La redacción del periódico me había familiarizado mucho con el mundo de la política y de los políticos. Aquella redacción era al mismo tiempo la oficina central del Partido Socialista y allí podía estudiar muy bien, desde muy cerca, a los personajes, con todos sus intereses. Allí quedó excluido para mí de antemano, para toda la vida, convertirme en algo así, salvo que arrojara por la borda toda mi moral y me dijera, en realidad quiero hacer eso, porque así llegaré al poder y a todo lo que se relaciona con él. Entonces habría tenido que renunciar a mí o a un aspecto de mí. Quiero decir que ese aspecto existía también en mí, hubiera podido ser un camino también y no me habría faltado fuerza para ello. Sí, ser político hubiera podido ser probablemente una posibilidad. Habría sido capaz también, creo, de la brutalidad y de la astucia y de todo lo que es propio de los políticos. Pero en definitiva me repugnaba y seguí el otro camino.
Thomas Bernhard
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