Colombia se supera a sí misma como desastre año tras año y la literatura que se escribe en este país sin esperanza es una muestra más de la corrupción que todo lo devora, del mundo del marketing, la superficialidad, la ignorancia y la falta de profundidad asumidas de forma consciente por “autores” que no tienen nada que decir pero lo dicen porque les parece chévere escribir un libro para dedicarle a los amigos que también posarán de escritores y con quienes se encontrarán en ferias y fiestas del libro para posar de artistas juntos aunque todos sepan que ninguno tiene talento. Ellos no tienen talento, tienen amigos que los ponen en contacto con el negocio de la literatura que no es rentable pero los hace sentir bien, al lado de los Artistas.
Por puro morbo me gusta saber en qué va la movida cultural colombiana, quiénes son las nuevas modelos Soho, actrices de telenovela, modelos webcam o chicas Aguila dispuestas ahora a complacernos con sus letras inspiradas en sus vivencias o fantasías y navegando supe de la existencia de Amalia Andrade, el paquete perfecto para vender libros al estilo Walter Riso, su Maestro espiritual y en ventas. Me imagino que ve muy lejos a Paulo Coehlo pero como va va muy bien. Dicen los medios que es la vendedora de libros más exitosa que tenemos, vendedora tipo exportación.
Amalia no es feminista pop pero sí fue chica Soho lesbiana y elitista. Ya sabemos todos, todas y todes que salir del clóset vende y ser depresiva también y esta pobre chica ha sabido sacarle provecho a su triste condición. Amalia es de la rosca de Gloria Susana Esquivel (íntima amiga de Carolina Sanín), a quien le dedica el bodrio del que nos vamos a ocupar hoy. El título del libro es tan espantoso que prefiero no digitarlo porque me siento sucia copiando esas palabras tan mal articuladas (al final del texto copio la imagen para que el lector lo lea con sus propios ojos).
El libro es libro porque son hojas impresas encuadernadas pero el contenido es una absoluta estupidez que se lee en una tarde, es el tipo de libro para leer en el avión o en la sala de espera y tiene más espacios en blanco que contenido. Lo venden como obra no acabada que la lectora terminará de armar y entonces es una especie de obra colectiva que empieza la escritora boba y termina la lectora boba. Leyendo el libro me imaginé los kits para niñas tontas que vende la youtuber Yuya, que probablemente inspiró a nuestra presa de amor depresiva y creadora.
Amalia Andrade se siente tremendamente creativa porque escribe a mano una lista interminable de frases insulsas y consejos estúpidos que aprendió de los cientos de libros de autosuperación que ha leído y dibuja mamarrachos del tipo de los que hace un niño en una cartilla de segundo de Primaria; luego imprimen esa tontería, la encuadernan y la llaman obra literaria porque lo más sorprendente de todo es que no están vendiendo a la chica depresiva, superficial, adicta a las compras y a las series, autodestructiva y enamoradiza como escritora de basura de autosuperación ni como autora de libros para mujeres tristes de las que se duermen leyendo un clásico de doscientas páginas sino que la promocionan como artista. La chica tonta cree que Madame Bovary es un libro de autosuperación y se siente dichosa si sus libros basura pueden ayudar a alguien a superar las penas de amor. ¡Nunca había visto una forma tan errada de interpretar la obra de Flaubert!
Uno de los peores desaciertos de este libro, que se constituye además en una falta de respeto con la psicología y en un riesgo para las personas con enfermedades mentales que tengan la mala suerte de leerlo y sentir que curan sus heridas siguiéndole la cuerda a la autora, es que da consejos con autoridad como si se tratara de una terapeuta cuando es evidente que se trata de una persona perturbada que necesita ayuda profesional. No olvidemos que la autora de Cómo superar las dificultades se mató ante la primera dificultad y el autor de Cómo salvar su matrimonio mató a su esposa.
no se que quieres decir con POBRE CONDICIÓN refiriendote a la escritora
facil insultar o intentar insultar tras un ordenador.
Usted no sabe escribir y sospecho que tampoco sabe leer.