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Furia genética

25 Jul

La idea que tengo de mi papá cuando tenía mi edad es que se quería morir y siempre estaba furioso, con él mismo y con la humanidad. Su furia era tan desproporcionada que producía risa, la risa de sus hijos y la risa de su esposa. Su cara se desfiguraba con la furia, parecía otro. Si nos sorprendía mirándolo se enfurecía todavía más y a nosotros nos daba más risa.

No sé si sólo yo me daba cuenta de que el pobre hombre sufría y se hacía cargo de nosotros con una mezcla extraña de amor y odio, desprecio y admiración. Sospecho que sí. O tal vez los demás también lo sospechan pero nunca hemos hablado del tema porque heredamos en mayor o menor medida la furia de este hombre del que sabemos muy poco porque casi siempre que habla está furioso y la furia no lo deja pensar con claridad.

El tiempo pasó, nosotros crecimos, él se convirtió en un viejo y su furia se convirtió en resignación, ahora no se enfurece en público, ahora no se desfigura su rostro, ahora se encierra a ver televisión o se va cuando llegamos.

En sus buenos momentos, cuando no está furioso, es la persona más graciosa y cruel para narrar historias y para referirse a su prójimo. Su risa es contagiosa y su expresión corporal es tan suya que no queda más alternativa que reír cuando quiere representar su papel del señor más cruel y más gracioso del mundo. Representa su papel y se va y todos quedamos con la sensación de que es un hombre muy original. Sabemos también que esa originalidad la compartimos todos, todos somos un poco o muy furiosos.

¿Qué hago? ¿Me mato?

25 Jul

Acabo de llegar de mi caminata diaria, venía pensando que la mayor parte de la gente es estúpida y es imposible hacerla entrar en razón… dar consejos no sirve para nada. Me pregunté si valdría la pena escribir sobre el asunto y llegué a la conclusión de que ni siquiera tiene sentido decir que dar consejos no sirve para nada, lo mejor es no escribir, para qué.

Revisé mi correo y me encontré con este comentario cargado de reproches y reclamos. La corresponsal me vuelve a decir que no soy nadie, no valgo nada, no sé escribir y, como si fuera poco, soy fea, muy fea, la más fea de todas las mujeres con las que se ha cruzado en su miserable vida.

Leo el bendito correo y las lágrimas se deslizan por mis mejillas. Me pregunto si la mejor opción es cortarme las venas, dejar abierta la llave del gas o lanzarme desde la terraza impulsándome hacia arriba para que el golpe sea mucho más contundente de como lo imagino.

A continuación el correo, si decido prescindir de mí, si no me vuelven a leer, si no vuelven a ver mi desagradable cara, fue porque esta mujer generosa me convenció de que bichos como yo, plagas asquerosas y hediondas como la que esto escribe, no merecen seguir viviendo, no deben seguir estorbando porque no sirven ni siquiera para eso, porque su presencia lo contamina todo.

Adiós, amigos, ahí les dejo el mensaje de la lectora que me convenció de que la gente como yo sobra en el mundo, nacimos por error, no merecemos haber pasado de los ocho años. ¡Adiós!

 

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  • Gabriela (Visitante)
  • 2014-07-25 @ 06:45:49

Querida Elsy

Llego a esta entrada después de mucho tiempo de haber sido publicada. No sé si usted es muy bruta, ingenua, o muy convencida (…O una suma de todo). Con estos correos, que usted mañosamente separa de sus preguntas a Cano, queda muy mal: él se ve como un escritor que quería ayudar, sin prejuicios, a una estudiante y usted como una mediocre que buscaba, simplemente, tener reconocimiento. Ni siquiera leyó con juicio. Además, estuve revisando otras entradas de su blog para saber un poco más de usted y me di cuenta de que, en general, es una persona irrespetuosa, machista, prejuiciosa y con muy mal gusto. Con todo lo que se la pasa escribiendo en internet (por cierto nada con mucha calidad y con una prosa bastante floja), no creo que de verdad tenga tiempo para leer, para comprender los libros y la literatura. Dudo que usted crea que el arte es algo que se une íntimamente con el mundo, algo vital en él; es para Elsy solamente un instrumento para posar de intelectualoide.

A mejorar esa escritura, que está muy mal y muy vacía. Deje de pensar lo mismo que la farándula hueca de este país (de la cual usted no se distancia mucho), es decir: que ser fea ya la convierte en una mujer de letras.