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Sábados Felices después de diez años

30 Mar

Hace doce años decidí no volver a ver televisión y lo hice, me felicité por tomar la decisión, estaba orgullosa de mi cerebro ante semejante acto de rebelión; ahora, también por un acto de rebelión, decidí pagar por ver televisión. ¿por qué lo hice? Quiero saber en qué va la basura y, después de dos semanas, he aquí mi primer análisis de tan dolorosa experiencia.

Sábados Felices es el programa más antiguo de la televisión colombiana, nació con ella, lleva 42 años al aire sin interrupción y es uno de los programas con mayor rating en todo el país. Por ahí tenía que comenzar.

El programa sigue siendo más o menos el mismo de hace diez, veinte, treinta y cuarenta años: una burla burda a los defectos de la gente, a las manías de las mujeres, a las chismosas, a los viejos, a los enfermos, a los tontos, a las gordas… y hay en algunos humoristas una clara posición política manifiesta de manera no velada, no se trata de un chiste que el televidente deba interpretar sino que son mensajes directos. Se olvida uno mientras oye el «chiste»  de que está ante un programa de humor.

El televidente de  Sábados Felices es el mismo de Noticias Caracol y la conclusión que debe sacar es simple: Venezuela está muy mal comandada por Maduro. Ahora en Sábados Felices se sienta una posición clara sobre la política en Venezuela y sobre lo que pensamos los colombianos de lo que está pasando allá. A través del humor se sintetiza la ideología de un pueblo, nos definimos por aquello que nos hace reír, esa es la gran novedad: el programa más visto de la televisión colombiana presenta la posición política que coincide con la de Noticias Caracol. No es poca cosa, es un asunto digno de estudio, un asunto serio y preocupante.

Mi recuerdo más claro de Sábados Felices tiene que ver con la agresión persistente hacía la mujer; ese recurso sigue intacto en el programa pero se refuerza mucho más con la publicidad. Hace ochos días me impactó la cantidad de comerciales sobre pañales desechables para las primeras etapas del bebé y me parecía muy bien elegido el eslogan para manipular mejor a las pobres señoras que tienen que ver todos los fines de semana Sábados Felices con el esposo o los hijos al lado, el eslogan dice así: «un amor para toda la vida», algo como: «si no quieres o no tienes a un hombre al lado -para hacerte sentir más mujer-, tienes a tu hijo, consuélate, mujer, es peor estar sola». Parece que ese fuera el mensaje directo que se quiere dirigir a la teleaudiencia femenina, que además de ser agredida por los cuentachistes debe sentirse encantada de la vida porque tiene un hijo, un amor para toda la vida.

Esta semana me impactó más la publicidad sobre «protección femenina», hace diez años no era tan persistente la idea de que el cuerpo de la mujer produce malos olores que se deben eliminar como se eliminan -de forma radical- los malos olores del hogar con los productos de aseo y de desinfección profunda. Estoy asombrada con la cantidad de productos que ofrecen en los intermedios de Sábados Felices para que la mujer sienta que su cuerpo es el cuerpo de los malos olores y que esos malos olores deben ser erradicados de raíz, como si ese fuera el comienzo del arte de ser mujer. Esa obsesión es nueva, no la conocía, y me parece infame. ¿por qué los publicistas y los fabricantes de productos para el aseo dejaron en paz al hogar y se ensañaron contra las mujeres? Me imagino el nivel de histeria al que deben llegar algunas mujeres con la sensación de que huelen mal y por más que usen todos los inhibidores de olores que ofrecen en el mercado siguen viviendo con la sensación de que sus cuerpos son asquerosos. Supongo que esa locura tiene que ver con el hecho de que tantas mujeres padezcan «enfermedades de mujeres», sospecho que el desprecio que la publicidad hace del cuerpo femenino lleva a algunas mujeres a enfermarse, a sentirse culpables por tener ese cuerpo que alberga la inmundicia, a sentir que el hecho de ser mujer la condena a estar enferma y a oler muy mal, a pesar de que use todos los productos que ofrecen en el mercado. Esto no es justo, estamos tocando fondo.

Conclusión:  el asunto es más complejo de lo que había imaginado cuando decidí volver a ver televisión.

 

¿Hasta dónde llegará don Francisco Antonio Cerón García?

30 Mar

A partir de hoy no voy a tratar de interpretar el comportamiento y los deseos de don Francisco Antonio Cerón García,  voy a citarlo desde su perfil de Twitter para que ustedes interpreten sus quejas en contra mía y saquen sus propias conclusiones.

Estos serán mis soportes en caso de que tenga que demandarlo por injuria, calumnia, acoso y falsa denuncia.

No quisiera llegar a ese extremo pero a veces siento que no tengo más alternativa porque esta historia me está empezando a agotar.

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