Es una suerte que los neurobiólogos no sean filósofos, pues, de lo contrario, se verían inmersos, al igual que éstos, en una discusión interminable y en el fondo estéril sobre el significado de palabras como “inconsciente”, “inferencia”. “conocimiento” o “información”, en vez de intentar desenmarañar y resolver aspectos y problemas importantes relativos al cerebro. En resumen, su contribución a la comprensión del cerebro y de la mente acabaría siendo tan exigua como la de los filósofos. Este último punto no es trivial, ya que a la larga los problemas de los que se ocuparán los neurobiólogos corticales serán precisamente aquellos que han preocupado a los filósofos de todas las épocas, es decir, los relativos al conocimiento, la experencia, la consciencia y la mente, todos ellos consecuencia de las actividades del cerebro, que, en el fondo sólo se podrán comprender cuando se comprenda debidamente el cerebro.
Semir Zeki, en Una visión del cerebro.
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