Como si demandara una simple Limosna,
Y en mi asombrada mano
Un extranjero dibujara un Reino,
Y yo, desconcertada, me quedara –
Como si hubiera demandado del Oriente
Que para mí tuviera una mañana –
Y él levantara sus purpúreos Diques,
Y me dejara hecha pedazos con el Alba.
Emily Dickinson
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