Los profesores no somos héroes

18 May

Soy profesora desde hace veinticinco años y cuando era niña no soñaba con ser profesora. Recuerdo mi primer día de clase como uno de los momentos más tristes de la vida porque yo no quería estudiar y estar con gente desconocida, lo que quería era dormir hasta tarde; me parecía injusto que teniendo apenas cinco años me impusieran un sistema carcelario con celdas, uniformes, filas, guardianes, tareas, timbres, horarios y todo lo demás.

Nunca me acostumbré a esa cárcel y por eso terminé el bachillerato de noche. La gran liberación fue dejar el uniforme, las filas, la dirección de grupo y la amenaza de ser anotada en los libros de mal comportamiento.

No entiendo por qué terminé el bachillerato y entiendo menos por qué estudié en la universidad si rechazo las poses intelectuales, la superioridad moral y el conocimiento impuesto. Tampoco entiendo por qué estudié literatura y, como si no fuera suficiente, tampoco entiendo por qué terminé estudiando una maestría, también en literatura, si la literatura es elitista y yo siempre me he considerado hija del pueblo. Lo más lógico hubiera sido haber estudiado sociología.

Era tan buena estudiante, estaba tan domesticada, que antes de terminar la maestría ya estaba destinada a la cátedra universitaria.

Al comienzo fui una profesora implacable y con el paso del tiempo me he ido convirtiendo en un mejor ser humano con las personas más jóvenes que yo. No creo que la mayoría de los profesores universitarios sean grandes intelectuales ni grandes lectores y tampoco creo que sean más inteligentes y creativos que los demás empleados. Me cuesta creer que todavía haya gente creyendo que la mayoría de los profesores aman su profesión y tampoco creo que sea uno de los trabajos más útiles. Hay muchos profesores que son profesores porque no lograron sus sueños o no encontraron otros trabajos y no precisamente porque amen el conocimiento o la pedagogía o porque tengan mucho que decir, enseñar o compartir.

En tiempos de pandemia convirtieron en héroes y aplauden desde los balcones a los médicos y me parece muy ridículo que ahora quieran convertir también en héroes y aplaudan desde los balcones a los profesores porque los profesores no son héroes sino asalariados y el próximo semestre es muy incierto para todos estos supuestos genios porque no nos podemos

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