Mi práctica belicosa puede resumirse en cuatro principios:
1. Yo sólo ataco a lo que triunfa; en ocasiones, incluso espero hasta que lo consigue.
2. Yo sólo ataco cuando no voy a encontrar aliados, cuando estoy solo, cuando me comprometo únicamente conmigo mismo. No he dado nunca un paso en público que no me comprometiese; esto es lo que yo entiendo por obrar bien.
3. Yo no ataco jamás a personas; me sirvo de la persona tan sólo como de una poderosa lente de aumento con la cual se puede visualizar una situación de peligro general, pero que se escapa, que resulta poco aprehensible.
4. Yo sólo ataco cosas cuando está excluida cualquier disputa personal, cuando está ausente todo trasfondo de experiencias penosas. Al contrario, desde mi punto de vista, atacar representa una prueba de benevolencia y, en ocasiones, de gratitud. Al vincular mi nombre con algo, yo honro, distingo a ese algo. Que yo esté a favor o en contra, es indiferente para este propósito.
Friedrich Nietzsche.
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