Lo que le debo a las redes sociales y a Google

12 Ago

Hace seis meses tomé una decisión radical: ¡No más redes sociales!

Después de Twitter no habrá más @ensayista y poco a poco, con mucha paciencia, dejaré de escribir tuits con la frecuencia de hace seis meses; mi sueño es usar Twitter como uso Facebook: sólo para compartir posts de este blog y para escribir  sobre temas que no tengan que ver con política, deportes, farándula… sino sólo sobre literatura y estupidez humana.

¿Para qué me han servido las redes sociales? Para nada que valga la pena mencionar. Me han servido más los libros, las clases y las caminatas al aire libre. La única verdad sobre las redes sociales es que me han hecho perder mucho tiempo y me han distraído de la que de verdad me interesa.

¿He conocido gente a través de las redes sociales? Sí, claro, por supuesto. Pero ninguna de esas amistades ha prosperado porque  toda la gente que se ha acercado a mí a través de las redes sociales lo ha hecho con la ilusión de que una amistad como la mía le pueda representar ganancias de algún tipo. No faltan las almas inocentes que se jactan un poco de ser amigos de @ensayista.  ¡Yo no tengo amigos!

Me fastidia que se refieran a mí como @ensayista, me fastidia que se estrellen contra las paredes o me miren en la calle como si fuera una figura pública y mencionen el encuentro desde su cuenta de Twitter como si se tratara de un hecho extraordinario.

Tengo el don de la palabra. Antes de ser «famosa» en Colombia por mi cuenta en Twitter fue reconocida en España, Argentina, Chile y  en casi todos los países de habla hispana. Yo me divertía a costa de la tontería de la gente de los chats, los blogs, los foros y las comunidades, pero ninguna de esas personas me podía ver porque ninguno de ellos vivía en Colombia y entonces yo me divertía más  a costa de la tontería ajena y ellos se ofendían más porque no sabían si yo era real o la invención de un grupo interdisciplinario.

Mi desgracia comenzó cuando tomé la peor decisión de mi vida: crear una cuenta en la que interactuaba casi sólo con colombianos y escribía sobre tonterías colombianas o sobre colombianos tontos. Aquí el juego es a otro precio porque ante la cercanía de la estrella aparecieron los periodistas que me querían perfilar, los autores que querían que leyera sus libros, las ofertas para vender libros o escribirlos, la posibilidad de trabajar en medios y de ponerme en contacto  con los líderes de opinión. ¡Ninguna de esas ofertas me interesa!, ¡No se hagan ilusiones!

Mi biografía en Twitter es clara y contundente: «Es más fácil si buscas mi nombre en Google».

Hay gente que cree que pago para aparecer muy arriba buscando Ensayista o Elsy Rosas Crespo en Google, hay gente que cree que las fotografías son divertidas, hay gente que lee algunos ensayos, tuits, notas o posts, hay gente que me envidia, hay gente que quisiera ser como yo pero yo sólo puedo decirles que hay momentos en los que me arrepiento de haber creado esa imagen tan popular porque ha dejado de ser divertida para mí.

Cuando apareció Google pensé que sería divertido que la gente me buscara y me encontrara allá y leyera lo que escribo, ahora me resulta más bien indiferente. Ya no gozo buscándome yo misma y el juego tiene que divertirme a mí o pierde el sentido.

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