En los hombres alcanza su punto culminante este arte de fingir; aquí el engaño, la adulación, la mentira y el fraude, la murmuración, la farsa, el vivir del brillo ajeno, el enmascaramiento, el convencionalismo encubridor, la escenificación ante los demás y ante uno mismo, en una palabra, el revoloteo incesante alrededor de la llama de la vanidad es hasta tal punto regla y ley, que apenas hay nada tan inconcebible como el hecho de que haya podido surgir entre los hombres una inclinación sincera y pura hacia la verdad.

En la construcción de los conceptos trabaja originariamente el lenguaje; más tarde la ciencia. Así como la abeja construye las celdas y, simultáneamente, las rellena de miel, del mismo modo la ciencia trabaja inconteniblemente en ese gran columbarium de los conceptos, necrópolis de las intuiciones; construye sin cesar nuevas y más elevadas plantas, apuntala, limpia y renueva las celdas viejas y, sobre todo, se esfuerza en llenar ese colosal andamiaje que desmesuradamente ha apilado y en ordenar dentro de él todo el mundo empírico, es decir, el mundo antropomórfico.

Lla “percepción correcta” —es decir, la expresión adecuada de un objeto en el sujeto— me parece un absurdo lleno de contradicciones, puesto que entre dos esferas absolutamente distintas, como lo son el sujeto y el objeto, no hay ninguna causalidad, ninguna exactitud, ninguna expresión, sino, a lo sumo, una conducta estética, quiero decir: un extrapolar alusivo, un traducir balbuciente a un lenguaje completamente extraño, para lo que, en todo caso, se necesita una esfera intermedia y una fuerza mediadora, libres ambas para poetizar e inventar.

En un estado natural de las cosas, el individuo, en la medida en que se quiere mantener frente a los demás individuos, utiliza el intelecto y la mayor parte de las veces solamente para fingir, pero, puesto que el hombre, tanto por la necesidad como por hastío, desea existir en sociedad y gregariamente, precisa de un tratado de paz y, de acuerdo con este, procura que, al menos, desaparezca de su mundo el más grande bellum omnium contra omnes. Este tratado de paz conlleva algo que promete ser el primer paso para la consecución de ese misterioso impulso hacia la verdad.

Sólo mediante el olvido de este mundo primitivo de metáforas, sólo mediante el endurecimiento y petrificación de un fogoso torrente primordial compuesto por una masa de imágenes que surgen de la capacidad originaria de la fantasía humana, sólo mediante la invencible creencia en que este sol, esta ventana, esta mesa son una verdad en sí, en resumen: gracias solamente al hecho de que el hombre se olvida de sí mismo como sujeto y, por cierto, como sujeto artísticamente creador, vive con cierta calma, seguridad y consecuencia; si pudiera salir, aunque sólo fuese un instante, fuera de los muros de esa creencia que lo tiene prisionero, se terminaría en el acto su “conciencia de sí mismo”.

 

El conocimiento por sí mismo es ya un consuelo

2 May

Uno podría pensar que está de sobra en el mundo y pese a ello, y sin falsear esa noción, hallar sostén en la conciencia de haberlo comprendido.  Eso sí que vendría a ser como   sacándose a un mismo del pantano tirándose del pelo. Lo que en el mundo físico resulta ridículo, es posible en el mundo espiritual. En esto no rige la ley de la gravedad (los ángeles no vuelan, en realidad no escapan a ninguna ley de la gravedad; lo que pasa es que nosotros, observadores del mundo terrenal, no podemos imaginárnoslo de otra manera), algo que, desde luego, no podemos concebir en un nivel superior. Qué pobre es mi conocimiento de mí mismo en comparación, por ejemplo,  con el conocimiento que tengo de mi habitación.

Kafka

No se den el cabeza con drogas y alcohol

21 Feb

El doctor Rodolfo Llinás es el colombiano con mayor posibilidad de ser Premio Nobel de Medicina. Es el actual jefe de neurociencia del Hospital de Nueva York y es uno de los  médicos que más ha estudiado y que más sabe del cerebro en el mundo.

¿Será posible algún día hacer trasplantes de cerebro?

No, absolutamente imposible. Y no porque si a uno le trasplantan un cerebro, no le estén trasplantando un cerebro, que a alguien se le tomó de su cuerpo. Es que usted desaparece como tal cuando le quitan el cerebro para ponerle uno nuevo. Una mano o el corazón pueden trasplantarse, pero el cerebro, nunca. Si yo me quito mi cerebro y me pongo el suyo, ya no soy yo, sino que soy usted.

¿Es posible en el futuro descubrir una vacuna contra el Alzheimer y el mal de Parkinson?

Sí, no sólo una vacuna, hay muchos tratamientos, de eso he venido hablando últimamente. Eso ya es mucho más real, porque el Parkinson es una enfermedad degenerativa, y el Alzheimer es una enfermedad degenerativa. Trabajamos la proteína de una persona como antes experimentamos con el cerebro de un calamar. Ya conocemos el mecanismo de la enfermedad y la solución es muy factible.

¿Pronto o muy lejana todavía?

Creo que es probable que en los próximos diez años haya una solución, que pueda encontrarse la curación. Tenemos una droga que sirve aunque no es perfecta, y porque sirve es que ya uno tiene más o menos arrinconada la enfermedad.

¿Usted ha señalado la posibilidad de una especie de vacuna para incitar el  amor?

Me han preguntado mucho sobre eso, ¡pero cómo voy a decir semejante cosa! No existen vacunas contra una situación de ese calibre. El amor no es una enfermedad, no es un virus, ¿entonces a quién se va a atacar? ¿Y entonces qué es el amor? Es un estado funcional del cerebro. Y las bases del sentimiento no las entiendo aunque sé dónde están.

Además de las drogas y el alcohol, ¿es cierto que ser negativo también deteriora el cerebro? Es decir: ¿es dañino ser pesimista o amargado?

Ser pesimista o amargado es un estado del cerebro. No se puede ser triste sin cerebro. Entonces usted me pregunta si el estado general de la tristeza o la amargura deterioran el cerebro. Yo le diría que no, porque el cerebro ya está dañado: por eso es que está triste todo el tiempo, son funciones del cerebro que han evolucionado. Cuando uno está feliz es porque está relacionado con algo bueno. Es conveniente hacer cosas que le mejoren a uno la vida. Es importante la capacidad de reproducirse, la sensación de no sentir dolor. Aunque parezca obvio, generalmente uno se siente bien cuando deja de sentirse mal. Después de un dolor de cabeza, yo me siento fantástico porque ya no tengo dolor de cabeza.

¿A qué edad es más importante en el cerebro la educación?

La educación debe hacerse tan tempranamente como sea posible. A los niños hay que enseñarles a pensar, a que generen sus propias soluciones. Hay que enseñarles a que entiendan, pues el saber se pierde. ¿Acaso usted recuerda los afluentes del Caquetá? ¿Los estudió? Es inmensa la cantidad de cosas que aprendimos pero que no sabemos porque no tuvieron contexto. En la educación le queman a uno el cerebro. A los niños hay que enseñarles a pensar, es decir, enseñarles en contexto.

¿Se podrá llegar a leer alguna vez la mente humana, la de los demás?

Sí, ya lo hablamos: cableándolo, o con estímulos. Una vez trabajé en París y teníamos que llegar por la noche y el celador cerraba con llave, y entonces debíamos timbrar, y el celador nos echaba unas vaciadas tremendas: que ya estaba en la cama, que qué desgracia, y escupía y gritaba. Entonces dije: Vamos a hacer un experimento interesante: le llevamos una botella de vino. Entonces el celador cambió y cada noche nos recibía como a unos príncipes. Le cambiamos el modo de pensar, pues cambiar la manera de pensar es de lo más pendejo que hay! Ahora: que la gente se lo deje cambiar, es otro asunto, pues hay cosas que no son negociables. Es muy difícil, por ejemplo, convencer a otro para que mate a su mamá, aunque alguien existirá que lo haría muy fácilmente

Usted, que ha estudiado el cerebro, ¿cree que el suyo funciona mejor ahora que cuando era joven?

Mucho mejor cuando era joven. Lo que pasa es que ahora sé más. Bien se dice que el diablo sabe más por viejo que por diablo. El ideal es que yo pudiera tener el cerebro joven sabiendo todo lo que sé ahora. Si al cerebro le quitamos el conocimiento, sería botar a la basura un gran capital que me ha costado tanto trabajo.

¿Existe alguna fórmula para mejorar el cerebro?

Hay muchísimas. La principal: úselo. Si uno no usa el cerebro, éste se atrofia, como los músculos y como todo lo demás. Por ejemplo, no se meta esas borracheras espantosas ni consuma drogas. A mí me preguntan que si he consumido drogas. No he tomado droga de ninguna especie, lo máximo que me he tomado es un vino, drogas no, porque no me interesa, porque si yo veo los colores muy bien y no quiero que sean más claros, pues no me interesa. Esas gentes que se están metiendo ese tipo de drogas, ¡qué horror!, van a tener el cerebro podrido cuando tengan sesenta años, si es que llegan a los sesenta.

¿Se puede afirmar que algunas personas tienen el cerebro tan poderoso como para dominar a otras?

Es una buena pregunta sobre lo que es un cerebro poderoso. Si uno mira los animales, hay unos que son animales Alfa, líderes, y eso quiere decir que piensan un poco más rápido, que ven mejor, que oyen mejor, que para ciertas cosas son mucho mejores. Entonces todos los siguen. Una persona que realmente es un líder puede hacer las cosas mejor. Mire usted la importancia del liderazgo en las fuerzas armadas. El liderazgo es importantísimo, pero no es que sea más fuerte el cerebro. De pronto sí piensa mejor. Entonces cambie la pregunta: Si uno tiene un cerebro que piensa mejor, ¿puede convencer a las personas? Pues claro, ese es el concierto humano.

¿Qué opina de tantos negociantes que ofrecen vitaminas y medicinas para el cerebro?

Que quieren plata. La gente vende porquerías por plata, desde el principio de la vida. Es como el cuento de los tres judíos que están en un tren y llega un ruso y les pregunta: ¿Ustedes por qué son tan inteligentes?, y le contestan: Es que nosotros comemos cerebro de pescado, y si nos paga por estas cabezas, se las vendemos. El ruso se las come y piensa que de inmediato se va a poner más inteligente. Al rato regresa y dice: Pues me comí el cerebro de los pescados y nada; yo creo que eso no sirve. Entonces los judíos le responden: Le sirvió para que se diera cuenta de algo de lo que antes no se había dado cuenta: de que eso no sirve. ¡O sea que su cerebro empezó a funcionar!

Usted dijo que la plata es importante pero que el negocio es la vida…

Lo que dije es que el negociar, la capacidad de interactuar socialmente, es sumamente importante porque somos animales sociales. La plata es una manera muy sencilla de facilitar los negocios. Uno puede hacer una pregunta muy sencilla que yo le hago a la gente: ¿Cuánta plata tengo que darle para que me deje matarlo? Y responden: “¡Cómo así!”. El dinero es una metodología para mejorar ciertas cosas, pero no es la vida.

En esa perspectiva, ¿cómo explica usted la muerte? ¿Tanto luchar para morirse?

Es que si no quiere luchar, pues no luche. Pero si alguien no lucha, entonces no entendió la vida. La vida no es para que le paguen a uno para trabajar, qué cosa tan triste. Y si cree que el trabajo es para burros, si cree eso, fue que le dañaron el cerebro. Vivimos para trabajar, para pensar, para cambiar, eso es la vida.

¿Entonces usted no le tiene miedo a la muerte?

¡Pero cómo voy a tenerle miedo a la muerte! Qué le voy a tener miedo a la muerte si nunca voy a conocerla. La única muerte que yo no voy a conocer es la mía. La muerte para mí no existe. De todas maneras me voy a morir. Yo les digo a mis estudiantes: Estar vivo es sumamente peligroso; si no quiere peligro, muérase, porque a los muertos no les pasa nada.

¿Usted sueña?

Sí, con detalles y con sonidos y colores. Sueño en colores, oigo a las personas y le hablo a la gente en todos los idiomas, y pasan toda clase de situaciones, pasan cosas interesantes y la mayoría de ellas son verdad.

¿Cómo puede mejorarse la memoria?

La memoria es un estado funcional del cerebro. Si usted me pregunta cómo determina la masa muscular la fuerza, le respondo que la fuerza es la masa muscular. Haga ejercicio. Venden productos que pueden mejorar la memoria, como programas de computadora, y sudokus, y no solamente eso: viva más. Esos aparatitos son buenos y fuerzan a la gente a utilizar la memoria. A mí me dicen: Usted dejó de hablar castellano durante veinte años, ¿y cómo es que no se le olvidó? Pues es que si yo hablo el castellano y sueño en castellano, ¿cómo se me va a olvidar?

¿Los humanos tenemos el mismo cerebro o hay diferencias entre razas, entre hombre y mujer, entre ricos y pobres…?

La similitud de los cerebros es como la de la nariz: todas las personas la tienen, pero no hay dos iguales. El cerebro es el mismo para todos, pero se diferencia en la organización de los circuitos, que se da al azar; aquí la variabilidad es infinita. Hay personas con mayor capacidad para ver los colores, para interpretar música o para ser parlanchinas… Y eso depende de las propiedades intrínsecas de las neuronas, no del color de la piel o del tamaño del bolsillo.

¿Qué nos hace distintos entonces?

Una neurona es como una maraca que suena por su lado, y nunca deja de sonar. Frente a un estímulo externo, o de manera automática, todas las neuronas entran en un estado de ‘maraquismo’ y suenan a la par, después vuelve cada una a lo suyo… Esa capacidad para cambiar sus ritmos es distinta. Eso nos hace diferentes, pero la gente tiende a exagerar esas diferencias.

En definitiva, ¿qué es el amor?

Es un estado funcional, como una golosina, y los enamorados son golosos (“que me ame, que me ame”). Eso hace que se sienta rico y que se activen los sistemas de gratificación. Por eso gusta. Claro, eso es indistinto de lo que se ame o a quién se ame. Amar la plata o a alguien del mismo sexo es, funcionalmente, la misma vaina. Eso sí, nunca es demasiado, nadie se muere por exceso de amor. No es como la epilepsia.

¿Y el amor a primera vista?

Funciona como en el cerebro de los pájaros: el patrón de acción fijo estaba activado, disponible y listo cuando apareció la persona que le gustó, y listo.

¿Y el amor eterno?

Ese es de inteligentes que estructuran y modulan los patrones de acción fijos sobre la base de ver al otro como la mano de uno. Cuidarla es mi responsabilidad y viceversa. Saber que no habrá puñalada trapera es la norma. ¡Nunca, primero me matan tres veces! Esa es la clave neuronal del amor eterno, la que mantiene el estado funcional activo y bloquea cualquier cosa que le sea contraria. Es una calidad de estado mental. Si se entiende, no hay otra posibilidad que amar al otro; en cambio, querer acostarse con otro y pasarla rico no es amor. Amor es compromiso y cerebralmente está en el cerebro truhán, porque con él se interactúa y se avanza, con las tetas no. Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Amar es bailar, no hacer gimnasia. Encontrar eso es muy difícil; hallarlo es un tesoro.

¿Qué es la inteligencia?

Cerebralmente es la capacidad de abstraer para simplificar y actuar sobre esa simplificación. Cerebralmente está entre un oído y el otro, es decir en todas partes… Y claro, existen diferentes tipos de inteligencia.

¿El subdesarrollo es un patrón cerebral?

El país puede estar subdesarrollado, pero yo no. Eso no es contagioso. Ah, no hay cerebros subdesarrollados.

Se dice que solo usamos el 10 por ciento del cerebro…

Esa es una forma estúpida de pensar. Lo usamos todo y nunca se detiene. El cerebro actúa todo siempre; lo que sí sucede es que unas funciones se inactivan para que otras puedan marchar. Eso es necesario.

¿Las nuevas generaciones serán más inteligentes?

No hablen caca…

¿Cómo define a una persona inteligente?

La que es capaz de poner en contexto el mundo externo.

¿Se puede ejercitar el cerebro?

Sí, la labor intelectual genera más labor intelectual…

¿Quién es genio?

Aquél al que no le cuesta trabajo.

¿Y nace o se hace?

Nace con patrones cerebrales específicos: por ejemplo, el que es buen matemático, no es bueno bailando; el que es bueno pintando, se puede enredar haciendo una cuenta.

¿Por qué los científicos no son políticos?

Porque la política es un arte, no una ciencia.

¿Cree que este país debe seguir siendo manejado por esos artistas?

Desgraciadamente no hay más remedio.

¿Tenemos buenos artistas de la política?

No son artistas de la política pura. La mayoría son fracasados de otras disciplinas.

¿Por qué usted pudo y otros no?

Por suerte. Sea lo que sea, no me hice a mí mismo. Si en el momento en que uno nace las narices grandes son favorables, y uno viene con ellas, ¡de buenas! El valor que uno tiene es el problema de los demás, uno no se juzga, lo juzgan los demás.

¿Cómo se sentiría si mañana encuentra la cura de una enfermedad?

¡Colombianísimo!

 

http://www.arcoiris.com.co/2013/02/vivimos-para-trabajar-para-pensar-para-cambiar-eso-es-la-vida-rodolfo-llinas/?fb_comment_id=fbc_137761209722885_227040_137941643038175#f3b9455b7c

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El pensamiento dominante

9 Feb

Durante muchos años mi poeta favorito fue Leopardi y de sus poemas este era mi favorito. Espero les guste tanto como me gustaba a mí cuando era una niña muy juiciosa.

Poderoso, dulcísimo
dominador de mi profunda mente;
terrible, más querido
don del cielo; consorte
de mis lúgubres días,
pensamiento que siempre ante mí tornas.

De tu natura arcana,
¿quién no habla? Su influjo entre nosotros,
¿quién no siente? Mas siempre
que al decir sus efectos
la humana lengua el sentir propio excita,
nuevo parece por lo que razona.

¡Cuán desierta mi mente
quedó desde el instante
en que tú la escogiste por morada!
Raudos como el relámpago, de en torno
todos mis pensamientos
se alejaron. Lo mismo que una torre
en solitario campo,
estás solo, gigante, en medio de ella.

¡En qué, fuera de ti, se han convertido
las obras terrenales,
toda la vida entera ante mis ojos!
¡Qué intolerable hastío
el ocio acostumbrado,
la del vano placer vana esperanza,
al lado de ese gozo,
gozo celeste que de ti procede!

Como desde las rocas
del Apenino abrupto
a un campo verde que lejano ríe
los ojos vuelve ansioso el peregrino,
tal yo del rudo y seco
mundano conversar, ávidamente
regreso a ti como a un jardín ameno
y restauro a tu lado mis sentidos.

Me parece increíble
que la vida infeliz y el necio mundo
durante tanto tiempo
sin ti haya soportado;
entender no consigo
que por otros deseos
de ti distintos, haya quien suspire.

Jamás desde el momento
en que entender la vida lograr pude
turbó mi pecho el miedo de la muerte.
Hoy me parece un juego
la que el inepto mundo,
loando a veces, aborrece y teme,
necesidad extrema;
y si acaso el peligro se presenta,
arrostro sonriendo su amenaza.

Siempre al cobarde, al alma
miserable y abyecta
desprecié. Y hoy cualquier acción indigna
me hiere los sentidos;
desdén siente mi alma
por todo ejemplo de vileza humana.
A esta edad orgullosa
que se nutre de huecas esperanzas
y ama lo vano y la virtud combate,
que clama por lo útil
y no ve que la vida
por eso en más inútil se convierte,
superior yo me creo.
Me burlo del humano juicio; al vulgo
que el bello pensamiento
desdeña, pisoteo con desprecio.

Ante aquello que inspiras,
¿qué otro afecto no cede?
Más aún, ¿qué otro afecto
asiento tiene aquí entre los mortales?
Avaricia, desdén, odio, soberbia,
ansias de honor, de mando,
¿qué son sino caprichos
comparados con él? Sólo un afecto
vive en nosotros; uno,
poderoso, que dieron
eternas leyes al humano pecho.

Valor no tiene, ni razón la vida,
sino por él, que para el hombre es todo;
sola disculpa al hado
que al mortal en la tierra
puso para sufrir sin otro fruto;
sólo por quien a veces,
no la estúpida gente, al alma digna
la vida es más hermosa que la muerte.

Por alcanzar tu gozo, pensamiento,
probar humanas ansias
y sufrir muchos años
esta vida mortal, no ha sido indigno;
volvería de nuevo,
experto como soy de nuestros males,
hacia tu meta a recorrer la senda;
que tras la arena y tras la viperina
picada, tan cansado
por el mortal desierto
nunca llegué hasta ti que nuestras penas
vencer no lo creyera un bien muy alto.

¡Oh qué mundo, qué nueva
inmensidad, que edén aquel a donde
frecuentemente tu sublime hechizo
me elevó, donde errando
bajo otras luces que las habituales,
mi terrenal estado
y toda realidad echo en olvido!
Tales son, imagino,
los sueños de los dioses. ¡Ay! Un sueño
que en parte la verdad realza, eres
tú, dulce pensamiento;
sueño y error. Mas tu naturaleza,
entre gratos errores,
divina es; tan viva y poderosa
que junto a la verdad, tenaz, perdura
y a menudo se iguala,
disipándose sólo con la muerte.

Tú, pensamiento mío, tú tan sólo,
vital para mis días,
causa dilecta de infinitas ansias,
conmigo morirás cuando me muera;
dentro del alma las señales siento
de que tú por señor me fuiste dado.
Otros dulces engaños
la realidad solía
desvanecer. Cuando de nuevo vuelvo
a contemplar a aquella
de quien contigo vivo razonando,
crece aquel gran deleite,
crece el delirio por el que respiro.

¡Angélica hermosura!
Cualquier hermoso rostro me parece
casi fingida imagen
que a tu rostro imitó. Tú, sola fuente
de toda donosura;
tú, la sola belleza verdadera.

Desde que pude verte,
¿de mi solicitud último objeto
no fuiste tú? ¿Cuánto pasó del día
sin que pensara en ti? En los sueños míos,
tu soberana imagen
¿cuántas veces faltó? Bella cual sueño,
aparición angélica,
en la terrena estancia,
en la altura de todo el universo,
¿qué espero yo, qué pido,
que sea más bello que los ojos tuyos,
que sea más dulce que tú, pensamiento?

Erótica del saber dado

5 Feb

Hay que volver a reencontrar el origen del vocablo competencias en el griego agón, que es también lucha y rivalidad.

La rivalidad debe entenderse de manera positiva, en el interior de una dialéctica entre competir y colaborar. En efecto, desde lo afectivo de las competencias, cada uno de los que elaboran una erótica del saber dado, establece entre sí una especial relación de afectividad en la cual comparte ideas, experiencias e información. Dicha afectividad parte de la conciencia de que sin el otro no se puede emerger y mantenerse ese estadio de reconstrucciones y construcciones. De ahí, pues, la necesidad de creación de lo colectivo: lo que le confiere a las competencias su dimensión colectiva.

El agón de los griegos se sitúa en el interior de una concepción de la vida humana atravesada por ideales de belleza, armonía y perfección. La areté es siempre ser mejor, producir nuevas ideas y cosas, a la vez que crear, inventar un mundo diferente, con calidad y excelencia, que los distinga de los otros pueblos, con miras a reafirmar la creencia en su origen divino. Hay en ellos, entonces, una autoestima en grado superlativo. Podría sostenerse que las competencias poseen un nicho particular de formulación y praxis por fuera del cual hacer referencia a ellas es tergiversarlas, pervertirlas.

Rómulo Gallego Badillo, en El problema de las competencias cognosciticas. Una discusión necesaria. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional. 2000: 81-82.

El hombre de carne y hueso

4 Feb

Puede uno tener un gran talento, lo que llamamos un gran talento, y ser un estúpido del sentimiento y hasta un imbécil moral.

El hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es ya, respecto al burro o a un cangrejo, un animal enfermo. La conciencia es una enfermedad.

A medida que se cree menos en el alma, es decir, en su inmortalidad conciente, personal y concreta, se exagera más el valor de la pobre vida pasajera.

Si la conciencia no es, como ha dicho un pensador inhumano, nada más que un relámpago entre dos eternidades de tinieblas, entonces no hay nada más execrable que la existencia.

Lo más santo de un templo es que es el lugar a que se va a llorar en común. Un miserere cantado en común por una muchedumbre azotada del destino, vale tanto como una filosofía.

Hay personas, en efecto que parecen no pensar más que con el cerebro, o con cualquier otro órgano que sea el específico para pensar, mientras otros piensan con todo el cuerpo y toda el alma, con la sangre, con el tuétano de los huesos, con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida. Y las gentes que no piensan más que con el cerebro, dan en definidores: se hacen profesionales del pensamiento. ¿Y sabéis lo que es un profesional? ¿Sabéis lo que es un producto de la diferenciación del trabajo?

Miguel de Unamuno, en Del sentido trágico de la vida.