Para escribir este post leí Chicas cerdas machistas. La lucha feminista como idealismo en el siglo XXI y tres reseñas: la de la revista Diners, por Ángela Cruz; la de Estefanía Zárate Angarita / Especial para El Espectador y la de la revista Fucsia, una pequeña nota sin autor.
Para sorpresa mía la reseña más justa es la de la revista Fucsia y la más lamentable la escrita por la invitada especial para El Espectador. Ella no escribe en español, lo balbucea.
Ángela Cruz es @angelaperversa en Twitter y nos queda claro que contactó a otras dos tuiteras: @Virginia_Mayer y @catalinapordios para alimentar su reseña crítica. No menciona la amistad con las autoras pero es evidente que las quiere presentar como Instituciones en el Movimiento Feminista Colombiano.
Virginia y Catalina son dos de las traductoras de libro y son también chicas SoHo. Las dos han posado y han colaborado con textos dignos de chicas cerdas machistas para la revista procaz colombiana por excelencia, la versión criolla del modelo gringo, lo que denuncia Ariel Levy en su libro.
Dice Ángela Cruz en la revista Diners:
«A través de los ejemplos planteados, Chicas cerdas machistas: la lucha feminista como idealismo en el siglo XXI —como se tradujo al español— está pensando nuevas maneras de ser mujer “sin que sean una copia o una reacción a lo que se ha construido como masculino”, dice Catalina Ruiz-Navarro, periodista colombiana, quien participó en la traducción de la obra. “Creo que cuando eso se pierde de vista el entretenimiento y la publicidad empiezan a usar, para venderte cosas, fórmulas que parecen abogar por la liberación y los derechos de la mujer cuando en realidad son los mismos modelos de opresión disfrazados”, agrega».
Con el aporte de Catalina Ruiz-Navarro nos queda claro que su español no es muy fluido y la pregunta es obvia: ¿una persona que no conoce el español puede traducir un libro sin que su mala lengua contamine la obra original? Sí, claro, hay varias palabras de la oralidad de la calle que aparecen en la traducción colombiana, el ejemplo más lamentable es chévere. Chévere no es nada, es una palabra vacía, sin sentido. ¿El libro es chévere? ¿A las autoras les parece chévere que las hayan invitado a ser las traductoras?
Ahora la voz de Virginia Mayer, invitada especial de Ángela Cruz:
«En el país del Sagrado Corazón es común tragar entero, como en cualquier país que se declare laico pero reine en él la ley de la Iglesia Católica. Es bueno que se escriban libros que sin satanizar a personas como Miley Cyrus, le recuerden a la sociedad que la idea original del feminismo no era perder el amor propio emulando a las trabajadoras sexuales”, declara al respecto la periodista Virginia Mayer».
Y continúa con un fragmento resaltado por mí -para que riamos juntos- del Aparato Teórico de nuestras feministas colombianas:
«Según Mayer, su experiencia al traducir parte de esta obra fue transformadora: “Luego de leer a Levy me descubrí feminista. Esa traducción se hizo al tiempo que Miley Cyrus comenzaba a mostrarle la vagina al mundo y yo estaba indignada. El libro de Levy le puso teoría a lo que sentía y ahora me declaro feminista contemporánea. Me identifiqué mucho con todo lo que dice, me vi a mí misma en sus palabras y ahora esa es mi bandera”. Por su parte, Ruiz-Navarro agrega: “Me parece muy importante que este tipo de reflexiones lleguen a Colombia y al español para empezar a abrirle campo a la que es tal vez la lucha más esencial del feminismo».
Ahora veamos la reseña de Estefanía Zárate Angarita / Especial para El Espectador. Como advertí al comienzo la autora no escribe en español sino lo balcucea. Veamos:
«Puedo apostar a que fue un gran reto traer a nuestra lengua los seis ensayos que conforman el libro, porque están llenos de conceptos propios de la cultura pop, que es tan anglo, pero que ya nos toca a los latinoamericanos con fuerza irreversible».
Ahora el chiste con fragmento resaltado para que riamos de nuevo:
Para superar el reto, Rey Naranjo contactó a mujeres periodistas y escritoras, reconocidas en el medio por su postura antisexista y sus plumas irreverentes: Catalina Ruiz-Navarro, Virginia Mayer, Amalia Andrade, Dominique Rodríguez Dalvard y Daniela Serrano.
No sé quiénes son Amalia Andrade, Dominique Rodríguez ni Daniela Serrano, pero el hecho de que aparezcan en la lista después de Virginia y Catalina nos da una idea vaga de lo bien que escriben y de sus ideas sobre feminismo del siglo XXI. Deben ser una completa nulidad.
Conclusión: después de haber leído el libro sólo puedo decir que el feminismo colombiano pasa por una crisis peor que la política y que las reseñas críticas que publican en medios supuestamente respetables están en el mismo nivel del feminismo colombiano.
¿Para reír o para llorar?
Me gustaría plantearle un pequeño ejercicio mental.
Dentro de doscientos años sus textos son de un gran interés académico, pero parte de su trabajo resulta incomprensible para los lectores. No creo que sea algo difícil; algunos de los artículos de su blog poseen un interesante toque de genialidad, pero otros giran en torno a asuntos realmente insignificantes, y puede que dentro de pocos años realmente nada quede de ellos. Como por ejemplo este libro. Es impresionante ver que ímpetu quiere aplastar lo que ya está aplastado, tratando de sacar del barro un montón de objetos sin importancia: tuiteros, libros, textos, columnas, gestos efímeros de nuestras minúsculas estrellas de internet, o de la farándula criolla; de está, al fin y al cabo, vacía cotidianidad. Creo que es un gran esfuerzo, pero en definitiva, es un esfuerzo chocante. Así que ese confuso lector futuro que no conoce a ninguna de las autoras de esta traducción terminará buscando el texto para enterarse de lo que usted está hablando. Y puede que tenga la mala suerte de encontrarlo ¿no se siente culpable? Sé que reniega de la posteridad, pero sus actos dicen lo contrario.
No escribo pensando en complacer a los lectores, lo que me gusta es imaginar la cara de la gente cuando lee. Hay quien se molesta y le da por demandarme por injuria y calumnia, hay quien se ríe, hay quien siente que aprende un poco, hay quien me admira, hay quien me desprecia, hay quien cree que valgo mucho, hay quien cree que no valgo nada y debería suicidarme…
Cada quien lee a su manera y lo último que me importa es dejar un bello material del que se ocuparán los estudiosos del futuro. Escribo porque es divertido, porque es una forma agradable de pasar el tiempo, porque me gusta compartir las ideas que se me pasan por la mente con otras personas.
Este post no pretende ser un Documento, es diversión pura, un texto humilde, nada más.
¿Porque le das tanta importancia a la reacción de los demás?
Escribir o hablar de los demás es oficio de imbéciles.
A mí me gusta cuando Umbero Eco habla de James Joyce.