El fragmento que voy a copiar a continuación forma parte de «La literatura universal según el profesor Artolete», uno de los graciosos textos (para lectores cultivados) de un libro y un autor que descubrí este año gracias a la sugerencia de Gabriel Solano:
Alfredo Iriarte y sus Crónicas descomedidas.
Lo que hace Alfredo Iriarte es el mejor humor y es evidente que varios malos escritores intentan imitarlo y hacen reír sólo a los más tontos, que en Colombia son mayoría indiscutible. El gran payaso llamado Daniel Samper Ospina es el peor y más celebrado imitador de este autor tan respetable.
Con ustedes Alfredo Iriarte burlándose de Hamlet en la voz de un profesor de literatura que en un trance de locura despertó y lo comprendió todo:
La linda y delicada Ofelia, hija de un cortesano lambón y sapísimo llamado Polonio, está perdidamente enamorada del loquito, pero Hamlet, en vez de corresponderle como cualquier varón entero, lo que hace es ponerse a hablar solo o a echarle unas filosofías rarísimas cada vez que se la encuentra, para terminar al fin insultándola, sugiriéndole que se meta de puta, y haciéndola llorar de la manera más cruel. El fantasma del papá se le sigue apareciendo como para que se mueva y haga algo, pero nada que el bobo se atreve. Lo único que hace es encerrarse con mamá Gertrudis a echarle indirectas a ver si confiesa. Es ese el momento en que Polonio que, como queda dicho, es el gran sapo de la Corte, se oculta detrás de unas cortinas y Hamlet, en un berrinche de locura, lo atraviesa de una estocada por oír conversaciones ajenas.
Deja una respuesta