El Gran Turco se dio cuenta de que los libros y la sana doctrina proporcionan a los hombres, más que cualquier otra cosa, el sentido de su dignidad como personas y el odio a la tiranía, de modo que no tiene en sus tierras a muchos sabios, ni tampoco los solicita. Y, en cualquier otro lugar, por elevado que sea el número de fieles a la libertad, su celo y el amor que le prodigan permanecen pese a todo sin efecto porque no logran entenderse entre ellos. La libertad de actuar, hablar y de pensar les está casi totalmente vetada con el tirano y permanecen aislados por completo de sus fantasías.
Étienne de la Boétie
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