No sé por qué el victimismo. Nadie pide que Catalina Ruiz-Navarro se muera. Creo que bastaría con que aceptara el evidente plagio, cosa que a ella le ahorraría más ridículo. Llamar “errores de citación” a no usar las comillas y a ni siquiera mencionar al autor que está plagiando es un descaro, y revela que hay malicia. Además, si uno ve la tesis, no es cierto que exista un “marco teórico” que enuncie explícitamente que se hará un collage de fragmentos de autores. La cosa es tan obvia que ninguna de las personas que defienden a Catalina se refiere al documento, sino que acuden a lugares comunes que, por cierto, muchas veces pertenecen a ese machismo condescendiente e insufrible. Esas defensas también me recuerdan al “es un perseguido político” de los uribistas.
La misma Catalina ha hecho que la situación llegue a este punto. Quizás habría sido más sensato un “No quiero hacer público este problema” o una aceptación cínica. Pero negar algo tan claro: citas sin comillas que pertenecen a otros autores y con cambios sutiles… ¿En serio? Ni siquiera en un marco teórico eso es lícito. Eso lo sé yo desde que estaba en el colegio distrital. ¿De verdad Catalina no lo sabía en su segundo pregrado de la Javeriana? Ahora es más terrible que intente tapar el problema con una ridícula polémica con Olímpica estéreo… Es obvio, Catalina, que lo haces por eso. Tu columna en El Espectador, que iba para el Heraldo, es casi una perogrullada. Estás intentando hacer un alboroto para cubrir el historial. Es necesaria más creatividad para poner una cortina de humo. ¿No hay nadie que te aconseje algo más maduro? ¿Estás rodeada de idiotas?
Y si vamos a ir con moralina, como la que usan estos defensores de Catalina, pues acá va la mía: tenaz que una mujer que se cree feminista use su poder y deje que sus amiguitos la defiendan de ese modo. Si Catalina ha tenido que sufrir por los comportamientos de machitos bobos en la academia, en la que hay muchos, no sé cómo puede soportar que la apoyen con esa misma consigna de “es tonta, pero no lo hizo con mala intención” o “son errores de citación”. Y no entiendo, por otra parte, cómo estos defensores le quitan gravedad al asunto. Si Catalina estuviera en un Ministerio, en el Congreso, etc., sería una especie de Andrés Felipe Arias, ya que tiene el mismo modus operandi. Pero, cierto, ¡se me olvidaba!, si solo se trata de la academia y del periodismo; dos cosas que en Colombia son un pedazo de mierda sin valor, a menos que sirvan para posar de intelectual.
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