Al comienzo jugaba, después nadaba e iba en bicicleta, después corría y desde hace unos veinte años camino.
Caminar es la mejor forma de vivir. Siempre por el mismo camino cuando camino sola y por diferentes caminos cuando voy acompañada.
Casi todos los días camino una hora diaria y a veces son dos, tres o hasta cuatro.
A veces camino durante varias horas y en el intervalo estoy una o dos horas mirando libros en una librería; veo libros que no leeré porque de entrada sé que no vale la pena leerlos. Cuando veo libros en las librerías me pregunto siempre por qué cualquiera escribe un libro y no siente vergüenza al escribir sus bobadas en letra grande y resaltadas con verde o con rojo.
Ayer estuve casi una hora en la sección de literatura colombiana y supe que la pandemia los volvió más perezosos, conformistas, mediocres y acomodados. Entre ellos se elogian sus obras de pésima calidad, entre ellos se llaman poetas arcaicos y todos ellos saben antes de cerrar los ojos para dormir que la literatura colombiana está pasando por su peor momento y no harán nada para cambiar tan lamentable situación.
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