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Cuatro canciones

6 Feb

El 8 de enero hubo un TT muy particular: Elsy.

El origen del TT fue una o dos fotos de este tipo

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Los tuiteros hablaban de desnudez: Elsy se desnudó, Elsy nos mostró las tetas, Elsy juzga a las tuiteras por mostrar las tetas pero ella las muestra y nosotros…

Fue un canto que duró un día entero y, bueno, yo me preguntaba por qué pasan ese tipo de cosas si en las redes sociales la desnudez es el pan de cada día y si en esas fotos no hay desnudez sino que es una simple fotografía digna de un catálogo de ropa interior. Ya me han propuesto servir de modelo y yo, claro, digo que no porque esa no es mi profesión y además, que cada quien se quede donde la naturaleza lo puso. A mí la naturaleza me puso ante las páginas de un libro, no ante una cámara fotográfica.

Ese día, hace menos de un mes, apareció un tuitero infrecuente, de los que tienen el poder de capturar mi atención en medio de centenares de mensajes que se producen cada veinte segundos en un día como el 8 de enero. Su intervención en ese día meritorio se resume más o menos así: me gustan tus tetas pero me gustas más tú, como te ves en las otras fotografías, como escribes, me gusta tu cerebro, el amor es una experiencia de cerebro a cerebro…

Después de casi un mes, el 4 de febrero, en una llamada de cuatro horas que narraré dentro de siete párrafos me dijo que pensaba en mí con esta canción. Le pregunté ese día, el día de la llamada de cuatro horas, si también le gustan las fotos de mis tetas y me dijo: no, tus tetas quisiera tenerlas aquí conmigo. ¿Quieres que vaya a tu casa ya?, dije yo, él dijo que sí y luego yo dije que no porque no es buena idea manifestarse amor bajo el efecto del alcohol. Dos noches antes, el 2 de febrero, hablamos hasta las dos de la mañana con cuatro cervezas en mi cabeza y ahora hablábamos cuatro horas, el 4 de febrero, con cuatro whiskys, whiskeys o wiskis en su cabeza.

El TT desapareció y yo seguí al tuitero apasionado, conversábamos a través de mensajes públicos, luego a través de mensajes privados, luego por WhatsApp y después por teléfono y no nos hemos podido ver cara a cara, no hemos podido disfrutar del placer de vernos sonreír, porque hemos sonreído sin parar en llamadas cortas y frecuentes que desembocaron en una gran llamada que no se volverá a repetir porque media hora después de la gran llamada le escribí un mensaje que se resume más o menos así: esa llamada nuestra fue la llamada más espectacular de la historia de mi vida, mientras hablaba contigo salté, corrí, cerré los ojos, reí como loca, tuve que quitarme la chaqueta porque la sensación que tenía era la de estar practicando un deporte extremo, pero tú y yo somos seres sensibles con cuerpo y si me vuelves a llamar que sea para decirme que quieres verme. Mi sospecha es que no nos vamos a ver nunca.

Ese día le dije que quería verlo, que no es tan complicado concertar una cita porque somos vecinos, él me pide que lo comprenda y quiere que oiga esta canción, quiere que oiga las canciones por teléfono pero no se oyen bien, entonces yo las busco en YouTube y anoto los títulos en una hoja de papel para oírlas después con atención.

De las cuatro canciones que compartió conmigo en esa noche mágica esta es la que más me gusta. No la conocía y ya casi me la sé de memoria, camino al ritmo de esa canción.

Las frases más memorables:

  1. Este bálsamo no cura cicatrices
  2. Este rosario de cuentas infelices, calla más de lo que dice, pero dice la verdad.
  3. La llamaré mañana, hoy se me hizo tarde.
  4. Esa forma tan cobarde de no decirnos que no.
  5. Este contigo, este sin ti tan amargo.
  6. Esta huelga de besos, este letargo.
  7. No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón, tan maltrecho y ajado, que está cerrado por derribo.
  8. Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo.
  9. Para decir adiós a los dos nos sobran los motivos.

***

¿La llamada y las canciones eran un adiós sin conocernos?

El me dice que no, que nos veremos pronto y me dará los dibujos.

Yo no le creo, creo que nunca nos vamos a ver.

***

Esa noche él me dijo que no se quería convertir en mi objeto de estudio, me dijo que no le gusta que escriba sobre él. Esa noche le prometí no volverlo a nombrar en Twitter y no volver a escribir sobre él en este blog, pero esta mañana me desperté, pensé en este texto, en las cuatro canciones, en las llamadas, en los dibujos, en su voz, en la mía, en lo que siento cuando hablo con él  y me senté a escribir. Yo no le puedo impedir que dibuje y él no puede obligarme a no escribir. Si no escribo no sé qué pasaría, el texto pide ser escrito y ya. Que piense lo que quiera cuando lo lea si lo lee.

La tercera es una triste canción. El hombre mágico es triste y talentoso como pocos y yo sé lo que es la melancolía.

La cuarta canción es la reafirmación de la segunda, es como si fuera yo la que no quiere ser vista. Es un chico malo que me encanta porque me recuerda las películas que más me gustan, los poemas que más me gustan, me hace sentir como en un sueño todo el tiempo. Escribo para recordar que las canciones son reales, no quiero recordar estos días de forma distorsionada, por eso escribo, porque estoy obsesionada con la memoria, no es morbo ni psicología social, que no se equivoque.

Si esta es una historia de amor es el Amor.