En este momento tengo dos managers: Juan y Daniel.
Los dos -junto con otras cinco o seis personas- llevan más de cinco años insistiendo en que no joda más con este blog, me ponga seria y escriba un libro en el que le demuestre a este pueblo ignorante que una mujer puede escribir mucho más que las bobadas que escriben lo que aquí llaman dizque escritoras colombianas, feministas empoderadas, mujeres maltratadas que dejaron de comer carne, aman a su gato, usan copa menstrual, fuman marihuana y caminan descalzas con falda larga y ojos cerrados para ponerse en contacto con la Madre Tierra, hacen rituales en los que se reúnen sólo mujeres a leer sus bobadas, se creen brujas y creen que eso las convierte en artistas. Mujeres que escriben porque les parece más emocionante escribir que cocinar, no porque tengan algo importante que decir o sepan escribir. Mis managers creen en mí y yo creo en ellos pero todavía necesito tiempo para dejar de escribir aquí para empezar a escribir allá sin el afán del aplauso inmediato y sin la risa eterna que me acompaña cada vez que me siento ante un teclado. Necesito la seriedad de las mujeres que admiro y espero de todo corazón que esa seriedad aparezca pronto porque necesito darle lo mejor de mí a mi clientela.
Mis managers me regañaron esta mañana como se regaña a una niña malcriada porque los dos creen que debería reconsiderar seguir perdiendo el tiempo aquí, seguir derrochando mi talento aquí para saciar el morbo de gente interesada en leer las bobadas que escribo aqui. Yo les dije que no puedo ponerme seria, que eso es imposible, que estoy acostumbrada a escribir muerta de la risa y que renunciar a Twitter no me llevó a Word sino que me desbocó en el blog.
A los dos les prometí que hoy empiezo a escribir mi libro, lo empecé de mala gana y mientras estaba en mi ritual de té me sentí dichosa porque descubrí que mi lucha contra la acumulación se manifiesta de forma contundente en la cocina. Completé cinco o seis meses sin comprar por comprar, jugar por jugar, beber por beber, escribir por escribir y me siento orgullosa por los alcances logrados hasta hoy.
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