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Margarita Rosa de Francisco y la literatura

8 Feb

 

Cuando era niña veía televisión y oía radio con mucha atención. Veía a Margarita Rosa de Francisco y también la oía. Ella quería ser famosa, sabía que era bella, se presentaba como una mujer fuerte, con carácter, convencida de que sería grande y llegaría lejos y entre más la veía y más la oía más me convencía de que no es una Artista sino una diva de la horrenda televisión colombiana y las revistas de chismes y vulgaridad, una mujer superficial esclava de la fama barata, esclava del cuerpo y la apariencia, feliz con lo que proyecta ante la mirada ajena, ante un público bastardo, la base de la sociedad, la gente que ve telenovelas y lee revistas horribles en supermercados y salones de belleza.

Margarita quiso ser actriz de cine y cantante y no fue ni lo uno ni lo otro y ahora, después de los cincuenta, le está apostando a la filosofía y a la literatura, y como es la diva de millones de imbéciles, fans sin formación literaria ni filosófica, gente que no ha leído más de veinte libros en su vida, le siguen el juego, le hacen creer que es Artista y Pensadora y ella en pose humilde dice como Silva, haciéndose la boba: ¡¿Poeta yo?! ¡¿Filósofa yo?! ¡¿Pensadora yo?! ¡¿Referente intelectual yo?! Y los millones de imbéciles le siguen el juego y la hacen ver humilde y profunda, como si fuera la versión femenina de Sócrates.

Crecí viendo y oyendo a Margarita Rosa de Francisco, viendo fotos suyas en revistas al lado de los “famosos”, afiches tirados en el suelo y portadas de revistas; la oía en tono arrogante hablando de los grandes proyectos que nunca realizó y nunca hablaba de literatura ni de filosofía sino de música y cine y en su arrogancia, sobradez y falta de sentido común se sentía más grande que Shakira y Sofía Vergara juntas y mientras la veía y la oía nunca se me pasó por la mente que pasados los cincuenta quisiera seguir figurando y entonces ahora la vemos como tuitera estrella, referente nacional y pensadora ilustre.

Toda la basura y superficialidad de la que fue esclava cuando era joven y adulta la quiere convertir en su Sabiduría pero lo que ella no sabe es que los únicos que pueden creer semejante patraña son sus admiradores, los televidentes de Caracol, RCN y lectores de revistas-basura; su fuerte no es la sabiduría sino actuar en telenovelas y quién ve telenovelas, ¿Cuál es el maravilloso público que la adora? ¿Se puede tener talento para presentar un reality? ¿Quién ve un reality? ¿Quién se desvive de emoción ante una reina o ante una mujer a la que le montaron una telenovela en vivo con Carlos Vives y con la que se veía bastante complacida porque se sentía como una especie de Lady di criolla? ¿Una persona inteligente y profunda, una filósofa o una escritora hace todo eso, mezcla todas esas facetas, se expone en público y se convierte en la reina de las amas de casa y cree que eso es llegar lejos en la vida?

Catalina Ruiz-Navarro y Gustavo Rugeles

8 Feb

Desde hace más de seis meses el portal Plagiosos está esperando una explicación de Catalina Ruiz-Navarro, la Universidad Javeriana o El Espectador sobre el plagio comprobado de cuarenta páginas en su trabajo de grado para ejercer como filósofa. Ese mismo portal ha ido revelando nuevos plagios y autoplagios de la feminista estrella y todos los medios siguen guardando silencio. En las redes sociales menos de diez personas han llamado la atención sobre el delito y ninguno de esos análisis o llamados de atención han logrado que los medios se fijen en el tema y la pregunta sigue siendo la misma: ¿Por qué los medios protegen a Catalina Ruiz-Navarro si todos saben que a medida que pasa el tiempo tiene menos credibilidad? ¿Por qué un asunto tan serio como el plagio en una persona que se posicionó como figura pública, intelectual, periodista y feminista pasa desapercibido en Colombia y hechos que deberían escandalizarnos menos porque son pan de cada día en uno de los países más subdesarrollados y violentos del mundo puede ser objeto de indignación durante semanas por medios oficiales, portales independientes y por tuiteros como si se tratara de un hecho extraordinario?

Gustavo Rugeles agredió a su novia en diciembre pasado y también agredió a su novia anterior hace dos años. En una hora tres mujeres en Colombia se acercan ante la autoridad competente para denunciar maltrato y violencia intrafamiliar, en quince días de 2018 en Colombia han muerto más de siete mujeres y quien cometió el crimen fue su pareja sentimental. El Caso Gustavo Rugeles ha sido registrado en todos los medios, fue primera página en El Espectador el domingo anterior, Daniel Coronell se ocupó del “nazi de Bosa” en su columna dominical de la revista Semana y el pobre muchacho, usado por los poderosos para publicar información delicada falsa o verdadera en el portal llamado El Expediente -donde aparece como Director- el pobre hombre enamorado del poder y de los poderosos, joven aspiracionista como Catalina Ruiz-Navarro pero machista y sin fotos en bikini y como si fuera poco residente de Bosa (¿a quién le importa la vida y la suerte de un habitante de Bosa?), ese hombre que seguramente necesita ayuda psicológica y no ser usado como escudo entre enemigos que ejercen como políticos, abogados y periodistas poderosos que quieren más poder porque son avaros y escriben con odio, ese ser inocente llamado Gustavo Rugeles ha sido objeto de análisis y de repudio en todos los medios y la pregunta es simple: ¿Por qué siendo la violencia contra la mujer un hecho que no debería escandalizarnos tanto porque vivimos en medio de esa violencia desde que Colombia existe como República Independiente y mientras escribo esta frase un hombre está humillando, violando, despreciando o dándole golpes a la mujer que “ama”, por qué si el caso Rugeles es uno entre millones y han muerto varias mujeres en dos semanas en manos de sus parejas, por qué ese caso en particular ha sido y sigue siendo tan importante para todos los medios y tantos columnistas, incluida Catalina Ruiz-Navarro, quien también lo acusó de forma violenta en su columna de El Espectador?

Lennon aforista

8 Feb

David Foenkinos escribió una biografía novelada de John Lennon a partir de dieciocho sesiones de psiconálisis en las que el artista habla por sí mismo ante un supuesto terapeuta que le inspira confianza y con el que al parecer no miente porque las anécdotas que va contando corresponden a los datos biográficos de su realidad real en relación con nombres, fechas y hechos, lo que cambia es la percepción de esos hechos y el resultado es sorprendente porque llegamos a creer que es John Lennon quien habla, no Foenkinos a través de él, y entonces el John Lennon de la ficción se convierte en maestro del aforismo como Montagine, Cioran o Flaubert porque no es fácil sintetizar una vida tan intensa y manejar tantos personajes en apenas 192 páginas. Todavía no tengo claro si se trata de otra novela ligera para leer en el avión o si es Literatura de verdad, a la que nos tenían acostumbrados los escritores sin internet, los de antes del siglo XXI.

En la novela se desarrollan casi todos los datos relacionados con la vida del artista y todo parte del abandono, la sensibilidad extrema, el vacío, el consumo de drogas como búsqueda, como consuelo, como escape, como inspiración y como revelación: marihuana, LSD, anfetaminas, heroína; el arte, el amor, las mujeres, las putas, las fans, los empresarios, los aviones, los músicos, el origen, el desarrollo y la desintegración del grupo, las búsquedas, el vacío y la tristeza que no se olvidan con nada, el desprecio al lujo y al dinero, la sensación de no tener identidad, el padre, la madre, la tía, el hijo, el otro hijo, la hermana desaparecida con la que recuerda haber jugado, el esposo de la madre, el otro esposo de la madre, las dos hijas de ella, el mundo fantasioso en soledad durante la infancia con la droga de la imaginación, esa droga al alcance de todos y sin los riesgos ni las consecuencias de las otras drogas.

Un niño fruto del amor entre dos adolescentes rebeldes e irresponsables lo condenan al abandono en las noches y el niño cree recordar sus propios gritos cuando tenía apenas dos o tres años. La tía Mimí se hace cargo de él pero el niño quiere un padre y una madre y ellos casi siempre están ausentes, ahí comienza la tragedia. El niño ama a la madre con amor desesperado y ella es esposa y madre de otras personas, pero cuando el niño cumple quince años se reconcilian y es ella quien lo relaciona con la música y gracias a esa mujer amada y admirada crea su primer grupo.

La madre muere atropellada por un policía borracho que confunde el freno con el acelerador. Mucho sufrimiento sumado al sufrimiento acumulado durante su infancia trágica y entonces la vida de John Lennon consiste en tratar de olvidar el vacío y el abandono sufridos en la infancia -el tipo de dolor que no se cura con nada- el hombre devenido en artista trata de curarse con música, drogas y amor y entonces lo más intenso de la historia tiene que ver con Yoko Ono, la mujer un poco masculina que tanto fastidia a sus fans porque la encontraban fea; la mujer japonesa siete años mayor que él, seria y de apariencia fría es la única persona que le da un poco de sosiego a esta pobre alma atormentada de niño abandonado que la ve perfecta, la suma de todo lo soñado en un solo ser: madre, padre, amante e intelectual, una artista con sensibilidad masculina y la madre de su hijo. Se siente afortunado porque cree que encontró un tesoro, quiere hacer arte con ella y lo hace, los dos son conscientes de que su amor, su vida privada, es su gran puesta en escena pero lamentan que ella sea digna del odio de todos a su alrededor porque sienten que lo domina mientras él es feliz en su papel de hombre sometido porque es consciente de que necesita siempre a su lado a una persona fuerte que le brinde seguridad, alguien que le ayude a olvidar los gritos de abandono durante la infancia triste.

Hay mucha belleza, y una voluntad de ser un mito, es un modo de haber dado una versión oficial de su vida, dice David Foenkinos en la primera página del libro y luego le cede la palabra a John Lennon:

Nadie puede dar marcha atrás en sus venas.

Dondequiera que fuera, me esperaba el vacío.

Yo era un canalla, como todos los que triunfan.

No puedo expresar nada artístico si no es personal.

Al volverme una imagen para todos existía menos.

Los años tienen la perfidia de embellecer lo que era negro.

Canté muchas veces que no quería que me abandonaran.

Toda mi vida he querido tapar mis emociones con palabras.

Todas mis canciones, como usted sabrá, son autobiográficas.

Yo soy puro instinto. Siempre viví bajo el dictado de mi sensibilidad.

Mi vida es un intento incesante de probarle al mundo que valgo algo.

Yo gritaba pidiendo auxilio, y la gente aplaudía. Era un animal asustado.

El sufrimiento es una eternidad. Antes de los gritos había probado el silencio.

Tengo la impresión de encontrarme de pronto en el umbral de la vida normal.

Ahora pienso que el amor experimentado es proporcional al que no se recibe.

Y ahora comprendo que siempre hay algo inquietante en las horas de tranquilidad.

Al fin puedo vivir días que se parecen unos a otros. Descubro la rutina maravillado.

Siempre hay una gran distancia entre lo que soy y lo que la gente se imagina de mí.

Una parte de mí está persuadida de que soy un pobre diablo, y la otra piensa que soy Dios.

No he conocido más que el espanto. Lo intenté todo para salir de él. La droga, mucha droga.

Se puede dar un concierto frente a cincuenta mil personas y tener un pánico atroz a hablarle a una mujer.

De niño, me drogué con la imaginación, lo que era menos nocivo. Había que poner colores sobre cada cosa para luchar contra la hegemonía del gris.

Antes de Yoko, estaba muy solo. El abandono de una madre condena a un hombre a la soledad.

Me han rechazado tanto que soy capaz de oler el rechazo antes de que se manifieste.

Mis hazañas les gustaban a las chicas. Sobre todo a las de buena familia, que se excitaban con mis groserías.

Yo soñaba con una mujer artista, una mujer a la que pudiera admirar intelectualmente.

En la segunda parte de mi vida me ocupé de deshacer todo lo hecho en la primera.

Mimí me contó que una chica lloró sólo de ver el sillón donde me gustaba sentarme.

Creo que hasta la encontré poco atractiva. Fue su ingenio y su talento lo que me llevaron a amarla y a encontrarla hermosa.

Ella sabía que durante toda mi vida yo había necesitado personas fuertes junto a mí. Personas que debían representar el papel de madre o de padre.

Tengo la impresión a veces de que el genio se paga. Que el salvajismo del que somos víctimas alivia a los miserables.

La veían dominando al pequeño bobo que era yo. Esa servidumbre la he asumido. Me asombra que hayan despreciado una idea tan buena: la de un hombre cediendo su autonomía a una mujer.

Los tipos que se despiertan felices a la mañana son algo que me fascina. Paul es un genio, eso es indudable. Es la prueba viviente de que se puede ser feliz y ser un genio.

Escribir siempre fue lo más importante para mí. Había publicado un libro en el que se encontraban mis ideas fantásticas y mi gusto por las pequeñas historias retorcidas.

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La mujer más buena del mundo

8 Feb

Cuando uno nace bueno la sociedad quiere corromperlo.

Cuando uno nace honesto los deshonestos quieren que uno se junte con ellos para conferirles la ilusión de honestidad.

Cuando uno vive solo los vecinos sufren y lloran porque les cuesta mucho creer que se puede vivir una buena vida sin hablar con nadie.

Cuando uno hace lo que le gusta y le pagan hay quien sufre, hay quien llora

Cuando uno nace sin amor al dinero la gente cree que es una broma y cuando descubren que es cierto empiezan a creer que están tratando con una Santa y le abren paso cuando sale a caminar.

Cuando uno nace con talento para escribir a todos los da por ser escritores porque creen que se aprende a escribir y no, se nace aprendido.

Cuando me ven creen que tratan con la gallina de los huevos de oro y llevan más de treinta años tratando de explotarme, seducirme, comprarme, enamorarme, engañarme, burlarme… Han usado todo tipo de estrategias para descubrir cuál es el secreto y sacar provecho para otros, nunca para mí, pero como yo soy más inteligente que todos siempre termino descubriendo el juego y vuelvo a remontar el vuelo y me les escapo. Siempre termino recuperando la tan valiosa soledad, independencia, autonomía, autogestión, lucha individual, libertad total para escribir sobre lo que quiera, en el tono que quiera, para complacer a la gente que le gusta leerme y especialmente para constatar que no pierdo el talento y que es gratis, por el simple placer de mover los dedos sobre el teclado y pensando siempre: este lote no está en venta, no haga planes conmigo, atrápame si puedes, no intentes seducirme, someterme ni controlarme.

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¿Qué es Twitter después de ocho años?

8 Feb

Creé una cuenta en Twitter en 2010 y todavía no renuncio a esa red como he renunciado a todas las demás porque como objeto de estudio sigue siendo fascinante. Twitter es una red muy pequeña que se va reduciendo cada día más y va quedando la gente más mezquina, con menos carácter, con más baja autoestima y más abandonada.

¿Cómo veo el comportamiento de los usuarios colombianos en esta red y cuál es el perfil psicológico de los más activos?:

Twitter es más adictivo que el basuco y la prueba es que muchos usuarios se han despedido hasta diez veces para siempre regresar más enfermos y más adictos, la última vez siempre regresan peor que la anterior. El síndrome de abstinencia es poderoso y dudo que algún psiquiatra o psicólogo sepa cómo sacar a una persona adicta a la tonta red que lo ata y no lo suelta. Si el opio es la cadena de ocho vueltas Twitter le debe haber dado más de doce vueltas a los que se han despedido más de doce veces y regresan como si nada, sin asomo de rubor.

En Twitter la gente no es necesariamente fea pero se siente muy fea y ese problema los lleva a obsesionarse con otras personas para tratarlas de feas, esa es la misma razón por la cual la mayoría de los usuarios se niegan a mostrar su rostro y se escudan detrás del rostro de una persona bella, sensual o enigmática. Todos sabemos que decirse feo es asunto de niños de preescolar. ¿Quién no ha oído a un niño de tres años diciéndole a un adulto en tono de reproche?: ¡Yo a usted ya no la quiero, usted es fea! Ha pasado de moda atacar en masa a una persona por fea pero el tiempo me ha permitido constatar que la gente fea de Twitter se siente inconforme con su propia cara (aunque no sea precisamente la cara de un monstruo) y goza asumiendo la actitud de un niño de tres años peleando con la tía que no lo quiere llevar al parque.

En Twitter no se impone la justicia ni la decencia sino el linchamiento y el odio y dar el nombre propio y poner la cara tiene sus riesgos. Hemos visto gente que ha sido obligada a renunciar a un cargo público, otros se han tenido que ir del país, otros han tenido que ir al psicólogo o al psiquiatra después de un ataque de tuiteros en manada. La falta de amor propio y el abandono se suman a la frustración, la frustración lleva a la ira y la ira de muchos se convierte en una gigantesca bola de mierda que le puede derribar la casa, la vida y la honra a una persona en un fin de semana.

En Twitter se vive la ilusión de amistad y esas amistades de mentiras se alimentan de conversaciones insulsas entre la gente que se siente fea; lo más seguro es que no tienen muchos amigos en la vida real y de tenerlos los dejan sentados en la mesa hablando solos como bobos mientras ellos miran el teléfono porque para ellos es más vital responderle una interacción a la amiga virtual que mirar a los ojos a una persona real. Los enfermos no diagnosticados y no tratados, por supuesto, pasan todo el día chateando en Twitter sobre temas intrascendentes, se favean y se retuitean sus bobadas y se jactan de su red de amigos, una red de amigos sin amigos.

En Twitter las Causas nunca han pasado de moda y a pesar de que se ha comprobado durante casi diez años que muy pocos tuiteros se han enriquecido, han encontrado marido rico y se han convertido en famosos de verdad, figuras influyentes y respetables gracias a sus tuits, siguen remando con entusiasmo con la idea de que algún día verán los frutos que no llegan. Años y años de trabajo perdido exponiendo sus vidas privadas, sus vergüenzas privadas, sin ningún tipo de pudor, sin amor propio, y siempre con la ilusión de que la exposición se vuelva rentable y esperando se quedan. Exponen el cuerpo, exponen a la madre, a toda la familia, a la mascota, luchan por las mujeres, por las reservas, por los derechos de los sin derechos. No creen mucho en la Causa, es una puesta en escena y no se cansan de insistir, de seguir arando en el desierto.

En Twitter abunda la frase sabia y la reflexión profunda, mucha cháchara y poca Sabiduría; las frases hermosas se escriben para proyectar, para representar, nada de eso tiene que ver con el ser, ni siquiera con el tener.

Contarlo todo

8 Feb

Jeremías Gamboa quiere ser escritor y escribió un libro de 507 páginas para expresar su deseo, un libro gordo sobre el deseo de querer ser escritor. Para darle forma a la idea se valió de la autoficción, el género que más vende y causa polémica en este tiempo ya que algunos teóricos y críticos lo ven como:

– Un género del que se ha abusado porque es facilista. Es más sencillo hablar de mi vida que crear mundos de ficción; la autoficción no exige tanto trabajo artístico e imaginación como la ficción.

– Una alterativa desgastada, agotada, descuidada en el estilo, en el manejo de la materia narrativa.

– La autoficción no existe porque cuando narramos lo hacemos ocultando o distorsionando los hechos y entonces no vemos plasmada en la obra la verdad revelada de la vida del autor sino literatura, historias contadas a través de narraciones escritas.

– Toda literatura es autoficción porque aunque se modifiquen nombres, espacios y hechos el escritor siempre está hablando de su propia vida y emociones, enmascarándose en los supuestos personajes e historias ficticias.

El narrador empieza diciendo: ¿Qué historia? Pues la mía: no tengo otra historia que contar… Desnudo y sentado frente a la computadora de mi cuarto esta mañana quiero escribir… Quizá se trate simplemente de eso, de que he aprendido finalmente que la cosa es hacer y no juzgarme.

Un joven humilde de barrio popular conoce no se sabe cómo a Mario Vargas Llosa y el maestro considera que ha encontrado al nuevo niño genio de las letras peruanas; esta afirmación conmociona el mundo literario y todos quieren leer la novela sobre el deseo de escribir, de dedicarse sólo a ese oficio y sobre la impotencia de los primeros intentos ante la página en blanco: ¿Por qué me bloqueé durante tantos años?, me pregunto. ¿Por qué ahora no tengo las ganas de sentarme a escribir esto y simplemente me siento y lo escribo? Me ahogaba en el primer párrafo porque no tenía la menor idea de cómo arrancar mis textos.

Se trata de un libro que se puede leer de varias formas y del que se pueden decir muchas cosas, parece escrito para generar polémica y fue un libro polémico en Perú y en España, no sé qué tanto en Colombia. Lo leí por recomendación de un amigo y nunca había oído mencionar al autor. Lo leí y pensé en Marguerite Duras y en la frase clásica, el famoso Escribe, no hagas nada más de Raymond Queneau:

Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas durante el día. Esa soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escribir. Nunca hablaba de eso a nadie. En aquel periodo de mi primera soledad yo había descubierto que lo que yo tenía que hacer era escribir. Raymond Queneau me lo había confirmado. El único principio de Raymond Queneau era éste: “Escribe, no hagas nada más”.

Recordé a Raymond Chandler, a Gustave Flaubert y a Thomas Bernhard y cómo estos artistas comprometidos se oponen de forma radical y con violencia a lo que hoy llamamos escribir para convertirse en escritor profesional, por contrato, personas presionadas a escribir un libro por año, escritura que no nace de la necesidad apremiante de expresarse sino que fluye al ritmo del mercado, del libro como objeto masivo, un producto más de la sociedad de consumo, bienes culturales que nos hacen sentir más cultos o valiosos, con mejor gusto o más exigentes. Tengo la sospecha de que Jeremías Gamboa es un escritor manufacturado para generar dividendos como si se tratara de un producto de consumo masivo y que la marca Vargas Llosa hizo de él una promesa que no veo tan prometedora porque la prosa es muy descuidada, abusa de los lugares comunes, cuenta una historia en 507 páginas que perfectamente cabría en 150 si el autor hubiera depurado el manuscrito y lo depuró, claro. Hay varias versiones del libro. Lo ha ido puliendo en el camino pero no lo presenta como manuscrito sino como obra definitiva y ese acto es irrespetuoso con los lectores que leyeron una especie de borrador con la seriedad de la obra definitiva y pagaron por el libro convencidos de que se encontrarían con Gran literatura ya que era una obra recomendada por Mario Vargas Llosa, quien goza de reconocimiento como lector exigente y exquisito.

El libro es también una especie de manual para escritores y muchos de los consejos no están relacionados con la poesía sino con ver cómo van aumentando las páginas en la pantalla, como si se tratara de una trabajo bien hecho más que de una pasión, una idea que exige ser expresada. Estos son algunos de los consejos que presenta el autor-narrador:

-Si tienes ideas sólidas, tus textos serán breves. Textos larguísimos casi siempre denotan falta de ideas.

– Los buenos escritores nunca se hacen notar.

Encontrar el silencio total y escucharte, reconocer los sonidos que hay dentro de ti.

Estaba convencido de que correr me ayudaría a escribir. Correr haría circular mi sangre y me ayudaría a despejar lo suficiente mi cabeza.

Me convencí de que sólo empezaría a escribir algo si es que permanecía sentado en mi máquina del mismo modo en que ellos estaban a todas horas metidos en el mar esperando pacientemente la llegada de las olas.

La idea de un joven escritor que vive en un departamento cerca del mar y que emplea todo el tiempo de su día a día a su trabajo creativo era una imagen hermosa pero a la vez insostenible, ya lo sabía.

Son frases digeribles que nos podrían servir para armar un curso de escritura creativa. ¿Quién no ha tomado un curso de escritura creativa? ¿Quién no sueña con enriquecerse a costa de la escritura? Es un derecho soñar con escribir, es un derecho tratar de hacer poesía, cuento o novela. Lo que molesta mucho es que tanta gente sin formación sueñe con ser artista y crea que se trata simplemente de mover los dedos sobre el teclado, gente que piensa en fama, poder y dinero más que en verdad, arte, estética, estilo y compromiso.

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Diálogo socrático sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral

8 Feb

– @marcodensayista tú eres de mis favoritas. Te sigo con placer a pesar de que equiparen mi carácter con el tuyo y eso me traiga problemas en la vida real, pero como dijo Madonna “if you can’t take the heat, stay out of the kitchen”…

Si te traigo problemas en la vida real lo mejor es que no me sigas.

Eso le dijeron a San Pedro. Si la gente tiene un problema contigo o conmigo, suena raro, pero no es mi problema.

Pero no te conozco, nunca te he visto, ¿Cómo es posible que te haga daño y le haga daño a esa gente que te recomienda que me evites si no hablo con más de tres personas aparte de mi familia?

Muchos se toman muy personal esta red social. Yo me la tomo en serio pero solo en esta red social, dentro de ella. Es un tema complicado porque justamente este yo de aquí es el mismo afuera. Te sigo hace mucho y siempre has sido consecuente, en eso sí se puede confiar.

Se lo toman tan personal que creen que hago daño digitando. ¡Pobres seres humanos! ¿No es más fácil ignorar como dicen ellos mismos? ¿Por qué leen si les molesta tanto? Nunca sigo a más de cincuenta personas porque no hay a quién más seguir. Es tan triste todo en Colombia.

La verdad, lo verdadero, lo realmente honesto es una gema… es preciosa porque es absoluta y obvio no es común. Yo es que amo la verdad, por rara, fea y rechazada que sea. No podría ser un bienpensante a pesar de ser un ser humano indigno, vil y mentiroso.

A mí me gusta la verdad insolente, la que pone a estos cerdos colombianos a temblar de ira y a decir que me van a dejar sin trabajo, me van a matar, me van a echar ácido; la que los pone a decir que me invento la vida que vivo y tengo ochenta cuentas aquí.

La verdad es fea… la mentira es bonita. Mentir es ético, suave, lacio, fluido, blandito, sonriente, conciliador… la verdad es escabrosa, corrugada, maloliente, áspera, dura, asfixiante, triste, cruel, disociadora y sobre todo solitaria.

Yo paso la vida espantando gente. La soledad no es la condena por ser como soy sino algo que he elegido y eso también ofende a la horda, creen que tienen derecho sobre mí porque les gusta lo que leen y estoy obligada a hablar con ellos porque son mis “fans”. Pobres seres.

Lo que me gusta de túiter es que uno ve a la gente por lo que realmente es. Es un acceso directo al cerebro de los usuarios.

La mayoría de los colombianos no lo han estrenado.

Por:

Camilo Jiménez Varón y Elsy Rosas Crespo

¿Mi vida no es mi vida?

8 Feb

yo“Su vida en Twitter es imaginaria, así funciona, sólo en la imaginación de la “rebelde antisistema”. “Acabarla como una rata”, es como lo dijo Landa, es despreciarla por ser lo que es. Usted jura que la quieren matar, y no vale ni una bala”.

“Porque uno tiene la esperanza de que en ese cerebro entre la realidad que ella evade a través de su Twitter y su blog (la vida que se inventó) y entienda que no es envidia. Es desprecio por ser quien es. Igual ya me bloqueará y listo. Pero dije lo que quería decir”.

“Elsy es como mi novia ficticia de Montreal, que habla conmigo (Juan) y otros personas del Twittter por teléfono. No seré consecuente con lo que hago y mejor me victimizo, como de costumbre”.

 

El palacio de la luna

8 Feb

Pero su cuerpo me hablaba en clave, y yo no tuve los recursos o la inteligencia necesarios para descifrar el mensaje

A Paul Auster llegué a través de Siri Hustvedt y su libro La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres. Después de haber leído las quejas de Siri a propósito de las desventajas que tiene como escritora si se mira al lado de su marido yo -como mujer interesada en el feminismo y en la literatura- en vez de interesarme en las obras de ella después de haber leído su libro, como buena hija del sistema heteropatriarcal que prefiere leer a hombres por prejuicios que todavía no saben los biólogos ni las feministas si tienen que ver con fenómenos sociales o biológicos, yo, que he estudiado con juicio a Virginia Woolf y a Simone de Beauvoir, terminé leyendo al hombre y la elección fue afortunada porque encontré una de las mejores novelas que he leído a lo largo de mi vida.

Me puse a gritar y después me permití enloquecer -dice el protagonista del libro mágico- y casi al final de la historia narrada vuelve a hablar de gritos. En este libro tres hombres llegan al límite de la desesperación y encuentran en el grito la salida más digna: Cuando un hombre siente que ha llegado al límite de su resistencia, es absolutamente natural que necesite gritar, dice casi al final del libro el narrador, que es el mismo protagonista de la historia, un joven de fantasía, personaje hecho de palabras, literatura pura y, claro, terminé pensando en el grito de Charles cuando ve muerta a Madame Bovary.

Mientras leía El palacio de la luna pensé de forma permanente en Flaubert y estaba segura de que al místico estético le hubiera encantado leer o escribir este libro que hace pensar en lectura, escritura y filosofía, en la gratuidad del acto de leer como lo plantea Daniel Pennac en Como una novela y en los libros que se nos convierten en fetiche como bien lo muestra Barnes en El loro de Flaubert. Los cuatro hombres del libro: hijo, padre, abuelo y tío son lectores apasionados y creadores de fantasías, no sabremos nunca si lo que dicen que vivieron ocurrió o si es producto de su imaginación a partir de los libros leídos.

A lo largo de la novela aparece la imagen de Montaigne como autor de culto, el que nunca puede faltar. Los valores que encarnan los personajes se parecen a los que encarna el sabio francés, el hombre que entendió que vivir es algo sencillo a pesar de que la vida de los personajes esté marcada por la tragedia, el azar, la aventura y el infortunio, nada que ver con su maestro guía; como en los Ensayos de Montaigne hay en los personajes del libro un deseo claro de reflexionar sobre la forma más afortunada de concebir y vivir la vida, la más deseada, y también nos encontramos con la pasión por narrar la propia vida no sólo a partir de lo que les ha ocurrido como hombres sino como lectores y entonces vemos aparecer y desaparecer dinero a lo largo del libro y el dinero no es el fin sino un respiro que vive el personaje principal a lo largo de su travesía. Hay desprecio al dinero y al poder y amor absoluto al ocio creativo, la imaginación, la lectura y la escritura. El dinero son simples papeles verdes: Nunca había visto tanto dinero junto, pero cuando terminé de contarlo, la magia había desaparecido y el dinero había quedado reducido a lo que realmente era: cuatrocientos pedazos de papel verde.

Hay un momento de la historia en que la inverosimilitud llega al límite y uno como lector se siente triste y desilusionado, no es justo que se traté de manera tan superficial a la mujer que le salvó la vida al protagonista y entonces, después, cuando hemos perdonado al escritor por este fallo, volvemos al libro y descubrimos que la inverosimilitud y el exceso de juegos del azar confirman después de haber pasado la página 100 que se trata de un juego premeditado, mezcla explosiva de humor, crueldad y maestría en el arte de construir mundos dentro de otros mundos: Por ahora, vamos en direcciones opuestas. Pero antes o después nos reuniremos de nuevo, estoy seguro. Al final todo sale bien, ¿comprendes?, todo conecta. Los nueve círculos. Los nueve planetas. Las nueve entradas. Nuestras nueve vidas. Piénsalo. Las correspondencias son infinitas. Pero ya basta de charlatanería por esta noche. Se hace tarde y el sueño nos llama a los dos. Ven, dame la mano. Sí, eso es, un buen apretón, firme. Así. Y ahora sacúdela. Eso es, un apretón de mano de despedida. Un apretón que nos dure hasta el fin de los tiempos.

La luna se conecta con todo lo demás y como el protagonista es más poeta que hombre práctico su vida gira alrededor de esta idea fija: Podré seguir viviendo en la luna el resto de mi vida… Era una luna llena, tan redonda y amarilla como una piedra incandescente. No aparté mis ojos de ella mientras iba ascendiendo por el cielo nocturno y sólo me marché cuando encontró su sitio en la oscuridad.

Ahora viene lo difícil –dijo-. Los finales, las despedidas, las famosas últimas palabras, arrancar las estacas, creo que le llaman en las películas del Oeste. Aunque no tengas noticias mías a menudo recuerda que siempre pienso en ti.