Hace veinte años estudiaba en el Instituto Caro y Cuervo y mi trabajo de grado fue un análisis del campo literario colombiano actual. Estudié la obra, la apuesta estética y la toma de posición de Fernando Vallejo, Héctor Abad Faciolince y Ricardo Cano Gaviria. Mis sospechas se convirtieron en certezas: Vallejo es el gran renovador, el auténtico, original, honesto y arriesgado, Héctor Abad es blandengue y acomodado, un escritor de libros para tías y Ricardo Cano Gaviria es un hombre posudo y ridículo, su obra literaria es una extensión del hombre caricatura en que terminó convertido.
Antes de hacer el estudio de campo revisé la obra literaria de los escritores colombianos más destacados y no se me cruzó el nombre Carolina Sanín en ninguna biblioteca, vine a saber de ella en las redes sociales por sus peleas con estudiantes de los Andes en Facebook, sus videos en los que no dimensionó los límites del ridículo en YouTube y sus recientes delirios en Twitter. En 2010 supe que escribía, que era la sobrina de Noemí Sanín, una mujer prepotente y despiadada con las amas de casa que iban a verla en sus charlas y conversatorios. Me llamó la atención un personaje tan gracioso y pintoresco y desde hace diez años me ocupo de Carito en este blog con el propósito de divertirme a mí misma mientras escribo, pienso también en la carcajada del futuro cuando estas pequeñas piezas se conviertan en clásicos.
Fernando Vallejo es el rey porque escribió La virgen de los sicarios y El desabarrancadero, es un clásico vivo, una leyenda, puede decir y hacer lo que le dé la gana porque renovó el campo literario y se puso al lado de José Asunción Silva y Gabriel García Márquez . Héctor Abad Faciolince sigue siendo el segundón pero ha acumulado más premios y sigue vendiendo como pan El olvido que seremos, el libro favorito de secretarias y vigilantes. Ve uno la “carrera” de Carolina Sanín y descubre que no hay nada, ni siquiera un trabajo de grado de una de sus fans analizando uno de los veinte bodrios que ha escrito a los que ella llama libros o literatura. Ella sueña con estar al lado de Vallejo y de Abad y sólo ha conseguido la indiferencia del rey y las burlas del segundón, hoy supe que Héctor Abad se refiere a ella como la boba graduada y creo que tiene razón porque en veinte años de “carrera” nos ha demostrado que es una máquina de autodestrucción, al parecer lo único que le queda es el curso virtual en la librería Lerner y seguir llorando con su grupo de amigos porque se les acabó el reinado de la mediocridad en la revista Arcadia. ¿Tiene sentido haber estudiado tanto para terminar siendo una estrella tipo Nicolás Arrieta?
Hay una pelea cazada desde hace varios años entre Abad y Vallejo y en el último asalto Fernando Vallejo dejó tirado en el suelo al pobre Abad. Los lectores nos divertimos de lo lindo viendo la valentía de Vallejo y la cobardía de Abad y a la única persona que se le ocurre meterse en esa pelea que no es de ella es a Carito, una especie de gato de taller queriendo inmiscuirse en una pelea de perros callejeros.
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