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La herencia de Pablo Escobar

16 Jul

Colombia pasa por una fase de fervor religioso y conservadurismo digno del doctor Manuel Antonio Carreño pero en un país de putas y traquetos, mujeres operadas y hombres que desean a esas mujeres operadas mejor conocidas como Bendecidas y Afortunadas.

Con el advenimiento de Alvaro Uribe III en el cuerpo de Iván Duque -mejor conocido como la marioneta o el masajista de El presidente- se viene para esta pobre nación olvidada de la mano de Dios una época de Oscuridad como sólo puedo imaginarse en el Apocalipsis y eso es decir poco.

Cuando Pablo Escobar murió pensábamos que el problema era el patrón del mal y que muerto el capo seríamos felices y prósperos, luego luchamos contra las FARC y aunque no fueron derrotados durante los dos periodos del doctor Uribe porque no hubo muchas bajas del grupo insurgente sino de jóvenes pobres e inocentes de diferentes zonas de Colombia que luego fueron reconocidos como Falsos Positivos -y en cambio sí negociaron y acordaron en el Gobierno de Santos- ahora Colombia no tiene un enemigo poderoso contra el que luchar y entonces se nos vino el castrochavismo, la lucha contra la ismierda y la caca del comunismo que no puede llegar a Colombia, un país soberano, democrático y amparado en la ley del monte, en el sistema de castas y la sociedad feudal. El dueño de este potrero se montó de nuevo en el poder gracias al excelente manejo del miedo, la mentira y la ignorancia que es lo que más funciona en estos tiempos tristes y confusos a nivel global.

Dicen los decires que Uribe escogió y entrenó a Duque para que no lo traicione y la cara de hombre sin voluntad de Duque nos dice que no lo va a traicionar. Uribe acumuló ira, sed de venganza y olor a sangre durante ocho años al verse burlado por Santos y ahora todos esperamos afligidos la mano implacable del Dios hecho hombre que viene a recordarnos que no soporta a los profesores, a los maricas, a los marihuaneros ni nada ni a nadie que no entienda que para él lo esencial es el orden y el pensamiento conservador, la mano dura y el corazón grande que a veces comete errores con las mejores intenciones como el Dios Implacable del Antiguo Testamento.

¿Cuál es el principal problema con el tercer reinado de Uribe en Colombia?

La herencia de Pablo Escobar, la inversión de valores que gracias al narcotráfico y la vida fácil sin trabajar lo degradó todo en Colombia. Los principios y valores que regían al colombiano y, especialmente, al antioqueño: trabajo duro, pensamiento conservador y primitivo, fe inquebrantable y machismo se mezclaron con lo opuesto a esos principios y valores. Ocho años no fueron suficientes para que el país entero despertara y el asunto es cada día más complejo porque se han apropiado de muchos cerebros que han perdido autonomía gracias a que papá Uribe tiene el poder y se hace temer en medios de comunicación, iglesias cristianas y redes sociales. Es el ojo que todo lo ve.

Pasamos de ser un país exportador de marihuana, cocaína y heroína a convertirnos en consumidores no sólo de estas drogas sino también de basuco, inhalantes y drogas legales usadas con fines recreativos. Nuestra juventud está secuestrada en un sueño que no debe ser tan placentero como el que vive el joven de un país desarrollado, educado, justo y en la legalidad. Las historias que se viven en los colegios y en los barrios populares son desoladoras porque las drogas no se usan y no se gozan sino se padecen y a veces se convierten en una pesadilla de la que es imposible salir por falta de recursos económicos y de formación para entender en qué momento los placeres se convierten en vicios y los paraísos artificiales en el peor infierno.

La prostitución dejó de ser vista como explotación y ahora se ve como un trabajo. Colombia es ahora el prostíbulo más grande del mundo y el narcoturismo atrae más turistas que las expresiones culturales y los museos. Muchas mujeres colombianas se prostituyen y el gran problema es que las tarifas son muy bajas y eso hace que lleguen muchos más turistas ávidos del servicio y más mujeres vean el asunto como algo normal y se vendan al precio más bajo; para muchas sigue siendo un honor tener clientes más altos y de piel más blanca que la de ellas.

La violencia contra las mujeres no para y ahora tenemos problemas globales de los que no escapa este pobre país sin esperanza: depresión, suicidio, desempleo, confusión mental.

Para superar los dos primeros mandatos de Uribe necesitábamos más de veinte años para tratar de empezar a salir de la miseria, para empezar a ver la realidad y reconocer la historia, lo que se vivió en los dos gobiernos de Uribe con cifras, con mapas y con nombres propios; estando de nuevo bajo el poder de la mano iracunda y con ansias de venganza es muy probable que el desastre que se avecina sea impredecible porque muchos nos preguntamos si se pueden volver a repetir todos los crímenes de ese pasado oscuro y la misma impunidad.

Discurso sobre la nueva servidumbre voluntaria

23 Mar

Hace menos de cinco años según  el 84% de los colombianos  Alvaro Uribe Vélez era el mejor presidente de Colombia. Hoy, en pleno 2013, ese hombre que se constituía en el Uno para tantos es un simple tuitero, un pobre hombre que revisa su teléfono cada cinco minutos, duerme con el aparato  en la mano y redacta tuits en estado de sonambulismo. El Uno del 84% se convirtió en un idiota más. El goza, como tantos millones de pobres seres en todo el mundo- en nuestro maravilloso mundo globalizado- de la nueva servidumbre voluntaria, la servidumbre a las nuevas tecnologías, a estar hiperconectados y actualizados.

Ulises dijo públicamente que “No es bueno tener varios amos; tengamos sólo uno. Que sólo uno sea el amo, que sólo uno sea el rey”. El antiguo Uno colombiano no tiene un solo amo, un solo rey, él cuenta con diferentes aparatos tecnológicos y varias redes sociales. Con esos soportes, esos nuevos medios de comunicación, despliega todo su poder, su poder virtual. ¿en qué se ha convertido nuestro Uno?

¿Cómo es posible que tantas personas: hombres, mujeres y niños, ignorantes y gente cultivada estén sometidos a un solo tirano que no tiene más poder que el que ellos le dan, que sólo puede perjudicarles porque ellos lo aguantan, que no podría hacerles ningún mal si no prefiriesen sufrirle a contradecirle. Puede ser el teléfono móvil, el Ipod, el Ipad o cualquier otro objeto que empiece con la letra I o que le dé al usuario la sensación de que por usar ese aparato algo en su cerebro ha empezado a cambiar, de manera positiva, claro.

Resulta cosa verdaderamente sorprendente, aunque sea tan común que más cabe gemir que asombrarse, ver a millones de seres en todo el mundo miserablemente esclavizados, con la cabeza bajo el yugo, no porque estén sometidos por una fuerza mayor sino porque han sido fascinados, embrujados podríamos decir, por el nombre de un aparato tecnológico. No lo deberían amar, no le deberían temer porque es  inhumano, es un simple objeto, deberían pensar que es absurdo darle besos a una nevera o a una impresora y preguntarse por qué ellos besan y pueden amar al teléfono o al reproductor de música.

Esta es la debilidad de los hombres, las mujeres y los niños: forzados a la obediencia, obligados a contemporizar, no siempre pueden ser los más fuertes. Por tanto, si una marca, coaccionada por la fuerza de las novedades, se ve sometida al poder de uno sólo, como la ciudad de Atenas se vio sometida a la dominación de los treinta tiranos, no hay que extrañarse de que actúe como sierva, sino, más bien, deplorarlo. O, más bien, no extrañarse ni compadecerse de ello, sino soportar la desgracia con paciencia y reservarse para un futuro mejor.

Pero, por Dios, ¿qué es esto? ¿Cómo denominar a esta desgracia? ¿Cuál es este vicio, este vicio horrible, por el que un número infinito de seres no sólo obedecen, sino que sirven, no sólo son gobernados, sino tiranizados, de forma que no les pertenecen ni sus bienes, ni sus parientes, ni sus hijos ni su vida misma? Se les ve sufrir las rapiñas, las arbitrariedades y las crueldades que les son infligidas, no por un ejército ni por una bárbara bandería frente a los que cada uno debería defender su sangre y su vida, ¡sino por aparato que lo tiene esclavizado, un solo aparato con diferentes funciones! No un Hércules o un Sansón, sino un objeto que frecuentemente es el más común de los objetos porque se puede comprar en cualquier centro comercial.

Tres preguntas para los uribistas furiosos

4 Feb

Para que Colombia pueda tener una iniciativa real frente a la comunidad internacional, requiere gobiernos con amplia legitimidad. Los argumentos presentados por Colombia acerca de sus grandes sacrificios en su lucha contra el tráfico de drogas han perdido peso y hoy se proyecta sobre el mundo la sombra de la corrupción de los políticos, de la ineficacia de nuestas justicia y de las limitaciones de nuestro sistema penitenciario.

1. ¿Será capaz la institucionalidad -política, económica y militar- de entender que la paz es algo más profundo que la desmovilización guerrillera y que requiere dosis de justicia social y equidad, hasta ahora inexistenten en el país?

2. ¿Seremos capaces los colombianos de este tiempo de ser constructores de una nación con intereses compartidos a pesar de nuestra diversidad, de construir un estado democrático ajeno a la tradición corrupta y clientelista?

3. ¿Seremos capaces de instaurar una sociedad donde las diferencias se puedan resolver por medios no violentos y los conflictos se puedan tramitar en marcos institucionales legitimos?

Alonso Salazar J. Drogas y narcotráfico en Colombia. Bogotá, Planeta. 2001. páginas 178 y 190.