Twitter y el odio

17 Nov

Twitter se impuso como medio de comunicación gracias a los medios tradicionales. En televisión, radio y prensa se habla de lo que la gente dice en Twitter casi como si Twitter fuera el medio por excelencia y los medios tradicionales sólo hicieran eco de lo que se dice allí. ¿qué tipo de plan es este? Todavía no logro descifrarlo. No puede tratarse de un ejercicio inocente. ¿por qué tendría que interesarle a Caracol y a RCN que su público se fije en lo que es tendencia o escándalo en Twitter y no que se queden viendo su programación habitual y se olviden de las redes sociales?

En Twitter se presencian fuertes disputas entre personas influyentes -o que se toman por influyentes- con la ilusión de que el hecho se mencione en los medios tradicionales y, de esa manera, ganan más seguidores y más fama ¿pero a costa de qué tipo de sacrificios? ¿a costa de qué tipo de presiones psicológicas empezando por la adicción a estar mirando el teléfono para saber qué se dice de ellos en las redes sociales y qué beneficios le reportará semejante hecho, en qué terminará tanta fama virtual?

Hay personas que se han hecho famosas gracias a Twitter pero preocupa que gracias a esta fama se asuman a partir de un momento dado como pertenecientes a un grupo, como partidarios de unas ideas que casi siempre tienen que ver con política y aunque los tuiteros no se pueden matar a través de tuits sí es evidente que se unen y se admiran gracias al odio que comparten por una persona, porque lo que los une casi siempre es el odio.

Es más claro el odio hacia un usuario o contra un grupo de personas que la admiración hacia una persona en particular o hacia una idea. Eso es muy preocupante y valdría la pena saber si esos odios virtuales se materializan en venganzas reales, en daños personales o en enfermedades psicológicas de personas que sienten que Twitter es el mundo y la vida y la construyen a partir de esa idea.

En Twitter Colombia lo que más crea disputas tiene que ver con política. Con Uribe y contra Uribe, con Petro y contra Petro. No se admiten términos medios. Me gusta o no me gusta, lo amo o lo odio y pocos usuarios están dispuestos a cambiar su postura o a hacerla menos fuerte y menos radical.

Esta mañana tuve una conversación pública vía Twitter con Leszli Kálli  y lo que más me sorprendió fue la idea que tiene de mí y de «mis amigos». Parece que no ha notado que no trabajo para una organización política y que si apoyo una causa no lo hago motivada por un grupo de tuiteros sino que todas mis opiniones son fruto de mis reflexiones personales. No tengo nada en contra de ella, no la odio ni la amo, como no odio ni amo a casi ningún ser humano porque el amor y el odio me distraen de actividades que me interesan mucho más que mis amigos virtuales o mis amores de sala de chat.

Leszli Kálli publicará un libro a partir de un escándalo en la Alcaldía de Bogotá que se «destapó» gracias a Virginia Mayer, una periodista que trabaja para Kien y Ke y que es respaldada por Julio Sánchez Cristo desde W radio y por Andrés Hoyos, desde El Malpensante. Parece como si los medios adoctrinaran a sus periodistas para que tomen partido a través de sus cuentas de Twitter y para que a través de tuiteros sin mucha relevancia expresaran sus ideas en libros o en artículos publicados en internet.

Diana Valencia tuvo una fuerte disputa con Leszli Kálli y gracias a la sugerencia de Claudia Morales (periodista de La Luciérnaga y colaboradora de Semana) escribió un post sobre una experiencia muy dolorosa que vivió en la vida real pero que repercutió en su vida como tuitera gracias a algunos comentarios desafortunados de Leszli Kálli. Diana Valencia es partidaria de Gustavo Petro y el libro de Leszsli Kálli se titula En las entrañas del poder. Acoso laboral en la Alcaldía de Bogotá. Lo más seguro es que detrás de la escritura de ese libro hay un grupo de antipetristas que asesoran a  Leszli Kálli. Como los antipetristas casi siempre son uribistas ella termina siendo una especie de neouribista gracias al destape del escándalo y la publicación del libro.

Los periodistas de los medios tradicionales casi nunca toman partido con su nombre sino que buscan personas menos relevantes que ellos para que ataquen con libros y artículos. Son los tuiteros ávidos de fama quienes terminan poniendo la cara y respondiendo por ideas que seguramente no tienen muy claras sino que simplemente se dejan asesorar con el sueño de que este puede ser el comienzo de una carrera brillante como destapador de escándalos a través de libros. Todos sabemos que la mayoría de esos libros se compran por morbo y que, en últimas, quienes se llevan la mayor parte de la ganancia son las editoriales. Un escándalo es tapado con un escándalo nuevo. En eso se ha convertido el periodismo.

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