La idea que tengo de mi papá cuando tenía mi edad es que se quería morir y siempre estaba furioso, con él mismo y con la humanidad. Su furia era tan desproporcionada que producía risa, la risa de sus hijos y la risa de su esposa. Su cara se desfiguraba con la furia, parecía otro. Si nos sorprendía mirándolo se enfurecía todavía más y a nosotros nos daba más risa.
No sé si sólo yo me daba cuenta de que el pobre hombre sufría y se hacía cargo de nosotros con una mezcla extraña de amor y odio, desprecio y admiración. Sospecho que sí. O tal vez los demás también lo sospechan pero nunca hemos hablado del tema porque heredamos en mayor o menor medida la furia de este hombre del que sabemos muy poco porque casi siempre que habla está furioso y la furia no lo deja pensar con claridad.
El tiempo pasó, nosotros crecimos, él se convirtió en un viejo y su furia se convirtió en resignación, ahora no se enfurece en público, ahora no se desfigura su rostro, ahora se encierra a ver televisión o se va cuando llegamos.
En sus buenos momentos, cuando no está furioso, es la persona más graciosa y cruel para narrar historias y para referirse a su prójimo. Su risa es contagiosa y su expresión corporal es tan suya que no queda más alternativa que reír cuando quiere representar su papel del señor más cruel y más gracioso del mundo. Representa su papel y se va y todos quedamos con la sensación de que es un hombre muy original. Sabemos también que esa originalidad la compartimos todos, todos somos un poco o muy furiosos.
Querida Elsy
Llego a esta entrada después de mucho tiempo de haber sido publicada. No sé si usted es muy bruta, ingenua, o muy convencida (…O una suma de todo). Con estos correos, que usted mañosamente separa de sus preguntas a Cano, queda muy mal: él se ve como un escritor que quería ayudar, sin prejuicios, a una estudiante y usted como una mediocre que buscaba, simplemente, tener reconocimiento. Ni siquiera leyó con juicio. Además, estuve revisando otras entradas de su blog para saber un poco más de usted y me di cuenta de que, en general, es una persona irrespetuosa, machista, prejuiciosa y con muy mal gusto. Con todo lo que se la pasa escribiendo en internet (por cierto nada con mucha calidad y con una prosa bastante floja), no creo que de verdad tenga tiempo para leer, para comprender los libros y la literatura. Dudo que usted crea que el arte es algo que se une íntimamente con el mundo, algo vital en él; es para Elsy solamente un instrumento para posar de intelectualoide.
A mejorar esa escritura, que está muy mal y muy vacía. Deje de pensar lo mismo que la farándula hueca de este país (de la cual usted no se distancia mucho), es decir: que ser fea ya la convierte en una mujer de letras.