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Amalia Andrade y el arte de vender basura

18 Sep

Colombia se supera a sí misma como desastre año tras año y la literatura que se escribe en este país sin esperanza es una muestra más de la corrupción que todo lo devora, del mundo del marketing, la superficialidad, la ignorancia y la falta de profundidad asumidas de forma consciente por “autores” que no tienen nada que decir pero lo dicen porque les parece chévere escribir un libro para dedicarle a los amigos que también posarán de escritores y con quienes se encontrarán en ferias y fiestas del libro para posar de artistas juntos aunque todos sepan que ninguno tiene talento. Ellos no tienen talento, tienen amigos que los ponen en contacto con el negocio de la literatura que no es rentable pero los hace sentir bien, al lado de los Artistas.

Por puro morbo me gusta saber en qué va la movida cultural colombiana, quiénes son las nuevas modelos Soho, actrices de telenovela, modelos webcam o chicas Aguila dispuestas ahora a complacernos con sus letras inspiradas en sus vivencias o fantasías y navegando supe de la existencia de Amalia Andrade, el paquete perfecto para vender libros al estilo Walter Riso, su Maestro espiritual y en ventas. Me imagino que ve muy lejos a Paulo Coehlo pero como va va muy bien. Dicen los medios que es la vendedora de libros más exitosa que tenemos, vendedora tipo exportación.

Amalia no es feminista pop pero sí fue chica Soho lesbiana y elitista. Ya sabemos todos, todas y todes que salir del clóset vende y ser depresiva también y esta pobre chica ha sabido sacarle provecho a su triste condición. Amalia es de la rosca de Gloria Susana Esquivel (íntima amiga de Carolina Sanín), a quien le dedica el bodrio del que nos vamos a ocupar hoy. El título del libro es tan espantoso que prefiero no digitarlo porque me siento sucia copiando esas palabras tan mal articuladas (al final del texto copio la imagen para que el lector lo lea con sus propios ojos).

El libro es libro porque son hojas impresas encuadernadas pero el contenido es una absoluta estupidez que se lee en una tarde, es el tipo de libro para leer en el avión o en la sala de espera y tiene más espacios en blanco que contenido. Lo venden como obra no acabada que la lectora terminará de armar y entonces es una especie de obra colectiva que empieza la escritora boba y termina la lectora boba. Leyendo el libro me imaginé los kits para niñas tontas que vende la youtuber Yuya, que probablemente inspiró a nuestra presa de amor depresiva y creadora.

Amalia Andrade se siente tremendamente creativa porque escribe a mano una lista interminable de frases insulsas y consejos estúpidos que aprendió de los cientos de libros de autosuperación que ha leído y dibuja mamarrachos del tipo de los que hace un niño en una cartilla de segundo de Primaria; luego imprimen esa tontería, la encuadernan y la llaman obra literaria porque lo más sorprendente de todo es que no están vendiendo a la chica depresiva, superficial, adicta a las compras y a las series, autodestructiva y enamoradiza como escritora de basura de autosuperación ni como autora de libros para mujeres tristes de las que se duermen leyendo un clásico de doscientas páginas sino que la promocionan como artista. La chica tonta cree que Madame Bovary es un libro de autosuperación y se siente dichosa si sus libros basura pueden ayudar a alguien a superar las penas de amor. ¡Nunca había visto una forma tan errada de interpretar la obra de Flaubert!

Uno de los peores desaciertos de este libro, que se constituye además en una falta de respeto con la psicología y en un riesgo para las personas con enfermedades mentales que tengan la mala suerte de leerlo y sentir que curan sus heridas siguiéndole la cuerda a la autora, es que da consejos con autoridad como si se tratara de una terapeuta cuando es evidente que se trata de una persona perturbada que necesita ayuda profesional. No olvidemos que la autora de Cómo superar las dificultades se mató ante la primera dificultad y el autor de Cómo salvar su matrimonio mató a su esposa.

9786070732850

La resistencia ¿Un libro de autosuperación?

4 Feb

Ernesto Sabato es un intelectual polifacético, a lo largo de su vida ha sabido comprometerse sólo consigo mismo y nunca ha temido el desprecio de sus amigos o colegas del momento, tampoco parece importarle mucho la impresión que puedan tener sus lectores cada vez que le da un giro al estilo en su escritura o cambia de manera radical la eleccion de los temas que aborda. En cada uno de sus textos se encuentra la voz del hombre comprometido, pero el estilo cambia a medida que cambia su perspectiva ante la vida, el arte, Dios, la escritura, la idea de trascendencia o cualquier otro asunto digno de reflexiones profundas. Leer Sobre Héroes y tumbas se constituye en una experiencia no precisamente similar a la que nos conduce Uno y el universo; Uno y el universo no nos llevaría a evocar al autor de La resistencia o Antes del fin.

En cualquier librería se encuentran textos de autosuperación relacionados con amor, felicidad, curación, santidad, soledad, vejez… cada autor le brinda a sus lectores las claves para lograr el éxito de manera rápida y efectiva si se atreve a seguir una serie de instrucciones, si se aventura a encontrar aquello que está buscando, en muchos de ellos dice: «Si usted ha comprado este libro ha dado el gran primer paso, ¡felicitaciones! se trata de una frase contundente seguida de otras similares, al terminar el libro el lector se sentirá relajado, probablemente tomará para sí algunos de los consejos, el asunto que aquí importa no es si los libros de autosuperación se han constituido en una necesidad para la filosofía, si están en sintonía con la sociedad de masas, el consumo, la búsqueda de la felicidad, la crisis actual, la necesidad de volver a la ética y los valores, sino por qué razón un intelectual de la altura de Ernesto Sábato escribe textos que se podría pensar han sido pensados para los lectores de libros de autosuperación?

E libro está dedicado a los jóvenes y es un hecho que los jóvenes leen a Ernesto Sábato con reverencia, pero las reflexiones del sabio no logran calar en la mente de ellos, no deciden cambiar sus hábitos sólo porque un hombre mayor de noventa años les advierte que estamos a punto de perder lo poco de humano que nos queda gracias al desarrollo de la tecnología, el trabajo deshumanizado, la competencia feroz, la masificación, la reverencia a los dioses de la televisión…

La resistencia se lee e impacta, se revalúan algunos valores pero llega un momento en el que se siente la imposibilidad de realizar aquello que allí se propone porque la manifestación de la Humanidad también desgasta y aniquila, la contemplación de lo bello de la naturaleza, la sabiduría de los viejos, el valor de lo pequeño también llega a desgastarse y algunos reflexiones que parecen muy profundas pueden pasar por pura cursilería, en una ocasión, en un foro de jóvenes argentinos decidí copiar esta reflexión para ver el efecto que causaba en los lectores, los comentarios no se hicieron esperar, estaban cargados de agresividad, se pensaba que quien los había escrito era una mujer joven, soñadora y bastante ridícula, cuando les dije que se trataba de una cita tomada de un libro de Ernesto Sabato, tan amado por los argentinos, nadie se atrevió a seguirlo acusando pero tampoco justificaron la cita:

«El destino se muestra en signos e indicios que parecen insignificantes pero que luego reconocemos como decisivos. Así, en la vida uno muchas veces cree andar perdido, cuando en realidad siempre caminamos con un rumbo fijo, en ocasiones determinado por nuestra voluntad más visible, pero en otras quizás más decisivas para nuestra existencia, por una voluntad desconocida aun para nosotros mismos, pero no obstante poderosa e inmanejable, que nos va haciendo marchar hacia los lugares en que debemos encontrarnos con seres o cosas que, de una manera u otra, son, o han sido, o van a ser primordiales para nuestro destino, favoreciendo o estorbando nuestros deseos aparentes, ayudando o obstaculizando nuestras ansiedades, y, a veces, lo que resulta todavía más asombroso, demostrando a la larga estar más despiertos que nuestra voluntad conciente». (Sábato. 1999: 28-29).

Bibliografía:

Sabato, Ernesto. La resistencia, Bogotá: Seix- Barral. 1999.